lunes, 24 de diciembre de 2012

Capítulo 8: Kiss me slowly

¡Feliz Nochebuena tributos! ¿Qué tal van vuestras fiestas? Las mías muy bien, hoy me he puesto y he escrito un montón de reseñas, un trocito del capítulo siguiente... Vamos, que soy feliz ^^.
Y como ya os dije, aquí os dejo el capítulo que nos toca ahora mismo: ¡el capítulo 8! Espero que os sirva como digno regalo navideño, ya que (a no ser que me inspire para el especial), va a ser el último del año :(. De todas formas, yo creo que es bastante largo, y sin duda muy bonito (creo que es mi favorito de todos los que he escrito :D)... aunque eso ya lo juzgaréis vosotros ;).
¡Espero que os guste!
PD: Estoy esperando el siguiente capítulo en francés, aunque me temo que no lo podremos ver hasta pasado Año Nuevo... De todas formas, el 27 de diciembre me reuniré con mi máxima fuente de inspiración, que es también la traductora, y ambas nos pondremos las pilas mutuamente ;).





Stay with me, baby stay with me,
Tonight don't leave me alone.
[…] when the time comes, baby don’t run
Just kiss me slowly
                              Kiss me slowly, Parachute
CATO
Camisa blanca y con unos añitos, herencia de mi padre. Una chaqueta en la que he gastado gran parte de mis ahorros de este mes (conseguidos de una forma no demasiado limpia) toda entera negra, y los únicos pantalones medianamente elegantes que poseo y aún me valen. Miro mi reflejo en el roto espejo del pasillo, y peino con los dedos los cortos mechones de pelo rubio de la mejor manera que puedo. Así iré al funeral del que, durante años, fue mi maestro.
Me dirijo a la cocina. En ella se encuentra mi padre, que, por primera vez desde que me acuerde, no me insulta al verme pasar (quizás esté demasiado borracho para ello). Solo saca un no muy grueso fajo de billetes de un mugriento bolsillo, y los deposita delante del plato de sopa-caldo que acabo de preparar.
-La mitad es para mis cosas, no lo olvides – asiento sin levantar la cabeza y esbozo una sonrisa triste. Mi vida es una mierda.
Por si no lo habéis intuido ya, las “cosas” de mi padre son alcohol y tabaco. De dónde saca el dinero, es un misterio: tráfico ilegal de algo, supongo, pero me da igual siempre que me de parte de la paga.
Ese es nuestro trato: yo me encargo de que esto parezca una casa y no una pocilga, de ir a recogerle todas las noches al lugar en el que haya acabado, y de comprar lo que sea necesario, siempre que no implique un asunto que moleste a los agentes de la paz. A cambio, él me da lo que gana (menos su comisión, claro), para que yo pueda cumplir mi parte, y tener algún capricho de vez en cuando.
Doy vueltas y más vueltas con la cuchara a mi comida, sin probar un bocado.
-¿No comes, chaval?
-No tengo hambre
-Tú siempre tienes hambre – observa, y yo aprieto los puños
-Hoy no. No puedo – contesto con voz  tensamente calmada
Una pequeña pausa.
 -Solo era un viejo, Cato
Antes de que mi padre termine la frase, ya estoy encima de él dispuesto a matarle por insultar a Dock. Pero el mirarle a los ojos, como siempre, a esa mirada que me recrimina sin cesar que soy un inútil, y que siempre estará por encima de mi, me frena.
Él sonríe, y me pega un puñetazo en la cara, que hace que mi nariz sangre de inmediato. Su forma de castigarme, de devolverme a la realidad. Él es el macho alfa, y yo, claramente inferior, no puedo hacer más que agachar la cabeza, e ir a mi cuarto a intentar cortar la hemorragia.
Con un trozo de papel, tapono la salida del líquido rojo, y emito un gruñido animal. Golpeo la pared con todas mis fuerzas, pero esta, tras años repitiendo el gesto, acaba hoy por ceder y dejar paso a un limpio boquete, y una nube de polvo blanco.
-¡Joder! – exclamo. Ya no puedo más: salgo de la habitación, corro al cuarto de mi padre, y saco un paquete de cigarrillos. Cojo un cartón con cerillas, y fumo uno.
La sensación de mareo me invade casi al instante, y toso un par de veces. “Menudo asco”, pienso mientras miro la cajetilla. Sin embargo, por unos segundos me he olvidado de los problemas, así que podría volver a…
-¡Chaval, espero por tu bien que no estés andando entre mis cosas!
Vale no, no puedo. Me sacudo los restos de pared que se me han quedado en el pelo, y salgo corriendo a la calle.
El funeral de Dock es en el cementerio del distrito, un bonito recinto que no pilla demasiado lejos de mi casa: tan solo hay que llegar hasta la bifurcación que nos separa de la Aldea de los Vencedores, y andar un par de minutos desde allí. A la izquierda, se ve la única zona que permanece verde todo el año, excepto cuando está cubierta de nieve, la gran mayoría de los días con al menos un par de personas sintiendo como se les arranca un pedazo de corazón. Hoy yo conozco a esas personas.
Pequeños grupos vestidos de negro, rodean una pequeña y discreta lápida, en la que se puede leer el nombre de quien me lo enseñó todo, junto con las siglas R.I.P. Distingo a varios de los demás entrenadores del centro, a algunos alumnos que ahora mismo practican allí, y a todos los que hemos estado con él: Marietta y Hayden sollozan la una apoyada en el hombro de la otra, y Liah, sentada en el suelo, intenta contener las lágrimas. Catherine, que ha venido, a pesar de que ya es mayor de edad y  no entrena en el centro, va de la mano de Coy, el chico más nuevo de nuestro grupo (ahora que lo pienso, podrían ser hermanos). John y Edward, hacen un intento por consolar a una llorosa señora y una joven de mi edad, que deben de ser la mujer e hija de Dock. Y en una esquina, sola entre un montón de gente,  con la cabeza gacha, veo a Clove.
Me acerco a ella sin pensarlo, atraído por esa chica como si del centro de la tierra se tratase.
-Hola, Clove – saludo amablemente.
Ella parece perdida unos instantes al ver que alguien pronuncia su nombre.
-Ah. Hola Cato – responde al fin con voz alicaída.
