tag:blogger.com,1999:blog-52589744225636151742024-03-13T15:50:47.530-07:00Qué fue del Distrito 2: Cato y CloveAquí encontraréis la historia de los auténticos trágicos amantes en los 74º Juegos del Hambre, así como otros fics relacionados con la saga.Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.comBlogger92125tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-55620352012040001382017-12-31T09:25:00.001-08:002017-12-31T09:25:09.599-08:00Epílogo: The winner takes it all<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2NphZ6db5mPDrCHg3nlNiE50RI668lfLpj-Vq45WRe0GgEDdbQJGza7_AuCMwwUAiA-0q-rECVbExmt0v6-y2I_6CXaGl5YZlhJKTgVVST3_C2Fez1P8rR6FS-xTLmvaCP7NOuufjS9c/s1600/Kiss+it+all+better.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="806" data-original-width="900" height="285" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2NphZ6db5mPDrCHg3nlNiE50RI668lfLpj-Vq45WRe0GgEDdbQJGza7_AuCMwwUAiA-0q-rECVbExmt0v6-y2I_6CXaGl5YZlhJKTgVVST3_C2Fez1P8rR6FS-xTLmvaCP7NOuufjS9c/s320/Kiss+it+all+better.jpg" width="320" /></a></div>
<a name='more'></a><br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: x-small;"><i><br /></i></span></div>
<i style="font-size: small;">The game is on again</i><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>A lover or a friend</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>A big thing or a small</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>The winner takes it all</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i> The winner takes it all, ABBA</i></span><br />
<span style="font-size: large;"><br /></span>
<span style="font-size: large;">CATO</span><br />
<br />
Cuando por fin reúno fuerzas para levantarme, todo está cubierto por una especie de velo. Una sensación familiar me invade el cuerpo, y no puedo evitar reírme.<br />
Parece que Clove se ha llevado consigo la última hebra de cordura que me quedaba en el cuerpo.<br />
Como en otro mundo, noto que las lágrimas, las mismas que antes caían por Clove, ahora se desperdigan por mi cara con cada nueva risotada. Patético. Soy patético. Soy patético y estoy tan desquiciado que me da exactamente lo mismo.<br />
Aún riendo y llorando, ordeno a mis piernas que se muevan. Que se muevan. Que se alejen de Clove, porque ella no se merece esto: haber perdido la vida por ayudar a un loco como yo, a un inútil que se habría matado a sí mismo de no ser por ella. Repito la orden una vez, y otra, y otra, y cuando parece que ya la han asimilado y se mueven como las de un autómata oigo el sonido del aerodeslizador: un zumbido sordo y lejano que se la lleva.<br />
Diría que va a un lugar más bonito, pero el Dos nunca ha sido un lugar especialmente bonito. Aunque quizás, sí un poco mejor; al menos estará en casa. Bueno, más o menos. Su hermana le elegirá un vestido vaporoso, uno de los que ella odiaba, la peinarán, la maquillarán, la pondrán en una caja de madera, lejos de sus cuchillos...<br />
Me vuelvo a reír de mi estupidez. Por un momento, pensaba que me habría gustado ir al funeral de Clove, darle un último adiós; pero no. Esa será la Clove que otros quieran que sea, no la de verdad.<br />
La Clove auténtica se desvaneció en mis brazos en lo que parece que han sido siglos atrás.<br />
El aerodeslizador tarda en irse; debo de estar más cerca de lo que pensaba, porque siento que el viento que levanta me revuelve el pelo, y algo golpetea sin parar en mi pecho. Golpetea. Mi pecho. Molesto. Una y otra vez.<br />
Sin pararme a pensar, arranco de un manotazo lo que quiera que sea, y siento un tirón en el cuello. Un destello plateado cae al suelo, y entre mis dedos, veo una piedra plana y ovalada del tamaño de mi puño.<br />
“Enfoca, joder, enfoca”.<br />
Hay algo grabado en la piedra, el símbolo del Distrito con una frase que mi cerebro tarda en procesar, en entender.<br />
Cuando lo hace, la locura deja espacio a otra vieja amiga para que se apodere de mi cuerpo.<br />
“Orgullo a nuestro de Distrito.”<br />
La furia me quema como un fuego, creciendo desde lo más profundo hasta llenar la última fibra de mí. Por supuesto. Sí, ya está, esto está hecho. Ese soy yo, ¿no? El loco, la máquina de matar construida para traer orgullo a su puto Distrito y consumirse por el camino si es necesario. La pieza estrella del juego.<br />
Porque lo que quieren es un buen espectáculo, y yo siempre se lo doy.<br />
Con un rugido, estrello el colgante contra el suelo y, cuando no se rompe, lo piso, aullando, hasta que lo recojo para volver a lanzarlo contra una piedra. El sonido de algo partido en pedazos pequeños me llena los oídos, me alimenta como combustible a las llamas...<br />
Y entonces lo veo. Entre los restos, tan ligero que el viento casi se lo lleva, hay un trozo de papel. Una foto, aprecio al acercarme.<br />
En ella está Clove, con el vestido blanco que llevó a la Cosecha, aunque es imposible que la foto sea de entonces. Está riéndose, en un gesto precioso que hace que le brillen los ojos mientras se aparta la cortina de pelo negro con una mano. Guapísima. Si no la conociera, diría que angelical.<br />
El velo se aclara un segundo antes de que todo vuelva a nublarse; pero esta vez, es una oleada de nuevas lágrimas lo que difumina los contornos de la realidad.<br />
Se ha ido. Se ha ido y ya no va a estar nunca más, no si yo no la recuerdo, si no hago un esfuerzo por mantenerla en mi mente rota tal y como era, con sus bordes afilados, con la señal de peligro que colgaba del borde de su sonrisa sarcástica. Las lágrimas amenazan con volver a desparramarse, así que aprieto los ojos, tan fuerte que me empieza a doler la cabeza. Por favor, por favor, por favor. No quiero estar solo, no puedo estar solo, no voy a soportarlo, no sin ella. No sin ella.<br />
Hayden lo sabía. Lo sabe. Siempre lo ha sabido todo, la muy capulla, desde que éramos unos críos. Y, mirando la foto de Clove, yo también entiendo lo que me quiere decir: que luche. Que lo intente. Que no deje que mis demonios se me lleven. Que lo haga por ella.<br />
Claro. Pero yo no soy la chica en llamas. No soy el chico amoroso. Soy la máquina, la pieza; y sin ella, sólo hay algo que pueda lograr que siga moviéndome.<br />
La venganza.<br />
Así que susurro un último “lo siento” para Hayden, para Clove, y dejo a la locura volver a envolverme como un manto.<br />
<div style="text-align: center;">
***</div>
El tiempo y el espacio se doblan y se estiran como quieren. Un segundo antes, estaba en la Cornucopia, guardando la foto de Clove en un bolsillo, porque estoy demasiado roto hasta para deshacerme de ella. Ahora, a mis pies, entre las plantas de cereales pisoteadas y la tierra húmeda, la sangre que cae de la cabeza del asesino de Clove se mezcla con los ríos de agua sucia del suelo.<br />
Ah, sí. En algún momento, ha debido de ponerse a llover.<br />
El chico del 11 se arrastra, intentando alcanzar su espada, o su lanza, o lo que quiera que tuviera en la mano antes. De todas formas, da igual, porque ambos sabemos que es inútil. Con un rugido que se confunde con el ruido de los truenos, le atravieso la cabeza con mi lanza y él exhala por última vez.<br />
Claro, sí. La lanza. No me di cuenta hasta que le vi entre los cereales y la adrenalina corrió por mis venas como combustible de que llevaba una en la mano.<br />
El cañonazo no se oye, pero tampoco es necesario: con la punta de la lanza abriéndose paso por su frente, no necesito ninguna confirmación para saber que está muerto. Me obligo a tener un solo segundo de paciencia. Vale, ya; no funciona. La adrenalina, la furia... No es suficiente para calmarlas. Vislumbro, apenas un instante, el cráneo aplastado de Clove, y las llamas en mi interior se avivan aún más. No, no es suficiente, ni mucho menos. Rugiendo, aullando, casi más animal que persona, pego patada tras patada, golpe tras golpe, saco la lanza y se la clavo en otro sitio, hasta que el cuerpo del gigante es un guiñapo de sangre que se escurre por mil agujeros.<br />
Jadeo, sin dejar de golpearle, viendo cómo mis botas se manchan de rojo y la lluvia torrencial las limpia inmediatamente.<br />
-No te lo tomes como algo personal –digo al cadáver -. Sólo asesinaste al jodido sentido de mi vida.<br />
Me río, loco, maniaco. Seguro que a los espectadores les encanta, verme hecho una mierda que se ceba con los restos de un chico muerto. Psicópata. Monstruo. No sé cuántas cosas me llamarán mientras invierten más dinero para que siga vivo y les proporcione unos putos buenos Juegos. Me alejo del tributo del Once, tan perdido en el delirio que no soy consciente de las mochilas hasta que me tropiezo con una de ellas y caigo al suelo.<br />
Grito una palabrota que se pierde entre la tormenta, y pego un puñetazo que me llena de barro y pajitas. Las mochilas. Claro. Por eso piensan todos que le estoy persiguiendo, ¿verdad? Por las mochilas, las mochilas que acabaron con la vida de Clove. Noto un sabor salado en la boca mientras las abro, y sólo entonces soy consciente de que debo de haberme partido el labio en la pelea; probablemente, también se me haya abierto alguna herida pero... ¿Qué más da ya? Mejor: morirme de septicemia me haría parecer tan patético como sé que soy. Rebusco en la mochila, aunque no hay nada especialmente interesante. Botiquines de medicamentos que no voy a usar, una funda, una piedra de amolar... Supongo que el arma que llevaba el chico del 11 era una espada, al fin y al cabo. Abro la otra, más por evitar pensar en qué hacer, ahora que su asesino está muerto, que por curiosidad; pero el tacto de algo que parece impermeable me llama la atención.<br />
Cuando lo saco, lo despliego, y mi cerebro logra entenderlo, siento como si me hubiesen abierto las tripas en canal. La broma es tan fina, tan inteligente y cruel que no puedo por menos que volver a reírme, otra vez una risa desquiciada y enferma: la única reacción que conozco para indicar que me rompo un poquito más por dentro.<br />
El chico del 11 no pilló la broma, claro; él no estaba allí, así que no sabe en qué consistía nuestro regalo. Pero yo sí. Y las cámaras, y todo el Capitolio, y todo Panem, si quiso oírlo.<br />
“Lo que necesitamos es algo que impida que te mates a ti mismo cuando veas a esa maldita niñata.”<br />
Y aquí está. Sólo una, porque Clove no era más que la razón que mantenía cuerda a su estrella, a la pieza que fabricaron desde el principio para su puto show.<br />
Ella no iba a matarse a sí misma en una pelea, no se habría dejado morir de septicemia. Era demasiado fuerte para necesitar una armadura.<br />
Pero yo no.<br />
<div style="text-align: center;">
***</div>
Una vez más, el mundo gira a una velocidad demasiado irregular como para que siga el ritmo. La niñata combustible me mira, y en su mirada noto cómo se debate entre aprovechar mi momento de debilidad y matarme, o ayudar al maldito chico amoroso. Sonreiría, burlándome de ella, pero una nueva arcada me aprieta la garganta y tengo que volver a inclinarme sobre la Cornucopia para escupir una bola de saliva y babas.<br />
Al hacerlo, cierro los ojos. No sé si seguirá persiguiéndome, si estará debajo de mí o se habrá ido a buscar otra víctima después de haber corrido tras de mí durante una eternidad; sólo sé que mi cuerpo no aguantará volver a verla. El solo recuerdo del muto en el que la han convertido, de pelo negro perfecto y ojos sarcásticos y sedientos de sangre, hace que las ganas de vomitar vuelvan. Me agarro el estómago, me obligo a respirar con normalidad, a dejar de hiperventilar...<br />
En algún momento, me recupero lo suficiente como para levantarme. El chico amoroso está apenas a unos metros de mí, y las arcadas quedan sustituidas por una furia que vuelve a hervir en mi cuerpo como lava. Él no tendría que estar aquí; tendría que estar muerto, muerto, MUERTO, pero ni siquiera fui capaz de clavarle una puta espada y acabar con él.<br />
Al menos, no la primera vez.<br />
Aprovechando que mira hacia otro lado, tiro de su chaqueta y, para cuando la parejita combustible quiere darse cuenta de lo que acaba de pasar, mi brazo ya se cierne sobre su cuello, asfixiándolo.<br />
La risa se escapa por mi garganta de nuevo, esta vez más sincera que nunca, más desequilibrada que nunca.<br />
-Dispárame y él se cae conmigo.<br />
Es verdaderamente gracioso, para ser sinceros. Pero la chica en llamas no pilla la broma; no, qué va, parece que el único que entiende las bromas últimamente soy yo.<br />
Lo que le digo no es una amenaza; es toda una petición. Una súplica: por favor, por favor, por favor, dispárame y que los dos caigamos juntos. Hazlo. Yo ya lo dije: el único combustible que me hace seguir en pie es la venganza. Cuando eso se acabe, cuando esto se acabe, no me queda nada; y no se me ocurre broche más dulce para mi caída que morir a la vez que lo hace su felicidad, su alegría, su maldito amor de mierda, ese que tenía que ser nuestro y que nos robaron.<br />
La risa se me agota, pero la sonrisa triunfal permanece, grabada a fuego mientras pienso en el momento en el que los dos perdamos el equilibrio, él sangrando más aún de lo que lo hizo el chico del 11, prácticamente azul de la falta de aire... Pero la chica en llamas sigue sin pillar la broma.<br />
Y por eso, en vez de condenarnos a muerte a los dos con una flecha, dispara a mi mano, al único punto que la armadura no protege, y el maldito chico amoroso aprovecha el momento de sorpresa para lanzarme sobre los mutos.<br />
Se me corta la respiración por el golpe. Un segundo; no, menos, pero ya están todos rodeándome. Primer pensamiento: deja que te maten; tú ya estás muerto, igualmente. Permito a mi mente dejarse llevar por la calma de esa idea: sí, ya estoy muerto. Estoy muerto y los lobos sólo se lo aclararán al mundo.<br />
Pero entonces el muto que antes era Clove se acerca a mí, todo sonrisa de colmillos afilados y ojos sarcásticos, y en mi cuerpo se desata la revolución.<br />
Pego alaridos, lucho, clavo un cuchillo en todo lo que se acerca a mí, e incluso trato de escalar la Cornucopia otra vez, todo por huir de ellos, de ella. Pero son demasiados, demasiados incluso para la estrella de los Juegos, y al final, alcanzan a su presa y se ponen a jugar conmigo como un trozo de carne.<br />
<div style="text-align: center;">
***</div>
¿Cuánto tiempo ha pasado? El dolor es tan insoportable que me cuesta creer que no me haya desmayado. Se ceban especialmente con mi cara y con mis manos, lo único que no protege la armadura; y arrancan dentelladas y garrazos de piel, carne, pelo, todo lo que pueden mientras yo me retuerzo de agonía, y grito, y suplico, e intento cerrar los ojos para no tener que verlos, aunque ni siquiera sé si me siguen quedando párpados.<br />
Uno de los mutos se acerca, más sigiloso que el resto, y se pone a olisquear mi cuello. Se relame al oír el pulso de mi sangre, bombeada a toda velocidad, perdida por todas partes. Clava una garra, afilada como una daga, como comprobando la calidad del lugar que va atacar...<br />
Y de repente, el dolor cesa y todo pasa de ser rojo a blanco.<br />
<div style="text-align: center;">
***</div>
Clove.<br />
Clove.<br />
Clove, Clove, Clove, Clove en todas partes, en cada rincón de la blancura que me rodea. En todas las épocas, con todas las edades y todos los peinados, los trajes, los vestidos, los cuchillos que ha tenido jamás. ¿Dónde coño estoy? Ella está tan cerca que no puedo resistir el impulso de tocarla; pero, cada vez que lo intento, parece que el espacio se deforma para que las puntas de mis dedos queden a un milímetro de su piel.<br />
-Acércate –suplico -. Te echo de menos. Te necesito.<br />
Como en otro mundo, oigo los mutos, el ruido que hacen cuando al fin rompen la armadura por un sitio nuevo y consiguen arrancarme un miembro. También oigo las voces de la parejita combustible, distorsionadas y agotadas.<br />
-Tienes que pedirlo, Cato –dice entonces Clove -. Si no lo pides, no puedo ayudarte. No puedo estar contigo.<br />
Lo sé. Lo sé, lo sé, pero por alguna razón, mover los labios para decirlo es increíblemente difícil, como si toda mi cara estuviera dormida.<br />
-Vamos, Cato –susurra -. No me dejes otra vez.<br />
Asiento. No, no puedo dejarla otra vez, no puedo volver a abandonarla. Poniendo todas mis fuerzas en ello, hago el mayor esfuerzo de mi vida: mayor que separarme de ella la primera vez, la segunda, que no haberla besado tantas veces como habría querido, que dejar que se fuera sin mí la mañana del Banquete. Me empeño tanto que es agotador, hasta que mis labios se juntan y se separan en dos palabras:<br />
-P...por f... fav.. vor.<br />
Clove me sonríe, con esa sonrisa suya que me vuelve loco. Lo he hecho. Lo he conseguido.<br />
La chica en llamas lanza una flecha directa a mi cráneo y por fin, su mano se enreda con la mía.<br />
-Te quiero, Clove.<br />
-Y yo a ti. Más que a nada en el jodido mundo.<br />
Me río; sin maldad, sin locura, con naturalidad.<br />
Y entonces, todo se apaga.<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: x-large;">FIN</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: x-large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
De verdad que no soy capaz de daros las gracias suficientes veces por haberme permitido compartir esta historia y estos cinco, con vosotros. Espero que el epílogo, y la historia en general, haya estado a la altura de vuestra paciencia, vuestras ganas, y vuestros comentarios, que me han sacado mil sonrisas cuando menos lo esperaba.</div>
<div style="text-align: left;">
Sois geniales, en serio, y os aseguro que esto no es más que un "hasta luego" ;).</div>
<div>
<br /></div>
Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-19709440714229270242017-11-15T12:46:00.000-08:002017-11-15T12:46:05.599-08:00Capítulo 53: Jueves<span style="font-size: xx-small;">Bueno...</span><br />
<span style="font-size: xx-small;">Pues esto se está terminando ya.</span><br />
Para variar, voy justa de tiempo, así que no me voy a entretener mucho; este es un capítulo cuya primera versión nació hace cuatro años, y que ha sufrido numerosas modificaciones desde entonces. Para ajustarse a la historia, a mi cambio de estilo, para coger más ritmo... Los personajes han crecido a la vez que lo he hecho yo, haciéndose (espero) un poco más profundos cada vez.<br />
Así que no tengo mucho más que decir, más que desear que este capítulo os guste, os parezca fiel a toda la historia que he intentado contar y... Bueno, aunque no sea ni por asomo alegre, lo disfrutéis tanto como yo escribiéndolo.<br />
Nos vemos para el epílogo.<br />
<a name='more'></a><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><img alt="-Stay With Me- by HennaFaunway" height="324" src="https://orig00.deviantart.net/57d8/f/2012/092/2/d/_stay_with_me__by_peibee_an_jay-d4utoos.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" width="400" /></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="https://www.deviantart.com/art/Stay-With-Me-293638204" target="_blank">Fuente</a></td></tr>
</tbody></table>
<br />
<span style="font-size: x-small;"><i><br /></i></span>
<span style="font-size: x-small;"><i>Te encuentro la cara, gracias a mis manos. </i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>Me vuelvo valiente y te beso en los labios. </i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>Dices que me quieres y yo te regalo </i></span><br />
<i style="font-size: small;">El último soplo de mi corazón.</i><br />
<span style="font-size: x-small;"><i> Jueves, La Oreja de Van Gogh</i></span><br />
<span style="font-size: large;"><br /></span>
<span style="font-size: large;">CLOVE</span><br />
No me hace falta que Cato me despierte: los nervios se encargan de hacerlo en su lugar.<br />
Cuando abro los ojos, después de dar mil y una vueltas sobre el suelo, me encuentro con su mirada, escondida tras las gafas de visión nocturna, clavada en mí. Su mano recorre mi pelo, sin un deje de disimulo. Sonrío; con la luz de la luna iluminando su perfil, tengo que hacer un poderosísimo esfuerzo para no incorporarme y besarle.<br />
“Cuando todo esto acabe y estemos más seguros”.<br />
En su lugar, le aprieto muy sutilmente la mano que me está acariciando el pelo, y él se separa un poco para que yo pueda levantarme. Me pasa las otras gafas y empezamos a preparar todo lo necesario para el banquete. Con su ayuda, confecciono el set de cuchillos que voy a llevar: cuatro perfectos para lanzar, uno más ancho y largo para defenderme, dos ligeros y rápidos, y entre aquellos de forma más original, una preciosidad de hoja fina y curva, casi una pieza de coleccionista más que un arma de combate.<br />
-Creo que le arrancaré la piel con este –comento con frivolidad.<br />
Cruzo los dedos para que algún micrófono lo haya grabado mientras, a mi lado, Cato se ríe; sin embargo, yo noto el deje de insinceridad que se oculta bajo sus carcajadas. Cuando su risa se apaga, el silencio nos rodea, vibrante de tensión.<br />
-Clove –susurra poco después Cato-, ¿estás segura de esto?<br />
-¿Tú sigues sintiéndote igual que ayer?<br />
Le cuesta responderme. Al principio, veo cómo abre la boca, toda la vanidad y prepotencia que le caracterizan en cada fibra; pero la seguridad muere tan rápido como ha surgido, y noto cómo aprieta los puños para evitar que las manos le tiemblen.<br />
-Sí –dice muy bajito.<br />
-Entonces estoy segura.<br />
-Pero no quiero dejarte sola –insiste -. ¿Y si pasase algo...<br />
-Cato –le corto -. No va a pasar nada; con unos cuantos cuchillos, podría acabar con los cuatro yo sola. Tienes que quedarte aquí y esperar a que yo vuelva, ¿vale?<br />
Pero él no queda convencido; incluso en la oscuridad, noto su inseguridad en sus gestos, en la forma en que baja la cabeza y se dedica a arrancar puñados de hierba.<br />
Suspiro. No quiero ceder, pero pensar en el cabezota de Cato saltándose lo que hemos acordado para perseguirme, su reacción cuando se encuentre, al fin, frente a frente con Katniss Everdeen...<br />
-Está bien –claudico -. Si te necesito, gritaré, ¿vale? Desde aquí no se ve muy bien la Cornucopia, pero estaré suficientemente cerca para que me oigas gritar. Si me oyes, vienes; y si no, ni se te ocurra moverte del sitio, ¿estamos? Ni-se-te-o-cu-rra.<br />
Cato valora la idea un rato; pero, para mi alivio, acaba por asentir con la cabeza.<br />
Lo que no sabe es que yo no pienso gritar, ni de coña; ni aunque esté arrastrándome por el suelo, hecha un guiñapo, dejaré que se vuelva loco y se enfrente a ella.<br />
Echo un vistazo al cielo: debe de quedar muy poco para que amanezca. Compruebo una última vez que todos los cuchillos que llevo (en la chaqueta, en el cinturón, incluso en la bota) están bien sujetos y me detengo un segundo antes de acercarme más a la Cornucopia.<br />
Las ganas de besar a Cato vuelven a mí; recuerdo el beso de ayer, la dulzura tan inusitada en el roce de nuestros labios, la manera cálida en que nuestras bocas acogían la lengua del otro. Un momento de paz tan maravilloso en esta vorágine de sufrimiento que han sido los Juegos...<br />
“Cuando todo esto acabe y estemos más seguros”.<br />
Una vez que termine el banquete, estaremos un paso más cerca de llegar a casa. Si las cosas salen bien, podrían quedarnos incluso meras horas para salir de esta Arena y volver, sin ataduras, sin prejuicios absurdos, sin nuestra carrera como profesionales en medio. Entonces podremos besarnos como y cuando nos dé la real gana. Sin niñata en llamas, sin la amenaza del hambre a nuestra espalda.<br />
Puede, incluso, que entonces me deje decírselo.<br />
Con eso en mente, me limito a apretarle una última vez la mano, y a recordarle nuestro trato. Él me asegura que no se moverá y entonces, por fin, yo voy a esconderme.<br />
Sola.<br />
