domingo, 7 de febrero de 2016

Capítulo 35: Young blood

¡Hola, hola, tributos! En primer lugar, me disculpo: querría haber subido el capítulo un poquitín antes, pero llevo unos días bastante resfriada y lo cierto es que lo que menos me apetecía era ponerme a revisar capítulos, jeje. De cualquier modo: ¡aquí está, y espero que os guste!


One maniac at a time we will take it back
You know time crawls on when you're waiting for the song to start
So dance alone to the beat of your heart

                                      Phoenix, Fall out boy 
CLOVE


Es curioso cómo pasa el tiempo desde ese momento.

No sé muy bien cómo explicarlo, pero es como si, de repente, los segundos se hiciesen horas y las horas se hiciesen segundos. Me supone un mundo esperar hasta que todos hemos terminado de comer pero, cuando me quiero dar cuenta, es la hora de la cena, y Lyme y Brutus reparten aún más consejos que durante las últimas comidas de cara a las demostraciones privadas de mañana por la mañana.

-En los Centros de Entrenamiento del Distrito, la demostración es lo único que no se prepara porque es imposible predecir qué innovaciones van a incluir en el Capitolio cada año; sin embargo, ya habéis visto más o menos cómo funcionan las cosas en esta edición, y además, contáis con algunas ventajas.

-Tenéis una posición estupenda, recordadlo: no sois los primeros, así que hay un estándar sobre el que comparar y no serán excesivamente duros, pero estáis prácticamente al principio, por lo que no les habrá dado tiempo a emborracharse y perder el interés.

Después de media hora bombardeándonos soy incapaz de seguir el hilo de la conversación por más tiempo, y comienzo a escuchar las frases tan solo a medias mientras mi mente vuela irremediablemente a Cato, Cato, Cato y otra vez Cato. Para cuando llega el postre ya he tomado la determinación de preguntarle nada más nos levantemos… Aunque todavía no tengo muy claro exactamente qué es lo que quiero preguntarle.

Da igual: en cuanto los avox a nuestro servicio recogen el último plato de la mesa me llevo la mano a la pulsera de Hayden (no sé por qué, me transmite algo de calma) y voy directa hacia mi compañero de Distrito; sin embargo, antes de que sea capaz de alcanzarle, Lyme se pone en medio de mi camino con los brazos cruzados sobre el pecho.

-¿Estás preparada para mañana? –pregunta.

Casi me doy de bruces contra ella al encontrármela de repente frente a mí, pero hago lo posible para recuperar la compostura lo más sutilmente posible.

-Llevo preparándome desde los ocho años para cada momento que ha pasado desde que levanté la mano en la Cosecha. Está controlado.

Veo que Cato ya tiene medio pie puesto en su habitación e intento dirigirme hacia allí, pero mi mentora no da señales de haber acabado conmigo.

-¿Tienes algo pensado?

-Cuchillos, por supuesto. –respondo rápidamente.

Pero no lo suficiente. Suspiro exasperada al oír el portazo que me indica que, al menos esta noche, no conseguiré hablar con él, y miro recriminatoriamente a Lyme; aunque ella, si se da cuenta, no lo demuestra.

-¿Algo más concreto? –consulta.

Me resulta imposible disimular el deje de irritación en mi voz. ¿De verdad piensa que este es el mejor momento para hablar sobre el entrenamiento?

-No lo sé y tampoco me preocupa; improvisaré sobre la marcha. Ahora, si me disculpas –añado antes de parecer demasiado maleducada –creo que me voy a ir a la cama. Me conviene descansar.

-¡Estoy de acuerdo, Clover! –oigo la voz chillona de Lunnette a mi espalda.

¿Desde cuándo está allí?

-Clove, no Clover. –corrijo por inercia, con todo mi mal humor reflejado en mi voz.

Aparto a Lyme como puedo y estoy ya con la mano en el pomo de mi puerta cuando ella pone una mano sobre mi hombro.

