jueves, 26 de junio de 2014

Capítulo 19: Nobody comes to save you now

¡Hola, tributos! Sí, soy una impresentable total, me he retrasado más de una semana de la fecha en la que supuestamente tenía que subir... ¡Pero, aquí está! Este capítulo es bastante largo y en mi opinión, emocionante, así que espero que os pueda compensar :).
¡Disfrutadlo!
PD: Gracias Sta. Hadley de Ludwig por recordarme y recomendarme la canción con la que comienza este capítulo :D.



They never thought you'd make it 
this far 
But turn around 
Oh, they've surrounded you 
It's a showdown 
And nobody comes to save you now 
                                         Eyes Open, Taylor Swift


CLOVE
Las bandejas de desayuno siguen tan intactas como hace dos horas. El ambiente, cargado de tensión, invita al silencio, y no precisamente, a comer.
-Liah, por favor, por favor… - oigo susurrar entre dientes a alguien.
Las imágenes de un grupo de cinco personas contando su botín en la Cornucopia llenan la pantalla. La voces en off de Caesar Flickerman y Claudius Templesmith, nos indican que se trata de los tributos de los Distritos 1, 2 y 4 de los que, un año más, saldrá con toda probabilidad el vencedor en unas semanas. Les vemos reírse, chocar manos, y gritar su número de asesinatos, el cual, además, viene indicado para los espectadores en la parte superior de la retransmisión. La cámara enseña de cerca el hacha arrojadiza que lleva la chica del 1, el machete de su compañero y el espadón de Bronn Fleafield, nuestro tributo masculino, y así todo Panem puede apreciar los restos de vísceras y sangre seca que quedan como última prueba de la batalla unos minutos atrás. El grupo profesional abre mochilas, las vacía y vuelve a llenar, repartiéndose las armas y guardando la comida. Solo hay un problema.
Liah no está con ellos.
Hasta que a las diez empezaron los Juegos en sí mismos, las cosas marchaban bien; no retransmiten los entrenamientos, pero sí vimos que nuestra compañera sacaba un 9, y los estilistas del Dos (los mejores tras el Uno, hoy por hoy), hicieron un gran trabajo con nuestro Distrito en el Desfile. En las entrevistas, aunque no mostró para nada la brutalidad del resto de profesionales, debió de ganar por lo menos un par de patrocinadores con su vestido de satén blanco, plata y brillantes que, junto con el recogido de flores de loto en el cabello negro y la actitud recatada y natural, la convirtió en la tributo más bella de toda la noche. Todo, absolutamente todo, apuntaba a que tendría las cosas relativamente fáciles en un principio si seguía con el grupo profesional.
Y sin embargo, cuando sonó el gong en la Arena, nuestra compañera corrió como una exhalación hacia el único arco a la vista, echó una mirada rápida a un lado, y huyó tan veloz como había llegado, llevándose una mochila y otro tributo por delante, al bosque de ruinas que constituye el único espacio donde ocultarse en la ciudad semidesértica; la última creación del Capitolio para los Juegos de este año. Los profesionales continuaron con su matanza hasta que no quedaron más que ellos a la vista, e incluso una vez reunidos, ninguno dio la más mínima señal de echar en falta a Liah, ni siquiera Bronn.
El pacto implícito de los Distritos fuertes que puede darle la victoria a nuestra compañera se ha evaporado antes siquiera de existir. La pregunta es… ¿por qué?
La imagen de la Arena se encoge de repente hasta quedar relegada a una ventana insonora en la esquina derecha, y una melodía electrónica introduce a Caesar Flickerman y Claudius Templesmith en la cabina de comentaristas.
-¡Y hasta aquí la batalla de sangre! – proclama el segundo con una sonrisa brillante. – En unos instantes, si no me equivoco, comenzarán a sonar los cañones y se hará el recuento de tributos caídos. Como ya sabrán, al igual que estos valientes competidores, nosotros los oiremos pero, por cada uno de ellos, el icono correspondiente al joven que nos haya dejado (el cual pueden observar en la parte superior de sus pantallas) se apagará para, finalizado el recuento, desaparecer. ¿No es así?
-¡Efectivamente, Claudius! – le responde su compañero enseñando al máximo los dientes blancos – Ha sido sin duda, una de las más intensas de los últimos años. ¡La habilidad de Dawn Cuore con el hacha es sin duda espeluznante! Me ha parecido ver siete cadáveres, ¿y a ti?
-Puf, es difícil decirlo con la velocidad a la que pasaban las imágenes, pero entre lo comentado por los tributos y lo que han podido ver mis ojos – parpadea dos veces de forma exagerada, haciendo brillar los diamantes que lleva incrustados en los párpados – yo diría que unos ocho… Aunque de cualquier modo, ¡me avisan de que ahora mismo lo comprobaremos! Queridos telespectadores, los caídos:
Ni ocho ni siete; nueve cañones suenan y nueve caras se apagan: las chicas del Tres y del Once, los dos del Cinco, el chico del Seis, el Ocho y el Nueve, y como siempre, ambos tributos del Doce, el más pobre de todos los Distritos y el que menos vencedores tiene, desaparecen para permitir ampliar el resto de imágenes.
