sábado, 18 de octubre de 2014

Adelanto capítulo 24

CLOVE
Casi por impulso, me aparto de Patricia en cuanto noto sus brazos rodeándome con excesiva fuerza y me pongo en posición de guardia. La mirada desangelada de ella hace que el arrepentimiento tarde un segundo en aparecer así que, lentamente, intentando enmendar el error, relajo los músculos y paso mis brazos por encima de sus hombros.
-Eeeh… Gracias. Lo siento, es la costumbre –me disculpo con una carcajada forzada y poco creíble.
Ella responde con un “no pasa nada” y otra sonrisa igual de falsa. Tardamos poco en separarnos, incómodas por un gesto tan antinatural, pero en cuanto lo hacemos, ella me lleva hasta la mesa y me sienta frente a la taza de chocolate caliente. Tras esto, coge un cuchillo largo y romo y corta dos raciones de la tarta de nata.
-No sabía cuál coger, y no te quería preguntar para que fuera una sorpresa… ¿Sabes? Antes, si celebrábamos algo de esto siempre se encargaba Beth, porque le encanta todo lo que tenga que ver con fiestas y esas cosas… - noto que se atraganta al mencionar a mi hermana, pero hago como si no hubiera visto nada -Así que como esta era tu favorita de pequeña…
-Oh, no te preocupes, es genial. Muchas gracias por acordarte.
No menciono que la última vez que tomé una tarta de nata fue con nueve años, y que desde entonces cualquier intento de celebración ha sido atajado por mi parte con desayunar todos juntos en la misma mesa por una vez al año.
Claro que, al ser esta vez imposible, comprendo el intento de Patricia por intentar remediarlo con una cara montaña de azúcar y bizcocho.
Remuevo el chocolate caliente con una cucharilla, como si estuviera esperando a que se enfriara para poder probarlo (a pesar de que jamás me ha gustado), y pruebo un trocito de la tarta.
-Qué rica –comento, mientras saboreo su dulzura.
-Sí, ¿verdad? –responde ella, aunque su porción sigue intacta.
Veo cómo tamborilea con los dedos, una costumbre al ponernos nerviosas que yo he heredado y que dispara mis alarmas al momento.
-Bueno… -continúa, sonriendo como puede -¿Y qué se siente al cumplir dieciséis años, eh? Ya estás hecha toda una mujer y…
-Siento que estoy preparadísima para presentarme a los Juegos como voluntaria –corto con voz fría.
La voluntad de mi madre por fingir esta situación de “madre e hija perfectas” se acaba con esa frase, en la que yo tardo un segundo en comprender que me he pasado. Noto cómo sus hombros se hunden una milésima, y el vano intento de sonrisa que trata de edificar en sus labios, se desvanece.
-Claro, por supuesto. –responde en un susurro. Sin haberlo probado, se levanta con el trozo de tarta frente a ella y lo tira a la basura. –En fin, creo que ya se está haciendo tarde y te vas a tener que ir al colegio, así que tómate el desayuno rápido, ¿vale?
Sale de la cocina con paso lento y, en cuanto desaparece de mi vista, paso el chocolate caliente a un termo y vierto sobre la taza los restos de café que quedan en la cafetera, mientras apuro rápidamente la porción blanca de pastel y envuelvo un cuarto en papel. Cojo medio terrón de azúcar de un recipiente y lo mezclo en la taza, antes de terminarme el líquido que esta contiene y dejarla en el fregadero. Después, paso al baño, me limpio cara y dientes en un segundo, y recojo todo el cabello negro en una coleta alta. Cuando acabo, me dirijo a la puerta con la mochila y la ropa de entrenamiento a la espalda, asomándome a la ventana y rezando porque la primavera no comience hoy acompañada de lluvia.
Voy a salir, cuando veo un paquete a mis pies, con mi nombre escrito en letra apretada.
-Tu padre quería estar para dártelo –la voz de Patricia me sobresalta desde el fondo del pasillo, haciéndome dar un bote. ¿Cómo hace para ser tan silenciosa? – Pero se tenía que ir a trabajar, así que lo ha dejado ahí. Es tu regalo.
-Oh. –es lo único que soy capaz de decir.
Después de toda la tensión, el malestar, y las peleas durante estos meses, lo último que me esperaba era un regalo de cumpleaños específicamente de su parte. Me agacho para coger el paquete con gesto desconfiado, como si fuera una bomba que pudiese explotar de un momento a otro. El papel en el que está envuelto es muy básico, y reconozco el lazo que lo ata como una de las cintas de pelo de mi madre, que tanto mi hermana como yo hemos usado en alguna ocasión. Lo sopeso con ambas manos, antes de decidirme finalmente a abrirlo, no sin cierto recelo. Lo que encuentro es una caja cuadrada de cuero, con mis iniciales, C. R., grabadas en sencillas letras doradas; sin embargo, el auténtico regalo está dentro de esta.
Nada más destaparla, suelto una carcajada seca; qué si no. Una colección con doce cuchillos de armería, hechos para ser lanzados y no para cortar el pan en la cocina, se encuentran ordenados sobre un fondo de terciopelo. Los acaricio con los dedos y, a pesar del claro sentido del regalo, no puedo dejar de admirar el magnífico trabajo de quienquiera que los haya elaborado. Los mangos se adaptan perfectamente a la mano, sin resbalar, y la hoja es fina y tan afilada que, al pasar el dedo por el canto, me abre un corte limpio prácticamente nada más rozarlo. Incapaz de evitarlo, cojo uno y rápidamente, lo lanzo contra la pared, haciendo que mi madre contenga una respiración asustada.
-Lo siento. –me vuelvo a disculpar por segunda vez en lo que va de  mañana. –Son preciosos. –añado.
-No me consultó al elegir el regalo. –confiesa con un deje dolido –Yo participé más en el de Beth.
-¿Bethany me ha hecho un regalo?
-Sí, me dijo que te lo daría en la puerta de la escuela. Pero es una sorpresa, así que haz como si no lo supieras, ¿vale?
Asiento, dejo el estuche de los cuchillos en la mesa, y comienzo mi ruta habitual al colegio.
Efectivamente, nada más llegar, veo a mi hermana en la puerta con un paquete entre los brazos envuelto en flamante papel morado, atrayendo las miradas de todos, chicos y chicas por igual. En cuanto me ve, alza la mano en señal de saludo (como si me hubiese sido fácil no advertir su presencia), y grita mi nombre. Yo finjo mi mejor cara de sorpresa y le devuelvo el saludo.
-¡Clove!
Con cuidado de no arrugar el paquete, me da un fortísimo abrazo, mayor aún que el de mi madre, aunque ella ni siquiera nota (o si lo hace, decide ignorarlo) el impulso de alejarme que me sacude enseguida. En lugar de eso, prolonga el gesto unos cuantos segundos.
-Hola, Beth. ¿Qué… qué haces aquí? –pregunto cuando al fin nos separamos.
-Bueno, me chivaron que era el cumpleaños de alguien –responde con una sonrisa de oreja a oreja, antes de tenderme el paquete, tan morado y brillante que deslumbra. -¡Toma, es para ti!
-Sabes que no hacía falta, ¿verdad? Es una molestia y un gasto de dinero completamente innecesario…
-¡Bah, no seas tonta! Me va genial en el taller, y además esto entra en los gastos del oficio… ¡Pero bueno, ábrelo ya o te voy a acabar contando qué es!
Imaginando de qué se trata por sus últimas palabras, rasgo el envoltorio para encontrarme, efectivamente… Un vestido. Sin embargo, a pesar de que está cubierto con una funda, y de mi poco sentido de la moda, puedo apreciar que no se trata de un diseño cualquiera: es de un blanco purísimo, con adornos dorados en el cuerpo y una falda corta y vaporosa, nada que ver con las miles de capas de tul del año pasado, sino todo delicadeza, volatilidad y sencillez.
-Guau. –susurro.
-Sí, ¿verdad? –guiña un ojo –He estado todo el mes trabajando en él, pero ha valido la pena; además me sirvió de excusa para hablar con mamá al pedirle tus medidas, así que nos ha hecho tanto bien a ti como a mí.
-Pero, Beth…
-¿Sí? –entonces una sombra de tristeza pasa por sus ojos –Es el dorado, ¿verdad? Lo sabía, tenía que haberlo cambiado por adornos en plata, pero pensé que como eres tan pálida te luciría más un toque de col…
-Beth, el dorado me parece muy bonito – corto. –El problema es que ahora mismo me esperan cuatro horas de clase y no puedo ir paseando el vestido de acá para allá todo el rato.
Ante esta explicación, mi hermana se ríe aliviada.
-¿Es eso? ¡Oh vamos, no seas tonta! Si te lo he traído ahora es porque no podía esperar más a que lo vieras, pero en cuanto entres me lo llevaré a casa. Además, así te obligo a pasarte antes de la fiesta y te puedo arreglar el pelo…
-¿Fiesta?
-Claro, la de… Ay, perdona, es verdad, tu amiga me dijo que era una  sorpresa, pero supuse que ya te lo habrían comentado…
Está empezando a cansarme tanta sorpresa cumpleañera. ¿Una fiesta? ¿A la que lleve un vestido? ¿En serio? Hayden (porque sí, sólo ha podido ser ella) debe de haberse vuelto loca.
-Bueno, tú pásate antes de ir, ¿vale? ¡Feliz cumple, Clove!
Sin darme tiempo más que a agitar la mano un segundo, Beth se aleja con paso feliz dejando una estela de miradas alucinadas tras de sí. Intento fingir que yo no tengo nada que ver adoptando mi posición altiva habitual, pero a los pocos segundos, como para confirmar mis sospechas acerca de la organizadora de la fiesta, una nube de rizos castaños y rojizos se lanza sobre mí.
-¡Kniveeeeeeeeeeeeeeeey!
[...]