Desde aquí veo perfectamente la Cornucopia, primero gracias a las gafas de visión nocturna, aunque la luz tarda poco en hacerlas innecesarias; sin embargo, por mucho que lo intento, no encuentro nada que pueda hacer pensar que aquí va a celebrarse un banquete. Tamborileo con los dedos, impaciente, esperando una señal...<br />
Y cuando el primer rayo de sol se refleja sobre la superficie dorada de la Cornucopia, el suelo frente a esta se abre con un temblor, y surge una mesa redonda con un mantel de un blanco deslumbrante y cuatro mochilas de distintos tamaños con el nombre de cada Distrito.<br />
Estoy tan sorprendida por lo grande que es la nuestra, que casi me pierdo el momento en el que una nube de pelo brillante y naranja sale de ninguna parte y se lleva, tan rápido como ha aparecido, la mochila verde con el número cinco: la chica a la que Cato confundió con la niñata. La que casi consigue que se mate a sí mismo.<br />
Noto la adrenalina y la rabia bullir por mis venas y, por un momento, me planteo la opción de perseguirla; pero no. Esa no es mi lucha; de ella ya dejaré que se encargue Cato cuando esto haya terminado.<br />
-Vamos, chica combustible –susurro -. ¿En qué agujero te has escondido?<br />
Y en ese momento, como respondiendo a mi llamada, la niñata emerge de unos matojos y yo sonrío.<br />
Que empiece la fiesta.<br />
Lanzo el primer cuchillo en lo que me levanto del suelo, pero ella se lo ve venir y, cargando el arco que algún momento perteneció a Glimmer, desvía mi cuchillo hacia un lado un segundo antes de lanzarme una flecha.<br />
-¡Joder! –exclamo entre dientes.<br />
Me he movido lo suficiente como para que el disparo no sea mortal, pero tengo que parar un instante a examinar el agujero que me ha abierto en el antebrazo izquierdo. Me arranco la flecha, anestesiada por la adrenalina, y vuelvo a correr con el corazón a mil por hora. Mientras tanto, la chica en llamas ha llegado a la mesa, un brillo de esperanza formándose en sus ojos...<br />
Pero esta vez está demasiado ocupada cogiendo su mochilita como para verse venir mi siguiente cuchillo.<br />
Quiero jugar, y le prometí a Cato que lo haría, así que, aunque el impacto podría haber sido mortal, me contento con que le dé en la frente y la impresión le atonte lo suficiente como para pararla. La sangre tarda poco en cubrirle el ojo, la boca, toda la cara, e intenta lanzarme una última flecha sin éxito. Yo no pierdo un segundo en aprovechar su debilidad y lanzarme sobre ella para inmovilizarla.<span style="white-space: pre;"> </span><br />
Rodamos por el suelo, ella tratando de lanzarme zarpazos a ciegas para apartarme; pero yo he empezado con ventaja, los años de entrenamiento suplen con creces mi tamaño, y la técnica que Dock nos enseñó prueba ser tan infalible como siempre. Mis jadeos se mezclan con los de ella, pero no puedo por menos que sentirme victoriosa cuando la veo inmovilizada debajo de mí, tan impotente, tan ridícula y lamentable.<br />
-¿Dónde está tu novio, Distrito 12? –Sonrío con sarcasmo -. ¿Sigue vivo?<br />
-Está aquí al lado, cazando a Cato –y entonces, la muy idiota se pone a gritar a pleno pulmón -. ¡Peeta!<br />
Mi puño se lanza contra su tráquea sin que tenga ni siquiera que pensarlo. ¡Idiota, idiota hasta el último puto momento! Miro de un lado a otro, sintiendo cómo la ansiedad empieza a adueñarse de mi cuerpo...<br />
Pero Cato no debe de haberla oído, porque no aparece. Inspiro profundamente, antes de volver a colocarme la máscara de profesional y mirar a la niñata con una sonrisa de puro desprecio.<br />
“Que los patrocinadores disfruten del momento”.<br />
-Mentirosa –digo -. Está casi muerto, Cato sabe bien dónde cortó. Seguramente lo tienes atado a la rama de un árbol mientras intentas que no se le pare el corazón. ¿Qué hay en esa mochilita tan mona? ¿La medicina para tu chico amoroso? Qué pena que no la vaya a ver.<br />
Abro la chaqueta, más para deleitarme en la cara de pánico de ella al ver las miles de formas de matarla que forran mi chaqueta; yo ya tengo muy claro cuál es mi siguiente movimiento. Con parsimonia, sin prisa, cojo la maravilla de hoja curva, acariciándolo con un dedo.<br />
-¿Sabes? Le prometí a Cato que, si me dejaba acabar contigo, le daría a la audiencia un buen espectáculo.<br />
Ella no sólo no capta la dureza, el reproche de esas palabras sino que, precisamente en ese momento, decide realizar un patético intento de desequilibrarme. Me entran ganas de arrancarle la cara con las uñas, de sacarle el corazón de cuajo del pecho...<br />
-Olvídalo, Distrito 12 –digo, cada sílaba inyectada de todo el veneno posible –vamos a matarte, igual que a tu lamentable aliada..., ¿cómo se llamaba? ¿Rue? Bueno, primero Rue, después tú y después creo que dejaremos que la naturaleza se encargue del chico amoroso. ¿Qué te parece? Bien, ¿por dónde empiezo?<br />
En realidad, la niña del Once nunca me hizo nada por lo que se mereciera que la haya tratado así: era pequeña, demasiado frágil para enfrentarse a los Juegos, y, aunque Everdeen no lo sabe, la única razón por la que aún sigue viva, por la que no la maté hace días, en medio del bosque. Pero sé, por cruel experiencia propia, que no hay ningún dolor físico que se iguale a recordar cómo sufre alguien que te importa.<br />
Y si Cato sufre por su culpa y a ella le da igual, entonces se merece la más cruel de las muertes.<br />
Le limpio sin cuidado la sangre de la herida con la chaqueta, y vuelvo su cara de un lado a otro, pensando en qué precioso mensaje podría dejar para que ella se retuerza de dolor y ni un solo patrocinador pueda dudar de mis capacidades. La chica en llamas intenta morderme la mano, un intento patético que recompenso tirándole del pelo para pegar su cabeza al suelo. Una mueca se dibuja en sus labios y entonces tengo una idea tan divertida y genial que no puedo dejar de sonreír.<br />
-Creo... Creo que empezaré con tu boca.<br />
“Lo siento, Peeta; pero no hay derecho a que sólo vosotros podáis jugar a los malditos amantes trágicos mientras los demás nos buscamos la vida”, pienso mientras le trazo el perfil de su boca con el cuchillo, practicando mi próximo dibujo.<br />
-Sí, creo que ya no te hacen mucha falta los labios. ¿Quieres enviarle un último beso al chico amoroso?<br />
Un escupitajo de sangre y saliva me llena la cara. Me lo aparto con una mano, los ojos llameantes de furia.<br />
-De acuerdo, vamos a empezar.<br />
Deleitándome en la manera en que el cuchillo lucha por romper su piel, clavo lentamente la punta en la comisura de sus labios...<br />
Y de repente, una fuerza arrolladora me arranca del cuerpo de la chica en llamas. No puedo evitar gritar por la sorpresa, y poco después por la falta de oxígeno en mis pulmones. Mi cuerpo pende a treinta centímetros del suelo, solo sujeto por los enormes brazos del chico del 11. ¿Del chico del 11? Pero, ¿qué coñ...<br />
Oh, no. No, por favor. No puede haberse tomado en serio el comentario, no tanto. Empiezo a boquear como un pez, intentando no hiperventilar por la histeria, y él me tira al suelo con una fuerza tan bestial que, a su lado, el padre de Cato parecería un niño de doce años.<br />
-¿Qué le has hecho a la niñita? ¿La has matado?<br />
No puedo pensar con claridad: la voz del chico del 11 retumba en mi cabeza como salida de una pesadilla. Noto cómo la histeria se apodera de mí y, para cuando me quiero dar cuenta, estoy retrocediendo de espaldas tan rápido como puedo, incapaz siquiera de levantarme.<br />
-¡No! ¡No, no fui yo!<br />
Mi voz suena patética y desesperada, sin ningún resquicio de la calma que he aparentado en todo momento. En mi cabeza resuenan sin parar las mismas palabras, “me va a matar, me va a matar, me va a matar, me va a matar...” ¡No! No, no, si pierdo los nervios, pierdo la última baza que me queda. Obligo a mi mente enloquecida a pensar: quizás, si me deja explicarle que yo no la maté, que respeté su tumba...<br />
-Has dicho su nombre, te he oído. ¿La has matado? –La furia llamea en sus ojos con mayor fuerza todavía. -¿La cortaste en trocitos como ibas a cortar a esta chica?<br />
Vale, no, no funciona. Había algo que hacer en estas situaciones. ¡Clove, por Panem, cálmate y piensa!<br />
-¡No! No, yo no… -cojo aire de golpe. ¡Eso es! ¡La pulsera! ¡La maldita pulsera de Hayden! Le doy la vuelta esperando buscar la salvación...<br />
Y sólo el saber que estoy a punto de morir evita que me ría de la maldita ironía.<br />
No hay una salvación; en el dorso de la pulsera, sólo encuentro una palabra garabateada. Una palabra que me he prometido no gritar, que me he prohibido pronunciar. Fuerzo mi cabeza a que busque una solución, un segundo significado para esta broma pesada; pero cuando veo la enorme piedra que el chico del 11 sujeta en la mano, no puedo por menos que darle la razón.<br />
Al fin y al cabo, siempre hemos sido nosotros dos, ¿verdad, Cato? Yo me caigo y tú me recoges; tú te derrumbas y yo te apoyo. Y soy demasiado egoísta como para librarte de esto si eso significa que me voy sin estar a tu lado.<br />
Lo siento, mi amor. No soy tan fuerte como pensaba.<br />
<br />
CATO<br />
La primera vez no la reconozco: es una voz teñida de histeria descontrolada, rota de tanto gritar.<br />
-¡Cato! ¡Cato!<br />
Quizás es porque es demasiado cruel para ser verdad.<br />
-¡Cato!<br />
Pero cuando empiezo a correr y mi cuerpo se llena de impotencia al comprender el error fatal que ha cometido, me doy cuenta:<br />
¿Quién sino me habría llamado por mi maldito nombre?<br />
Los pulmones me arden, no siento las piernas y los doscientos metros que me separan de ella, los putos doscientos metros que puso entre los dos para protegerme, se me hacen interminables. A lo lejos, distingo cómo un chico monstruosamente grande levanta una piedra, y obligo a mis pies a pisar con más fuerza, a ir más rápido; pero yo sigo lejos mientras el chico aporrea una cabeza, su cabeza, su pelo negro como un cuervo, con una piedra tan grande como una barra de pan.<br />
“No, por favor, no, por favor, por favor, por favor...”<br />
Y aún estoy a varios metros cuando el cráneo deformado de Clove golpea el suelo: sin delicadeza, sin frialdad, sin nada de lo que es ella.<br />
-¡Clove! ¡Clove!<br />
Para cuando llego, la chica en llamas y el gigante ya se han alejado demasiado como para que pueda atacarlos. Sin embargo, siguen cerca, muy cerca, lo suficiente como para poder alcanzarlos y acabar, al menos con uno de los dos. Las posibilidades de apagar sus vidas son tan tentadoras...<br />
Pero el pecho de Clove empieza a subir y bajar rápidamente a mis pies, y cualquier idea de venganza se esfuma instantáneamente de mi cabeza. Tengo que estar con ella; me necesita. La necesito. Y aunque en el fondo lo sé, el dolor es tan intenso que me niego a creerlo, que desecho cualquier pensamiento que pueda sugerir la verdad. No cuando estábamos tan cerca, cuando quedaba tan poco, cuando volvíamos a ser Cato y Clove, el equipo, los de siempre...<br />
-Clove, quédate conmigo, por favor, por favor, quédate conmigo...<br />
Acuno su cabeza con suma delicadeza, sin dejar de murmurar mi letanía mientras ella intenta coger unos últimos soplos de aire. Veo, como a cámara lenta, que el brillo en sus ojos se va apagando, y tengo que cerrar los míos para evitar que las lágrimas se derramen por doquier.<br />
-Cato –susurra entonces.<br />
Abro los ojos inmediatamente.<br />
-¿Sí?<br />
A lo mejor puede sobrevivir. Me está hablando, ¿no? Hablar cuesta esfuerzo, yo lo sé: hablar es algo que hacen los vivos, joder, no la gente que se ha ido, que... que se va a...<br />
-Te quiero.<br />
Es como si el corazón se me desgarrase en mil pedazos.<br />
Porque no puedo ignorar lo que implica esto. No puedo ignorar lo que implica que lo diga, así, en medio de la Arena, sin miedo a lo que puedan pensar los patrocinadores, el Capitolio, todo el maldito país. Y siento esa sensación tan familiar de miedo, de miedo a implicarse demasiado y a que los demás puedan pensar...<br />
A la mierda. Ella se está yendo, y no puede irse sin saberlo.<br />
-Yo también te quiero, Clove –le confieso, me confieso a mí mismo-. Estoy enamorado de ti hasta las putas trancas, joder.<br />
Una sonrisa, tenue y delicada, feliz e irónica, se forma en su rostro. No puedo aguantarlo más y la beso: le robo su último soplo de aire aquí, delante de todo el que quiera verlo, sin que la oscuridad, la locura o las hormonas puedan excusarme. Dejo que las lágrimas caigan por mis mejillas mientras ella se va, y que Panem entero sea consciente de lo que se ha perdido.<br />
La primera vez que entrenamos juntos. El primer contacto. El concurso de baile, los miles de besos a escondidas y los que no lo fueron tanto, ella con sus preciosos vestidos de las Cosechas, la noche en mi casa, las veces que me ha salvado y que yo la salvé a ella, todo, todo, todo aparece delante de mis ojos como una película. Los combates, las discusiones, la tarde después de su cumpleaños, la pelea el último día antes de entrar a esta maldita Arena. Mientras el cañonazo suena a lo lejos, comprendo que la mentí, que nunca sería capaz de hacerla daño porque me importa, me importa demasiado, me importa más de lo que me pueda importar cualquier otra cosa. Comprendo la importancia de decir en voz alta lo que he dicho, la importancia de esa verdad: que la amo de una forma que es casi insana, tan enferma y negativa como nosotros, que estamos podridos por dentro y sólo podemos ser algo con el otro. Comprendo que decirlo era el paso definitivo que nos quedaba para conseguirlo, la única barrera que quedaba por saltar.<br />
Lo comprendo todo, pero lo comprendo tarde:<br />
Ella ya se ha ido.<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">FIN DEL CAPÍTULO 53</span></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-12705733017797613772017-10-29T12:31:00.000-07:002017-10-29T12:32:26.569-07:00Capítulo 52: Come homePodría excusarme en lo complicados que se volvieron los últimos días de verano, los primeros del curso (que se solaparon casi sin que yo me diera cuenta), y los no tan primeros... Pero la realidad es que dije que a partir de junio iría más rápido y llevo más de dos meses sin subir.<br />
Después de este capítulo, sólo queda otro más y el prólogo; siento muchísimo estar retrasándome tanto con algo que ya lleva meses escrito, pero, aún así, no sabéis cuánto os lo agradezco. Por seguir hasta el final, y por mostrar tanto interés en la historia a pesar de mis constantes atrasos.<br />
En fin, no me enrollo más y os dejo con el capítulo; ¡espero que os guste!<br />
<a name='more'></a><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4UEL20Jm-ZHplganVjaxmtdYH9lRXpF8c2B7mb-6W6Iuu1vwRupJohYp2tkhe8OJwVuMJDp5OjlyF9uaLU2h0w3fOnSRqHr6dgG1p_0jmnDoPgEbWuM2h1c8EYmndWjlnOt8lkXT_M3U/s1600/Clove.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="500" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4UEL20Jm-ZHplganVjaxmtdYH9lRXpF8c2B7mb-6W6Iuu1vwRupJohYp2tkhe8OJwVuMJDp5OjlyF9uaLU2h0w3fOnSRqHr6dgG1p_0jmnDoPgEbWuM2h1c8EYmndWjlnOt8lkXT_M3U/s320/Clove.jpg" width="320" /></a></div>
<span style="font-size: x-small;"><i>And so I thought I’d let you know</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>That these things take forever</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>I especially am slow</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>But I realize that I need you</i></span><br />
<br />
<span style="font-size: x-small;"><i>And I wondered if I could come home</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i> First day of my life, Bright Eyes</i></span><br />
<span style="font-size: large;"><br /></span>
<span style="font-size: large;">CLOVE</span><br />
-Sabes perfectamente que tenemos que ir.<br />
Dejo pasar unos segundos antes de asentir lentamente. Reticente.<br />
Porque me gustaría tener un argumento para llevarle la contraria. Me gustaría poder sacar todo el sarcasmo que llevo dentro en una contestación inteligente que me diera la razón; pero no puedo, porque no la tengo.<br />
Y sin embargo, eso no lo hace más fácil.<br />
Ni siquiera puedo mirar a Cato a los ojos. Aparto la vista hacia el suelo, y me entretengo en arrancar la hierba como si, por arte de magia, fuese a conseguir con ello que Claudius Templesmith hiciera un maldito anuncio que revocase el anterior. Suelto una risa irónica ante la estupidez de ese pensamiento, y arranco los hierbajos del suelo con más fuerza, con más rabia, llenándome las uñas de tierra y deseando que un tributo se pusiese al alcance de mi cuchillo en ese momento.<br />
-¿A qué crees que se refiere con que cada uno necesitamos “una cosa desesperadamente”? –Dice entonces Cato. -¿Qué necesitamos nosotros? ¿Reservas, comida...<br />
-Lo que necesitamos es algo que impida que te mates a ti mismo cuando veas a esa maldita niñata.<br />
Pum. Ale, ahí está. Todo el sarcasmo y el dolor acumulados en una misma frase, dicha en el peor momento posible. La mirada de Cato se nubla tan rápido como yo me arrepiento de haber hablado, pero ya es demasiado tarde: Panem entero se ha hecho eco de mis palabras.<br />
Extiendo la mano para tocar la suya en un gesto de conciliación; él se aleja como si se tratase de una descarga eléctrica y yo, comiéndome el dolor de ese gesto, vuelvo a guardar silencio y a arrancar la hierba del suelo.<br />
Hasta que, con una impaciencia que me cuesta reconocer, eso también se me hace insoportable y siento la necesidad de hablar.<br />
-Oye, Cato, lo sien...<br />
-¿Podemos ir a practicar un poco, por favor?<br />
Alzo las cejas, sorprendida.<br />
-...Sí, claro.<br />
Se levanta tan rápido que me da miedo que se abra la herida otra vez, y tengo que ponerme en marcha corriendo para seguirle. Aun así, me lleva unos cuantos pasos de ventaja mientras camina en busca de una zona despejada donde podamos pelear.<br />
Tardamos poco en encontrar un sitio suficientemente espacioso, pero convenientemente cubierto. Con la espada enfundada y sin decir palabra, Cato se pone en posición de defensa. Asintiendo, yo aseguro que los cuchillos que llevo están bien guardados y me lanzo contra él.<br />
Entrenar con Cato, siempre que esté cuerdo y calmado, me recuerda más a una coreografía que a una lucha como tal. Los dos nos conocemos tan bien, hemos asimilado de tal forma los movimientos del otro que para cuando él me lanza un gancho, yo ya lo he esquivado y me ha dado tiempo a encadenar el siguiente movimiento, encajando con su defensa como las piezas de un puzle. Él aprovecha su fuerza, yo me valgo de mi agilidad: me agarra desde detrás y le desequilibro para zafarme antes de que le dé tiempo a llevarse la mano a la espada; lanzo un puñetazo y él lo para a centímetros de su cara, en un movimiento brusco que acaba con mi brazo aprisionado bajo su codo durante un segundo, antes de que me libere y adopte otra vez posición de ataque. Le observo y en cada detalle, en cada punto de tensión en su cara, intuyo qué es lo que va a suceder a continuación.<br />
Por eso cuando la patada que iba dirigida a mí acaba con una mueca y un boquete allí donde la tierra y el pie de Cato han hecho contacto, sé que es el momento de parar.<br />
-Levántate la pernera –exijo.<br />
Cato está tan metido en la pelea que tarda en reaccionar.<br />
-¿Qué? –dice finalmente.<br />
Suspiro, tratando de ignorar el escalofrío que me recorre. Tan metido como para ni siquiera darse cuenta de lo que ha pasado.<br />
-Que te levantes la pernera. La de la pierna de la herida –enfatizo.<br />
Por supuesto, cuando él me hace caso y yo me acerco para tocar la venda noto que está empezando a empaparse otra vez; y, a juzgar por el gruñido que suelta Cato al sentir las yemas de mis dedos, probablemente también se haya infectado.<br />
-Vamos a volver –resuelvo. –De todas formas, está empezando a oscurecer, y nos vendrá bien descansar antes de...<br />
Dejo la frase en el aire; decirlo en voz alta sólo hace que se vuelva más real, más presente. Bajo la pernera del pantalón de Cato, me levanto y espero a que me siga.<br />
Pero él permanece clavado en el sitio.<br />
-¿Cato?<br />
Sé que me ha oído por la manera en que su cabeza se gira ligeramente, por la profundidad que adopta su siguiente respiración; sin embargo, sigue sin moverse, con la vista puesta en el suelo y los puños apretados.<br />
-Cato, tengo que cambiarte la venda y preferiría hacerlo con un mínimo de luz.<br />
Sigue parado. Yo me cruzo de brazos.<br />
-O podemos quedarnos aquí toda la noche y cuando mañana lleguen todos para el banquete, que nos encuentren así. Tú con la pierna hecha una pena y yo sin haber tenido un sueño decente desde hace día y medio. Un panorama verdaderamente atractivo.<br />
Pasan unos segundos que se hacen eternos.<br />
Y con un suspiro pesado y los puños aún apretados, pero eso le hace salir al fin del trance. Dejo que me adelante, incapaz de confiar en lo que pueda llegar a hacer, y observo su caminar pesado hasta que estamos de vuelta en nuestro refugio.<br />
-Venga, ponte ahí para que te mire esa pierna.<br />
Él obedece, aún con los puños apretados y esa forma de desenvolverse, ausente y a la vez como si estuviese reprimiendo toda la rabia del mundo. Una corriente de viento frío me hace estremecerme en ese momento, y froto una mano con la otra para intentar calentarlas antes de volver a levantarle la pernera del pantalón.<br />
-Toma.<br />
Levanto la vista: esquivando mi mirada, Cato me tiende la manta que guardó en su mochila. Con un “gracias” susurrado la cojo, pasándomela por encima de los hombros. Cato no dice nada más, así que, volviendo a su pierna, me centro en desenrollar una venda que ya está manchada de rojo.<br />
Efectivamente, no sólo se le ha abierto la herida, sino que nuestra caminata por el bosque, pese a mis cuidados de esta madrugada, ha dejado su rastro: el mismo pus amarillento al que ya me enfrenté días atrás vuelve a hacer acto de presencia, aunque no en una cantidad que resulte excesivamente preocupante. Limpio la herida y vuelvo a aplicar antiséptico religiosamente, sin que se me pase el gemido de dolor que se le escapa a Cato al hacerlo. Le miro, pero él vuelve a rehuir mi mirada y permanece callado. Suspiro. El silencio no ayuda a ahogar la cadena de pensamientos que se precipita, uno sobre otro, en mi cabeza. Como que pronto tendremos que cenar. Que lo que nos queda de comida no es, ni mucho menos, lo ideal para tomar antes de entrar en batalla campal con otros cuatro tributos. Que dependemos otra vez de los patrocinadores. Que lo último que han visto estos ha sido el ataque de locura de Cato y mi reacción, lejos de positiva, ante la perspectiva de un enfrentamiento y que eso es, precisamente, lo que mantiene a nuestros patrocinadores con nosotros: nuestras ganas de pelea.<br />
Así que buscando solucionar todos mis problemas de una sola vez, hago lo que peor se me puede dar en el mundo:<br />
Intento entablar conversación.<br />
-Quizás lo que más necesitamos nosotros es descargar un poco de adrenalina –comento, buscando algo con lo que tapar la herida que sigue sangrando -. No le haría ascos a una buena pelea.<br />
Cato sigue sin contestarme; estoy a punto de soltar un comentario sarcástico al respecto cuando un reguerillo de sangre cae de la herida otra vez. Bufo de frustración.<br />
-Ni se lo haría a una buena pomada cicatrizante que me ayude con esto –añado entre dientes.<br />
Y como venido de la nada, él se ríe.<br />
Levanto la vista, sorprendida, y me encuentro con su cara, que se contrae en una risa cruel y desganada; una risa que resulta más terrorífica que reconfortante y que me pone los pelos de punta.<br />
-Eso se lo reservarán al chico amoroso –dice entonces -. O eso o arsénico, y así la chica en llamas no tendrá que cargar más con su peso moribundo. Ya bastante ha aguantado vivo.<br />