-Todos ellos – prosigue Claudius -  han sido asesinados, y no ha habido ninguna muerte por descalificación; Dawn, del Distrito 1, ha acabado con tres tributos, y su compañero, con dos, al igual que Bronn, del Dos; su compañera Liah, así como Oga, del Cuatro, finalizan el recuento con una muerte cada una. 
-Echemos un vistazo a cómo se encuentran nuestros supervivientes.
La imagen de la Arena vuelve a ocupar toda la pantalla, y siento como Hayden, a mi derecha, clava las uñas en el sofá en que ambas estamos sentadas. Nos enseñan brevemente la “celebración” de los profesionales, y pasan al resto de tributos aún en pie: vemos a un chico desesperado por encontrar agua entre las ruinas, y a otro que, escondido en lo que queda de una casita de piedras, hace lo posible por cerrarse el corte horizontal que le atraviesa el abdomen, dejando su burdo vendaje lleno de sangre; una chiquilla de catorce años sonríe ante el encuentro de un matorral del que parece que cuelgan moras, pero, cuando la cámara gira, vemos que una joven mucho mayor que ella, se esconde detrás con un puñal en la mano, preparada para atacar en cualquier momento; más tributos entre las ruinas y, en el momento en que empiezo a sentir un sabor metálico en el labio que me estoy mordiendo… Vemos finalmente a Liah, arco en mano, recorriendo con paso sigiloso otra de las construcciones medio derruidas.
-Dios – suspira Marietta – Creía que la habían matado, os lo j…
Sin embargo calla repentinamente cuando una figura menuda, armada con una piedra, aparece a la espalda de nuestra compañera. Las respiraciones de todos en la sala se contienen a una sola vez.
“Vamos… Por favor…”
Entonces Liah se gira con el arco en tensión, y una flecha preparada; cual no es nuestra sorpresa, al ver que al descubrir la identidad de su atacante, no dispara, si no que corre hacia la niña más pequeña y débil de toda la puñetera Arena y… le da un abrazo justo un segundo antes de que la imagen se corta.
-¿Pero qué… - murmura una voz incrédula.
-¡Y esto es todo por ahora, telespectadores! Nosotros nos vamos, pero si quieren seguir al día de todo lo que sucede en los Septuagésimo Terceros Juegos del Hambre, pasen a las pantallas de sus plazas y Centros de Justicia, donde podrán observar el minuto a minuto de los tributos competidores. ¡Adiós, y que la suerte esté de parte de sus favoritos! 
El símbolo del Capitolio, fundido en negro y el televisor se apaga.
-¿PERO QUÉ NARICES HA HECHO? – trona Hayden, pegando un puñetazo al suelo. La miramos con la boca abierta, y ella arquea una ceja. - ¡No os quedéis ahí parados, en el dormitorio de mis padres hay un monitor que retransmite veinticuatro horas!
Todos los presentes subimos en tropel al cuarto vacío de los padres de Hayden, en el cual las camas donde Marietta y yo hemos dormido esta noche, siguen deshechas. Abrimos las ventanas para ventilar, colocamos todo como podemos rápidamente y encendemos el monitor.
No hay comentaristas en off hablando de lo que sucede, ni zooms que apunten directamente a las caras de los tributos, ni cambios de plano acompañados de música dramática, ni tan siquiera los típicos iconos en la parte superior de la pantalla; las imágenes se muestran tal y como son, en crudo, sin más edición que ir cortando para enseñar la Arena al completo. Las voces de los competidores no se oyen con pitidos que oculten los tacos, ni se modula su volumen según decidan los encargados del sonido. Todo se retransmite tal y como es, tal y como sucede a miles de kilómetros de distancia: de manera que los antiguos vencedores sean incapaces de olvidar cómo fue su experiencia años atrás.
Ahora mismo, lo único que se ve es al chico del corte en el abdomen, que parece tener serios problemas para cerrárselo. Rebusca en su mochila, esperando un milagro, pero lo único que encuentra es un hilo de alambre y una botellita de, como mucho, treinta mililitros, con lo que parece ser desinfectante. Genial, eso de poder desinfectar una herida pero no contar con gasas para taparla.
-¿Por qué no la ponen a ella? – pregunta Coy más para sí mismo que para los demás; sin embargo, habla lo suficientemente alto como para que Hayden vuelva a saltar al oírlo.
-¡Dios, porque no es lo suficientemente interesante como para que nadie se preocupe por ello! – se levanta de la cama, echa una fiera, y corre hacia el monitor.
Adivinando lo que aparenta estar a punto de suceder, yo me levanto también rápidamente.
-¡Eh, eh, eh! ¿Qué se supone que vas a hacer? – intento sujetarla pero ella me aparta de un empujón - ¡Hayden, cálmate y deja eso!
-¡No me da la gana calmarme! – grita; aun así, inspira profundamente y espira. – No te preocupes, solo voy a intentar ver lo que hace Liah.