Algo en mi interior, no sé el qué, quizás lo mismo que me impulsó dos veces a besarla, me impulsa ahora a impedir que esa chica esté triste.
-Todos le vamos a echar de menos, ¿sabes? – comento, intentando animarla un poco – Pero hay que ser fuertes, porque él querría que fuésemos… - la voz se me quiebra un instante mientras pronuncio esas palabras, pero rápidamente carraspeo. No puedo permitirme fallar delante de ella – fuertes.
Asiente
-Sí. Querría que fuésemos fuertes – repite. Va a abrir la boca para decir algo más, pero en ese preciso instante, un hombre vestido de traje impone orden y se hace el silencio.
La mujer de Dock sube a una pequeña tarima, e intenta decir unas palabras, pero a las dos frases, rompe a llorar. La hija corre a su rescate rápidamente, y termina con el papelito que tiene su madre en la mano.
Después de la familia, un entrenador elogia su gran labor con el grupo especial. Noto un ligero temblor en la mano de Clove, y casi por reflejo, se la cojo. Está fría, pero en cuanto la encierro en la mía, empieza a calentarse. Observo, por el rabillo del ojo, como se le escapa un suspiro de tristeza.
Y llega lo peor: el momento de Hayden.
La elegimos precisamente por ser, de las tres personas del grupo (junto a Clove y a mí) más apegadas a Dock, la mejor con las palabras. Ahora me doy cuenta de nuestro error.
Mi compañera carraspea un par de veces, y empieza a leer la hoja que se ha preparado:
-Creo que la mayoría coincidiréis conmigo en que Dock era mucho más que un entrenador, o un antiguo ganador de los Juegos. Era, ante todo, un amigo, alguien en quien podías confiar, y que te ayudaría siempre que estuviera en su mano hacerlo.
“Como la mayoría de los chicos que están aquí, yo solo pasaba en el centro unas pocas horas diarias. Pensaba que, ni aun estando allí diez años, conocería a mi entrenador y compañeros por completo. A él le bastaron dos semanas.”
Sonrío con tristeza: recuerdo lo que Hayden dice, el que tardó apenas dos segundos en reconocerla como hija de sus padres, tres días en que le invitara a su casa, y diez en que ella se echara a llorar encima de él, confesándole lo mal que lo pasaba con su familia. A mí, me costó dos años que hiciera lo segundo, y aún no he conseguido lo tercero…
El descontrolado temblor de la mano de Clove encerrada en la mía, me hace salir repentinamente de mis pensamientos.
-¿Clove? – pregunto mientras voy girando la cabeza para mirarla
Una lágrima empieza a formarse en la comisura de su ojo. Empieza a emitir sonidos guturales, a la par que Hayden termina.
“Oh no. No por favor, no llores”
-Era, y aunque en casa me vayan a matar por decir esto – Hayden ni se te ocurra, ¿no ves a tu amiga? ¡Hayden!
-Lo más parecido a un padre que he tenido nunca.
El efecto de sus palabras, que han surgido a cámara lenta, se nota de inmediato. Una fría lágrima cae encima de mi mano, y rápidamente, Clove sale corriendo.
Todos los presentes dirigen su mirada a la joven de pelo negro que ha salido huyendo a mitad del entierro: algunos sueltan bufidos indignados, otros no saben qué decir, y un último y consternado grupo le compadece.
-Oh Dios, Knivey – susurra la chica del discurso para después tratar de seguirla, pero yo le paro rápidamente.
-Déjamelo a mí. Creo que lo puedo arreglar – ella arquea una ceja, sin terminar de fiarse de mi capacidad en lo que a sentimientos se refiere – De verdad.
Alza la vista al cielo, yo murmullo un rápido “Gracias”, y voy tan rápido como puedo por donde Clove ha desaparecido.
-¿Clove? – empiezo a llamarla. No hay respuesta. - ¿Clove?
Voy dando vueltas de un lado para otro sin dejar de gritar su nombre, hasta que quedos sollozos detrás de una gran piedra me indican dónde encontrarla.
¡Clove! – exclamo a su espalda. Ella parece asustarse un momento, y con cara de odio profundo, se levanta del suelo para alejarse, pero le cojo del brazo, y obligo a enfrentar sus ojos con los míos. Durante unos instantes, me mantiene una fría mirada; pero tras cinco eternos segundos, no aguanta más y se derrumba.
-Yo… Yo... – hipa - No sé qué me pasa. Te aseguro que es la primera vez que lloro en mucho tiempo, no es normal ni…
-Eh – ella sigue murmurando frases inconexas, sin prestarme atención - ¡Eh! – le agito el brazo y sostengo sus pálida cara entre mis manos – No te tienes que excusar, no has hecho nada malo – mi voz sale mucho más dura de lo que pretendo: la sutileza no es definitivamente lo mío, y me muerdo el labio nervioso, esperando que se aleje.
Sin embargo, lo único que hace Clove es apoyar su cabeza en mi pecho.
-Hayden… Es que tiene razón. Para mí Dock era como un padre – las palabras suenan trémulas, sin fuerza, y las lágrimas me mojan la camisa vieja, pero eso solo consigue que le abrace con fuerza.
-Lo era para todos, Knivey
-No. – niega con increíble rotundez para una persona que está como ella – En mi caso, era más especial. Más aún de lo que creéis. De verdad… Le quería más de lo que quiero a Raw.
Por un instante, me sorprendo: su familia me resulta demasiado educada como para tener los problemas que tenemos mi padre y yo…
Entonces recuerdo; el ballet.
-Estás peleada con él, ¿verdad?
Aún entre mis brazos, asiente.
-Pero eso no es lo importante. Pasa siempre, se enfada con todo lo que hago, todo le parece mal. Y… - se separa de mí un poco, limpiándose la cara con las manos. El orgullo, aunque herido y sangrante, se adueña otra vez de su mirada – tengo que volver, salir de casa para el funeral fue una excepción. Ya me he retrasado demasiado y si me entretengo más, no creo que mañana vea la luz del sol.
Se aleja, se va yendo paso a paso, temblor a temblor, y yo me quedo parado en el sitio. Sin poder hacer nada, completamente paralizado, quieto…
No.
-Ven conmigo
-Cato, te acabo de decir que…
-A la mierda lo que te haya dicho tu padre. Tengo que enseñarte algo, y te lo voy a enseñar – casi le amenazo – Así que ven conmigo