Yo hago un amago poco creíble de sonrisa, intentando aferrarme a ese proyecto de conversación mientras él sigue riendo; sin embargo, para mi desesperación, Cato vuelve a rehuir mi mirada en cuanto lo nota. Con la sonrisa muriendo en mis labios tan rápido como surgió, envuelvo la herida de Cato con más vendas...<br />
Y en ese momento lo oigo. Tan bajito que las cámaras no habrán podido captarlo.<br />
-Ni siquiera he podido hacer esa mierda bien.<br />
Entonces Cato me mira, por fin, con los ojos brillantes y vidriosos por las lágrimas.<br />
Lágrimas. En los ojos de Cato.<br />
No me extraña que no quisiera mirarme.<br />
Envuelvo su mano con la mía casi por instinto, con el corazón latiéndome a mil por hora, tan, tan fuerte que me duele el pecho. Y me mantengo ahí, firme, su roca, su fortaleza, ignorando esa vocecilla que me chilla que esto es mucho, demasiado, demasiado íntimo, demasiado para los Juegos, más que cualquier ataque de locura que haya tenido que afrontar. La ignoro y se lo digo:<br />
-Cato, estoy aquí.<br />
Notar la lucha que mantiene consigo mismo es desesperante y desgarrador al mismo tiempo y, sin saber muy bien qué es lo que tengo que hacer, le aprieto aún más la mano. Como si con ese gesto pudiese traspasarle toda la fuerza que el chico incasable, el gigante del Distrito 2, no es capaz de encontrar en sí mismo.<br />
Cato hace amago de hablar: una, dos veces. Se calla porque sabe que las lágrimas están a punto de precipitarse fuera de sus ojos, o porque no encuentra las palabras que decir; pero yo sigo esperando, paciente, mirándole a los ojos y expresando lo que no ninguno de los dos debe expresar con palabras.<br />
-Me da miedo, Clove –confiesa finalmente-. Me doy miedo. Se me ha ido la cabeza del todo y ya no sé lo que hacer, no sé lo que haré cuando la vea delante de mí y todo me supere. Sólo de pensarlo me empieza a arder el cuerpo. ¡Joder! Me dan ganas de pegar un puñetazo, de, de... Por Panem, si ni siquiera he sido capaz de entrenar contigo sin perder el norte. Cuando... Cuando ella esté delante...<br />
Tiembla. Manos, labios, lágrimas, palabras, todo en él tiembla y la desesperación de verle roto y no saber cómo arreglarlo es demasiado fuerte...<br />
Así que le beso.<br />
No sé cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que fui yo quien le besó, pero da igual. Esto es diferente. No son los besos puramente físicos que compartimos en el Capitolio; ni siquiera es como el beso de ayer en el lago, necesitado y lleno de medias verdades, de sentimientos ocultos. No; si se parece a algún beso que jamás haya probado, es al primero que nos dimos. Aunque es un poco más intenso. Aunque mi lengua juega ligeramente con la suya y nuestros labios se amoldan a los del otro casi por instinto.<br />
Aunque sabe a la sal de sus lágrimas que, en la semioscuridad del atardecer, no son para nadie más que para mí.<br />
Pero hay un deje de torpeza. La inexperiencia de dos bocas que nunca han besado así. Con suavidad. Con dulzura. De forma amable y cariñosa, en otro momento puede que incluso diría insulsa, pero que ahora es exactamente lo que los dos necesitamos. Abro y cierro mi boca con delicadeza, llenándome de él, llenándole de mí, recreándome en la humedad y calidez que se desprende del contacto.<br />
Es un beso, en definitiva, que dice lo que Cato ha temido siempre plasmar en palabras.<br />
Sin soltarle la mano, acuno con la otra su cara, acariciándola, recogiendo las lágrimas que caen de sus ojos cerrados con el pulgar. Seguimos besándonos, lentamente, sin prisa, aspirando el olor del otro, lo que parece un segundo o toda la eternidad; no sé cuánto tardamos en separarnos, pero al hacerlo, sigo muy cerca de él, tanto como para que su respiración me haga cosquillas en las mejillas.<br />
-Yo iré mañana al banquete –susurro-. Tú vigilarás por mí en la retaguardia, y yo iré al banquete y mataré a esa maldita niñata.<br />
Cato se remueve, nervioso.<br />
-Pero...<br />
Le silencio poniendo un dedo en sus labios. Él me mira y lo sabe: esto no es discutible; no después de lo que acaba de pasar.<br />
-Prométeme que darás un buen espectáculo –abdica al fin-. Si tienes que ir tú, prométeme que lo harás.<br />
Yo asiento vigorosamente, sin tener que fingir nada en ese gesto: no mentía con aquello de que necesitaba descargar adrenalina.<br />
Pero ahora no; aún quedan cosas por hacer antes de mañana. Le beso otra vez más, con la misma suavidad, aunque no durante tanto tiempo. Y, a regañadientes, me separo de Cato y termino de tratar sus heridas. Después recojo toda la comida que hayamos podido cazar o recolectar en las últimas semanas, y miro al cielo, esperando que, a pesar de todo lo que haya sucedido, alguien esté todavía dispuesto a gastar su dinero en nosotros. Por suerte, los años de experiencia de Brutus y Lyme como mentores juegan a nuestro favor, y para cuando vamos a empezar con nuestra habitual comida de plantas acuáticas, un paracaídas plateado con una hogaza de pan y caldo de carne desciende junto a nosotros. Lo devoramos todo: no tiene ningún sentido reservarse alimentos y pasar hambre hoy, si por ello mañana no logramos sobrevivir a la pelea. Y cuando hemos terminado, trabajamos un rato en nuestra estrategia de mañana, hasta que yo ya no puedo contener los bostezos y Cato me obliga a dormir.<br />
-Me lo debes: si tú vas a pelear mientras yo me quedo vigilando, me lo debes.<br />
No puedo por menos que darle la razón, pero a la vez, siento cómo me recorre la tristeza: Cato, el de verdad, el que fue en su mejor momento, nunca habría cedido su lugar en una pelea. Por muchas condiciones que eso le permitiese imponer, jamás se habría quedado vigilando mientras otro se enfrentaba a su mayor rival. Nunca. Y pensar que la maldita Katniss Everdeen, la puñetera niñata combustible le ha reducido, le ha enloquecido hasta el punto de darse miedo a sí mismo, hace que la ira crezca en mi interior de forma desenfrenada.<br />
“Prométeme que darás un buen espectáculo.”<br />
Puede apostar a que lo haré.<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">FIN DEL CAPÍTULO 52</span></div>
<div>
<br /></div>
Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-83803573709058818462017-08-16T14:45:00.001-07:002017-08-16T14:45:22.790-07:00Capítulo 51: The danger zone¡Hola, hola, tributos! Sin mucho tiempo para presentaciones porque esto del verano está siendo una locura, aquí os dejo el capítulo 51. ¡Espero que os guste, y lo siento muchisisisisisimo por el retraso!<br />
<a name='more'></a><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCcTsXWyyFXMndMk5ZSjrimgM4DiQYdet9WoCdphFJzrliTvMUmOtPixctdjcDXg8ccL6oR43uCQbKelrZeZSowKeJ_QBDNrGWr2ucwCdnMpEajAslQq2AIiVX-fKF47co7lBSEuabZuo/s1600/Brutal+bloody.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="500" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCcTsXWyyFXMndMk5ZSjrimgM4DiQYdet9WoCdphFJzrliTvMUmOtPixctdjcDXg8ccL6oR43uCQbKelrZeZSowKeJ_QBDNrGWr2ucwCdnMpEajAslQq2AIiVX-fKF47co7lBSEuabZuo/s320/Brutal+bloody.jpg" width="266" /></a></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-size: x-small;"><i>All alone in the danger zone</i></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-size: x-small;"><i>Are you ready to take my hand</i></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-size: x-small;"><i>All alone in the flame of doubt</i></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-size: x-small;"><i>Are we going to lose it all?</i></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-size: x-small;"><i> City lights, Blanche</i></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-size: x-small;"><br /></span></div>
<span style="font-size: large;">CLOVE</span><br />
<br />
Sabía que salir a cazar no era buena idea.<br />
Era necesario, claro: poco después de declarar nuestras intenciones, recibimos un paracaídas con una olla de sopa de pollo suficientemente grande como para alimentarnos, junto con los restos del pastel de esta mañana, tanto a Cato como a mí. Si quedaba alguna duda de que nuestros patrocinadores se basan en nuestra disposición para buscar víctimas, ha quedado resuelta...<br />
Pero viendo al Cato de la última hora, tengo que repetirme esa frase muchas veces para que me parezca que merece la pena.<br />
Ha empezado como cierta tensión, nada que llamase excesivamente la atención: lo propio de un cazador a punto de buscar una presa; la misma energía contenida que ha hecho que se le fuera la finta esta mañana.<br />
Pero conforme nos hemos ido sumergiendo en el bosque, los ataques repentinos han ido en aumento: giros bruscos, pasos apretados, gruñidos por lo bajo de un tinte casi animal... Es como si oliera la presencia de la chica en llamas, cerca, casi a su alcance...<br />
Y que precisamente ese “casi”, fuera lo que le hace perder la cabeza.<br />
-Cato –susurro.<br />
A través de las gafas de visión nocturna, veo las venas marcadas en sus músculos; su respuesta es otro gruñido.<br />
-Cato, escúchame. Creo que deberíam...<br />
-Clove, no.<br />
-Cato, en serio...<br />
-¡NO!<br />
Su mano se lanza hacia mí inconscientemente, pero antes de que llegue a tocarme ya tengo un cuchillo apuntando directamente a su hombro. Su mirada vacía se mide con la mía hasta que Cato vuelve en sí, frunce el ceño y baja la mano, temblando.<br />
-No hace falta que hagas eso.<br />
-Yo creo que sí.<br />
Mi tono de voz es frío y duro. Como debe de ser en un profesional. Como si mis palabras fuesen una verdad absoluta. Como si no estuviese muerta de miedo por lo que Cato pueda llegar a hacer, no a mí, que sé dónde están sus puntos débiles sino, directamente, a sí mismo.<br />
“Por favor, por favor, no te pierdas, no pienses en ella, quédate conmigo, quédate conmigo...”<br />
-Si quieres que siga con esto, tienes que calmarte.<br />
-Nadie te está diciendo que te quedes.<br />
Arqueo una ceja, intentando disimular lo mucho que duele oír eso.<br />
-Después de todo lo que ha pasado hoy –siseo -, ¿sigues pensando que te voy a dejar irte solo?<br />
Un segundo. Dos.<br />
Y Cato espira lentamente.<br />
Con esas palabras, con todo el significado que se oculta bajo ellas, el ambiente cambia mágicamente. Los músculos de Cato se relajan un poco, y deja de blandir la espada como si estuviese dispuesto a atacarme en cualquier momento. Agachándose, como aprovechando para tomar aire, acerca su cara a la mía lo suficiente como para que sólo yo pueda oírle.<br />
-Clove –su voz tiembla de pura angustia -, no quiero hacerte daño.<br />
Tengo que tragar saliva antes de responder.<br />
-Lo sé –“quédate conmigo, quédate conmigo, quédate conmigo” -. Pero yo no me voy a alejar de ti. Así que, si no quieres hacerme daño, tienes que hacer todo lo posible para mantenerte cuerdo.<br />
Mis dedos rodean su brazo y le dan un ligero apretón.<br />
-Voy a estar aquí, ¿vale?<br />
Él asiente, muy despacio. Yo sonrío un poco.<br />
Y entonces se oye el chillido de una chica y la cordura de Cato desaparece.<br />
Se levanta con tanta brusquedad que me hace perder el equilibrio, y caigo al suelo con un golpe seco. Me incorporo tan rápido como puedo, pero él ya me lleva varios metros de ventaja corriendo hacia esa maldita voz.<br />
-¡Cato!<br />
El hombro me duele por la caída mientras le sigo tan rápido como puedo, con el corazón desbocado pensando en lo que pueda llegar a hacer. Mi mente se empeña en repetir una y otra vez la imagen de Cato desplomándose sobre mí y siento cómo la angustia amenaza con ponerme histérica...<br />
“No, Clove. Cálmate. Eres una profesional, eres una profesional.”<br />
Me doy cuenta de que no sé hacia dónde estoy corriendo, así que paro. Cabeza fría, eso es lo que me hace buena jugadora. Con un cuchillo en cada mano, preparado para atacar a quien se me acerque, barajo mis opciones y escucho. Cato no es especialmente silencioso por norma general, pero es que ahora está completamente desquiciado. Si me concentro en escuchar...<br />
Y lo oigo. Esos gruñidos casi animales, mucho más fuertes ahora que nunca. Corro hacia mi izquierda con todas mis fuerzas, siguiendo ese rastro; pero al cabo de un par de minutos, vuelvo a estar perdida. La angustia vuelve a crecer, naciendo de mi corazón y extendiéndose por mis nervios, cuando un rugido me señala el lugar inequívoco al que debo ir.<br />
Tardo muy poco en llegar, guiada por la senda de destrucción y los aullidos de Cato. Cuando le veo, tirado en unos matorrales, tengo que contenerme, primero para no gritar su nombre, y después para no decirle que se calle antes de que todos los tributos de la Arena nos encuentren.<br />
En su lugar, voy hacia a él como una exhalación y me arrodillo a su lado. Está hecho un guiñapo, con el puño tan apretado en torno a algo que parece que las venas le van a estallar, y mordiéndose el labio tan fuerte que un hilo de sangre le cae por la barbilla. Acerco los dedos a su boca, tratando de relajar sus dientes, pero él se gira y, mirando sin ver, me lanza un zarpazo que freno por un segundo.<br />
-Eh –susurro, la adrenalina latiendo por mis venas -. Eh, Cato, soy yo.<br />
Su respiración, al borde de la hiperventilación, baja un poco el ritmo. Saco nuestra única linterna de la mochila que llevo a la espalda, sin preocuparme de que se pueda gastar la pila, y el foco de luz apunta directamente a su cara.<br />
Sus ojos, inyectados en sangre, son la viva imagen de la locura.<br />
Él gime y yo, incapaz de mirarle mucho más tiempo a esos ojos, apunto la luz hacia su puño, el que no sostiene la espada. En su lugar, hay mechones de un vivo color naranja escapando entre sus dedos.<br />
-No era ella, Clove –murmulla –. No era ella, no era ella, no era ella...<br />
Tener que verle así es tan horrible que debería resultarme doloroso físicamente. Sin embargo, una extraña calma me recorre, quizás porque toda la histeria de la Arena ya ha quedado monopolizada por Cato, quizá porque me ha desgarrado de tal manera que ya no siento nada. Al fin y al cabo, esto es lo mío: calmarle, ser su firmeza mientras él lucha con sus propios demonios. Con cuidado, peleo por relajar su puño hasta que los mechones de pelo salen volando, y yo puedo entrelazar mis dedos con los suyos.<br />
Me mira, aún mascullando su letanía, y yo le devuelvo una mirada de hielo que, en el fondo, le suplica que se calme.<br />
-Cato –digo, muy despacio –necesito que me digas qué ha pasado.<br />
Tengo que repetirlo una vez más para que lo entienda. Tarda un rato en dejar de balbucear y pronunciar frases medianamente coherentes, pero finalmente, saco algo en claro: que no estaba bien. Que en el fondo lo sabía. Que, al oír el chillido, pensó que había sido la chica en llamas y, desde ese momento, no pudo parar. Que su mente estaba en blanco, que todo olía a sangre y que hasta que no vio el pelo entre sus dedos no se dio cuenta.<br />
-No era ella, Clove, no era ella...<br />
Mientras él sigue hablando, más calmado, yo aprovecho para comprobar que no se ha hecho daño en su ataque. Revisada la cabeza de un vistazo rápido, cojo aire y, preparada para encontrarme con cualquier cosa, le levanto la pernera del pantalón.<br />
Vale, hay sangre; pero puedo manejarlo.<br />
-Cato –le interrumpo, con un tono tranquilo -, te has vuelto a abrir las heridas del látigo. Llevo el botiquín pero necesito que te muevas para poder coserlo bien, ¿vale?<br />
Él asiente y yo me coloco de manera que pueda ayudarle a rotar. Mientras él se apoya en la mano que no rodea la mía, miro de un lado a otro, preocupada porque alguien nos haya podido encontr...<br />
-¡AGH!<br />
-¡Cato!<br />
Apunto la linterna en todas direcciones, buscando al atacante que le haya podido hacer soltar ese rugido, pero no veo a nadie. Vuelvo a dirigir la luz hacia Cato, buscando una punta de flecha plateada que confirme mis peores temores...<br />
Y es entonces cuando veo por primera vez la mancha rojiza en su abdomen.<br />
Pero no hay ninguna punta de flecha; no. Es aún peor.<br />
Es el tajazo de una espada.<br />
-Dios, Cato...<br />
Mientras compruebo la gravedad de la herida, echo un vistazo a su espada que, como no podía ser de otra manera, está manchada de sangre tan reciente que aún gotea. La sangre cuyo olor le estaba volviendo loco, por supuesto, porque le estaba empapando la maldita camiseta. Su sangre.<br />
Cato estaba tan ido que se ha atacado a sí mismo y ni siquiera ha sido consciente de ello.<br />
-Clove...<br />
Su voz suena tan débil que me cuesta un minuto asociarla con él. Le ilumino la cara con la linterna y, aunque sus pupilas ya no están tan dilatadas ni los vasos sanguíneos de sus ojos tan marcados, me aterra lo pálido y perlado de sudor que se le ve.<br />
-Tenemos que volver al campamento –escupo.<br />
No le doy tiempo a contestar. No quiero oírle contestar: cualquier cosa que me pueda decir ahora mismo no hará más que quitar el tapón que he puesto a mi propia angustia para que no me invada de pies a cabeza. Le envuelvo la herida del abdomen con una de las vendas del botiquín (no parece mucho más profunda que la de la pierna) y tiro de él con todas mis fuerzas para levantarle.<br />
-Vamos, Cato...<br />
Aguanta un par de pasos antes de empezar a tambalearse y dejar caer todo su peso sobre mí. La primera vez, casi me tira al suelo, y tengo que ahogar una maldición entre dientes. Me aseguro de que, pese a todo, podría disparar a un posible atacante si fuese necesario, me pongo las gafas de visión nocturna y le reincorporo para que pueda andar apoyándose sobre mi hombro.<br />
La quinta vez que pierde el equilibrio miro al cielo con rabia y mascullo un “necesito ayuda” que queda sin respuesta. Si nuestros patrocinadores siguen por ahí, desde luego no están dispuestos a invertir en algo que me ayude a arrastrar a Cato. Gruñendo, le murmuro unas palabras de ánimo y continúo tirando de él hasta que veo el fin del bosque.<br />
No tardamos mucho más en llegar a nuestro refugio; el terreno llano del claro es mucho más sencillo para Cato, pese a que está visiblemente agotado. Con cuidado, le tumbo sobre la nube de hojas y agujas de pino que recogí ayer.<br />
-¿Qué tal estás? –Me permito preguntarle por primera vez.<br />
Él tiene que coger aire antes de contestar; pero esta vez, su voz no sale tan débil, ni tiene ese tinte primitivo de antes.<br />
-He estado mejor.<br />
Sonrío y, en un acto instintivo, cojo su mano otra vez y la aprieto como respuesta; por suerte, él no rehúye mi gesto, sino que hasta parece calmarlo. Suspiro aliviada y tras levantar con la otra mano la camiseta para valorar, más calmadamente, la gravedad de la situación, apunto la linterna a su abdomen.<br />
La venda se ha empapado un poco de sangre pero, al retirarla, veo que no me equivocaba: hemos tenido la suerte de que sea un corte leve, que ni siquiera necesitará puntos (“sólo el reposo que no os podéis permitir” me susurra una voz maliciosa en la cabeza.).<br />
-Cato, te voy a poner el antiséptico, ¿vale?<br />
No recibo respuesta.<br />
-¿Cato?<br />
Le sacudo un poco de los hombros; nada. La angustia vuelve a crecer, imparable pese a todos mis esfuerzos...<br />
Y casi instantáneamente, oigo el ronquido ligero y acompasado de una persona dormida.<br />
Se ha dormido. Se ha quedado jodidamente frito. Algo que una Clove que pensase con la cabeza vería normal, si tenemos en cuenta que lleva horas sin dormir, y que ha hecho un esfuerzo físico brutal. De hecho, mientras la adrenalina comienza a desaparecer de mi sangre, noto que un cansancio pesado amenaza con cerrarme los párpados a mí también.<br />
Pero yo no puedo permitirme dormir. No, al menos, mientras Cato siga así. Somos nuestra mutua fuerza. Él me salva, yo le salvo. Él me protege, yo le protejo. Mientras nuestra piel no sea inquebrantable y nuestros nervios de acero, será así. Es un pacto tan simple, tan arcano, que romperlo resulta impensable.<br />
Así que, en su lugar, cojo el último sobre de café que queda de nuestros paquetes de emergencia, y me dedico a beber un mejunje de agua purificada y polvitos mientras él duerme. Y en tanto que me lo termino, aplico el antiséptico a sus heridas, busco sin éxito una pomada cicatrizante y las tapo con vendas limpias. Y cuando él se despierta, me aseguro de ir a cazar hasta que consigo un ave gorda y despistada y los patrocinadores nos envían más comida como recompensa. Y sólo cuando me asevera que está bien, que incluso practicará algunas fintas, me permito dormir una hora.<br />
Y cuando la voz de Claudius Templesmith me despierta y nos anuncia un banquete al que tendremos que ir si queremos conservar nuestros patrocinadores...<br />
Sólo entonces siento que se me cae el mundo encima.<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">FIN DEL CAPÍTULO 51</span></div>
<div>
<br /></div>
Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-58013751218610851622017-06-23T05:18:00.002-07:002017-06-23T05:18:49.265-07:00Capítulo 50: As I lay me down¡Hola, hola, tributos! ¿Qué tal este comienzo de verano? ¿Estáis ya de vacaciones? No puedo estar más contenta por deciros que, ¡yo sí! Así que espero que, con este nuevo tiempo libre, pueda publicar más a menudo y para finales del verano, ya tengáis toda (o casi toda) la historia por aquí; ¡que con este, ya sólo quedan cinco capítulos!<br />
En fin, sin más dilación, os dejo con el capítulo<br />
<a name='more'></a><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><img alt="Resultado de imagen de lovers in a lake" height="382" src="https://c1.staticflickr.com/4/3486/3271307868_4e83a90269.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" width="400" /></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="https://c1.staticflickr.com/4/3486/3271307868_4e83a90269.jpg" target="_blank">Fuente</a></td></tr>
</tbody></table>
<br />
<span style="font-size: x-small;"><i>Darling I need you</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>More than I want to</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>So as I lay me down</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>Won't you save me</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i> As I lay me down, Wiktoria</i></span><br />
<span style="font-size: large;"><br /></span>
<span style="font-size: large;">CATO</span><br />
Cuando Clove se despierta, el sol ya ha salido.<br />
En cuanto noto que empieza a sacudirse, separo mi brazo (innecesariamente pegado a su cuerpo, si tenemos en cuenta que a estas horas ya hace mucho calor), y para cuando ella ha abierto los ojos ya estoy levantado.<br />
-¿Comemos?<br />
Clove necesita apenas un segundo para acostumbrarse a la luz y estirarse antes de estar completamente despierta y activa. Sonríe extrañada.<br />
-¿No has empezado sin mí?<br />
Niego con la cabeza, incapaz de que su sonrisa no se me pegue.<br />
-Soy así de caballero.<br />
Lo cierto es que la inactividad y el hambre llevan pasándome factura desde hace al menos un par de horas; pero después de todos estos meses casi sin tocarla, poder rodear su cintura, tener su pelo negro, su cuerpo diminuto junto al mío, con una excusa perfectamente válida para sentirla tan cerca...<br />
Ni toda la comida del Capitolio me habría hecho moverme.<br />
Sin embargo, ahora que se ha levantado, el cuadro cambia: lo primero que hace Clove es sacar su último paquete de comida y decidir qué cantidad tenemos que guardar para el mediodía; siempre tan calculadora, tan organizada. Mientras ella selecciona cuidadosamente categorías y grupos alimentarios, consigo su permiso para dar una vuelta de reconocimiento por el claro, más que nada porque sabe que, si no, acabaré subiéndome por las paredes.<br />
O a falta de paredes, dejaré que la niñata en llamas vuelva a llenar mi cabeza con su fuego hasta terminar de consumirme.<br />