Coge una especie de mando situado junto al monitor, y empieza a tocar la pantalla que hay en este. De repente, la imagen del monitor disminuye, y al son del himno del Capitolio, esta se cubre por las caras de todos los tributos, vivos y muertos, de estos Juegos. Hayden vuelve a dar un ligero toque con el dedo y la imagen de nuestra compañera se amplía un instante, para que tras un fundido en negro, nos encontremos con lo que parece una especie de ficha, un índice con la cara de Liah en la esquina izquierda y muchísimos números ocupando el resto del monitor: distingo altura, peso, edad…
-¿Qué es esto?
Hayden esboza una sonrisa triste
-Las apuestas durante los Juegos son una de las principales fuentes de ingresos del Capitolio. Éstas son las páginas de estadísticas, donde todos los ciudadanos y vencedores que así lo deseen, pueden comprobar cualquier dato dado a conocer para elaborar su propia porra. ¿Veis? – señala la parte de abajo de la pantalla, donde unas letras de color dorado rezan “Realice su apuesta” – También puedes consultar un resumen de sus entrenamientos en grupo, y el vídeo de su entrevista. Pero lo que interesa… - Vuelve a toquetear su mando – Está aquí.
De repente, una ventana en miniatura se desplaza hasta el centro de la pantalla; la imagen tarda en cargarse pero, finalmente, un vídeo comienza a reproducirse, dejando ver…
-¡Liah!- exclamamos todos
Nuestra compañera sigue con su niñita, y todo indica a que son aliadas, pues se están repartiendo el contenido de la mochila que ella ha cogido.
-En casa deben de estar preguntándose si me he vuelto loca – ríe la joven – se supone que tendría que ir con los profesionales, ¿no?
“No andas muy desencaminada, la verdad” pienso para mis adentros “¿Por qué, Liah?”
-No solo en tu Distrito – le responde la niñita – Yo tampoco lo he entendido todavía; se supone que eres fuerte, que podías ganar. ¿Por qué conmigo?
Liah se lo piensa unos minutos en los que todos apretamos las uñas contra la cama. Cuando responde, lo hace susurrando, tan bajito que apenas lo podemos oír.
-Porque… Me has recordado que tengo algo aquí – sitúa su dedo en el lado izquierdo del pecho de su aliada – Algo que llevaba años sin sentir y que… No sé, al conocerte… - suspira y sonríe – Me he dado cuenta de que prefiero unos pocos días sintiéndolo a una vida entera tan vacía como antes.
Y un segundo después de que confiese las palabras más atrevidas de setenta y tres años de Juegos, la imagen se corta.
DOS DÍAS DESPUÉS
Abro la puerta para encontrarme a un Cato empapado.
-Siento haber llegado tarde otra vez es que…
-Ahora no – le digo con seriedad – Van a encontrar a Liah de un momento a otro.
Nada más oírlo, ambos corremos de nuevo al salón de Hayden, donde están retransmitiendo los Juegos ante toda la nación por el interés que han cogido las cosas en las últimas horas. El labio de Marietta sangra de la fuerza con que se lo está mordiendo, y Coy lleva treinta minutos haciendo nudos con un estúpido trozo de cuerda, mientras que Hayden parece víctima de un ataque, tiesa tras el sofá, incapaz de moverse para sentarse.
Es noche cerrada, y la aliada de nuestra compañera está a punto de ser asesinada.
En la misma casa semiderruida donde se encontraban dos días atrás, un profesional, el chico del 1, la tiene agarrada de la trenza castaña para que no escape, con el sable curvo que sujeta con la mano derecha encima de su cuello.
-Por favor… - solloza la niñita – No hagáis nada, no, acabad conmigo y ya está…
-Te he dicho que la llames – ella sigue en silencio, y él aprieta el sable, apareciendo un fino hilillo de sangre que le hace soltar un gemido de dolor - ¡Que la llames, coño!
La niña intenta contener las lágrimas y niega con la cabeza, pero otro fuerte tirón de pelo le hace murmurar un quedo “Liah”.
-¿Te crees que soy idiota? ¡Grita más fuerte! ¡Grita más fuerte o te juro que te dejo viva desangr…
-Suéltala – se oye una voz suave pero firme a su espalda. La cámara gira y, efectivamente, allí se encuentra ella, arco en mano con una flecha preparada  y el largo cabello oscuro cubriéndole la espalda.
-No, por favor… - susurra la niñita
-¡Cállate! – grita el profesional. Después esboza una sádica sonrisa canina – Conque por esto no quisiste unirte al grupo que te correspondía, ¿eh? ¿Por una simple enana del 9? Dios, qué decepción; ¿toda una vida de entrenamiento para esto? ¿Para reblandecerte en cuanto ves a una niñata indefensa?
-Suéltala ahora mismo o disparo – dice Liah, haciendo oídos sordos a sus palabras – Si aprendí algo en el centro de entrenamiento, fue a manejar el arco.
El chico suelta una sonora y grotesca carcajada.
-Si de verdad hubieses aprendido algo me hubieses disparado nada más llegar, en vez de entretenerte con tus estúpidas negociaciones – escupe al suelo un flema sanguinolento y vuelve a sonreír – Ahora ya es demasiado tarde.
La niña del 9 grita antes de que podamos ver nada. Cuando la espada de acero se abre paso a través del pecho de Liah hasta asomar su punta plateada, ella ya está llorando inconsolablemente y, a la par que el joven sonriente le rebana el cuello de un solo tajo, el cadáver de nuestra amiga cae al suelo con dos cañonazos de fondo, dejando ver a su espalda a Bronn Fleafield.