¡Lo prometido es deuda! Aquí está el adelanto del próximo capítulo, que publicaré entero el próximo fin de semana :); por lo pronto... ¿Qué os parece? ¿Qué esperáis de él? ¿Os ha dejado fríos o ansiosos de más?
¡Un beso, y disfrutad de un buen fin de semana!

sábado, 11 de octubre de 2014

Capítulo 23: Something I gotta do

¡Hola, tributos! De verdad, no sabéis lo muchísimo que siento este retraso, porque esto tendría que haber estado subido hace como dos semanas por lo menos, pero es que llevo toda la semana enfermita y en cuanto llegaba a casa de clase, lo único que podía hacer era tirarme en la cama y dormir :(. En fin, el caso es que ya lo tengo aquí para vosotros; ¡espero que os guste!
Además, para compensar esta espera, os PROMETO (y no lo puedo incumplir porque la entrada ya está programada, jejeje) que el próximo sábado subiré un adelanto de unas mil palabras del capítulo 24, y dentro de dos semanas exactas lo tendréis preparadísimo para leer :D (y es muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuy largo ^^).
Por cierto, quiero recordaros que actualmente el blog está celebrando un concurso con motivo de sus dos años; por ahora no se ha apuntado nadie, pero la fecha límite es el 1 de diciembre, así que hay tiempo de sobra para que se llegue al número mínimo de participantes :D. Sí queréis más información, haced click aquí.