sábado, 6 de octubre de 2012

Capítulo 3: Kiss the girl


¡Hola otra vez, tributos! ¿Qué tal vuestro fin de semana? Yo vengo hoy para dejaros el siguiente capítulo (¡al fin!) y una pequeña propuesta:
Como habréis notado, el blog está bastante abandonado, ya que apenas publico algo que no sean los capítulos. Lo siento mucho, es que también me tengo que encargar del otro, y últimamente no tengo mucho tiempo :s.
Y se me ha ocurrido que, para que entre semana esto no esté tan solo, ¿alguien tendría tiempo y ganas de ayudarme, publicando entradillas con noticias, fan-arts etc, que le gusten? Me haríais un gran favor si os ofrecieseis como ayudantes :).
Pero bueno, a lo que íbamos: aquí está el capítulo 3, que tiene algún punto interesante, y bastante acción. ¡Espero que os guste! ;)



Sha-la-la-la-la-la
Music play
Do what the music says
Go on, and kiss the girl
                            Kiss the girl, The Little Mermaid Soundtrack

CLOVE

6 MESES DESPUÉS
-Vale, otra vez
Me separo de mi contrincante hasta que toco la pared de la pequeña sala de entrenamiento que nos han prestado para practicar.
-No lo olvides, Clove, eres muy pequeña, así que pasa de embestir. Esquiva, ataca por detrás.
Alzo la vista al cielo
-Sí, profe, no hace falta que me lo repitas tres mil veces – me callo repentinamente cuando veo su cara seria, pero rápidamente sonríe y yo le saco la lengua.
-Está bien enana, vamos allá.
Los dos corremos hacia el centro de la sala. Obviamente, él me dobla en tamaño y casi nunca le gano en el cuerpo a cuerpo, pero gracias a las técnicas que Cato me ha enseñado estos últimos meses, he mejorado de forma increíble.
Sí, habéis leído bien, Cato. Tras el incidente que tuvimos medio año atrás, nos pusieron juntos en las parejas para los combates de septiembre. Aunque los primeros días fueron tensos, mi vida peligró un par de veces y él tuvo que tirar varias camisetas por los rotos que le hice con los cuchillos, como al mes o así empezamos a tener más confianza. Primero, dejando de estar siempre a la defensiva y atacándonos el uno al otro; más tarde desvelándonos técnicas y ayudándonos mutuamente (él a mí en el cuerpo a cuerpo, y yo a él mejorando su bastante deficiente puntería). Al poco de ello, nos hicimos inseparables. Pasamos casi todo el tiempo en los entrenamientos juntos, nos saludamos en la entrada del colegio, charlamos…
Por supuesto, nuestras conversaciones van dirigidas casi siempre a las armas, los combates o cosas por el estilo, pero hay algo más. Es parecido a mi amistad con Hayden y Marietta, aunque lo de Cato es mucho más fuerte: es mi mejor amigo, la persona en la que más confío, que mejor me entiende aun sin apenas conocerme; y puede que quizás me guste un poquitito...
Cuando nos cruzamos, él embiste contra mí con toda su fuerza, como hizo hace seis meses, aunque esta vez no está furioso. Yo me agacho y paso por entre sus piernas abiertas, también como entonces. Increíblemente, eso le deja un poco sorprendido y le hace sonreír mientras se da la vuelta. Lanza un puño que cruza el aire mientras yo le pego una patada que ni le hace cosquillas.
-Knivey, ¿qué dijimos del ataque frontal?
Knivey* es el mote que Hayden me puso a las pocas semanas de llegar yo, debido a mi tamaño (sí, siempre mi tamaño) y la habilidad con los cuchillos. Ahora todo el grupo especial lo usa.
-Bla, bla, bla – respondo
Entre tanto, estoy en una esquina con Cato a punto de alcanzarme. Sé cómo acaba esto: me levanta por el cuello, me dice que tengo que mejorar aún más y me suelta, ganando como siempre.
“No” pienso “Esta vez no”.
Detrás de mí hay un par de cajas apiladas de madera. Miro hacia arriba, donde, para mi fortuna, una barra de metal cruza en horizontal a unos veinte centímetros del techo. No sé para qué está ahí ni me importa, pero la voy a necesitar.