FIN DEL CAPÍTULO 19

***
¡Y hasta aquí el capítulo! ¿Qué os ha parecido? ¿Demasiado brutal? ¿Suave teniendo en cuenta que son los Juegos del Hambre? ¿Alguno le había cogido un cariño especial a Liah? En fin, espero que esta especie de "ensayo" para representar la competición de Cato y Clove más adelante haya salido bien. ¡Un beso, y nos vemos pronto!



10 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. No me puedo creer que hayas matado a Liah!!!!! Te odio te odio te odioooo. No, es broma, pero igualmente me ha dado mucha pena. Escribes de miedo!! Visita mi blog http://1juegosdelhambre.blogspot.com.es/?m=1
    Muchísimas gracias!! ♡

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    1. Bueno, a mí también me da mucha pena porque era uno de mis personajes preferidos pero ahí reside la curdeza de los Juegos; todo el mundo muere sin importar el cariño que se le tenga :)
      Ya me he pasado, ahora te afilio :) ¡Un beso!

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  3. Oh pobre Llah, todos sabiamos que iba a morir, pero no de sea manera, me encanta que escribas como en verdad son los Juegos y no lo disfraces, espero el siguiente. :)

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  4. Me gusto mucho, en verdad, fue lo más suave que pudiste a ver hecho.
    Besos :*

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  5. He sido decepcionada... No que va jejeje, estaba muy bien, como siempre, aunque, (siempre hay un aunque) yo habria hecho durar un poco mas los Juegos. Me explico : solo sabemos que los chicos estan suspendidos a la tele, y no pasa otra cosa mientras tanto. habria recortado el capitulo de los juegos, poniendo mitad de distrito, y asi seguir en un capitulo 20. Si embrago me sigue encantando ! Un beso

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    1. Claro, cómo no, la lista tenía que poner la puntilla -.-. Jajajaja es broma, me alegro de tener a mi crítica/traductora particular :D (por cierto, échame la bronca por no publicar el capítulo 5 que si no va a acabarse el año antes de que lo cuelgue).
      La verdad es que pensé en meter más Juegos, pero la historia se me está alargando mucho más de lo que había pensado, y quiero acabar cuanto antes; y para eso necesito restar protagonismo a todo lo que no sea Cato y Clove :)
      ¡Un beso!

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