Clove demostró anoche que, si hay una persona en el mundo que desee eso menos que yo, es ella. Quizá sea por mi bien, o por su propia supervivencia, o por la de los dos, lo mismo da. Aunque intenta parecer de hielo, como siempre, hasta yo me he dado cuenta de que haría lo imposible por mantener a nuestra enemiga alejada de mi cabeza. Si pienso en la manera en que anoche me dio la mano...<br />
Respiro hondo, y aparto la imagen rápidamente. La imagen y todo lo que provoca. Esto son los Juegos del Hambre, por mucho que hayan mejorado en el trascurso de las últimas horas: no puedo perderme en ese tipo de idioteces. Con una última carrera, finalizo mi vuelta y aprovecho para practicar un par de fintas con la espada antes de volver al refugio.<br />
Cuando llego, Clove ya ha terminado de preparar el desayuno, y sorbe de una botella metálica lo que sólo puede ser café instantáneo. Estoy seguro de que es lo que más ilusión le ha hecho de todo el contenido de las raciones. Se ríe al verme hacer una mueca, y después me lanza dos barritas de chocolate con almendras, un paquete de una especie de masa insípida a la que el envoltorio llama “pan galleta”, y un recipiente de comida enlatada.<br />
-Si te gustase el chocolate un poco sabrías que no pega demasiado con el estofado de cerdo –digo en cuanto la abro.<br />
-También tengo un par de ratones y una lagartija, si lo prefieres.<br />
El tono sarcástico de su voz hace que levante la vista de la lata; pero cuando miro a Clove, ella me está sonriendo con la ceja arqueada. Aliviado, tardo menos de quince minutos en devorar el desayuno, que hace bastante por saciarme el hambre. Después vuelvo a practicar fintas con la espada, memorizando aquellas que tengo más desgastadas.<br />
Tardo unos minutos en advertir que Clove me observa de reojo.<br />
-Ocupando la cabeza. –Aclaro.<br />
Ella asiente con desinterés, pero hay algo más en su mirada, una especie de advertencia contenida.<br />
-La última se te ha ido un poco de fuerza. –Tamborilea con los dedos antes de seguir -. No es un movimiento fatal, pero parece... no sé, es como si... Estuvieses intentando matar a alguien.<br />
-Es que estoy intentando matar a alguien.<br />
Las palabras salen bruscas y precipitadas. Intento evitar el impulso de encararme, pero no puedo dejar escapar eso. Nunca he llevado bien las críticas, ni siquiera las de Clove; más bien, aún menos las de Clove, que son directas y no tratan de ocultarse debajo de un halago. Sin embargo, hago un esfuerzo por centrarme en respirar, y dejar que la ira fluya fuera de mí y de mis manos convertidas en puños.<br />
-Perdona –digo.<br />
Espero un segundo. No suena sincero, pero a Clove le basta, por suerte. Tomo aire antes de volver a hablar, con una sonrisa nerviosa luchando por aflorar.<br />
-Ya sabes lo que pasa, ¿no? Hasta cuando intento estar en otras cosas...<br />
No tengo que terminar. Tampoco habría sido capaz de encontrar las palabras. Clove vuelve a asentir, con el ceño fruncido, aún sentada en el suelo. Yo paso del peso de una pierna a otra, incómodo, y estoy a punto de volver con las fintas cuando ella se levanta.<br />
-Vamos a dar una vuelta. Y coge las armas: tenemos que encontrar una forma de mantenernos si pasa algo.<br />
“Si los patrocinadores nos abandonan.”, quiere decir. No creo que buscar nidos y robar huevos sea una habilidad innata y apasionante que llevo ocultando toda la vida, pero su mirada no admite réplica. Con el ceño fruncido, le hago caso y la sigo fuera del refugio.<br />
Tardamos HORAS en volver.<br />
Es como si Clove se hubiese tomado lo de ocuparme la cabeza como un desafío personal. No sólo me enseña todo lo que ha aprendido estos días para robar los malditos huevos, sino que incluso intenta que pesquemos algún pez y matemos un conejo que huye al segundo de que le hayamos visto. Me enseña todos los tipos de plantas comestibles que reconoce (tiene una memoria asombrosa), recoge hojas para que nos abriguemos por la noche, y cuando parece que ya no podremos hacer más cosas, me reta a un combate. Dice que no me puedo permitir ir por ahí con una finta tan patética como la que he hecho antes. Yo le respondo que, si no fuera porque me moriría de hambre sin ella, ya estaría matándola. Ella sonríe, esa sonrisa peligrosa y con un punto de sadismo que hace magia entre mis piernas, y espera en posición de defensa a que me lance a buscarla. Varios moratones y un puñado de cortes después, ella ha ganado dos combates y yo, otros tres y un subidón de orgullo.<br />
Intento ignorar el hecho de que Clove dejó resbalar el cuchillo a mitad del último para dejarme ganar.<br />
Por tanto, para cuando llegamos al refugio, el sudor chorrea por nuestras frentes y yo me muero de hambre. Devoro todo lo que hemos recogido en nuestro paseo y una ración de comida liofilizada del paquete, que se queda en las últimas. Afortunadamente, nuestro espectáculo parece gustar a los patrocinadores, porque al final de la comida recibimos un pastel de frutas enorme.<br />
Clove intenta hacerse la agradecida, pero le oigo susurrar por lo bajo algo del estilo de “al menos no es de chocolate”. Yo me limito a añadir una ración a mi copiosa comida.<br />
No puedo contener un bostezo al acabar. A Clove se le escapa otra sonrisa y una mirada al cielo, antes de empujarme lentamente para que me tumbe.<br />
-Te recuerdo que llevas sin dormir desde ayer por la tarde –dice con un tono de voz demasiado agradable para la Arena.<br />
Pero yo no me quejo. No tengo fuerzas para ello y, sorprendentemente, me apetece hacerle caso. Dormir: suena bien. Cuando duermes, tu cabeza no puede ir a parar al rincón de mierda de siempre. Hasta ahora ha sido un día casi perfecto, y quizás lo que necesite para rematarlo sea una siesta. Luego, por la noche, me tumbaré al lado de Clove...<br />
El sueño me alcanza en menos de un minuto.<br />
<div style="text-align: center;">
***</div>
Sé que algo va mal cuando me despierto empapado en sudor.<br />
Parpadeo y abro los ojos rápidamente, pero el sol me ciega. Intento inspirar hondo, pero el aire está tan caliente que resulta asfixiante. ¿Cómo puede ser que haga tanto calor, si cuando me he dormido ya era casi mediodía? Con un gruñido, me incorporo sobre los codos.<br />
Clove tarda menos de un segundo en aparecer y arrodillarse a mi lado.<br />
-Mierda –se queja.<br />
Su expresión provoca que el estómago se me retuerza de una manera desagradable, y antes de que pueda ser consciente de lo que he hecho, su mano está rodeada por la mía y las palabras salen a borbotones de mi boca.<br />
-¿Qué, qué pasa? ¿Estás bien?<br />
Clove me devuelve una mirada sorprendida, que va de mis ojos a mi mano, de mi mano a mis ojos en menos de un segundo, y antes de que le dé tiempo a recriminarme nada, la aparto.<br />
-No... –vuelve a mirar a mi mano, y sus dedos tamborilean contra el suelo -. A mí no me pasa nada, lo... Lo decía por ti. No creo que hayas llegado a dormir dos horas. Lo siento, es que esta temperatura es insoportable.<br />
El silencio nos envuelve casi con la misma fuerza opresiva que el calor. Sacudo mi camiseta una y otra vez, intentando que pase el aire.<br />
-Oye –dice finalmente Clove -. Yo voy a ir a darme un baño. Si quieres venir...<br />
Deja la frase a medias; o quizás no, pero yo ya no oigo nada más. La imagen de Clove ayer, vestida únicamente con la chaqueta y los pantalones, viene a mi cabeza y mi cuerpo grita que sí con una fuerza espectacular. Después, me recuerdo a mí mismo dónde estoy por enésima vez y una voz, menos insistente pero mucho más razonable, me repite tozudamente que no.<br />
-Creo que me quedaré en la orilla –respondo.<br />
Una sombra de algo que no soy capaz de identificar pasa por la mirada de Clove un instante.<br />
-Está bien.<br />
<div style="text-align: center;">
***</div>
No.<br />
No está bien en absoluto.<br />
La ropa de Clove descansa en una pila a unos metros de donde me encuentro yo, mojando los pies en el agua.<br />
Los putos pies. Mientras hace más de cuarenta grados a mi alrededor.<br />
No sé de qué tengo más ganas: si de besar a Clove o de matarla por hacerme pasar esto.<br />
Ya me he quitado la camiseta, las botas y los calcetines, pero aun así, no es suficiente. Lo que necesito es un chapuzón de verdad, olvidarme de este calor abrasador bajo el agua, nadando hasta desgastarme otra vez del esfuerzo, como esta mañana; y sin embargo...<br />
No me atrevo.<br />
Clove sólo lleva la ropa interior puesta; y eso, porque ha visto mi cara cuando ha empezado a desvestirse. Pero es que no puedo permitirlo. No ya por los patrocinadores, ni porque estemos rodeados de cámaras: las escenas subidas de tono durante los Juegos son más frecuentes de lo que cabría esperar, especialmente durante los primeros días. Todo el mundo en el Capitolio sabe el poco significado que tienen ciertas situaciones en ciertos momentos así que, si las cosas se saliesen de madre, a nadie le molestaría ni le importaría. No mientras no fuésemos los malditos, trágicos amantes, claro.<br />
Pero han sido meses. Qué digo meses: prácticamente años. He intentado alejarla de mí desde aquel día en el río, y cada vez que me he hecho creer a mí mismo que ya lo había superado he vuelto a caer, más y más fuerte con cada intento fallido. Mi padre casi la mata a ella. Y yo casi mato a mi padre. Joder, ¿hay alguien que me importe y que no se haya hecho daño por mi culpa? Vale, sí, ya tengo un pie metido en el fango, hundiéndose poco a poco desde el día de las rastrevíspulas. Pero, ¿repetir el mismo error otra vez, volver a dar un paso más?<br />
Aunque, bien pensado...<br />
¿Cuál es el riesgo ahora? ¿Qué va a provocar que Clove se haga daño, que nos destruyamos, en esta ocasión? Ahora, los dos lo hemos conseguido: ya somos profesionales y, si jugamos bien nuestras cartas, podremos irnos a casa. Juntos. Como vencedores. Honor, fama y dinero, eso es lo único que nos espera. Nadie se atreverá a decirnos nada, porque seremos los héroes.<br />
Me restriego la mano por la frente. Mi padre no entrará nunca en la Aldea de los Vencedores, ni el suyo tampoco. Toda la mierda del pasado quedará atrás, y todo lo que hagamos ahora pasará impune por mucho que ellos lo odien, por mucho que les moleste, e incluso...<br />
Una idea absurda pasa por mi mente. Es sólo un segundo, una duda que me prometo no volver a tener nunca más. Sólo puedo pensarlo esta vez.<br />
Pero si tengo que morir en esta Arena, no quiero haber sido tan cobarde como para no darme un maldito baño con ella antes, joder.<br />
Tardo unos diez segundos en quitarme la ropa que me queda encima y dejarla, toda arrugada, al lado de la ordenadísima pila de Clove. Entro al agua de un golpe, soltando una palabrota por el frío antes de empezar a nadar.<br />
El ruido llama la atención de Clove. Desde la distancia, veo cómo arquea una ceja y esboza la más sutil de las sonrisas justo en el instante en el que hunde la cabeza en el agua y desaparece de mi vista.<br />
Intento decirle a mi corazón que no hace falta bombear tan fuerte, pero no me hace demasiado caso.<br />
Es entonces cuando Clove emerge a tan sólo unas pocas brazadas de mí, toda una cortina de pelo negro sobre su cara blanca. Se lo aparta con un movimiento elegante de la mano, y los dos empezamos a nadar hacia el otro a la vez.<br />
-Al final has entrado –comenta cuando está a mi lado.<br />
Yo asiento, sin saber cómo contestar. Estamos tan cerca que, cuando Clove patalea para mantenerse a flote, sus pies me rozan las piernas y tengo que mantener toda mi concentración en que ese roce, y la idea de saber que está casi desnuda a mi lado, no me hagan perder el control.<br />
Por eso no me veo venir la ola de agua que ella lanza directamente a mi cara hasta que ya me he tragado la mitad.<br />
Toso y la miro, entre enfadado y sorprendido. Clove se ríe, y oírla hacerlo por segunda vez en dos días es tan raro y genial que no puedo más que seguirle la corriente.<br />
-Te vas a enterar...<br />
Le dejo cinco segundos para que huya antes de lanzarme a por ella y cogerla casi instantáneamente. Ella suelta carcajada tras carcajada, pataleando para soltarse, pero yo soy más fuerte, nado mejor y, además, toco el suelo con los pies. Me deleito otra vez en el sonido de su risa, en su forma inútil de luchar. Esta es una versión de Clove que he visto, sino nunca, al menos muy pocas veces: feliz, juguetona como una niña pequeña, sin dejar que ninguna preocupación le amargue su buen humor. Mientras se gira, cambiando de estrategia para empujar mi pecho con las manos, me vuelvo consciente de que este momento, esta Clove, dejará de existir en cuanto salgamos del agua. Volveremos al mundo real, a los Juegos, y otras cuatro personas estarán deseando acabar con nuestras vidas.<br />
Probablemente no vuelva a oír su risa hasta que salgamos de la Arena. No volveremos a perder el tiempo jugando en el agua.<br />
Así que si alguien, en el Capitolio o en mi casa está viendo esto, que disfrute del espectáculo.<br />
Su mirada sólo tiene que cruzarse con la mía un segundo para que me lance a besarla sin freno. Con rudeza, con suavidad, con todas las emociones de las últimas semanas puestas en el juego de mi lengua y su boca, con los dedos enredados en su pelo, negro y empapado y mi mano en la base de su espalda. Clove necesita apenas un instante para reaccionar y dejar de luchar por liberarse para rodear mi cintura con sus piernas, el cuello con sus manos y morderme el labio delicadamente. Yo gruño inconscientemente, y aparto toda la melena para atacar su cuello, blanco, puro y arqueado, mientras ella me deja hacer y gime tan bajito que apenas la oigo. Succiono, muerdo, beso, cambiando de una a otra casi sin darme cuenta; sólo me preocupa, de una forma casi primitiva, dejar una marca que me demuestre, cuando este momento se desvanezca, que ha sido real. Clove clava sus uñas en mi espalda y yo sigo con más ahínco, moviendo mis manos para poder recorrerla de pies a cabeza bajo el agua fría, pasando con mi boca de su cuello, a sus labios, a morder el lóbulo de su oreja y vuelta a empezar...<br />
-Dios, Clove –murmullo cuando es ella quien me muerde el cuello -. Eres... Te...<br />
La palabra se me queda atragantada justo a tiempo. O no tanto: Clove cesa, aún con las manos sobre mis hombros y las piernas enroscadas. Pero para, y me mira a los ojos al hacerlo.<br />
-¿Decías algo?<br />
-No.<br />
Ese “no” sale con tanta brusquedad que resulta imposible de creer. Clove arquea una ceja. “Vamos, Cato, piensa...”<br />
Lo tengo.<br />
-Bueno, en realidad... Te tengo que contar algo. Un poco privado.<br />
Clove asiente, comprensiva, aunque un rastro de desconfianza sigue manchando sus facciones. Me reprendo a mí mismo por cagarla mientras los dos salimos del agua y nos tumbamos en una piedra, suficientemente recogida como para que sea difícil de captar por las cámaras. Clove se da cuenta del esfuerzo que tengo que hacer para mirarla exclusivamente a los ojos y se tapa con su chaqueta. Carraspeo, inseguro.<br />
-Cuando ayer hablamos de los aliados... Bueno, yo... No sé si notaste...<br />
-Pareció que te ponías nervioso –termina ella por mí.<br />
Esbozo una sonrisa nerviosa en agradecimiento. Vale, sí, puede que esto no fuera lo que iba a decir, pero aun así, se trata de un tema que necesitaba hablar con ella, tarde o temprano.<br />
-Sí. Bueno, es que... –vale, se acabó lo de titubear -. Oye, mira, esto no tiene ninguna importancia, ¿sí? Te lo digo... No sé por qué te lo digo, pero quiero que quede claro que no cambia nada sobre mí, ni sobre lo que dije el día del baño de sangre, ni de mis objetivos, ni...<br />
-Cato, ¿de qué me estás hablando?<br />
-Yo no maté a Xack.<br />
Silencio. Clove parpadea, sorprendida, no sé si porque no se esperaba lo que he dicho, o por la estupidez que es.<br />
-Vale. –Dice al fin.<br />
-Es decir, si le maté. Bueno, no. Estaba escondido en la Cornucopia. Le dije que se largara de allí, que se pusiera a luchar como los demás, y cuando se estaba yendo... Vino el otro tributo y le disparó. Le podría haber dejado allí agonizando y que le contara a Tamina lo que pasó de verdad, y me habría ahorrado muchos problemas, pero no quise dejarle sufriendo. Ya está, sin más. No quiere decir que no hubiese sido de capaz de matarle si se hubiera metido en medio, ni a él ni a ningún otro tributo qu...<br />
Los labios de Clove sobre los míos son la única razón por la que dejo de decir idioteces. Me besa, un beso corto, profundo, un beso que es sólo para mí, apenas un suspiro para quien lo haya podido ver desde fuera; pero aquí, ahora, es un beso que vale más que el mundo.<br />
-No hacía falta que me explicaras nada –dice cuando se separa de mí -. Pero gracias por hacerlo, igualmente.<br />
Tiene las mejillas un poco coloradas, haciendo que las pecas de su cara se vuelvan más visibles. El pelo, limpio y salvaje, forma un halo oscuro a su alrededor, y es tan jodidamente atractiva que tengo que dejar de mirarla para no hacer ninguna locura.<br />
Así que bajo la vista al suelo, pero al hacerlo muevo también la mano y rozo sus dedos con los míos. Un segundo, nada más. Una promesa que no estoy seguro de poder cumplir pero Dios, lo que daría por hacerlo.<br />
Sin embargo, eso será cuando todo esto acabe. Después de los Juegos.<br />
-Vamos a dormir un poco. Esta noche tenemos que cazar.<br />
La mirada de Clove se llena de vacío un instante.<br />
-Sí. Tenemos que cazar.<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">FIN DEL CAPÍTULO 50</span></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
¿Qué os ha parecido? ¿Os ha gustado? ¿Ha cumplido vuestras expectativas? ¿Querrías más romance, menos...? Personalmente, este es uno de mis capítulos favoritos. Primero, porque explora la parte más física y tangible del romance Cato y Clove que, en este fic, no es especialmente abundante; y, además,tiene un tono un poco menos oscuro que el resto de los capítulos en los Juegos, con más humor, reflejando una parte de la personalidad de lo que podría haber sido Cato (tal y como yo lo veo) si convertirse en vencedor no le hubiera consumido.</div>
<div style="text-align: left;">
Por si a alguno le interesa, estoy pensando en hacer, una vez que ya esté todo publicado, una especie de aclaración en mi forma de ver la relación de Cato y Clove: por qué actúan como actúan, qué aspectos considero o dejo de considerar yo sanos (y creedme, hay muchísimos con los que no estoy de acuerdo), cómo ha cambiado mi forma de verlos conforme he ido creciendo y escribiendo el fic... No sé, creo que aportaría algo interesante y pondría un merecido broche a una historia que me ha acompañado tanto tiempo.</div>
<div style="text-align: left;">
De cualquier manera, ¡esto es todo por hoy! Espero que lo hayáis disfrutado y, si todo sale bien, ¡nos vemos dentro de muy poquito!</div>
<br />
<div>
<br /></div>
Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-41327673155088227542017-05-08T14:15:00.000-07:002017-05-08T14:15:24.109-07:00Capítulo 49: Sign of the times<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;">
</div>
<br />
¡Hola, hola, tributos! Pues nada, desde aquí con la alergia primaveral haciendo de las suyas, os traigo un nuevo capítulo con la dosis justa de romanticismo para abrir este mes de las flores. Sin más dilación, y esperando como siempre que os guste mucho, ¡dentro capítulo!<br />
<br />
<a name='more'></a><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://www.romanticasheville.com/sites/default/files/u14/hunger_games2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Resultado de imagen de lake the hunger games" border="0" height="200" src="https://www.romanticasheville.com/sites/default/files/u14/hunger_games2.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="https://www.romanticasheville.com/sites/default/files/u14/hunger_games2.jpg" target="_blank">Fuente</a></td></tr>
</tbody></table>
<span style="font-size: x-small;"><i>Just stop your crying</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>It's a sign of the times</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>Welcome to the final show</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>Hope you're wearing your best clothes</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i> Sign of the times, Harry Styles</i></span><br />
<div>
<br /></div>
<span style="font-size: large;">CLOVE</span><br />
Corre, corre, corre.<br />
A pesar de que me arden los pulmones, de que siento cada mínimo corte que me he hecho en los Juegos, de que esa palabra no para de repetirse en mi cabeza, ya ha amanecido para cuando llego a la llanura de la Cornucopia.<br />
Cojo aire y lo suelto lentamente, tratando de ralentizar el ritmo frenético de mi corazón. Lo cierto es que no tengo ni idea de dónde puede estar Cato; pero si, como yo, ha oído el anuncio y se ha puesto a buscarme, creo que este es el sitio más lógico para empezar a hacerlo. Me siento a esperar, con un cuchillo preparado en cada mano.<br />
Sin embargo, el tiempo pasa y Cato no llega. Empiezo a tamborilear con los dedos, nerviosa y, por hacer algo con lo que entretenerme, decido pasar uno de los huevos por el mechero, aunque lo que menos me apetece ahora mismo es comer. Mis nervios aumentan conforme el sol va subiendo en el cielo. Vendrá, ¿no? Aun si fuésemos completos extraños, actuaríamos como idiotas dejando de lado una ocasión tan clara. ¿O será que le ha pasado algo malo? Un escalofrío me recorre todo el cuerpo. No ha sonado ningún cañonazo, ¿verdad? Estoy pensando en que debería irme de aquí, donde estoy a un tiro limpio de cualquiera con un arma de largo alcance, cuando una figura rubia emerge de entre los árboles.<br />
-¿Clove?<br />
-¡Cato!<br />
No puedo evitarlo: me dan igual las cámaras, me da igual que me esté viendo todo Panem. Me lanzo corriendo hacia él, todavía armada, y sólo paro cuando me choco con su pecho y puedo rodearle con los brazos, sentir el latido acelerado de su corazón, en un abrazo que no recordaba haber echado tanto de menos.<br />
La razón vuelve a mí un instante después.<br />
Como si me hubiesen dado una sacudida, me separo de él, aunque no soy capaz de borrar la sonrisa que se me ha dibujado en la cara.<br />
-Entonces... Estamos juntos –dice él.<br />
-Eso parece.<br />
Su sonrisa en este momento es más bonita que nunca. ¿He dicho alguna vez lo guapo que es? Hace bastante tiempo que no me paro a pensar en lo guapo que es, pero lo es. En este extraño instante de felicidad, donde puedo permitirme no tener más preocupación que esa, observo cómo el pelo rubio le brilla bajo el sol, el perfil agresivo de su mandíbula, los dientes blancos y afilados...<br />
Y entonces los ojos de Cato quedan en blanco y se derrumba sobre mí.<br />
-...¿Cato? ¡Cato!<br />
Lo primero que se me viene a la cabeza es que la chica en llamas nos ha encontrado al fin. Nos ha encontrado, y justo cuando he visto algo de luz en estos malditos Juegos, ha matado al único chico que me ha importado jamás. Cojo el cuchillo por el mango, dispuesta a lanzarlo con toda la rabia que tengo dentro; pero no hay ninguna flecha en la espalda de Cato. En su lugar, advierto el sudor frío que le cubre la frente, y unas ojeras espantosas que no había visto nunca. Mirando de un lado para otro, asegurándome de defender todos los flancos en esta situación tan vulnerable, le llevo como puedo hasta unos matorrales cercanos al lago. No está a más de doscientos metros de donde nos encontramos, pero Cato pesa el doble que yo, y tardo al menos media angustiosa hora en arrastrarle hasta el escondrijo.<br />
Le dejo en el suelo tan delicadamente como me es posible. Vale, bien, ya nos estamos al alcance de todos. Y ahora, ¿qué? ¿Qué coño le ha pasado? ¿Y qué se supone que tengo que hacer para devolverlo a la consciencia? Estoy intentando tomar su pulso cuando, por suerte para mí (y para mis dotes de enfermera), Cato parece recobrar el conocimiento.<br />