Subo rápidamente las cajas hasta llegar a la última, donde suelto la hebilla de mi cinturón. Después, disfruto con la cara de confusión de mi rival mientras lanzo mi cuerda improvisada a la barra de metal, la cojo de ambos extremos, y salto, aprovechando el impulso para caer justo encima del adversario, quien acaba en el suelo antes de poder asimilar lo que ha sucedido.
-Cato, ¿qué dijimos de vigilar los ataques por la espalda? – pregunto imitando su voz – Que si no lo hacemos, puedes acabar con alguien encima
Ese comentario hace que refunfuñe y frunza el ceño, enfadado con su derrota. Se levanta, se sacude el pantalón y se va a una esquina, como un niño con una rabieta. Yo recupero mi cinturón y me lo pongo.
-Venga hombre, que era una broma. ¡Déjame disfrutar de ganarte una vez! – pongo un puchero.
Él hace un esfuerzo por quedarse serio, pero al final se ríe.
-Tengo que dejarte ganar más a menudo. Si no casi no te veo sonreír.
Ignoro el piropo escondido en esa frase.
-¿Dejarme ganar? – grito indignada - ¡Pero si ha sido una victoria justísima! ¡Si hubiese querido te podría haber matado!
-¿Tú a mí? – me mira incrédulo – Knivey, pero si te pueda tirar al suelo con un solo dedo.
Si hubiese sido cualquier otra persona, habría parado, le habría ignorado o habría hecho gala de mi sarcasmo para acabar con la discusión. Pero, por alguna extraña razón, quizás solo para hablar con él, con Cato me dejo picar.
-¿Ah, sí? – me dirijo unas dianas en la pared, donde cuchillos, flechas, lanzas etcétera, se clavan intentando acercarse al blanco. Cojo un arma con la hoja bien afilada, similar a un cuchillo de cocina. Le miro, dispuesta a atacar, cuando la puerta se abre y un chaval me interrumpe:
-Dock dice que o estáis en cinco minutos, o perdéis el combate
Tengo ganas de lanzarle le objeto afilado que sostengo por no dejarme demostrarle a Cato que lo de antes no ha sido mera casualidad, pero me reprimo.
-¿Contra quién nos toca? – pregunta mi compañero
Seguramente si la que hubiese preguntado hubiera sido yo, el chico habría contestado algo como: “¡Y a mí qué me importa!”, pero mi compañero intimida bastante.
-Creo que… Contra dos chicas del grupo especial. No sé cómo se llaman
“Hayden y Liah, o Caitlyn y Marietta. Probablemente Caitlyn y Marietta”
-Está bien, ahora vamos.
Salgo de la habitación, con Cato detrás de mí. Justo cuando cruzo la puerta, oigo al chaval preguntarle:
-¿Qué has hecho mal para que te toque con ella?
Una vez más, tengo que hacer un esfuerzo soberano para  no pegarle un puñetazo al asqueroso chico. Lo que no veo, es que detrás de mí, Cato ya lo ha hecho, y la sangre de la nariz del otro mancha el suelo de camino a la enfermería.
***
Llegamos a una de las salas de arriba, que acaban de habituar especialmente para los combates. Han dibujado unas líneas blancas que delimitan la zona de pelea, y a su alrededor otros chicos y chicas que entrenan en el centro aguardan impacientes a que esta empiece. En un lado de la zona delimitada, están Caitlyn y Marietta preparadas para el combate, mientras que en el centro, Dock y una mujer que no conozco hacen las veces de árbitro.
-Muy bien – dice la mujer – sabéis que la pareja que pierda está eliminada ¿no? – los cuatro asentimos – Muy bien. – repite – Tomad, esta es el arma para amenazar – nos tiende un trozo de plástico alargado que supongo hará las veces de cuchillo.
Esta es una de (para mí) las estupideces de los combates de septiembre. Si en la Arena, yo tuviese un cuchillo, lo último que haría sería meterme en una pelea cuerpo a cuerpo.
-¿Estáis listos? – pregunta Dock - Entonces, a vuestros sitios.
Cato me susurra que él va a por Caitlyn, y que yo mientras tanto intente distraer a Marietta, antes de que cada uno vaya a una esquina de la zona delimitada.
-Bien, que empiece el combate – dicen los entrenadores, para acto seguido retirarse del “recinto” de pelea.
Por el rabillo del ojo, veo como mi compañero va directo hacia Caitlyn para intentar tumbarla, pero ella, pese a ser un poco más bajita (como todos en el grupo especial), es musculosa, fuerte, y muy rápida, por lo que le esquiva con facilidad. Mientras tanto, Marietta se dirige hacia mí con el puño preparado, y yo me echo a un lado justo cuando este me va a alcanzar. Sin embargo, ella no se rinde y vuelve a atacar, esta vez con algo más de éxito, dejándome un pequeño corte en la cara.