-Clove, mañana es un día muy importante; tus posibilidades de sobrev… de ganar, están en gran medida definidas por lo que pase en la sala de entrenamiento, delante de eso Vigilantes. ¿Estás segura de que no quieres hablar conmigo?

Dicho así, pudiera parecer que me está preguntando si quiero hablar acerca de lo que pretendo demostrar mañana, de las cosas por las que ya me ha interrogado hace escasos momentos, pero hay algo, quizá en la profundidad con la que me miran sus ojos de hielo, por la que descubro que su proposición va mucho más allá de eso. Parece que realmente mi mentora va a ser más perspicaz de lo que yo creía…

Pero no por ello yo voy a ser más abierta.

-Ya te lo dije en el tren, Lyme. No hay NADA –subrayo –de lo que hablar. Buenas noches.

Giro el pomo y cierro de un portazo para evitar que sus ojos congelados vuelvan a penetrar dentro de mí.

La realidad, haya dicho lo que haya dicho, es que me cuesta una eternidad conciliar el sueño, demasiadas cosas en mi cabeza como para ser capaz de desconectar. Doy vueltas y más vueltas en la cama, tratando de acertar a formular la pregunta exacta que quiero hacerle a Cato, pensando en la demostración de mañana, en la entrevista que tendrá lugar al día siguiente, en la sucia estrategia de Glimmer durante la comida…

En algún momento, sin embargo, debo de dormirme, porque lo siguiente que oigo es el pitidito martilleante de mi mesita de noche incitándome a levantarme. Me desenredo del lío de sábanas de seda en el que me he tenido que envolver durante un sueño inquieto, y repito mi rutina de los últimos días: ducha, secado de pelo instantáneo, la ropa de entrenamiento limpia y pulcra esperando bien doblada en mi cama, y salir para el desayuno. Otra vez, el tiempo pasa a un ritmo extraño, porque no veo el momento de acabar el café pero cuando me quiero dar cuenta, estamos bajando en el ascensor, Cato realizando movimientos circulares con los hombros, calentando, y yo aún decidiendo qué voy a hacer para impresionar verdaderamente a los Vigilantes que nos esperan. Una parte infinitesimal de mi mente se arrepiente de no haber explotado la conversación con Lyme (por mucho que sus intenciones fuesen ir más allá del entrenamiento) para que ella compartiese conmigo algunas ideas; en estos momentos, mi capacidad imaginativa no pasa ni de lejos por una buena racha.

Así que, mientras yo barajo y descarto posibilidades sistemáticamente, llega el mediodía y nos obligan a todos a dejar los últimos ejercicios que realizaremos en el Centro para despejar la sala. Nos sientan en una habitación auxiliar, llena de banquetas, y piden que esperemos allí hasta que oigamos nuestro nombre. Por supuesto, los profesionales nos sentamos juntos, aunque por una vez parece que nadie tiene ganas de hacer mucho ruido; todos estamos concentrados en los quince minutos que decidirán, en gran medida, si tenemos o no patrocinadores.

El primero en salir es Marvel. Le despedimos con alguna que otra palmadita de apoyo, como si realmente quisiéramos que sacase buena nota y nos eclipsase, y volvemos a sumirnos en nuestro silencio particular en cuanto se cierra la puerta a su espalda. Quince minutos después llaman a Glimmer, quien nos lanza (o más concretamente, lanza a Cato) una de sus vomitivas sonrisas seductoras como despedida; esta vez, ni me preocupo en intentar camuflar mi deseo de que se equivoque de lado lanzando la flecha y se atraviese el cuello…

Pero la cosa cambia cuando una  voz mecánica llena la pequeña sala de su nombre: “Cato Underneath. Distrito 2”. Oírlo hace que se me ericen todos los pelos del cuerpo, y sin poder evitarlo, me giro para mirarle.

“¿Sabes lo que vas a hacer? ¿Estás preparado para esto? ¿Qué va a pasar con nosotros? ¿Estoy en tu maldita cabeza al menos la mitad de veces que tú en la mía?”