No noto lo muchísimo que se me ha acelerado el pulso hasta que verle despierto lo devuelve a un ritmo normal. Él entreabre los ojos, confundido.<br />
-¿Qué... qué ha pasado?<br />
-Te has desmayado –intento disimular el deje de urgencia en mi voz -. Oye, ¿te encuentras bien? ¿Ha sido por el sueño o...<br />
Cato respira profundamente y yo me callo. Todavía no parece ubicarse del todo, porque aún no se ha levantado a atacarme, ni nada parecido. En su lugar, sólo dice:<br />
-Me duele la pierna. La izquierda.<br />
La izquierda. La del latigazo. Corro a levantarle la pernera del pantalón, rezando porque no sea nada grave...<br />
-Joder –susurro.<br />
La imagen hace que hasta yo me maree un poco. Está lleno de sangre desde el tobillo hasta mitad del gemelo, e incluso ha empezado a empapar la tela del pantalón y del calcetín. Me obligo a inspirar profundamente para analizarlo con cabeza fría. Cuento (uno, dos, tres) y suelto el aire. Vale. Pasada la impresión inicial, no parece una herida muy grave: está bastante más limpia que la última vez que la vi (no quiero atribuirme el mérito pero, en fin, sí, es cosa mía), y aunque parece más grande de lo que era antes, sigue sin ser un corte muy profundo. Saco el botiquín de primeros auxilios de mi mochila y la botella, y entre las vendas y el agua consigo hacer que parezca algo mucho más manejable, pese a que sigue sangrando un poco. Levanto la vista de la pierna: Cato ya parece casi consciente.<br />
-¿Cómo te has hecho esto?<br />
Él frunce el ceño y se lleva una mano a la cabeza, como tratando de recordar qué es lo que ha sucedido.<br />
-Te estaba buscando –dice finalmente. –Y entonces ella encendió una hoguera. Sé que es la tercera vez que lo hace, pero al ver el humo... Fue como ayer. No podía controlarme, no era capaz de pensar en nada que no fuera matarla. Creo que me tropecé con una de las trampas que hicimos poner al chico amoroso. Da igual, el caso es fue suficiente para centrarme otra vez. No me había dado cuenta de que me había abierto la herida, Clove, si no...<br />
-Shh –le callo con suavidad. –No pasa nada. Ahora estás bien. Y yo estoy aquí. Descansa un poco, ¿vale? Creo que lo necesitas.<br />
Cato hace amago de levantarse y protestar, pero su mirada se cruza con la mía y, con un gruñido, se vuelve a tumbar. A los diez minutos ya está dormido. Mientras tanto, yo trato en lo posible la herida y la cubro con una venda. Después, me siento a su lado y monto guardia con el cuchillo preparado y los dedos tamborileando sobre la hoja.<br />
Un corte así no tumbaría a Cato. Vale, sí, ha perdido sangre, bastante si llevaba un tiempo abierto; pero yo le he visto salir de situaciones mucho peores. No, el problema no es ese. No en exclusiva, al menos. Apuesto a que en estos dos días no ha dormido más de seis horas en total, y eso no es lo peor; lo peor es la comida.<br />
Cato come una barbaridad, y llevamos tres días sin un suministro decente. La ración de combate de ayer no fue suficiente, ni lo serán las otras dos que tengo en la mochila si quiero que esté al cien por cien. Si me pongo a pensar en lo que haremos cuando acabemos también con ellas... No, no quiero pensarlo. No merece la pena perder el tiempo con cosas a las que no puedo dar solución.<br />
En su lugar, le observo dormir. Al menos eso sí que puedo arreglarlo. Sonrío: siempre que nos vemos aquí, uno de los dos acaba durmiendo. No puedo contener el impulso, y le paso una mano por el pelo rubio, del que cuelgan algunas hojitas pequeñas, supongo que fruto de su búsqueda por el bosque. Empiezo a reírme, hasta que me doy cuenta de que yo debo de tener un aspecto similar. Me llevo un mechón de pelo oscuro a la cara y arrugo la nariz. Joder, necesito una ducha cuanto antes.<br />
Sin embargo, no me atrevo a alejarme demasiado mientras él siga durmiendo. Deseando haber prestado más atención a las trampas del chico amoroso por millonésima vez, recojo todas las plantas comestibles que reconozco a nuestro alrededor: unas fresas diminutas, raíces, más de la planta herbácea que crece junto al lago... Hasta que, unas horas más tarde, Cato empieza a sacudirse y abre los ojos.<br />
Se despereza en cuestión de segundos.<br />
-¿Me he perdido algo?<br />
Yo niego con la cabeza.<br />
-Mis habilidades de recolección en todo su esplendor. Por lo demás, no ha habido novedades.<br />
-¿Seguimos siendo seis?<br />
-Sí. ¿Tienes hambre?<br />
No le da tiempo a responder: el rugido de su estómago se le adelanta. No puedo contener una carcajada.<br />
-Está bien. A mí me gustaría lavarme un poco, así que tú puedes ir preparando esto mientras yo me meto en el lago.<br />
Hace una mueca cuando se lo menciono.<br />
-Pero...<br />
-Cato –corto -. Las instrucciones están en el paquete. Es imposible que te equivoques.<br />
Él no parece tan seguro de ello.<br />
-Vale –cede por fin -. Pero no te vayas muy lejos.<br />
Yo sonrío.<br />
-No te preocupes, no creo que nadie se lance a atacarme ahora mismo.<br />
Le paso el paquete (ya sólo nos queda uno) y le indico dónde están las plantas que he recolectado antes de dirigirme a la orilla, a apenas unos metros. Me quito la chaqueta, los pantalones y los zapatos, y echo un vistazo al sol: todavía es suficientemente pronto como para que mi ropa tenga tiempo de secarse, y a esta tampoco le haría ningún daño un lavado. Así que, antes de que me dé tiempo a arrepentirme, me meto con todo lo demás puesto.<br />
Disfrutando del agradable frescor en mi piel, no puedo evitar preguntarme hasta qué punto debió de afectarme el veneno de las rastrevíspulas para que actuase como lo hice al llegar al lago. Tengo que nadar un buen trecho hasta dejar de hacer pie, y el agua es tan clara y tranquila que puedo ver las sombras negras de pececillos diminutos a mí alrededor. Cogiendo una bocanada de aire, me sumerjo por completo unos instantes, sintiendo cómo días de suciedad se despegan de mi piel. Al salir a respirar, mi pelo emerge limpio y chorreante, nada que ver con la nube enmarañada de antes. Lo peino con los dedos, deshaciendo los nudos hasta que se parece más a mi melena de siempre. Me quito la ropa que llevo puesta y la froto contras las rocas antes de ponerla a secar en una especialmente plana a la que da el sol de lleno, y sigo nadando un par de minutos, con la seguridad de que Cato me avisará si pasa algo.<br />
Cuando por fin salgo, me envuelvo en la chaqueta impermeable y me pongo los pantalones y los zapatos. El resto sigue húmedo, así que decido dejarlo secar hasta que empiece a anochecer. Escurriéndome el pelo chorreante por el camino, vuelvo junto a Cato, que frunce el ceño totalmente ensimismado en el paquete de caldo de pollo concentrado.<br />
-¿Qué tal va?<br />
-Pues no tan mal como pensaba, si te digo la ver...<br />
Su boca se queda abierta en una O perfecta cuando levanta la vista. Arqueo una ceja, a punto de lanzar un comentario despectivo sobre su repentino silencio, cuando me doy cuenta de que mi chaqueta, lo único que llevo sobre el pecho, no está cerrada del todo. Me ha visto con poca ropa suficientes veces como para que no me cause vergüenza, pero aun así subo la cremallera de un movimiento rápido.<br />
Cato parpadea, como salido de un trance. En cuanto vuelve en sí, coloca la caja de la ración de combate sobre sus piernas y fija su vista en las instrucciones del caldo de pollo, como si fuesen lo más apasionante que ha leído en su vida.<br />
-Vamos a ver... ¿Dónde hemos metido la maldita botella de agua?<br />
<div style="text-align: center;">
***</div>
Terminamos también con este paquete, así como con los dos huevos que quedaban en mi mochila y todas las plantas que he recogido. O más bien, Cato termina con ellas y yo le ayudo. Da igual: no necesito tanta comida, y merece la pena por ver cómo el color vuelve a su cara con cada bocado. En cuanto terminamos nuestra cena adelantada, recojo mi ropa y me visto tras un matorral, conteniendo una risa al pensar en la reacción de Cato; salgo...<br />
Y la expresión de alegría se me congela en la cara al verle de pie y armado.<br />
-¿Qué estás haciendo? –Pregunto con recelo.<br />
Él señala al cielo.<br />
-Está empezando a oscurecer, Clove. Quiero cazar a esa niñata cuanto antes. ¿Todavía tienes las gafas?<br />
Asiento, aunque sólo he prestado atención a sus palabras a medias a partir de “cazar”. ¿Cazar? ¿Está de coña? Su imagen derrumbándose sobre mí me golpea como un puñetazo, su cara lívida, el sudor, las ojeras... Echo una ojeada rápida a la herida en su pierna. La posibilidad de que se abra la herida en una pelea encarnizada hace que esa sensación horrible, la misma de los cañonazos, se instale en mi pecho como un virus.<br />
-No vamos a salir a cazar.<br />
Oigo las palabras salir de mi boca como si las hubiese pronunciado otra persona, y me sorprendo de su firmeza. Cato me mira, con el puño cerrado y el ceño fruncido.<br />
-Clove, no es algo que podamos discutir.<br />
No, sí lo que es. Está conmigo. Está conmigo, y ya no hay nada que pueda separarle de mí más que su propia estupidez, y no pienso permitirlo.<br />
-No vamos a salir a cazar –repito. –No después de que hayas estado a punto de morir.<br />
Suelta un bufido.<br />
-Perdí el conocimiento unos minutos, Clove, no estuve “a punto de morir”.<br />
-Si yo hubiese sido cualquier otra persona, tu cara aparecería en el cielo esta noche. Necesitas descansar, ya cazaremos mañana. Por favor –añado tan bajito que es casi un susurro.<br />
Me callo el resto, esperando que él no lo use en mi contra porque no sería capaz de responderle. Si no cazamos, si no somos depredadores, ya no valemos nada. Nosotros no somos como la parejita del 12, no ganaremos popularidad por cuidar el uno del otro. Para nosotros una noche tranquila significa perder patrocinadores, y una vez que nos acabemos la última ración de combate, los patrocinadores serán nuestra principal fuente de alimento...<br />
Pero eso ya lo arreglaré mañana, cuando el problema sea inevitable. De nada me sirve que Cato no muera de hambre si se mata esta noche luchando. Mantengo una mirada suplicante y, en un último acto desesperado, cojo su mano enorme y la aprieto levemente.<br />
Es como si ese gesto cambiara la atmósfera a nuestro alrededor. Veo una sombra de rendición en su mirada, y me abstengo de esbozar una sonrisa triunfal sólo por un poquito.<br />
-Mañana cazamos. No importa lo que pase.<br />
Asiento con vehemencia.<br />
-Incluso si nos enteramos de que la chica en llamas ha conseguido una maldita pistola –afirmo.<br />
El comentario le roba una sonrisa.<br />
-Incluso si la chica en llamas ha conseguido una pistola.<br />
<div style="text-align: center;">
***</div>
Horas más tarde, estamos acurrucados, el uno junto al otro, para protegernos del frío nocturno. Cato ha sacado una manta que debió de quedarse entre sus cosas (“no soporto los sacos de dormir”) y yo he tirado de imaginación para cubrirnos de hojas y cortar el viento con las mochilas. Lo cierto es que estamos así tumbados para que yo pueda dormir después de casi veinticuatro horas pero, por alguna razón (la cercanía del cuerpo de Cato después de tanto tiempo parece la mejor), no consigo conciliar el sueño.<br />
Así que decido que lo mejor es hablar.<br />
-¿Sabes –digo entre susurros –que Marvel ya conocía a Glimmer?<br />
Cato ha hundido la cabeza en mi pelo; dice que así tiene menos frío en las orejas, y a mí no es que me moleste, precisamente, así que le dejo hacer. Sin embargo, cuando oye mi comentario, se incorpora ligeramente.<br />
-¿Y eso a qué viene?<br />
A la luz de la luna, veo que su expresión es más divertida que exasperada. Aun así, finjo indignación.<br />
-Oye, el que está de guardia eres tú, así que si prefieres pasarla en silencio y sin nada que hacer...<br />
Su cara al oírme es de risa.<br />
-No, no, no, no es eso. Es que me ha sorprendido, ¿vale?<br />
Las palabras salen atropelladamente de su boca; la delicadeza nunca ha sido su punto fuerte, ciertamente. Sin embargo, hace un claro esfuerzo para seguirme la conversación.<br />
-Si se conocían, eso explicaría por qué Glimmer se lanzó a por mí y no a por él.<br />
Aprieto las manos al oírle mencionarla, y hago un esfuerzo por que mi voz salga tranquila; sólo pensar en esos días en la Arena consigue que mi buen humor se esfume instantáneamente.<br />
-¿Qué te hace pensar eso?<br />
-Cuando os encontré en el lago, después de lo de las rastrevíspulas, Marvel estaba gritando el nombre de un chico.<br />
-Podría ser su hermano. O un amigo –añado.<br />
En la oscuridad, veo cómo Cato niega con la cabeza.<br />
-No. La manera en que lo estaba gritando... Bueno... No sé, se parecía mucho...<br />
No tiene que terminar la frase. “Se parecía mucho a la manera en la que gritabas tú.” Cato se revuelve, incómodo, a mi lado.<br />
-Vaya –digo con ironía, intentando que no se note lo desesperada que estoy porque vuelva a hundirse a mi lado -. Tiene gracia. Confías tu vida en ellos, pero nunca conoces realmente a tus aliados, ¿eh?<br />
Cato intenta fingir una sonrisa sin éxito.<br />
“Por favor, por favor, no te alejes mucho.”<br />
-Sí, supongo.<br />
El silencio estaría empezando a ser incómodo de no ser por el himno, que rompe con la calma nocturna en ese momento. Los dos lo escuchamos como si realmente tuviésemos algún interés en ello, mirando fijamente al cielo estrellado. Cuando la música se apaga y ninguna cara aparece sobre nosotros, decido utilizar mi último cartucho.<br />
-Gracias –susurro -. Por haberte quedado.<br />
Me arrebujo bajo la manta, dispuesta a dormirme con un extraño picor en los ojos, cuando noto cómo Cato sumerge su cabeza de nuevo en mi pelo.<br />
-Gracias a ti por haberlo hecho posible.<br />
Lo último que siento antes de dormirme es su brazo pasando por encima de cintura.<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">FIN DEL CAPÍTULO 49</span></div>
<div>
<br />
Y, ¿bien? ¿Qué os ha parecido este capítulo? Como veis, la acción no es precisamente la protagonista pero los momentos Clato son cada vez más abundantes, y el final está cada vez un poquito más cerca. Me parece que quedan exactamente cinco capítulos para dar por cerrada la historia. ¿Alguna opinión al respecto? Cualquier cosilla, como siempre, me la podéis dejar en un comentario y así sacarme una sonrisa ;).<br />
¡Nos leemos!</div>
Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-31024233877573436672017-04-17T11:08:00.001-07:002017-04-17T11:08:37.210-07:00Capítulo 48: Monster¡Hola otra vez, tributos! Con la tristeza de acabar estas cortísimas vacaciones a la vuelta de la esquina, os dejo este nuevo capítulo. ¡Cada vez estamos más y más cerca del final! Siento no poder entretenerme más pero, como siempre, espero que lo disfrutéis muchísimo ;).<br />
<a name='more'></a><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><img alt="Resultado de imagen de knife in a tree" height="265" src="https://c1.staticflickr.com/2/1185/5133550394_61f141ec8f_b.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" width="400" /></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="https://www.google.es/url?sa=i&rct=j&q=&esrc=s&source=images&cd=&cad=rja&uact=8&ved=0ahUKEwj58MGTiqzTAhXGXhoKHWZdAeUQjRwIBw&url=https%3A%2F%2Fwww.flickr.com%2Fphotos%2Fshanetalbert%2F5133550394&psig=AFQjCNF0azgpvkJjzz50WWBXnsBswor-vQ&ust=1492538638566085" target="_blank">Fuente</a></td></tr>
</tbody></table>
<br />
<span style="font-size: x-small;"><i><br /></i></span>
<span style="font-size: x-small;"><i>I feel it deep within,</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>It's just beneath the skin</i></span><br />
<br />
<span style="font-size: x-small;"><i>I must confess that I feel like a monster</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i> Monster, Skillet</i></span><br />
<span style="font-size: large;"><br /></span>
<span style="font-size: large;">CATO</span><br />
Si tras los cañonazos de anoche el himno hubiese tardado unos minutos más en sonar, creo que habría terminado de perder la cabeza.<br />
Lo he estado notando más que nunca desde el ataque de las rastrevíspulas. Empieza como siempre: una furia abrasadora dentro, la misma que hace que sea un buen luchador; sólo que ahora, no hay límite que pueda controlarme. Lo consume todo. Me estoy volviendo loco, como en mis peores momentos, con cada instante que paso en esta puñetera Arena. Cosas como la muerte del chico del 3, aunque se lo merecía y aunque era un inútil, me asustan. Me da miedo que, si vuelvo de aquí, no sea capaz de recuperarme. Y desde que estoy solo es muchísimo peor.<br />
Nunca me había alegrado más por saber que alguien había muerto que cuando las caras de Marvel y la niña del Distrito 11 aparecieron en el cielo. Y a pesar de ello, he dormido aún menos de lo normal, en parte por el hambre, y en parte por ese impulso ansioso que me domina sin poder evitarlo.<br />
Como si oyesen mis pensamientos, mis tripas rugen. Este día en solitario me ha demostrado, por si me quedaba alguna duda, que no valgo una mierda como cazador. Soy ruidoso, impaciente, y los animales se huelen mi presencia a un kilómetro, como mínimo. Sin Clove a mi lado, ni siquiera sé qué plantas son comestibles y cuáles me matarán en cuanto me las lleve a la boca; lo único que me mantiene alimentado son mis patrocinadores, y estoy seguro de que esta dependencia no va a hacer que continúen a mi lado mucho tiempo. Sobre todo, si tenemos en cuenta lo mucho que ha fortalecido su posición la niñata combustible.<br />
El nombre le viene al pelo: sólo pensar en ella hace que toda la rabia, la furia y la ira prendan en mí instantáneamente. Matarla ya no es una cuestión de honor, de venganza, no tiene nada que ver con lo bien o mal que me caiga. Es que si no acabo con ella, ella terminará conmigo desde dentro.<br />
Escucho el sonido de algo rasgando el aire, y no puedo evitar mirar esperanzado hacia arriba; aunque reservé un pedazo de pan tosco de lo que recibí ayer (una broma que a Brutus le haría muchísima gracia, estoy seguro), todavía no me han enviado nada hoy, y por tanto, estoy prácticamente en ayunas. Sin embargo, mis esperanzas no se cumplen. No me doy cuenta de lo que está sucediendo hasta que veo un cuchillo clavado en un árbol, a mi espalda.<br />
Desenvaino la espada en el momento justo en que Clove cae de un árbol como un gato.<br />
-¿Qué haces aquí? –Exclamo.<br />
-Salí como representante femenino de mi Distrito en los Juegos del Hambre, ¿te acuerdas?<br />
Gruño.<br />
-No estoy de humor, Clove.<br />
-Ni yo. Pretendía cazar tributos y como siga tirando así, estaré muerta antes de mañana. Debe de ser que aún tengo las manos frías de anoche.<br />
Miro otra vez el cuchillo, que ha abierto un tajo en el árbol por el que empieza a supurar savia. Un blanco grande, prácticamente inmóvil como lo estaba yo... Clove no fallaría eso.<br />
Sólo intentaba advertirme de lo fácil que habría sido matarme. Tengo que tener más cuidado, joder.<br />
Levanto la espada por inercia cuando Clove se acerca a mí; sin embargo, ella se limita a perforarme con su mirada fría antes de empezar a retorcer el cuchillo que ha clavado en el árbol.<br />
-Puede que haya fallado la primera vez, Cato, pero ahora ya se me ha desentumecido la mano.<br />
“Si quisiera matarte, ya estarías muerto, idiota.”<br />
Miro de la espada a ella una vez, casi avergonzado, y la bajo. Mientras, Clove saca el cuchillo lleno de resina con una mueca.<br />
-Qué asco. Ojalá supiera preparar sirope con esta mierda.<br />
Mis tripas vuelven a rugir.<br />
-Y que lo digas.<br />
Ella se me queda mirando fijamente, como evaluando qué hacer a continuación. Noto que desvía los ojos a un lado y a otro un instante; está buscando cámaras, sin duda.<br />
-Tienes mucha hambre, ¿no?<br />
Asiento con la cabeza. Clove suspira.<br />
-Oye, sé que rompimos nuestra alianza y todo eso, pero te quiero proponer un trato.<br />
Se lleva las manos a su mochila, buscando algo que resulta ser una especie de caja de plástico de color verde; cuando la abre, veo numerosos paquetitos y sobres de aluminio, todos colocados de manera que aprovechen hasta el último recoveco de la caja. Cruzo los brazos sobre el pecho, sin saber muy bien qué es lo que pretende... Hasta que caigo en la cuenta.<br />
-Una ración de combate –no puedo controlar el deje de fascinación en mi voz -. ¿De dónde ha salido?<br />
Clove evita contestar deliberadamente.<br />
-Tú tienes hambre, y yo necesito que alguien me cubra las espaldas mientras intento dormir sin morirme de frío. ¿Te parece bien?<br />
Me tiende una mano. Claro, por eso estaba buscando cámaras. Espero que algún tributo esté haciendo algo más interesante en este momento, porque si dudábamos que al público le gustara vernos colaborar mientras aún quedábamos ocho, ahora que somos seis, muchísimo menos. Pienso en rechazar la oferta; pero tengo demasiada hambre, y alejarnos cada uno por nuestro lado como si tal cosa sería aún peor de cara a nuestros patrocinadores; al fin y al cabo, lo que buscan cuando nos defienden es a unos luchadores sangrientos y letales, no dos niños que evitan matar cuando tienen la oportunidad. Y si tenemos en cuenta lo mal que le viene a mi cabeza la soledad...<br />
Estoy a punto de estrecharle la mano cuando vemos una columna de humo ascender no muy lejos de aquí.<br />
Al principio no soy consciente de lo que pasa; sólo pienso en que, a estas alturas, un tributo tan estúpido como para delatarse de esa manera debería estar ya muerto. Pero entonces Clove murmura una palabrota casi ininteligible, y las piezas del puzle conectan en mi cabeza.<br />
Se me tensan los músculos sin yo quererlo.<br />
-Es ella, ¿verdad? La niñata en llamas otra vez, y la muy cabrona nos está lanzando un maldito desafío.<br />
Ni siquiera espero una respuesta. Alzo la espada de nuevo, y empiezo a caminar hacia la columna de humo con una decisión casi delirante. A mi espalda, oigo una voz decirme algo, pero la mezcla explosiva de adrenalina e ira hace que se me nuble la vista y me piten los oídos; sólo puedo ver la sangre, tan roja como las llamas de mi enemiga, que voy a derramar en unos minutos, el brillo de la espada al llevarse otra vida...<br />
No soy consciente de lo que sucede hasta que la mano de Clove agarra mi brazo y pega un tirón brusco.<br />
-¿QUÉ? –Exclamo.<br />
Clove tiene que interponer un cuchillo entre medias para que me dé cuenta de que he lanzado mi mano libre directamente a su garganta. Temblando, la bajo, pero mantengo la espada lista para atacar. Pese a todo, Clove conserva esa calma fría que la caracteriza; sólo sus ojos llamean.<br />
-Puedes hacer lo que quieras –dice, despacio -; pero si lo pensases un poco, te darías cuenta de que es una trampa mortal. Esa chica está muy cabreada porque uno de los nuestros mató a su aliada y acabará con todo el que se le cruce en medio sin pensarlo. Tú, mientras tanto, estás mal alimentado, seguramente habrás dormido mal esta noche, y sólo tienes un arma de corto alcance que no te servirá de nada contra su arco.<br />
-Clove –digo entre dientes -. Me está volviendo loco.<br />
Oírlo hace que algo en su mirada cambie. Clove me conoce demasiado bien y sabe que no es una simple forma de hablar, sabe la verdad que se oculta en mis palabras. Cuando contesta, lo hace en un susurro, suficientemente bajo como para que nadie más que yo pueda oírlo.<br />
-Entonces, quédate conmigo.<br />
***<br />
Un par de horas más tarde, Clove duerme sobre su chaqueta mientras yo monto guardia.<br />
La comida me ha sabido tan bien que casi me he olvidado de la niñata del carbón, y eso que la mitad venía en polvitos: caldo de pollo, espaguetis boloñesa rehidratados, carne desecada y una tableta de chocolate con almendras que Clove me ha dejado entera y que yo he devorado. Poco después, ella ha empezado a bostezar, así que le he asegurado que yo me encargaría de vigilar mientras dormía.<br />