Quince minutos más tarde, estoy haciendo aquello que me prometí que no haría ni a punta de pistola: llevar a Clove a mi casa.
-No entres hasta que te lo diga, ¿vale? – ella solo asiente, no sé si asustada o curiosa, mientras yo meto la llave en la cerradura.
-¿Papá? – no hay respuesta - ¿Junkie*? – silencio – Tenemos suerte, estará en algún bar. Tengo que recoger la cocina, siempre la deja hecha un desastre, así que tú espérame en mi cuarto. Segunda puerta a la derecha – le indico con una ridícula reverencia y un guiño.
Mi compañera ríe hacia donde le he indicado, mientras yo entro por el hueco en el que antes había una puerta (acabó destrozada cuando tenía doce años por un… lamentable accidente). Recojo los cristales rotos esparcidos por el suelo y los tiro. Apago una colilla medio encendida y, cuando estoy a punto de salir, se me ocurre una idea.
Aparezco en mi cuarto con dos botellas que dejo en una mesilla a la derecha de la salida. Me giro, para encontrar a la izquierda a Clove estática, mirando el boquete de la pared con una lágrima a punto de caer por su mejilla.
-Oh no, Knivey, no llo…
-Cato yo… - me interrumpe, fijando su vista directamente en mis ojos.
Y por primera vez desde que le conozco, es ella la que se lanza directamente a mis labios y… me besa.
Al principio, me sorprende; y sin embargo no ha pasado un segundo cuando yo le estoy devolviendo el beso con una fuerza que me obligo a menguar para no hacerle daño, durante un momento que solo se interrumpe por nuestra necesidad de respirar.
-Lo siento – termina Clove al fin. – Siento haberme comportado así delante de ti. No tenía ni idea de que lo tuyo es mil veces peor, y te vi como un salvavidas, alguien tan duro que no podría hundirse… Cuando tienes millones de razones más que yo.
Por dentro, pego botes de alegría: ¡se preocupa por mí! ¡Le importo! ¡Me quiere y…
Espera, ¿quiero que me quiera? ¡No! El amor es de débiles, y no nos podemos permitir ser débiles; ya bastantes cosas han pasado hoy.
-Disculpas aceptadas – finalizo rápidamente, buscando un nuevo tema sobre el que hablar. Entonces reparo en las botellas que había traído ¡Justo! - ¿Sabes lo que me ayuda a mí cuando el mundo se me cae encima? -  ella niega con cierta ¿decepción? No, será curiosidad - ¿Has bebido alguna vez, Clove?