-Suerte. –susurro simplemente.

Él responde con un gesto de confianza y seguridad, esa cara de orgullo que le sale por naturaleza, y acude a su demostración. Las mismas preguntas que me han asaltado en cuanto me he cruzado con su mirada vuelven a aparecer rápidamente, pero esta vez me es fácil acallarlas; la única ventaja de no tener ni idea de lo que voy a hacer, es que me mantiene suficientemente entretenida en algo que no sean mis continuos quebraderos de cabeza.

Vuelvo a plantearme diferentes opciones una vez más, exprimo al máximo mi memoria para recordar los ejercicios más efectistas que he realizado alguna vez en el Centro, y para cuando la voz mecánica pronuncia mi nombre (“Clover no, Clove” no puedo evitar corregir en mi cabeza), todavía no se me ha ocurrido algo lo suficientemente impresionante que dure más de cinco minutos.

Sin embargo, no dejo de ser una profesional, por lo que, cuando entro a la sala de entrenamiento, mi espalda está perfectamente recta, mi actitud, aunque fingidamente dulce, tiene un deje desafiante, y hago un esfuerzo sobrehumano por evitar que mis dedos tamborileen sobre mi pierna.

-Clover Ringer, Distrito 2 –vuelve a repetir la voz mecanizada.

Lo he repetido tanto a lo largo de mi vida, y más en las últimas veinticuatro horas, que ha pasado de levemente molesto a mucho más que irritante.

-Clover no, Cl… -comienzo.

Pero me corto antes de terminar la frase porque una brillante idea acaba de iluminar mi mente milagrosamente. Noto cómo mi boca esboza una sonrisa astuta instintivamente, y con más seguridad en mis pasos de la que he sentido en todo el viaje desde que dejé el Distrito 2, me dirijo directamente al puesto de cuchillos.

Por suerte para mí en el Centro de Entrenamiento no escatiman en gastos, así que encuentro a mi disposición sets y más sets sin una huella encima; Glimmer habrá ido directa a la única arma que sabe manejar, y Cato y Marvel han demostrado una clara preferencia por instrumentos más grandes. Sabiendo que el tiempo va en mi contra, corro a colocar cinco juegos en línea, sacando algunos cuchillos de ellos de forma aparentemente aleatoria, y tirándolos por el suelo. Desplazo cinco dianas, de tal manera que formen otra línea horizontal a una cierta distancia de los sets y queden justo frente al hueco en el que se encuentran los Vigilantes y, sin perder de vista el tiempo aproximado que he tardado, me permito un segundo para respirar. Con calma y sutileza, de la forma en que lo hacía cuando bailaba, años atrás, voy a la primera diana y preparo los primeros cuchillos entre mis dedos. Apunto, tranquila, sin prisas…

¡Zas! La daga corta el aire y va a parar a la parte superior de la diana, tan arriba que si se moviese unos pocos milímetros habría acabado estrellada contra la pared de atrás. Oigo las risas a mi espalda e incluso algún suspiro decepcionado… Pero esa no es más que la señal que necesito para que comience el show.

Los cuchillos a partir de ese momento vuelan tan rápido uno detrás de otro que es prácticamente imposible distinguir cuándo se clava uno del momento en que el siguiente sale de mis manos, sin que ninguno de ellos llegue a impactar en el centro. Cuando acabo con la primera diana, hago una voltereta lateral (una acrobacia que me enseñó mi hermana y que ahora agradezco), y cojo, con unas de las manos, los dos puñales que estratégicamente había dejado tirados. Nada más recupero el apoyo sobre los dos pies, cambio uno de mano y lanzo ambos cuchillos a la vez, impactando en los extremos de arriba y de abajo de la diana, justo en el centro. Recojo el set que ha quedado a mis pies y completo el dibujo antes de seguir hacia la diana de la derecha, y a la siguiente, y a la siguiente…

Finalmente, casi homenajeando en secreto el día en que comencé a entrenar en el Centro, tiro de espaldas y el último cuchillo de mi demostración se clava en el centro del último objetivo. Me alejo un poco para observar el resultado y la misma sonrisa con la que he comenzado el entrenamiento se pinta en mi cara inevitablemente.