También me ha contado lo que vio anoche, lo que le ha hecho darse cuenta de que no era razonable perseguir a nuestra enemiga; ha dicho que por eso mismo ella tampoco se lanzó a atacarla, pero no me ha parecido que fuera del todo sincera. De cualquier manera, no he querido presionarla: se la veía cansada y, la verdad, ella no es la única que oculta cosas.<br />
Porque aunque le haya dicho lo que me pasa con la chica en llamas, no le he hablado del efecto casi mágico que ejerce su presencia a mi lado. De que oírla hablar ha hecho que mi necesidad de perseguir a nuestra enemiga haya desaparecido instantáneamente, ni mucho menos que me siento más tranquilo al saber que puede dormir bien, porque yo estoy aquí para acabar con cualquier idiota que piense en atacarla en el único momento en el que es vulnerable.<br />
Y no le ha hablado de ello, porque estos no son los pensamientos de un profesional. Un profesional está centrado en ganar, como le aseguré la noche que ella se empeña en olvidar. Joder, ¿por qué me pasé tanto entonces? ¿De verdad me creía lo que estaba diciendo? Giro un poco la cabeza para verla dormir: pese a que lleva un cuchillo en cada mano, su cara tiene una expresión más inocente de la que nunca tendrá despierta, la cascada de pelo enmarañado como un halo negro a su alrededor. Puede que quiera ganar estos Juegos, y que Clove los pierda es indispensable para que eso suceda. Pero, ¿de ahí a matarla a sangre fría? ¿A Knivey? Venga ya.<br />
El sol ya está bajo cuando ella se despierta. Intercambiamos unas pocas palabras, tensas porque los dos sabemos que ya no nos quedan más razones para permanecer juntos, y recogemos nuestras escasas pertenencias. Clove me regala a hurtadillas (ya sabes, los patrocinadores) lo que queda de la ración de combate, haciendo como que se olvida de ella. Yo se lo agradezco con una mirada, antes de que se sumerja de nuevo en el bosque...<br />
Y sienta cómo la cordura de las últimas horas se va con ella.<br />
<br />
<span style="font-size: large;">CLOVE</span><br />
Las gafas nocturnas dejarán de hacerme falta dentro de poco.<br />
Es verdad que hace un frío terrible, y que todavía no he encontrado ningún tributo pero, aun así, agradezco poder cazar por la noche. En movimiento, las bajas temperaturas se llevan mejor, y los animales nocturnos no se esconden igual de bien, con lo que son más fáciles de encontrar. Pese a que mis habilidades culinarias campestres siguen siendo nulas, me siento mejor con el puñado de huevos que he robado en varios nidos, y he escondido una liebre que habría llevado conmigo si no me hubiese dado miedo atraer a los depredadores con el olor. Me siento cómoda entre las sombras, estoy descansada, fresca, y en solitario me muevo rápida y silenciosa, todo gracias a mi pacto con Cato...<br />
Aunque la razón por la que he pactado no es esa. No, ni mucho menos.<br />
Es porque se ha ido. La sensación asfixiante de anoche, el regusto de la angustia al oír los cañonazos, han desaparecido en cuanto le he visto, llevando el ruido de cada paso como una señal fluorescente de su posición. Ha sido un acto puramente egoísta, asegurarme de que está bien para poder actuar con normalidad; conseguir unas horas de sueño no ha sido más que un buen añadido, una excusa a mi cerebro para que me permitiera este capricho.<br />
“Me está volviendo loco.”<br />
No hacía falta que me lo dijera, pero oírselo admitir ha sido aún más duro. Cato nunca ha estado del todo bien de la cabeza, pero ni en sus peores momentos lo había reconocido. No tengo más que recordar el momento en que le conocí, en el que casi me mata por echárselo en cara. Un escalofrío me recorre: si no hubiese llegado a estar allí, si se hubiese enfrentado en esas condiciones a la chica en llamas...<br />
Desecho la imagen tan pronto como aparece en mi mente. No, no quiero verlo. Y no quiero pensar en ello. Dije que me centraría en ganar, ¿no? Pues es lo que voy a hacer. Lo de hoy ha sido puntual, sólo un trato. No se va a repetir. No le voy a volver a ver, y rezaré porque no nos toque enfrentarnos al final.<br />
Estoy repitiéndome esas palabras cuando las trompetas de un anuncio resuenan. Doy un respingo, sorprendida. Lo cierto es que un banquete a estas alturas, un banquete de verdad, sería genial; las raciones de combate no me van a durar para siempre. Espero a que Claudius Templesmith nos anuncie una fecha, pero esta no llega.<br />
En su lugar, habla de un cambio en las reglas. Y para asegurarse de que lo hemos entendido, de que no he sido yo quien se lo ha imaginado, lo repite otra vez.<br />
Puede haber dos ganadores mientras sean del mismo Distrito.<br />
Puede haber dos ganadores mientras sean del mismo Distrito.<br />
Repito las palabras, despacio, paladeándolas, asegurándome de que no se van.<br />
Puede. Haber. Dos. Ganadores.<br />
Así que puedo ganar con Cato.<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">FIN DEL CAPÍTULO 48</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
¡Y hasta aquí el capítulo de hoy! Ya sabéis que cualquier cosilla me la podéis dejar en un comentario y que la recibiré con una sonrisa.</div>
<div style="text-align: left;">
Un besazo y, ¡nos leemos!</div>
<br />
<div>
<br /></div>
Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-30982299459938055012017-03-20T11:25:00.000-07:002017-03-20T11:25:03.259-07:00Capítulo 47: Famous last words<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;">
</div>
<br />
<br />
¡Hola, hola! Sin entretenerme mucho porque el tiempo apremia, ¡aquí os dejo el siguiente capítulo! Siento haber tardado tantísimo en actualizar, pero al final, entre unas cosas y otras, me ha sido imposible pararme a publicar. De cualquier manera, ¡espero que os guste!<br />
<a name='more'></a><br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://i.ytimg.com/vi/aWPWHU8x6kE/maxresdefault.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="165" src="https://i.ytimg.com/vi/aWPWHU8x6kE/maxresdefault.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="https://i.ytimg.com/vi/aWPWHU8x6kE/maxresdefault.jpg" target="_blank">Fuente</a></td></tr>
</tbody></table>
<span style="font-size: x-small;"><i>I see you lying next to me</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>With words I thought I’d never speak</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>Awake and unafraid</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>Asleep or dead?</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i> Famous last words, My Chemical Romance</i></span><br />
<span style="font-size: large;"><br /></span>
<span style="font-size: large;">CLOVE</span><br />
La búsqueda ha resultado tan inútil como cabría de esperar.<br />
Pese a que dedicamos toda la noche a rastrear el bosque (incluyendo una persecución tan vana como exhaustiva de algo que bien podría haber sido un animal), no encontramos nada que no fueran unas cuantas trampas deficientes y vacías. Tampoco es de extrañar: a estas alturas, un grupo de tres es demasiado ruidoso como para pasar desapercibido, y más aún si tenemos en cuenta lo que nuestros rivales han debido superar para sobrevivir hasta ahora. Todos los idiotas que se dejarían sorprender por una cacería nocturna están ya muertos: sólo quedamos los ocho mejores.<br />
Sentada en el claro de siempre, con Cato y Marvel tras de mí, no puedo evitar sonreír con ironía. Los ocho mejores. Desde que ayer Cato asesinara a Chip, todo el mundo periodístico del Capitolio habrá viajado ya a los Distritos, buscando información jugosa con la que elaborar reportajes sobre nosotros. Sin duda habrán llegado a nuestros amigos del Centro, aunque ninguno será lo suficientemente estúpido como para contar toda la historia que Cato y yo llevamos a la espalda: se limitarán a constatar que ya nos conocíamos, y poco más. Pero, ¿y mi familia? Pensar en las mentiras que habrá inventado Raw para esconder la mierda de relación que hay entre los cuatro casi me hace soltar una carcajada fría, que sólo contengo ante la idea de despertar a mis compañeros.<br />
La mía es la última guardia antes del día, antes de que todos estemos descansados y suceda lo inevitable. Ayer, con Cato tan desquiciado, romper nuestra alianza habría sido un terrible error; pero cuanto más tiempo dejamos pasar, más evidente se hace que no podemos permanecer juntos.<br />
Marvel suelta un suave ronquido a mi espalda. Asesinarlo ahora mismo sería tan fácil como levantarme un segundo y lanzar un cuchillo, pero no lo hago. En primer lugar, porque quiero creer que tengo algún patrocinador que me saque de esta situación de mierda en algún lado, y no creo que matar a mis aliados por la espalda sea la mejor manera de conservar su simpatía; y en segundo lugar, porque si yo he podido fiarme de él para dormir, hay un acuerdo no escrito por el que él también debería poder fiarse de mí.<br />
Sin embargo, eso no significa que no me guarde algún as en la manga. He hablado de patrocinadores, ¿no? Pues ya es hora de que les demuestre que tengo lo que hace falta para ganar estos Juegos.<br />
Compruebo de un vistazo que Cato y Marvel siguen profundamente dormidos antes de coger sigilosamente mi mochila. Dentro hay suficientes cuchillos, cuidadosamente guardados en fundas y sets, como para matar dos veces a cada uno de los tributos que quedan en pie. Una cantimplora con agua, un mechero de gas, el botiquín de primeros auxilios con el que curé a Cato, las gafas para ver en la oscuridad... Y lo más importante.<br />
En casa, Raw las llamaba raciones de combate. Era lo que el gobierno daba a cada agente de la paz cuando debían irse a realizar operaciones especiales en terrenos muy hostiles, como los alrededores de Panem, o incluso el Distrito 13. Se trata de comida deshidratada, o de alto valor energético, capaz de cubrir casi por completo las necesidades calóricas de una persona durante un día. Enseño con cuidado los tres paquetes de los que dispongo, para volver a guardarlos rápidamente cuando Cato empieza a retorcerse.<br />
En cuestión de unos pocos minutos, está despierto.<br />
-Tengo hambre. –Gruñe, malhumorado.<br />
Sé lo que estará pensando la gente en casa: que podría sacar uno de los paquetes y alimentarnos decentemente por una vez. Sin embargo, y aunque por un instante absurdo me dejo seducir por la idea, echo un vistazo de nuevo al cuerpo dormido de Marvel y decido reservarlos para una situación de urgencia.<br />
-Entonces será mejor que vayamos a cazar algo.<br />
En cuanto nuestro aliado se despierta, nos ponemos en marcha de nuevo. Esta vez, a la especie de hierba acuática de ayer se unen unos cuantos frutos secos, unas cebollitas silvestres (doy gracias otra vez al maldito curso de plantas comestibles) y un par de peces que Marvel logra pescar de casualidad. Mientras limpiamos las raspas, pienso en la bandada de aves gordas que vimos despegar al acercarnos al lago, y en lo fácil que habría sido cazarlas si Glimmer no se hubiese llevado el único arco de los Juegos consigo.<br />
Sin embargo, lamentarse no va a hacernos ganar. Es más importante centrarse en lo que todos sabemos que viene ahora.<br />
-No me hace ninguna ilusión tener que mataros si no es necesario –dice Marvel, tirando las espinas. Como si fuera capaz. –Así que...<br />
-Sí. –Asiento.<br />
-Es un adiós, entonces.<br />
-Lo preferiría a un “hasta luego”. –Ironizo.<br />
Marvel esboza una sonrisa forzada.<br />
-Sí, claro. En fin –continúa mientras se levanta. –Os deseo la peor suerte del mundo. Sin rencores.<br />
Alzo la vista al cielo. Mientras se aleja, vuelve a aparecérseme en la cabeza la facilidad con la que podría matarle, y una vez más, me contengo. En su lugar, miro a Cato. Él me devuelve la mirada antes de arrancar un puñado de hierba.<br />
-Sigo teniendo hambre.<br />
No puedo evitar reírme ante el comentario, e incluso a él se le elevan un poco las comisuras de los labios.<br />
Mi risa, sin embargo, tarda poco en apagarse.<br />
-Sabes tan bien como yo que quieren que nos separemos, ¿verdad? Las batallas entre compañeros de Distrito venden más que las alianzas.<br />
-Y Brutus no me enviará ni un puñetero mendrugo de pan hasta que estés lejos. Lo sé.<br />
Pero ninguno de los dos se mueve durante unos instantes. Siento algo en sus ojos, algo que no estaba ahí cuando nos lanzaron a la Arena...<br />
Y que no puedo permitirme parar a identificar. Nuestra supervivencia está en juego, al fin y al cabo.<br />
-Felices Juegos del Hambre, Cato.<br />
-Felices Juegos del Hambre, Clove.<br />
Nos sumergimos en el bosque, cada uno en una dirección, poco después del mediodía. Una vez alejada del claro, compruebo de nuevo mis provisiones, y decido que mi mejor opción es seguir caminando y buscar la manera de cazar algún animal o, si hay suerte, incluso algún tributo. Encuentro enseguida un arroyo, y opto por seguir su curso: junto al agua crecen algunas plantas que reconozco, y es la manera más fácil de cruzarme con algún ser vivo.<br />
Por la tarde, la suerte empieza a sonreírme. Estoy sentada, tratándome las picaduras de las rastrevíspulas (sin mucho éxito, porque siguen doliendo una barbaridad), cuando localizo el nido escondido de un ave. Como encender un fuego se une, junto a cazar y desollar animales, a lista de cosas útiles que no sé hacer, decido calentarlos como puedo con el mechero, comérmelos crudos y rezar por no morir de salmonella.<br />
Ya bastante patética es mi situación como para acabar mi vida con el olor de mis propia diarrea alrededor.<br />
Sin embargo, pocos minutos después, me alegro de haberlo hecho: las proteínas obran milagros en mí. Y por si eso fuera poco, recibo entonces el primer regalo de Lyme en forma de una pomada verde y algo grumosa, llamada sin duda a tratar las picaduras que siguen martirizándome.<br />
“Ya estabas tardando.” Pienso. Pero no digo nada. Me limito a mirar al cielo sonriente, como agradecimiento silencioso a mis patrocinadores, y a aplicarme la pomada.<br />
El alivio es inmediato. No puedo contener un suspiro cuando el picor desaparece, e incluso siento cómo mi cara se deshincha un poco. Guardo el bote con la pomada en mi mochila y, de mucho mejor humor, sigo adelante.<br />
Al anochecer, decido parar de nuevo para buscar un sitio donde pasar la noche. Empieza a refrescar, y pienso con nostalgia en lo fácil que era todo hace apenas unos días, cuando teníamos sacos de dormir, botellas de combustible para encender una hoguera, y la certeza de que nadie se acercaría a atacarnos ni aunque un fuego señalase nuestra posición. Ahora, sin embargo, no tengo más opción que arrebujarme en mi chaqueta y buscar un árbol que me pueda esconder y cortar el viento a la vez. La idea de una comida caliente me tienta a abrir una de las raciones de combate...<br />
Cuando un cañonazo rompe el silencio del bosque. Y mi cabeza empieza a funcionar a toda velocidad sin permiso.<br />
“Por favor que no sea Cato. Por favor, por favor, por favor que sea el chico amoroso, o la niñata, o...”<br />
Para cuando me quiero dar cuenta, mis piernas me han llevado ya muy lejos del lugar en el que pensaba acampar. Aguzo el oído, y escucho los sollozos quedos de una niña junto a otra voz.<br />
La voz de una chica.<br />
La adrenalina corre por mis venas. La oportunidad de matarla, de acabar con ella y vengarme por lo que nos ha hecho pasar, tanto si fue ella como si no la que destruyó nuestros suministros es tan eficaz como un chute. Me obligo a inspirar, a mantener la cabeza fría mientras persigo el sonido de su voz hasta encontrarla, de rodillas, en un claro.<br />
Me escondo entre los arbustos, aunque no creo que me vea. Está demasiado afectada, cantando una nana a una niñita (sólo puede ser la del Distrito 11) que yace en el suelo, sobre una red y con una lanza atravesándole el estómago. Verla hace que mi corazón palpite a mayor velocidad: ¿Cato llevaba una lanza? ¿O era una espada? ¿O las dos?...<br />
Pero no. Asomándome con cuidado, acierto a ver el cadáver de Marvel, con una flecha de plata sobresaliendo de su cuello. Vaya, conque Glimmer no se lo llevó a la tumba. Ahora ya me puedo imaginar cómo hizo estallar nuestras provisiones, y sin duda la niñita debió de ser quien encendió las hogueras para despistarnos. La red sobre la que yace ella debe de ser una de las trampas, aunque al no haberla visto en acción no sabría decir si de Marvel o del chico amoroso. Hmm. Sería divertido que hubiese sido precisamente Peeta el culpable de que la aliada de su novia muriera...<br />
Pero ya basta de tanta observación. Me abro la chaqueta para escoger un cuchillo. ¿Quiero una muerte rápida? No, ni de coña. Me decanto por un par de cuchillos sencillos para anclarla al suelo, antes de pasar con lo divertido. Salgo un poco de entre los arbustos, busco una posición cómoda para disparar, y me freno en seco.<br />
Está de espaldas a mí, a un tiro perfecto y sencillo. La trenza cae a su espalda de forma descuidada, junto al carcaj que lleva colgado del hombro. No sé en qué momento ha dejado de cantar, pero ahora sólo emite unos gemidos quedos mientras cubre a la niña de flores, los gemidos de alguien a quien le duele ver sufrir a quien quiere como si fuese él mismo el herido. En mi cabeza se dibujan otros Juegos, otra Arena...<br />
Hasta que ya no veo a la chica en llamas. O sí, pero ya no es sólo ella: también es Liah. Liah, que murió en los Juegos el año pasado mientras protegía a una niña, a manos de un chico de su propio distrito que le apuñaló por la espalda, como estoy a punto de hacer yo. Liah, que me enseñó a usar el mismo arco que utiliza la niñata combustible. Liah, que no habló nunca más que para advertirme antes de que casi me ahogara en los rápidos.<br />
Me tiembla el pulso. Cuidadosamente, bajo el cuchillo, y me alejo despacio del claro. No puedo hacerlo, no puedo disparar; ya nos cruzaremos las caras en otro momento, y entonces no flaquearé. En cuanto estoy lo suficientemente lejos, empiezo a correr como una loca, tratando de alejarme de este momento de debilidad. Espero que las cámaras no hayan podido captarlo. Oigo otro cañonazo poco después, supongo que para señalar la muerte de la niñita del 11. Sigo corriendo, hasta que encuentro un árbol que parece suficientemente robusto y seguro, y elijo una rama. Con los dientes castañeando, intento dormir, pero las imágenes de Liah muerta me persiguen, una y otra vez, sin parar, como las pesadillas de las rastrevíspulas...<br />
Sólo consigo conciliar el sueño acariciando la pulsera que me dio Hayden.<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">FIN DEL CAPÍTULO 47</span></div>
<div>
<br /></div>
Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-52073019315158262332017-01-15T13:58:00.003-08:002017-05-08T13:54:09.487-07:00Capítulo 46: How long will you reign?¡Hola, hola! Sí, yo también estoy sorprendida; ¡no ha pasado un mes desde la última vez que publiqué un capítulo! Y sin embargo, aquí estamos: para actualizar y traer otra parte de la historia con la que continuar este mes de enero. Cada vez queda menos para llegar al final... Pero no adelantemos acontecimientos; por lo pronto, aquí os dejo el capítulo 46. ¡Espero que os guste!<br />
<span style="font-size: large;"></span><br />
<a name='more'></a><span style="font-size: large;"><i></i></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-size: large;"><i><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7OU_Y-Dw9OIeS2VSUquvkrObh2wAeMWafTgclNBvdNDhfcOcg1LMOde43ZNpV8EzNEfNe_CtOB6BMK8hb1G4HagJh9cb82BT9ltb2G00hCt9qoshz4aomR_oSzAk7z0pgTAKyzeDsM6c/s1600/Coming+for+you.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7OU_Y-Dw9OIeS2VSUquvkrObh2wAeMWafTgclNBvdNDhfcOcg1LMOde43ZNpV8EzNEfNe_CtOB6BMK8hb1G4HagJh9cb82BT9ltb2G00hCt9qoshz4aomR_oSzAk7z0pgTAKyzeDsM6c/s320/Coming+for+you.jpg" width="320" /></a></i></span></div>
<span style="font-size: large;"><i>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
</i></span><br />
<i style="font-size: small;"><span style="font-size: x-small;">If you want control</span></i><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>Without any pain</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>How long will you suffer</i></span><br />
<i><span style="font-size: x-small;">How long you reign</span></i><br />
<div>
<i><span style="font-size: x-small;"> <span style="font-size: xx-small;">Broken, Depeche Mode</span></span></i></div>
<div>
<span style="font-size: x-small;"><br /></span></div>
<span style="font-size: large;">CLOVE</span><br />
-Estás espantosamente feo, ¿lo sabías?<br />
Él gruñe.<br />
-Mi atractivo no era lo que más me preocupaba cuando tenía un puto nido de rastrevíspulas persiguiéndome. –Se mantiene en silencio unos segundos–. Tú también has estado mejor, ¿sabes?<br />
Ja, ja. Aplico el desinfectante con un poco más de fuerza sobre su piel irritada, haciéndole soltar un rugido que me hace reír. Levanta la mano por instinto, dispuesto a lanzarme un zarpazo, pero mi expresión le frena a tiempo.<br />
Bueno, mi expresión y el cuchillo que con el que tardo un segundo en apuntarle, amenazadoramente. Arqueo una ceja.<br />
-Has empezado tú –protesta en un murmullo, como un niño pequeño.<br />
No puedo evitar sonreír a escondidas ante ese gesto, tan suyo. Es agradable estar con él, durante un rato, simplemente riendo, incapaces de ignorar toda la confianza que generan cuatro años de amistad. Centrarme en ganar, olvidar todo lo demás, es la mejor decisión que he tomado desde que llegué aquí: ya no hay discusiones por mis intentos de aclarar una relación demasiado complicada, ni él me rehúye, ni siquiera tenemos una tercera parte entre medias para agriar nuestros encuentros...<br />
Llevaba tanto tiempo en tensión que me había olvidado de lo gratificante que es relajarse un momento.<br />
Lo empecé a notar anoche, cuando salimos a cazar; o, más bien, a poner las trampas que Marvel consiguió imitar, basándose en las que dejó el chico amoroso, porque no encontramos una sola persona en todo el camino. Pese a que lo inútil de nuestra búsqueda le puso de mal humor (para variar), al menos esta vez no estuvo tan hosco cuando fui a calmarle. Me escuchó, como ha hecho siempre: dejó que mis promesas de encontrar a la niñata en llamas le relajasen, igual que a un crío al que cuentan un cuento. Y aquello fue tan agradable como lo está siendo esta tarde.<br />
Sin embargo, esto son los Juegos: los momentos felices no pueden durar para siempre así que, en cuanto deja de hacerme muecas, termino con la última picadura; al menos, al estar en la cara, sí se había arrancado el aguijón de esta. Hago amago de levantarme, dispuesta a memorizar por fin el maldito recorrido para acceder a las provisiones, pero él me para con una mano.<br />
“No acabas de sentir escalofríos.”<br />
-Me falta enseñarte otra... Un poco más desagradable.<br />
No es hasta que empieza a levantarse la pernera izquierda que noto que a su pantalón no es el mismo con el que entró en la Arena. Vuelvo a sentarme, entre curiosa y preocupada por lo que pueda encontrarme...<br />
-Joder, Cato. –Se me escapa en cuanto la veo. –Tienes que aprender ya a limpiar una herida.<br />
El corte no es extremadamente profundo, ni demasiado grande, pero he de admitir que resulta hasta más feo que la enorme picadura bajo su ojo. La costra es blancuzca y la herida supura un pus amarillento de olor desagradable. Por suerte para él, nunca he sido muy impresionable, porque esto es verdaderamente asqueroso. Sin embargo, mientras vuelvo a abrir el botiquín para ver qué puedo hacer, mi voz surge fría y calmada.<br />
-¿Cómo?<br />
Es una pregunta sencilla, con una respuesta sencilla; por eso, cuando Cato no me contesta inmediatamente, no puedo evitar girarme para clavar mi mirada sobre él.<br />
-¿Cato?<br />
Él desvía la cabeza, aparentemente muy concentrado en la tensa manera en que sus manos se cierran para arrancar la hierba del prado.<br />