DOS HORAS MÁS TARDE
Creo que no ha sido del todo una buena idea: tras una sola cerveza, a la chica le han empezado a brillar los ojos, y ha estado a punto de llorar un par de veces; sin embargo, he conseguido consolarle y lleva ya una hora apoyada en mi regazo. Mientras tanto, yo le acaricio el pelo, al principio para reconfortarla, ahora casi por acto reflejo, perdido en su larga melena negra.
En un momento dado, toco sin querer su cuello y Clove se estremece levemente. Levanto el pelo, y encuentro un pequeño moratón, sin duda obra de su padre. Los músculos se me contraen al instante, y aprieto los puños. Será…
-Fue cáncer – susurra ella, medio adormilada.
-¿Perdón? – inquiero. ¿Cómo que “fue cáncer”?
-Dock. Murió de cáncer, con un tratamiento malo que fue lo que hizo que se le cayera el pelo.
Me quedo paralizado; pero ella parece no notarlo y sigue hablando, como si estuviese sola
-¿Aún así, sabes qué es lo peor? Que en el Capitolio  tenían un tratamiento eficaz que ni siquiera le habría dejado secuelas. Esos… capullos ricos, pudieron salvarle y no lo hicieron.
Y de repente, parece caer finalmente dormida.
Yo sigo quieto, pensando que quizás esté delirando; algo me dice que no es así.
Miro por la ventana: está empezando a anochecer, y recuerdo súbitamente que Clove debía estar en su casa hace más o menos unas cuatro horas. Pienso en despertarla, pero parece tan delicada dormida, que no puedo más que cargármela a los hombros con suavidad, y llevarla así la media hora de camino.

