sábado, 29 de agosto de 2015

Análisis de personajes: Cato y Clove

¡Hola tributos! Resulta que rebuscando en los escasos borradores que tengo el blog, me encontré esta entrada a medio terminar que, la verdad, me parece muy interesante.
Hace ya más de un año, y en especial debido a ciertos comentarios que hubo alrededor del capítulo 10 o así (la verdad es que no me acuerdo del número), propuse escribir y compartir con vosotros mi imagen personal de los personajes de esta historia y, especialmente, de Cato y Clove. Han pasado tres años desde que inicié "Qué fue del Distrito 2" y, a pesar de mi inconstancia, de mis idas y venidas y de lo mucho que he cambiado en este periodo, sigue habiendo suficiente gente que se interesa por la historia. Así que esta entrada es mi manera de dar las gracias. Gracias a todos y cada uno de vosotros (¡71!), y más aún a todos los que comentáis cada capítulo, sin saltaros ninguno, por estar siempre ahí para mantener mi ilusión por esta historia :).
Espero que disfrutéis con este pequeño análisis de los personajes principales: Cato y Clove. Si os gusta, dejádmelo saber y trataré de escribir otras entradas como esta para aligerar el largo tiempo de espera que me tomo entre capítulo y capítulo :D.
PD: Este análisis, aunque profundiza en los personajes de manera general, hace referencias a cosas que suceden hasta el capítulo 25 incluido, por lo que recomiendo que no lo leáis hasta que hayáis llegadoa  ese punto de la historia.



En primer lugar, he de decir una cosa: para mí, la relación de Cato y Clove no es, ni muchísimo menos, idílica. Es una relación tortuosa, antinatural, imposible de entender para ellos mismos, en la que cada paso avanzado son dos retrocedidos. No es una relación de besarse en cada esquina, de decir "te quiero" a cada instante, en la que ambos se manden regalos demostrándose lo muchísimo que se adoran porque, de hecho, ellos pretenden eliminar ese sentimiento, el amor, tan impropio de un profesional, de sus vidas; neutralizarlo por completo, como bien demuestra Cato a partir del capítulo 10, más o menos.
Ahora bien, esto no quiere decir que lo suyo sea un rollo entre dos adolescente provocado por la acción de un puñado de hormonas inquietas: por muchísimo que les pese a ellos, Cato y Clove están enamorados el uno del otro. Y no sé si a alguien le ha pasado esto de enamorarse de verdad (yo aún no estoy segura de que sea mi caso), pero, cuando ocurre, es algo contra lo que no se puede luchar, lo intentes como lo intentes. Da igual lo que pruebes, porque en lo más hondo de tu ser, siempre te entrarán mariposas en el estómago cuando pienses en esa persona, siempre quedará una espinita clavada que no te podrás sacar. Así que sí: Cato y Clove en este fic son, sin duda, dos personajes que nacieron para estar juntos desde el primerísimo capitulo... Lo cual no significa que a ellos les guste, que no intenten remediar lo que entienden como un DEFECTO, y que vayan a mandarse cartas de amor por San Valentín :).

Bien, aclarada mi visión de ellos como pareja, pasemos a un nivel individual:

Clove, a mi modo de verlo, NO es una buena persona. Clove es cruel, sarcástica, en ocasiones egoísta, terriblemente fría y, aunque no disfruta matando como tal, desde luego no sentirá cargo de conciencia tras acabar con la vida de alguien. Puede que si no hubiese tenido la familia que tiene en este fic, la cosa habría sido diferente, pero es que estamos hablando de una persona que lleva desde los ocho años entrenando para... Leñe, para asesinar gente; no está hecha para preocuparse por los demás antes que por sí misma.
A pesar de todo esto, y siempre según mi punto de vista, incluso teniendo en cuenta que lo que siente por Cato es un total vuelco en su vida para el que no está ni remotamente preparada, yo sigo creyendo que ella es una adolescente mucho más normal de lo que lo es él. Sí, tiene una vida dura, sin duda, un padre que la ve como una carga y todo lo que quieras, pero bien sea por fuerza de voluntad o por haber podido contar con algún apoyo que a su compañero en los Juegos le ha sido totalmente denegado, ha conseguido salir mejor parada de la locura a la que lleva un gobierno déspota en el Distrito 2.
También he de decir que, en un principio, cuando esta historia contaba con apenas un par de páginas llenas de tachones, y aunque ahora la cosa ya no sea tan así, para mí la protagonista era ella. El por qué es muy simple: me pareció encontrarle una profundidad psicológica en esos pocos segundos que Collins nos muestra en su maravilloso libro, que siento decir, no he encontrado aún en Cato; el tributo masculino del Distrito 2 actuaba como un medio para un fin: el de mostrar cómo puede acabar de destrozada una persona bajo la influencia del Capitolio, y encontrarle un digno antagonista en la Arena a Katniss. Clove, por el contrario, podría haber pasado a ser otra más en la manada profesional, como lo fue esa chica del Distrito 4 de la que ni el nombre sabemos, o como, en menor medida, lo fueron Marvel y Glimmer; sin embargo, Suzanne decidió regalarnos esa escena en la que ella llama, al borde de la muerte, a la única persona que puede salvarla: Cato, dejándonos entrever con ello que, en el fondo, todos los tributos, hasta aquellos que entrenan para ganar, son víctimas.
Tras esta reflexión, vamos a pasar al personaje por el que yo me planteé en primera instancia crear esta entrada, y que es el que produce más controversia: Cato.