-Tamina –dice finalmente. –Fue Tamina.<br />
¿Qué?<br />
-¿QUÉ?<br />
Es entonces cuando me mira, con la rabia llameando en sus ojos.<br />
-¡Sí, Tamina, joder! –Pega un puñetazo al suelo. –Tenías razón, ¿vale? Me despisté, le dolía lo de Xack, no la tuve en cuenta, y si la maldita niñata en llamas no nos hubiese lanzado las rastrevíspulas, probablemente tendría algo más que un maldito corte en la pierna.<br />
-Espera... ¿Te atacó debajo del árbol? –una nota de indignación me tinta la voz -¿Por qué no me despertaste?<br />
Cato me mira, incrédulo, su cara empezando a adoptar un tono rojizo.<br />
-Estaba lanzándome latigazos a tu lado, Clove, ¡y no te enteraste! ¿Crees que en esas condiciones habría servido de algo que te pidiera ayuda? Esa noche estabas tan mal que no podías ni escalar un maldito árbol.<br />
Au. Vale, se acabaron los momentos agradables. Hago lo que puedo por tragarme mi orgullo con esa pulla, y vuelvo a centrarme en curarle el corte, cerrando la conversación.<br />
Cato también parece calmarse, pero su entrecejo sigue fruncido mientras yo limpio el pus y aplico tanto desinfectante como puedo. Veo que aprieta los dientes para evitar gritar del dolor en un par de ocasiones, pero no puede contener el gruñido que se escapa de entre sus labios. Inspiro profundamente, haciendo acopio de valor para volver a hablar.<br />
-¿Te molesta mucho?<br />
Él asiente con sequedad. Vale, hasta aquí hemos llegado: yo no he sido nunca una persona sociable, así que no voy a empezar a cambiar ahora por él.<br />
¿No quiere hablar? Estupendo; no hablaremos.<br />
Vendo la herida de manera poco delicada y, sin siquiera despedirme (¿qué voy a hacer? ¿Esperar a que me dé las gracias? Ya, claro.), me levanto para que el tal Chip me enseñe de una maldita vez cómo llegar a las provisiones.<br />
<div style="text-align: center;">
***</div>
Lo admito: si hubiese llegado a saber lo irritante que sería, me habría mostrado más paciente con Cato.<br />
En su favor, he de decir que chaval no debe de ser tonto, puesto que hace falta cabeza para poner en marcha el circo que ha montado; sin embargo, me tiene tanto miedo que llega a ser desquiciante. Tartamudea al hablar conmigo, le tiemblan las manos... Han pasado veinte minutos en los que me ha debido de enseñar algo más de una cuarta parte del recorrido, cuando, para mi alivio, oigo a Cato gritar:<br />
-¡Mirad! ¡Allí!<br />
No me hace falta siquiera seguir la dirección de su dedo; en cuanto levanto la vista del suelo minado, me es imposible obviarlo: una fina línea de humo asciende hacia el cielo, señalando la posición de un pobre tributo incauto.<br />
“Demasiado para haber sobrevivido a los Juegos hasta ahora” no puedo evitar pensar. Sin embargo, me guardo mis malos presentimientos; lo cierto es que la idea de una lucha hace que la adrenalina corra por mis venas casi de inmediato. Me alejo del terreno minado para ir a recoger mi mochila y un par de sets de cuchillos.<br />
-¡Tú quédate ahí! –grito a Chip.<br />
Cato deja la piedra de amolar con la que afila su espada en cuanto me oye.<br />
-No, de eso nada. Se viene con nosotros.<br />
Alzo la vista al cielo. ¿Es que ha hecho su objetivo en la vida llevarme la contraria en todo lo que diga?<br />
-Cato –dice entonces Marvel, en voz alta. –Cazando sólo será un estorbo.<br />
-Si vamos a dejarlo aquí, ¿por qué no le matamos directamente? En el bosque puede ayudarnos a cargar las armas.<br />
Mis ganas de abofetearle aumentan por minutos; pero el veneno de las rastrevíspulas ha dejado de afectarme, así que tengo la suficiente cordura como para no hacerlo.<br />
-Chip –llamo en su lugar. Él viene, corriendo asustado. –Cuando te encontraron, ¿era la primera vez que intentabas robar algo? Di la verdad –añado con voz fría.<br />
Él titubea pero, finalmente, niega con la cabeza. Yo dirijo una mirada elocuente a Cato.<br />
-Se queda.<br />
-A ver –replica Marvel -, las trampas del chico amoroso no tienen nada que ver con lo que ha hecho...<br />
Pero, ¿de qué lado está? Da lo mismo: sus palabras son suficiente para terminar de convencer a un Cato que asiente, orgulloso, con los brazos cruzados sobre el pecho en señal de victoria.<br />
-Se viene –dice. -Lo necesitamos en el bosque y aquí ya ha terminado su trabajo. Nadie puede tocar los suministros.<br />
-¿Y el chico amoroso? —pregunta Marvel.<br />
Cato gruñe, enfadado.<br />
-Ya te he dicho que te olvides de él. Sé dónde le di el corte. Es un milagro que todavía no se haya desangrado. De todos modos, ya no está en condiciones de robarnos.<br />
Cada día que pasa sin que su cara aparezca en el cielo, Marvel parece menos convencido por esa teoría; sin embargo, no dice nada más.<br />
-Venga. —Insiste Cato, y le pasa una lanza Chip.<br />
Estamos a punto de adentrarnos entre los árboles en el momento en que vuelve a hablar.<br />
-Cuando la encontremos, la mato a mi manera, y que nadie se meta.<br />
No creo que a nadie que apreciase su vida se le ocurriera.<br />
<div style="text-align: center;">
***</div>
Me aparto el sudor de la cara, con el ceño fruncido.<br />
Algo va mal.<br />
Tras cerca de una hora caminando por el bosque, revisando las trampas que dejó ayer Marvel sin resultado alguno, lo hemos encontrado: un claro completamente desierto, a excepción de una fogata de la que aún asciende un fino hilillo de humo... Pero alrededor de la cual no hay nadie calentándose. Ni restos de comida, ni tan siquiera un tributo escondido entre los árboles que hemos revisado, uno por uno... Nada.<br />
Como si el único objetivo del fuego hubiese sido atraernos hacia él.<br />
Me reprendo mentalmente por no haber hecho caso a mi instinto en el prado. No sé cómo, ni tan siquiera tengo una idea de quién, pero ya no me queda ninguna duda: nos han tendido una trampa.<br />
Y por eso, cuando vemos una segunda columna de humo más allá y Cato se dispone a ir hacia ella, no tardo un segundo en cogerle del brazo y frenarle.<br />
-Tenemos que volver al campamento. –Digo entre dientes. –Ya.<br />
Él me mira, entre irritado y simplemente enfadado.<br />
-Clove, esa niñata está pidiendo a gritos que vaya hacia su hoguera y l...<br />
-La niñata combustible no sería tan estúpida como para ponerse a jugar al escondite con nosotros, Cato. Hay algo aquí que huele muy mal. –Frunzo el ceño. -Volvamos. Al. Campamento.<br />
Veo en su cara la indecisión de Cato: no por plantearse la opción de hacerme caso, sino, más bien, por no saber si contestar como un ser mínimamente racional, o finalizar la pelea dándome un puñetazo. Le mantengo la mirada, retándole, para demostrarle que esta vez no pienso ceder...<br />
Cuando un estallido brutal hace temblar la Arena y me tira al suelo.<br />
Pasan unos segundos antes de que las imágenes vuelvan a aparecer nítidas ante mis ojos, y no llenas de puntitos negros. Me llevo la mano a la cabeza, desorientada, y necesito parpadear varias veces antes de ser capaz de levantarme y recordar dónde estoy. A mi alrededor, los demás parecen igual de aturdidos que yo, por unos instantes. Veo que Cato se tambalea ligeramente al ponerse en pie.<br />
-¿Qué ha sido eso? –Pregunta costosamente.<br />
-No lo sé –contesto -. Es como si...<br />
Y entonces una idea dolorosamente posible viene a mi cabeza.<br />
-Los suministros.<br />
<div style="text-align: center;">
***</div>
Cuando llegamos a nuestro campamento, el paisaje es desolador. Hay trozos de plástico, metal y comida chamuscados allá donde mires, y un círculo de hierba negruzca señala el lugar en el que antes se encontraba nuestro seguro de vida en los Juegos. Siento la rabia crecer dentro de mí al pensar en quien haya hecho esto, y aprieto los puños con rabia mientras busco algo que se pueda salvar de la masacre; pero nada es comparable con la reacción de Cato.<br />
Llevaba años sin verle tan furioso, tan ido, tan... Loco. Se tira del pelo hasta arrancarse algunos mechones y pega puñetazos al suelo, profiriendo exclamaciones de rabia casi animales. Cuando los nudillos empiezan a sangrarle, coge los restos de un contenedor y se dedica a pegarle patadas hasta terminar de hacerlo trizas, para pasar entonces a repetir la operación con otro contenedor, y otro, y otro...<br />
Hasta que localiza al chico del Distrito 3.<br />
-Tú –dice señalándole con un dedo acusador mientras avanza hacia él.<br />
Para cuando Chip asimila lo que está a punto de suceder, es demasiado tarde: apenas es capaz de correr unos pocos metros antes de que Cato le alcance y rodee el delgado cuello del chico con sus manos...<br />
-¡Cato! –Exclamo.<br />
Pero es como si no me escuchara: en un movimiento, brutal y perfectamente medido a un mismo tiempo, parte su cuello con un crujido aterrador. Después, tira el cadáver a un lado como si fuese un muñeco de trapo y coge su mochila y su espada de donde las ha dejado, a la entrada del claro.<br />
-Vamos a cazar a esa cabrona –gruñe.<br />
Tardo un segundo en reconocer la sensación fría que me atenaza hasta el último músculo del cuerpo: miedo. No por él, sino de él. Un miedo que llevaba sin sentir... Qué narices: Cato nunca me ha dado miedo, ni siquiera cuando le conocí. Sí, es verdad, sé lo fácil que es desequilibrarle, y por eso siempre he controlado cada movimiento a su alrededor; pero siempre he pensado que, con tacto, con las palabras correctas en el momento adecuado, podría calmarlo, guiarlo hacia ese lugar en su mente en el que ya no resulta un peligro.<br />
Ahora mismo, ya no estoy tan segura.<br />
“Vamos, Clove, tú puedes con ello.”<br />
Tomo aire. Sí, yo puedo. Me obligo a acercarme a él, con suavidad. Vale, sí, le ha roto el cuello a un chico en un ataque de rabia; ¿y qué? Es Cato, al fin y al cabo: el mismo Cato que se quedó conmigo en el funeral de Dock, el que me sacó de los rápidos... Alguien habría tenido que deshacerse del chaval, de todos modos; sin las minas que protegen las provisiones, no era más que un estorbo.<br />
-Cato. –Me cuido de que mi voz no suene recriminatoria, pero tampoco dulce y edulcorada. -¿Crees que quien quiera que haya provocado esto seguirá vivo?<br />
-Quien quiera no, Clove: ha sido ella. Y la voy a destrozar de tal manera que tendrán que recoger sus pedazos del suelo.<br />
-A lo mejor ya se te han adelantado –dice entonces Marvel. –Clove tiene razón: la explosión ha volado medio claro. Seguramente, alguien intentó robarnos, y se encontró con la sorpresa. Esta noche –dice señalando al cielo –veremos su cara ahí arriba junto con la del idiota de Chip.<br />
Asiento, en señal de conformidad.<br />
-Por favor.<br />
Lo digo en voz muy baja, para que ni los micrófonos, ni siquiera Marvel, puedan oírme; tan solo Cato es capaz de leer mis labios.<br />
-Vamos a trazar un plan, ¿vale? –Añado entonces, para que me oiga todo el mundo.<br />
Comienzo a andar hacia el tenderete donde hace apenas unas horas curaba las heridas de Cato, lo único que ha sobrevivido a la explosión. No puedo contener un suspiro de alivio al ver por el rabillo del ojo que, pese a todo, se ha resignado a seguirme.<br />
Discutimos acerca de nuestra estrategia hasta bien entrada la noche; la explosión nos ha puesto en una situación muy difícil, más aún si tenemos en cuenta que la principal razón por la que los tres permanecíamos unidos a estas alturas eran las provisiones. Sin embargo, decidimos continuar juntos, aunque sea por esta noche: sin alimentos y sin apenas nada con lo que refugiarnos, nos necesitamos los unos a los otros, al menos hasta cubrir estas deficiencias. Después intentamos cazar algo de comer, aunque sin mucho éxito: me enorgullezco de tener una puntería casi infalible, pero para ello, primero necesito que el objetivo en cuestión esté relativamente cerca de mí. Eso, añadido a las deficientes trampas de Marvel (ya me extrañaba que hubiese sido capaz de imitar al chico amoroso de un solo vistazo) nos deja con un puñado de lagartijas, dos pequeños roedores, y una liebre que, además, no sabemos limpiar. Doy gracias en silencio cuando, intentando pescar cerca del lago, veo unas plantas acuáticas que me resultan extrañamente familiares, hasta que caigo: estaban en el ejercicio de plantas comestibles que hice mientras espiaba a Tamina. Junto con lo que queda de la liebre, que Marvel puede cocinar gracias a la botella llena de combustible que llevaba en la mochila, da lugar a una cena que apenas termina de llenarme a mí, y que poco hace por los apetitos voraces de mis aliados.<br />
Estamos royendo los huesos de la liebre cuando empieza a sonar el himno.<br />
Primero, aparece la cara de Chip, seguida, poco después, de la del chico del Distrito 10. Es la primera vez que le veo desde que arrancaron los Juegos, pero puede que haya sido él quien ha volado nuestras provisiones; sin embargo, esta mañana oímos otro cañonazo por lo que, sea él o no, todavía queda alguien más. Cruzo los dedos, deseando que el Distrito 12 aparezca en la pantalla...<br />
Pero el himno se acaba y el cielo deja de brillar con la luz de las imágenes.<br />
A mi lado, Cato aprieta los puños.<br />
-Y ahora, vamos a matarla.<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">FIN DEL CAPÍTULO 46</span></div>
<div>
<br /></div>
Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-5442457689402494672017-01-01T06:00:00.000-08:002017-01-01T06:00:14.153-08:00Capítulo 45: Can you feel my heart?¡Hola, hola tributos! Muy rápidamente porque en estos días festivos hay poco tiempo ¿qué tal se os plantea esta Nochevieja? ¿Habéis despedido este año 2016 con familiares, amigos...?<br />
De cualquiera de las maneras, para empezar con buen sabor de boca, aquí os traigo el primer capítulo del año. ¡Que lo disfrutéis!<br />
<br />
<a name='more'></a><br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfNqU8tjJAHHZsci94NA1COzwy9f6F-MisU9FJhg2HxA7R19THCMTHh3mLNB4-1lfp-Tp1gel8J7ztIUWAbP4H2bp8Mi83dOqKuP170uYfnqwaVaH3XB_KfjF6W8XwMqg0w3pGQ4ZbJUs/s1600/Calling+him.png" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfNqU8tjJAHHZsci94NA1COzwy9f6F-MisU9FJhg2HxA7R19THCMTHh3mLNB4-1lfp-Tp1gel8J7ztIUWAbP4H2bp8Mi83dOqKuP170uYfnqwaVaH3XB_KfjF6W8XwMqg0w3pGQ4ZbJUs/s400/Calling+him.png" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://wntrslder.tumblr.com/post/59787596312" target="_blank">Fuente</a></td></tr>
</tbody></table>
<span style="font-size: x-small;"><i><br /></i></span>
<span style="font-size: x-small;"><i>I'm scared to get close and I hate being alone.</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>I long for that feeling to not feel at all.</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>The higher I get, the lower I'll sink.</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>I can't drown my demons, they know how to swim.</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i> Can you feel my heart?, Bring me the Horizon</i></span><br />
<br />
<span style="font-size: large;">CATO</span><br />
No recuerdo haberlo pasado peor en toda mi vida.<br />
Para empezar, me da la sensación de que mi cuerpo está ardiendo. No sé si será el veneno, o una posible fiebre, o la mezcla de ambos; pero es como si me hubiesen encerrado en una cárcel de fuego dentro de mí mismo. Salgo de una pesadilla para meterme en otra diferente: revivo cada paliza que me ha dado Junkie desde que mamá falleció, cada golpe, cada aliento ebrio en mi cara. Las muertes de mis dos hermanos, en sus respectivos Juegos, son también recurrentes, apareciendo una y otra vez en mi cabeza las imágenes que sólo he visto gracias a repeticiones...Y por supuesto, está Clove.<br />
No sé cuántas veces ha muerto en mi cabeza, de cuántas maneras diferentes y espeluznantes he observado la vida escapar de ella: las rastrevíspulas dejándola tan irreconocible como a Glimmer y Tamina, una lanza atravesando su corazón, mutos horribles arrancándole gritos con cada pedazo de carne, un tributo sin cara asfixiándola... Y sin embargo, no hay ninguna tan terrorífica como las que protagonizo yo. Cuando sólo quedamos nosotros dos y no queda más remedio que enfrentarnos. Cuando soy yo quien esgrime la lanza que le atraviesa el corazón. O quien la asfixia. En una, especialmente memorable, le abro las tripas y empiezo a devorarlas como si fuera un animal, mi cara manchada con su sangre y llena de lágrimas.<br />
De vez en cuando, vuelvo a la consciencia unos instantes antes de que el veneno me ataque otra vez. Cuando la veo entre mis brazos, temblando, empapada hasta el hueso, y con la cara llena de manchas rojas, me obligo a recordar que esto es la realidad, lo que importa: que está viva, y aunque ahora pase por el mismo tormento insufrible que yo, lo va a superar, y va a estar bien, a mi lado. En los últimos instantes antes de sumergirme en mi mundo delirante particular, me abrazo con más fuerza a ella, el único asidero a la cordura que me queda en lo que vuelven: y otra vez mi padre, otra vez las mil maneras en las que ella muere...<br />
Hasta que por fin, mi cuerpo expulsa el veneno definitivamente. Al abrir los ojos, me recibe un cielo oscuro, vagamente iluminado: o bien está atardeciendo, o bien amaneciendo. Conociendo la fama del veneno de rastrevíspula, me inclino más por la segunda. Despacio, apartando a Clove con todo el cuidado del mundo, me levanto, desentumeciendo mis músculos rígidos.<br />
La pierna izquierda es un martirio en cuanto roza con cualquier cosa. Por suerte, tuve la sensatez de escondernos tras unos árboles en cuanto la saqué del lago: hasta el tributo más estúpido de los Juegos habría sido capaz de matarnos de habernos quedado tumbados, totalmente indefensos, en medio del claro. Decido dejar a Clove en este escondrijo hasta estar seguro de que no hay ningún peligro esperándonos y, asegurándome de llevar mi espada a la cintura (también sigue aquí, aunque llena de sangre seca), vuelvo medio cojeando a nuestro antiguo campamento.<br />
Se me tensa todo el cuerpo cuando veo una hoguera cerca del lugar en el que estaba nuestra pila de provisiones. Estoy llevándome la mano a la empuñadura de la espada, la adrenalina corriendo veloz por mi cuerpo, en el momento en que reconozco al chico que se calienta a su lado.<br />
-¿Marvel? –pregunto, sorprendido.<br />
Él se levanta con un respingo, no perdiendo un segundo en apuntarme con una lanza. Sonrío: reflejos de profesional.<br />
-¡Cato! –exclama en cuanto me ve la cara. –Si no fuese por el himno, ya os habría dado por muertos. ¿Dónde andabais? No os vi cuando conseguí salir del lago.<br />
-Espera... ¿has podido escuchar el himno?<br />
Él asiente, orgulloso.<br />
-Debí de tener suerte con las picaduras. Pero hemos perdido a Glimmer y a Tamina, y del chico amoroso y... bueno, de Clove, no hay ni rastro. Creí que estaría contigo.<br />
Siento la ira crepitar dentro de mí al oír ese nombre.<br />
-Clove sigue inconsciente, pero la tengo localizada. Y por el chico amoroso –añado, con un tono a duras penas controlado –no hace falta que te preocupes. No creo que le volvamos a ver con vida.<br />
Le cuento brevemente lo que recuerdo de mi encuentro con él, aunque omito la razón por la que acabé volviendo al árbol; no hay ninguna necesidad de que nadie conozca ciertos detalles.<br />
-Pensaba que estabas muerto –digo al acabar. –Me encontré un chico tirado en el suelo de vuelta hacia aquí, y supuse que eras tú. Aunque –reflexiono, frunciendo el ceño, -bien pensado, cuando llegué aquí te oí gritar el nombre de un chico. ¿Blade, puede ser? La verdad es que en ese momento no me di cuenta de que aquello no tenía sent...<br />
Callo bruscamente. La expresión de Marvel ha pasado de divertida a terriblemente seria en menos de un segundo.<br />
-Haremos una cosa, Cato –su voz es suave y calmada, casi un murmullo. –Tú te olvidarás de lo que oíste, y yo me olvidaré de cómo Clove gritaba tu nombre como si le fuese la vida en ello, ¿sí?<br />
Vaya. Asiento con lentitud, intentando asimilar con cabeza fría su amenaza encubierta. Parece que todos tenemos fantasmas que ocultar, ¿eh?<br />
-Mejor vamos a buscar a Clove –comento.<br />
Y con esas palabras, sellamos nuestro pacto silencioso.<br />
<br />
<span style="font-size: large;">CLOVE</span><br />
Estoy segura que, de haber llevado algo de comida en el estómago, lo primero que habría hecho al despertar habría sido vomitar.<br />
Doy un bote cuando reconozco el terreno: lo último que recuerdo era estar hundiéndome en el lago, gritando para llamar a Cato (¿o eso lo soñé? Debió de ser un sueño, porque recuerdo claramente pensar que no sabía nadar, cosa que arreglé hace un par de años)...<br />
Da igual: el caso es que ahora me encuentro en el campamento en que pasé los primeros días de los Juegos. Tapada con un manta.<br />
-Buenos días, dormilona –me saluda entonces Marvel, sonriente. -¡Eh, Cato, se ha despertado!<br />
Oigo la voz de Cato a lo lejos.<br />
-¡Dale algo de comer y que venga aquí! ¡Tendremos que ponerla al día!<br />
Marvel hace lo que le dicen: rebuscando en una mochila que tiene cerca, saca un paquete de galletas de chocolate, una cantimplora y una lata de comida. Verlo me recuerda a algo.<br />
-¿Cogió alguien las mochilas cuando nos fuimos? –pregunto, tratando de ocultar la ansiedad.<br />
Él asiente.<br />
-Cato recogió la tuya y la suya, y cuando yo desperté, fui a recuperar la mía, aunque alguien había cogido ya casi todo lo que había dentro. ¿Por qué?<br />
No creo que le haga gracia conocer el contenido de mi mochila, así que invento una excusa rápida.<br />
-Llevaba un set de cuchillos que me gustaba mucho. Tengo uno especialmente reservado por si Cato no es lo suficientemente rápido en cazar a la chica en llamas.<br />
Eso parece bastarle. Sonríe otra vez, y yo cojo las galletas y la lata que me tiende con avidez; no me gusta el chocolate, pero estoy tan hambrienta y el regusto a podrido en mi boca es tan desagradable que me lo acabo todo a una velocidad récord, incluida la cantimplora llena de agua.<br />
Después de haber comido me siento mucho mejor, pese a que las picaduras están todavía muy hinchadas y duelen una barbaridad. Veo que un aguijón asoma todavía en aquella que tengo en la pierna.<br />
“¿A nadie se le ocurrió quitarlos?” Pienso. Apretando los dientes, lo arranco de un tirón. La herida empieza a supurar pus instantáneamente. Hago señas a Marvel para que me acerque un botiquín, y me apaño como puedo para limpiar la picadura y aliviar de alguna manera el escozor, aunque esto último con poco éxito. Continúo con todas las demás (al final resulta que sí fueron cinco), arrancando los otros dos agujones que no me pude quitar en mis últimos instantes de lucidez, en un brazo y una pierna. Cuando termino, me levanto, dispuesta a atender a lo que quiera que sea que Cato quiere decirme.<br />
-¿Quiénes quedamos? –Pregunto.<br />
-Nosotros tres. Glimmer y Tamina cayeron con las rastrevíspulas, y el chico amoroso huyó después de ayudar a su novia, aunque Cato asegura que si no ha muerto todavía, lo hará dentro de poco.<br />
Pese a todo, eso último me sorprende. Vaya, así que al final va a resultar que su historia de amor era real... En fin, es una pena: era indeciblemente pesado, pero quizá, en otras circunstancias (si yo no fuese una profesional, si él no viviera en el Distrito 12, y si no estuviésemos enfrentados a muerte), habríamos podido llegar a ser amigos.<br />
-Bueno –comento. –No puedo decir que me duela mucho lo de Glimmer... Oh, mierda. Perdona, sé que era de tu Distrito.<br />
Tamborileo con los dedos, entre nerviosa y enfadada. Si el veneno no me hubiese dejado la cabeza tan embotada me habría guardado un comentario tan absurdo como ese delante de su compañero de Distrito. Por suerte, Marvel no parece tomárselo a mal.<br />
-Glimmer –dice tras unos segundos -era una zorra.<br />
Espera... ¿Qué?<br />
Arqueo una ceja, extrañada.<br />
-¿La conocías?<br />