FIN DEL CAPÍTULO 8
*Junkie en inglés significa “drogadicto”, así que es como una especie de mote para el sin nombre padre de Cato.

19 comentarios:

  1. Dillardi, jo te superas en cada capitulo, me encanta, ¿porque no escribes más a menudo? me matas con la espera -.- bueno que eso que buen capitulo y que me encanta! un beso :)
    psd: feliz navidad

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    1. Jajaja, lo siento, ojalá pudiera escribir más rápido :). Muchas gracias, ¡y feliz navidad igualmente!

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  2. ¡Feliz NAVIDAD!
    Capítulo perfecto, insuperable (bueno, lo superarás con el 9, ¿no?)
    I love This!

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  3. Me ha encantado, decrte que me he emocionado cuando Cato decide llevarla a su casa ;')
    Esperoo el proxiimo con muuuuchaas ganas y Feliiz Navidaad!
    Un besoo :) Nos escribimos pronto :D

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    1. Oons, muchas gracias :D. ¡Siento haceros esperar tanto, y feliz Navidad igualmente!

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    2. De naada, jaaj no pasa nada a veces pasa :/
      Quería decirte que estás nominada a los 15 mejores blogs ;) pasate por el mio para ver como van los premios, Un Beso y espero el proximo capi =)

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    3. Ah, pues muchas gracias por pasarte a avisar Clove :D.
      ¡Un beso!

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  4. Aaaaaaaah, me haces sufrir, ¿para cuándo el siguiente?. Con cada capi me haces querer más el que viene.

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  5. Si bueno he sido lo bastante idiota para no comentarte, se me pasó lo siento!
    Pero que sepas que me ha gustado mogollon este capítulo!!!

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    1. No pasa nada Lucía, que esto no es obligación ;).
      ¡Un beso!

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  6. Capitulo muy bueno carino! Espero que no siguas el ejemplo que tu misma escribistes al final pero sino... todo va bien XD. Un beso y publica rapido el proximo!

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    1. Muchas gracias ^^. No te preocupes, yo no soy como ciertos conocidos... Jajajaja
      ¡Un beso!

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  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  8. Hola Dillaardi !
    Bueno ya sabes que hay unos premios en cadena o algo así que van dando premios a los 15 mejores blogs (bueno yo he puesto cinco en vez de quince) y tu estas entre ellos, y nada era para avisarte y eso :)

    Un saludo enorme desde http://losjuegosdelhambrecontinuan.blogspot.com.es

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