-Lo siento Knivey – se disculpa con una sonrisa
El combate continúa, y la estrategia de nuestras rivales queda clara en segundos: Marietta debe intentar acabar conmigo a golpes, puesto que me escabullo cada vez que intenta una amenaza, hasta que Caitlyn le pida ayuda con Cato, el verdadero obstáculo. Esto no tarda en ocurrir, por lo que, a mitad de una embestida, Marietta se frena y corre a socorrer a su compañera, que a pesar de su ventaja en edad y velocidad, empieza a tener problemas. Yo por mi parte, intento detenerla con una patada en la espinilla que apenas le hace mirarme. Alarmada, porque un dos contra uno era justo lo que había que evitar, no se me ocurre más que tirarme al suelo, pies por delante, contra las piernas de Caitlyn para hacerle perder el equilibrio. Funciona. La chica, que no se lo esperaba, cae al suelo con estrépito, y Cato aprovecha para lanzar de un empujón lejos de allí a Marietta, y ponerle el “cuchillo” en el cuello a la otra contrincante.
-Caitlyn, estás fuera – se oye la firme voz de la mujer
Esta sale de la zona enfadada y con un moretón en el cuello, que no me da tiempo a observar bien, porque con la distracción, Marietta se ha lanzado encima de mi, inmovilizándome en el suelo.
“Cato, te toca a ti solo” pienso, viendo la sonrisa alegre de mi rival.
Pero entonces, se oye el sonido de un golpe, y los ojos de la chica que me está agarrando se ponen en blanco. Pierde el sentido. Detrás de ella, está mi compañero.
Se oye un “oooohh”, de todos los espectadores, seguido de la voz de la mujer otra vez.
-Marietta está fuera. Cato y Clover – Dock le susurra algo al oído – Clove – se corrige – ganáis.
Acto seguido, unos chicos se llevan a Marietta a la enfermería, que en época de combates suele estar a rebosar, mientras la sala se va vaciando poco a poco.
-Enhorabuena – nos felicita Dock – Si queréis curaros eso, - señala las heridas que ambos tenemos - pasad por la enfermería.
Nos quedamos solos, y durante un minuto, solo se oye el murmullo de la gente en el pasillo.
-Te lo dije – empieza al fin Cato – eres muy fácil de vencer, Knivey. Si no llega a ser por mí, hoy estabas fuera.
No me molesto en responder. Simplemente me levanto, hago lo que hice en la otra sala, y para la sorpresa de mi compañero, lanzo dos cuchillos que pasan por su ropa y le dejan clavado a la pared.
Voy hacia él.
-Podría matarte ahora mismo si quisiera, ¿sabes?  - digo con un tercer cuchillo en la mano que acerco peligrosamente a su cuello.
En sus ojos veo una mezcla de temor, incredulidad y admiración durante un segundo, para luego pasar a su habitual mirada orgullosa
-Pero no lo harás – responde con una sonrisa
Me quedo callada un instante antes de responder
-No, no lo haré – yo también sonrío. Suelto el arma de mi mano, y le quito las dos que le han clavado a la pared. Estoy a punto de cruzar la puerta cuando algo me levanta del suelo y por mi boca sale sin permiso una exclamación sorprendida. Cato me lleva casi en volandas hasta la pared, apretándome contra ella con una mano, mientras con la otra sostiene uno de los cuchillos que le he lanzado.
-Y yo, Clove – repite él – podría matarte ahora mismo si quisiera, ¿sabes?
-Pero no lo harás – jadeo yo, falta de aire.
El también espera un instante antes de responder, en el que la duda empieza a crecer en mi interior
-No, no lo haré
Me vuelve a dejar en el suelo con suavidad, e inspiro profundamente.
-Gracias – digo
Otra vez, me voy hacia la puerta. Fuera, el pasillo ya se ha despejado prácticamente por completo. Voy a las escaleras.
-¡Knivey! – oigo que grita Cato por detrás
-¿Qué pasa ahora?
Él se acerca sin responderme, mientras yo le espero con los brazos cruzados.
-¿Y bien? – repito yo
Mi compañero sonríe, se agacha y me besa rápidamente. Después, se va corriendo, dejándome paralizada.