Lo siento mucho por todos aquellos que piensen lo contrario pero, para mí, Cato está loco. Simple y llanamente. No loco por poder, ni por gloria, ni por fama, ni por el hecho de realizar estupideces, si no loco DE VERDAD, de tener un auténtico problema mental, fruto de la difícil vida que ha llevado siempre. No soy muy de la opinión, sinceramente, de que una persona cuyo razonamiento funcione perfectamente, rompa el cuello a un chaval en un ataque de furia. Probablemente, este personaje sea mucho menos cruel y "malvado" que Clove; probablemente, en realidad, la autora original de la saga no lo ideara como una mala persona, cosa que sí creo que sucede en el caso de su compañera, pero eso solo demuestra otra vez que su tendencia violenta no es, ni en el caso de un profesional, normal.
Por otro lado, está el tema de la relación amorosa de ambos; y sí, lo sé, las comparaciones son odiosas, pero necesito explicaros cómo siento que funciona Clove en este aspecto para entender a Cato. En mi opinión, de la misma forma que Peeta con Katniss, Cato quiere más a Clove de lo que ella le podrá querer nunca. ¿El por qué? Pues... Aparte de ese pequeño desequilibrio mental del que ya he hablado.... Que se trata de un ser humano que, en todos sus años de vida, nunca ha tenido la posibilidad de sentir amor, aunque fuese fraternal, hacia ninguna persona; por ello mismo, esta chica es su pedestal, algo que, una vez que lo ha encontrado, necesita para sostenerse en pie, porque constituye el relleno de un hueco que siempre ha estado vacío (por muy cursi que eso suene).
Por estas razones, y aludiendo otra vez a que los dos protagonistas de mi historia entiendan el amor como un defecto, Cato tiene que alejarse de Clove continuamente y prácticamente sin explicación; sucede después del accidente del río, sucede nuevamente el día del cumpleaños de ella, y se debe a que, en momentos de máxima tensión, donde actúa más que nunca por instinto, él es capaz de arriesgarlo TODO (su vida, sus ambiciones, lo que sea) por Clove. Como ya he dicho, no es cuestión de que él no la quiera tanto como ella a él (todo lo contrario), sino que, pese a que intenta disimularlo incluso ante sí mismo, está demasiado implicado.

Un último detalle a comentar sobre la relación amorosa de estos dos personajes concerniente al capítulo 30 (si no lo has leído, no leas esto; contiene spoilers): este se cierra con Clove admtiéndose a sí misma que, a pesar de todo lo que ha pasado, de que (a sus ojos) él la ignore por completo, ella sigue queriendo irremediablemente a Cato. ¿Y esto qué significa? Pues nada más y nada menos que otra prueba de la madurez extremada que tiene Clove y que a Cato (por las cuestiones que ya he tratado) le falta: ella es capaz de reconocer sus propios sentimientos mil veces mejor que él, y por eso mismo, acaba por darse cuenta de que intentar engañarse a sí misma a pocos días de verse en una situación de vida o muerte no tiene ningún sentido.

¡Esto es todo por hoy, tributos! ¿Qué os ha parecido? ¿Queréis que continúe esta serie de "análisis de los personajes" (a menor profundidad, claramente) con el resto de secundarios? ¿No? Cualquier comentario al respecto es recibido con una sonrisa :D.
¡Un beso!





lunes, 24 de agosto de 2015

Capítulo 30: Horn of plenty

¡Hola, hola, tributillos! Con agosto a punto de cerrarse (¿por quééééééééé?) ha llegado la hora de un nuevo capitulillo. ¡Todavía no me creo que ya vayan treinta y siga sin ser capaz de llevar a Cato y Clove a los Juegos!
De cualquier manera, espero que lo disfrutéis mucho :D.
PD: Muchas gracias a Victoria, que no solo no se molesta cuando tardo un mes en contestarle los e-mails sino que, además, ahora que ha publicado en Wattpad su historia, ha sido tan majísima de ponerme una dedicatoria; si os gustan Las crónicas de Narnia (y sino, pues también, oye) podéis echarle un vistazo aquí.