C L O V E. Mi nombre, no el que me puso mi madre sino el que de verdad me identifica, grabado con aquello que representa tanto en mi vida; estoy segura de que los Vigilantes aquí presentes se asegurarán de que todo Panem se entere de cómo se llama realmente la tributo femenino que balbuceó al tener que identificarse en la Cosecha.

Así pues, me doy la vuelta para mirarles, saludo con una inclinación de cabeza y la sonrisa inmanente, y salgo de la sala para dejar paso al siguiente.


FIN DEL CAPÍTULO 35

¡Y esto es todo! Por fin pasamos de la etapa de los entrenamientos, y prometo que a partir de aquí la cosa se va a poner... Interesante jejej. ¿Qué os ha parecido? ¿Os ha gustado? ¿No? ¿Os imaginabais la sesión privada de Clove de otra manera? Cualquier cosilla podéis dejarla en un comentario; ¡nos vemos!
PD: Así para variar, Blogger vuelve a odiarme y hace lo que le da la gana con el formato, así que pido disculpas si veis cambios de letra, tamaño etc, raros. Estoy pensando en simplificarme la vida y pasarme a  Wattpad, Fanfic o algo así, ¿qué os parece?

7 comentarios:

  1. OMG!!! Así es como se hace una demostración a los Vigilantes jajaja
    No, en serio, me ha encantado. Sinceramente no esperaba que una profesional como Clove hiciera algo tan... ¿innovador?
    Pero no puedo esperar para saber qué pasa entre Cato y Clove. ¿Cuándo van a hablar? ¿Qué pasa con la maldita pulserita del demonio?
    Y por último, respecto a lo del cambio de surface, este blog y su diseño me encanta, por mucho que Blogger te lo fastidie. Pero Wattpad también está bien al fin y al cabo.

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    1. Clove siempre está por encima de las expectativas B).
      Jajajaja me alegro mucho de que te haya gustado, y respecto a lo demás... Como siempre: tiempo al tiempo (cada vez menos)... Y tiempo a mí para que lo escriba (que espero que también empiece a ser menos xD).
      A ver, a mí Blogger me encanta, y me he sentido como en casa con ello durante mucho tiempo, pero me da la impresión de que con aplicaciones como Wattpad o plataformas del estilo Youtube, Blogger se ha quedado un poco desactualizado (por no hablar de que se ponga en mi contra día sí, día también).
      ¡Un besazo!

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  2. Esta genial..!!** me encanto, vale la pena la espera por cada capotulo de verdad. Pues si decides cambiar se sitio, avisanos, para correr a donde estes. Ooh por cierto, ya quiero saber que pasa por la cabezota de Cato!!, ya quiero escuchar, a ese guapo..!!**

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    1. Jajajaj, ¡muchas gracias! Desde luego, si me cambio no dudaré en avisar ^^. En cuanto a Cato, no te preocupes, que queda poco para que nos metamos otra vez en su mente :D.
      ¡Un beso!

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  3. Hola! Me encanta tu novela! Escribes increíble, me he enganchado, a ver cuando la sigues, un beso enorme, me encantan tanto Cato y Clove como Isabelle Fuhrman y Alexander Ludwig, !Ojalá escribiera así!

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    1. ¡Hola, y muchísimas gracias! Me encanta ver caras nuevas por el blog :D. En cuanto a lo de escribir, basta con leer los primeros capítulos de esta novela para darse cuenta de que es cuestión de práctica jajaj. ¡Todo es intentarlo!
      Un besazo :D.

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  4. ¡Enhorabuena!
    Tienes una crítica sobre tu obra en: http://elsindicatodelabuenalectura.blogspot.com.es/
    Me encantaría que la leyeras :)

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