FIN DEL CAPÍTULO 3

* Knivey, viene del inglés knives, que significa cuchillos, mezclado con el otro mote de Clove, Clovey.

12 comentarios:

  1. Un beso!!! Lo único que menos me esperaba!! Un beso!! Me hubiera encantado ser clove en ese momento!! Nunca dejes de escribir y por favor escribe el cuarto que quiero saber como reacciona clove!! Adoro tu novela!! Besos ♥

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    1. Jajajaj a quien no le habría gustado ser ella en ese momento!!
      Muchas gracias, y te aseguro que no dejo de escribir ;). El siguiente a lo mejor se retrasa un poco porque me pilla en medio de los exámenes, y me gustaría terminar el ocho para cuando lo publique.... Pero bueno, veré qué puedo hacer :).
      ¡Un beso!

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  2. Esto es impresionante me encanta Dillaardi es jna pasada te lo juro me encanta!!!! El siguiente por adelantado!!!!

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    1. Muchas gracias Lucía!! ^^ El siguiente no sé si podré publicarlo el fin de semana que viene, pero intentaré hacer algo :).
      Un besazo!

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    2. HAhahah valee cieloo tengo unas ganas terrribleees!

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  3. al fin lo he leido!!!!! esta genial!!!:D:D:D

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    1. Weeeheee jajajaja. Me alegro que te guste lele ^^. Ahora Manu ya no te puede decir nada xD.

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  4. Hola Rocho, ya sabes lo que pienso yo de tu capitulo. No es muy diferente de los otros comentarios pero bueno...
    Ya sabes que si tu problema de examenes es con el de francés te puedo ayudar. Pero tienes que segui publicando !!! (perdon por no poner los puntos de exclamacion de los dos lados pero ya sabes que con mi ordenador no puedo) Bueno que este mensaje se me esta alargando asi que besos.<3
    Mathilde
    PS: creo que vamos a poder venir para navidad!!!

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    1. Muchas gracias por tu ofrecimiento :D. Pero no te preocupes, que francés lo llevo bien ;), y de los signos de exclamación olvídate que no pasa nada :).
      Un besazo, y que sepas que un mensaje nunca es demasiado largo ;).
      PD: Y bieeeeeen!!!!

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  5. que fueeeerte :O que bonito :') Cato y Clove es que son tan perfectos :)

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    1. Jajaja, ¡por supuesto! Son... perfectamente imperfectos ;)
      ¡Un beso!

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  6. awwwwwwww... que bonito :3 Cato es super tierno

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