-No personalmente; sólo de oídas.<br />
-¿Tan llamativa es?<br />
Él se empieza a reír, de una manera que no termina de gustarme.<br />
-No, no es eso: el Uno no es un Distrito muy grande, ni con mucha población.<br />
-Pero hay mucha demanda de joyería desde el Capitolio; o eso es lo que he estudiado yo...<br />
-Míralo así –me corta: -si el Uno fuese tan grande como el Dos, ¿cuál sería la probabilidad, estadísticamente, de que dos hermanos como Gloss y Cashmere saliesen elegidos para los Juegos de forma consecutiva?<br />
“La misma de que lo hicieran, en el mismo año, dos amantes” Pienso para mis adentros; esta vez soy suficientemente prudente como para no decirlo en voz alta.<br />
-Os lo habéis tomado con calma.<br />
Pego un bote al oír la voz de Cato tan cerca. Joder, como el efecto del veneno no se pase pronto va a acabar matándome; literalmente.<br />
Sin embargo, el susto no tiene comparación con el momento en que Cato se echa a un lado y descubro la figura de un tributo al que no conozco a su espalda. En un instante, me llevo la mano a la chaqueta y saco un cuchillo para ejecutar su sentencia de muerte...<br />
Pero un manotazo a tiempo de Marvel desvía la trayectoria y salva la vida al chico.<br />
-Tranquila, fiera –ríe. –Es de los nuestros.<br />
Le echo una ojeada rápida: delgado, encorvado, de manos nerviosas y apenas unos centímetros más alto que yo. Arqueo una ceja.<br />
-¿Tan mal estamos?<br />
Entonces me lo explican todo: Chip, Distrito 3 (sus padres no debían de ser muy originales), que apareció lleno de picaduras poco después de que Marvel y Cato despertaran, aprisionado por una de las trampas que el chico amoroso puso alrededor de nuestros recursos; al menos eso lo hizo bien. Por suerte para el chaval y para nosotros, resulta que tiene un talento oculto: es capaz de activar y desactivar cualquier clase de mina a su antojo, y eso incluye a las plataformas circulares con las que dan comienzo los Juegos.<br />
-Las hemos colocado alrededor de la pila –dice Marvel, sonriendo orgulloso. Por lo que me han contado, fue él, y no Cato, quien se lo encontró. –Es totalmente inexpugnable. Podemos irnos de caza toda la noche, y si alguien intenta robarnos algo... ¡PUM! –exclama –vuela por los aires.<br />
Al decir eso, empieza a reírse otra vez, con las mismas carcajadas que me hacen sentir incómoda. Hasta ahora había valorado a Marvel únicamente como un cretino pagado de sí mismo, pero puede que esas ansias de fama y su falta de escrúpulos le vuelvan mucho más peligroso de lo que pueda aparentar...<br />
Suspiro para mí. Esto son los Juegos del Hambre, ¿no? Al final del día, todos somos enemigos, y sólo puede quedar uno, por lo que cualquier persona que haya logrado sobrevivir hasta el momento es peligrosa: un rival, un obstáculo de cara a mi supervivencia, mi prueba de fuerza...<br />
O, en su defecto, supongo que la de Cato. Es extraño: no recuerdo si mis gritos eran sueño o realidad, pero de lo que estoy segura es de que, cuando me desmayé, estaba todavía en el agua. Alguien debió sacarme de allí, ¿no? ¿Y quién iba a ser, sino él? ¿Marvel? No, ni de coña: me ayudó a llegar hasta el lago porque, en el estado en que nos dejó el veneno, tener a alguien para enfrentarse a un enemigo, o incluso para emplearlo como cebo, resultaba tremendamente útil; pero no creo que, una vez a cubierto, tuviese la delicadeza de salvarme de mis propios demonios para que no me ahogase yo sola.<br />
Tuvo que ser Cato, sí o sí. Pero, ¿significa eso algo? ¿O fue también una cuestión de mera supervivencia? Quizá, sólo quizá, su mente delirante recordó todas las cosas buenas de nuestra relación, todo lo que pasó antes de mi maldito cumpleaños, y por ello me sacó del lago. A la cabeza me viene su voz: “Ya estoy aquí, Clove. Todo va a salir bien.” Eso lo imaginé, ¿verdad? Le miro de soslayo buscando en su expresión un cambio, algo que se parezca al chico que fue mi pareja durante casi dos años; no encuentro nada diferente. Recuerdo entonces cómo durmió con Glimmer el día del árbol, destrozando las esperanzas que se me hubieran podido formar tras haberme defendido; a pesar de ya no está aquí para incordiarme más, siento la rabia apoderándose de mí cuando visualizo su cabecita rubia de muñeca y su sonrisa falsa. Ella es la prueba, al fin y al cabo. La prueba de que pasó página como auguró que haría.<br />
“Soy Clover Ringer. Y soy una profesional.”<br />
Tengo que repetírmelo, entender una vez más todas las implicaciones de esa frase. Esta no soy yo. La chica que da vueltas a cada mínima conversación, buscando un poco de esperanza... ¿Esperanza? Esperanza, ¿sobre qué? ¿Que nuestra historia de amor y amistad tenga final feliz? Retiro lo dicho sobre el chico amoroso: no habríamos sido amigos. Sus ideas de niñita habrían acabado por destrozarme; menos de una semana a su lado y ya noto la influencia. No, no busco esperanza. Lo que me puede es la sed de venganza. Cato siempre ha sido mío, mío para enamorarme de él, mío para destrozarme la vida por su culpa, tanto como los cuchillos, o el sarcasmo. Y Glimmer se metió en medio, aprovechando el constante sube y baja que somos él y yo. Por eso, por eso se me retuerce el estómago como si me lo hubiesen llenado de mariposas. Al fin y al cabo, Glimmer está muerta y yo estoy viva, ¿no? Yo sigo luchando mientras su cadáver destrozado se pudre de camino al Distrito 1. Sobreviví a las rastrevíspulas por mis propios medios, y luego Cato me sacó del agua como no hizo con nadie más, como no hizo con ella. Puede ser por cariño a su Distrito, por no tener que enfrentarse a las caras de odio de nuestros compañeros al volver; lo cierto es que me debería dar igual. Yo he ganado, y ella ha perdido miserablemente.<br />
Y entiendo más que nunca a Cato cuando me lo dijo: porque pensar en la victoria es una sensación deliciosa.<br />
Quizás, yo también debiera centrarme en ella.<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">FIN DEL CAPÍTULO 45</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
Pues, ¡aquí está! Este capítulo ha sido bastante más tranquilo que los anteriores, pero creo que necesario para que la historia siga avanzando. ¡Espero que lo hayáis disfrutado y, como siempre, dejéis vuestra opinión en un comentario!</div>
<div>
<br /></div>
Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-45788983407127260672016-12-11T11:05:00.000-08:002016-12-11T11:05:06.993-08:00Capítulo 44: I'll follow you into the dark¡Hola, tributos! Antes que nada: perdón, perdón, perdón, perdón y otras mil veces perdón por no haber publicado nada durante el último mes y medio; entre los estudios y demás, cuando me he querido dar cuenta estábamos en pleno puente de diciembre y yo aquí, comiéndome los mocos y sin sacar nada.<br />
¡Pero eso se acabó! Tras mucho tardar, aquí está el esperadísimo capítulo 44, donde puede que nuestra pareja se encuentre con alguna sorpresa... Desagradable. Sin más dilación, ¡aquí está el capítulo!<br />
<a name='more'></a><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhR-M-Qxl0-swbwKtbTeytp8LsReYzTPdbwuDZpHEME8Bc0PsfwS5b7FpmkFFRPxil9zWrFtRv5ulnbxZ3RuJfXJhlxy8tGi4akJUF6O41oA06uy1uaBRqiHYInxulf8u7winWG5GUIhKI/s1600/Tracker+jacker.png" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhR-M-Qxl0-swbwKtbTeytp8LsReYzTPdbwuDZpHEME8Bc0PsfwS5b7FpmkFFRPxil9zWrFtRv5ulnbxZ3RuJfXJhlxy8tGi4akJUF6O41oA06uy1uaBRqiHYInxulf8u7winWG5GUIhKI/s400/Tracker+jacker.png" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://thehungergames.wikia.com/wiki/Tracker_jacker" target="_blank">Créditos</a></td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<br />
<span style="font-size: x-small;"><i>If there's no one beside you</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>When your soul embarks</i></span><br />
<br />
<span style="font-size: x-small;"><i>Then I'll follow you into the dark</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i> I'll follow you into the dark, Death Cab for Cutie</i></span><br />
<span style="font-size: large;"><br /></span>
<span style="font-size: large;">CATO</span><br />
Mis pulmones se quejan al empezar a correr, pero no me importa; nada me importa más que la oportunidad de acabar de una vez por todas con la maldita niñata combustible, la que me ha estado robando el protagonismo desde que salió al Desfile con ese ridículo disfraz suyo. La seguimos entre los arbustos, apartando las ramas que se cruzan por el camino, hasta que llegamos al pie de un árbol bastante alto.<br />
-¡Arriba! –exclama Marvel.<br />
“Ya nos habíamos dado cuenta, idiota” tengo ganas de escupirle.<br />
La chica en llamas nos mira desde unos seis metros de altura, sonriente.<br />
-¿Cómo va eso? –grita en tono alegre.<br />
Qué ganas tengo de arrancarle esa sonrisa de la boca.<br />
-Bastante bien –respondo. -¿Y a ti? –dinos, ahora que todavía puedes contarlo.<br />
-Un clima demasiado cálido para mi gusto. Aquí arriba se respira mejor. ¿Por qué no subís?<br />
Noto la furia arder dentro de mí. Maldita niñata...<br />
-Creo que lo haré –contesto, tratando de controlar la voz.<br />
-Toma esto, Cato.<br />
Glimmer, otra vez tan cerca de mí como puede, me tiende las flechas y el arco que se ha apropiado, pese a que no tiene ni idea de cómo usarlo.<br />
-No –digo, apartándolo con brusquedad. –Me irá mejor con la espada.<br />
Ni siquiera me paro a estirar antes de empezar a perseguirla árbol arriba. Me agarro al tronco con fuerza, sin prestar casi atención a dónde apoyo los pies, usando las ramas más bajas como asideros...<br />
Hasta que, a unos tres o cuatro metros del suelo, apoyo todo mi peso en una rama que se rompe con un crujido. Agito los brazos, intentando mantener el equilibrio, hasta que choco contra el suelo con un golpe seco, que me quita la respiración un segundo.<br />
Sin embargo, en cuanto vuelvo a sentir el aire entrando en mis pulmones, me levanto de la tierra, furioso. Escupo todas las palabrotas que me sé, una tras otra, e incluso pego un puñetazo al tronco del árbol que la maldita niñata combustible sigue trepando, incansable.<br />
-¡JODER! –rujo.<br />
-Déjamelo a mí –dice Glimmer.<br />
Al menos esta vez tiene la prudencia de no apoyar una mano en mi pecho, ni en mi hombro; lo más probable es que se la hubiera arrancado de un mordisco.<br />
Se recoloca el carcaj a la espalda antes de empezar a subir; sin embargo, no dura mucho: Glimmer pesará al menos veinte o treinta kilos menos que yo, pero en cuanto las ramas empiezan a crujir a sus pies, a unos seis o siete metros, desiste en su empeño. En su lugar, empieza a lanzar flechas como una posesa, sin atinar ni una sola vez, para variar. Una de ellas va a clavarse en el tronco del árbol, a medio metro de nuestra presa y esta, en actitud burlona, como la niñata que es, empieza a agitarla en el aire.<br />
Aprieto los puños con toda la fuerza de la que soy capaz, y tengo que contenerme antes de coger la espada y liarme a mandoblazos con el primero que se me ponga delante.<br />
-Tu novia –le digo al chico amoroso, clavando un dedo en su pecho –puede dar gracias de que no traiga un hacha, o disfrutaría de verla hecha papilla contra el suelo.<br />
Él clava su mirada azul en la mía unos segundos, antes de ponerse a limpiar su cuchillo con el bajo de la camiseta.<br />
-Muy bien –comenta Marvel -¿y ahora, qué hacemos? No podemos dejarla ahí después de haber estado tan cerca, ¿o sí?<br />
Reina el silencio por unos segundos.<br />
-Que suba Clove –sugiere Glimmer de repente, con una mirada maliciosa. –Es la más pequeña de todos, con diferencia.<br />
Clove, que hasta este momento estaba apoyada contra el tronco de otro árbol, la mira con desprecio.<br />
-Hace media hora me querías mandar al campamento, –contesta, tan sarcástica como siempre -¿y ahora pretendes que escale veinticinco metros y mate a la maldita minera encaramada a una rama? Eres más tonta de lo que creía.<br />
-Tú misma has querido continuar; atáñete a las consecuencias como las personas mayores, cariño.<br />
Clove y Glimmer mantienen un duelo silencioso, probablemente imaginando la forma más dolorosa de matarse mutuamente. Estoy seguro de que, en plena forma, Clove ya estaría subida al puñetero árbol como una ardilla. No es la escaladora más experimentada que conozco, pero sí ágil como pocos, y no dudaría un momento en callar la boca de nuestra aliada de tener una posibilidad clara, más si con ello lograse a matar a la maldita Katniss Everdeen. Que no lo haya hecho todavía es una prueba de que el humo ha causado verdaderos estragos, más de los que quiere aparentar: me fijo en que todavía tiene que controlar la respiración, y su voz está muy lejos de ser la de siempre. Por suerte, Clove no responde nunca a provocaciones...<br />
-¿Sabes? Si supieses disparar un maldito arco, no tendríamos este condenado problema.<br />
Vale, puede que a veces sí.<br />
-Pues adelante, salva el día con tus cuchillos.<br />
Es el golpe de gracia. Clove hace amago de separarse del árbol en el que está apoyada, enderezando la espalda...<br />
-No –corto yo, violentamente.<br />
-Pero...<br />
-Si te rompes la espalda, la única que puede llegar a ganar algo es esa niñata. Y además –añado –es mía. Yo me encargo de matarla, ¿está claro?<br />
Todos me miran con recelo, especialmente Clove; pero, en el fondo, escondido tras un mar de hielo y sarcasmo, veo algo similar al alivio en sus ojos.<br />
-Venga, vamos a dejarla ahí arriba –dice entonces el chico amoroso con tono duro. -Tampoco puede ir a ninguna parte; nos encargaremos de ella mañana.<br />
Me cuesta admitirlo, pero tiene razón: puede que mañana, habiendo descansado como debe ser, Clove sea capaz de trepar el árbol para alcanzarla, o incluso que se nos haya ocurrido un plan mejor. De todas maneras, ya ha empezado a oscurecer, así que Tamina se encarga de encender un fuego y todos cenamos, entre bromas y amenazas exclamadas lo suficientemente alto como para que la chica en llamas pueda oírlo desde su escondrijo.<br />
Establecemos el turno de guardia: empezará Clove, seguida de Marvel, Tamina, yo y, por último, Glimmer. Por razones obvias, decidimos dejar que el chico amoroso descanse toda la noche del tirón, si es que puede.<br />
-No querríamos que se te escapara por accidente –dice Marvel con una sonrisa cruel.<br />
Mientras estamos preparando los sacos, Glimmer (cosa extraña) se acerca a mí, hasta que siento su tacto poniéndome el vello de punta.<br />
-Nuestras guardias van seguidas –susurra en mi oído. -¿Por qué no aprovechamos la excusa para dormir juntos?<br />
A la luz del fuego, veo la expresión seductora que juega en las comisuras de su boca. Está guapísima, como siempre, y ofreciéndome prácticamente todo aquello que quiera tomar. Me humedezco los labios, nervioso, y no puedo evitar mirar de soslayo a Clove.<br />
Ella está en una esquina, lo suficientemente cerca como para que no la envuelvan las sombras, pero ni un centímetro más. Veo su ceño fruncido, en una expresión por lo demás aburrida, mientras se dedica a su pasatiempo favorito: atravesar lagartijas con un cuchillo. El corazón me da un vuelco cuando creo que me pilla observándola, con lo que aparto la mirada rápidamente.<br />
-Claro –respondo impetuosamente.<br />
Glimmer sonríe, una sonrisa vencedora, cuando nos metemos en nuestros respectivos sacos y apoya su cabeza en mi pecho. Yo le paso la mano por el pelo, torpemente. Sí, sé que es una estrategia, que me clavará un cuchillo por la espalda en cuanto deje serle útil; pero, a ver, mientras ella siga lanzándose a por mí a la mínima, yo no voy a ser quien desaproveche la ocasión, ¿verdad?<br />
Aunque...<br />
“No.” Me digo, con el susurro del cuchillo de Clove atravesando un ser vivo a mi espalda. “Mejor no pensar eso.”<br />
Y con una extraña e incómoda sensación en el cuerpo, acabo cayendo dormido.<br />
***<br />
Me despierto al oír los pasos de alguien acercándose sigilosamente. Qué raro: mi turno de guardia terminó hace rato, y en cuanto abro los ojos, veo a Glimmer apoyada contra el tronco del árbol, dormida. Esto no puede ser bueno. Tenso los músculos inconscientemente, y me levanto a toda velocidad justo antes de oír un chasquido donde medio segundo antes estaba mi cabeza.<br />
-¿Qué c...<br />
Doy un salto alejándome del árbol, con la espada ya desenvainada. Miro de un lado para otro, buscando el origen del ruido...<br />
Y allí está, tan cerca como para poder cortarme una mano si emplease bien el látigo que esgrime.<br />
Tamina.<br />
A mi cabeza acuden sin quererlo las palabras de Clove: “Te acuerdas de la clasificación de Hayden, ¿verdad?”.<br />
Vale, sí, pero eso no explica...<br />
-¿Qué se supone que estás haciendo? –siseo.<br />
Tamina sonríe, una sonrisa de medio lado, cruel, que no le llega a los ojos.<br />
-Lo que llevo queriendo hacer desde el primer día.<br />
El látigo restalla contra mi espada, que interpongo justo antes de que me alcance en el pecho.<br />
-¿De qué me estás hablando?<br />
Sin embargo, Tamina no me responde; tan silenciosamente como lo hace todo, lanza su látigo contra mi pierna, desequilibrándome, y aprovecha ese instante de descontrol para cargar contra mí. Mi espalda choca contra el suelo y los dos rodamos por la tierra, ella intentando clavarme el cuchillo que lleva en la mano izquierda, y yo apartándola a golpes.<br />
A nuestro alrededor, los demás siguen sorprendentemente dormidos: es verdad que Clove, Marvel e incluso el chico amoroso están bastante alejados, pero, ¿es en serio? Sin duda, el humo ha debido dejarnos peor de lo que yo pensaba. Oigo un sonido que procede de la cima del árbol, pero no le presto atención: estoy demasiado ocupada esquivando un ataque de Tamina justo a tiempo para que no me destroce la cara.<br />
-¿Estás loca? –exclamo.<br />
-Xack. –dice en ese momento, furiosa. -Te estoy hablando de Xack.<br />
-¿Qué tendrá que ver él con esto?<br />
Ella suelta una carcajada hueca.<br />
-¿Qué pasa? ¿Para los del Dos es normal dedicarse a matar a niños?<br />
Entonces me lanza un nuevo ataque con el cuchillo, que acaba por abrirme la manga del brazo con el que hago un pobre intento de defensa. No soy capaz de hacer nada más que parar sus ataques por los pelos, la mitad de mi cerebro intentando buscar un sentido a sus palabras...<br />
Hasta que todo conecta.<br />
La cara de odio cuando me vio salir de la Cornucopia con la espada manchada. El empeño de Clove por hablarme de ella, por advertirme del arma que usaba, por saber si había matado a Xack... Me adjudiqué tres muertes, joder, y Tamina vio los cadáveres; incluso encontrándose el cuerpo del idiota de la ballesta, cualquiera ataría cabos y apuntaría hacia mí sin dudarlo.<br />
-Espera, yo...<br />
Sin embargo, no parece que a Tamina le vaya a servir ninguna explicación: en ese momento, abre el brazo derecho en un movimiento lleno de intención y descarga su látigo contra mi pierna.<br />
Al sentir el estallido de la cola, rujo de dolor. No necesito mirarlo para saber que empezará a sangrar dentro de poco. Sin saber muy bien lo que hago, lanzo los puños por encima de mi cabeza, hasta que siento que uno de ellos impacta contra lo que parece ser una nariz con un crujido escalofriante. Tamina gime, y yo aprovecho ese instante para empujarla lejos de mí con toda la fuerza de la que soy capaz.<br />
Por el rabillo del ojo, veo cómo Marvel empieza a agitarse, casi despierto. Estoy tentado de gritarle para que me ayude, pero en ese momento Tamina recupera el equilibrio tras el empujón y se levanta del suelo con la gracilidad de una bailarina. Tiene la cara llena de sangre, de una forma que hace su expresión aún más brutal. Con un movimiento que se asemeja a una pirueta, vuelve a descargar el látigo contra mí; pero ella es una luchadora fría, como Clove, y la furia del momento la vuelve débil y predecible. Para cuando la cola se dirige a mí yo ya estoy preparado, con la espada interpuesta entre mi cuerpo y su látigo, que se enrolla alrededor de la misma instantáneamente. Tiro con fuerza de la espada, arrastrando a Tamina con ella, y le pego una patada que la lanza directamente contra el árbol con un sonido desagradable.<br />
Es entonces cuando el nido impacta contra el suelo y una nube de rastrevíspulas se lanza a atacarnos.<br />
A mi alrededor, nace el caos. Todos los que no han sido capaces de despertarse con la pelea que se desarrollaba a su lado se levantan ahora en una vorágine de brazos, piernas, y picaduras descomunales.<br />
-¡Al lago! ¡Al lago! –oigo gritar al alguien.<br />
Obedezco en el momento en que siento dos pinchazos devastadores. Me arranco un aguijón bajo el ojo y huyo, tan rápido como puedo, sintiendo al menos otros dos picotazos en lo que me alejo a rastras.<br />
Soy grande, lo cual me da una ventaja, pero el veneno no tarda en hacer efecto. Siento cómo a mi alrededor las cosas dan vueltas, mis piernas pisan inseguras, y en pocos segundos, mi cabeza no puede pensar en más que una cosa:<br />
Clove. Clove. Clove. Clove.<br />
Tiene el sueño ligero, sí; pero no hizo ningún movimiento mientras Tamina trataba de matarme a su lado. Y era la que estaba más afectada por el humo de ayer. Me apoyo en la corteza de un árbol para intentar ordenar mi cabeza, pero la palma se me llena de una sustancia viscosa y brillante que me recuerda demasiado a la sangre.<br />
Tardo unos segundos en convencerme a mí mismo de que no es real, de que tengo que continuar: si yo ya tengo alucinaciones, ella debe de estar mucho peor.<br />
-¡Clove! –exclamo. -¡Clove, Clove!<br />
No escucho respuesta alguna. Una idea aterrorizadora se me pasa por la cabeza: ¿y si se ha quedado en el claro, debajo del árbol? Cuando fui, había alguien gritando como un poseso: una chica, sin duda. No, no, tengo que volver allí, tengo que ayudarla.<br />
Me giro tambaleante, y siento un dolor intenso cuando me apoyo en la pierna izquierda. Al levantarme la pernera, mil serpientes salen reptando de una herida abierta, “la que me ha hecho Tamina” me obligo a recordar. Intento correr, pero duele demasiado, y a mi alrededor los árboles siguen supurando sangre...<br />
Por fin, tras un paseo de pesadilla, reconozco el lugar en el que estábamos. El corazón se me para cuando veo una chica con el pelo largo y oscuro tirada en el suelo; pero después me fijo en el látigo brillante que sigue en sus manos deformadas, y en su cara llena de sangre. No, no es ella, por suerte. Hay otra chica, moviendo un cadáver que sólo puede ser de Glimmer y cogiendo el arco y las flechas que aún llevaba a la espalda. Un chico rubio comienza a gritarle que se vaya, que huya de allí mientras pueda, y la sangre me arde en las venas cuando los reconozco: la puñetera parejita combustible. Ella se aleja en cuanto me ve, pero él es lo suficientemente estúpido como para plantarse en medio de mi camino, lanza en mano.<br />
Por desgracia para mi antiguo aliado, yo sigo llevando mi espada.<br />
Y sé exactamente qué hacer con ella.<br />
<br />
CLOVE<br />
Es una pesadilla.<br />
He contado como mínimo cinco rastrevíspulas que se lanzaban a por mí: una en la cara, otra en el cuello, y las otras tres repartidas por los dos brazos. Y ya no sé qué es real, qué no lo es, sólo quiero que esto se acabe ya, que me dejen tranquila...<br />
Los niños que se reían de mí cuando era pequeña están aquí, tirándome del pelo y burlándose sin parar. Oigo la voz de mi padre como un murmullo constante en mi oreja “Fracasada. Perdedora. Inútil. Sabía que no podría sacar una profesional de Clover, la pequeña Clover, la que siempre llora...”<br />
Eso último lo dice porque tengo las mejillas empapadas en lágrimas, aunque cuando intento apartármelas, parecen de un color verde brillante. Me cubren entera. Tengo ganas de gritar, pero los gritos se ahogan dentro de mí, no encuentran el camino para salir por mi boca. Ya no soy una chica, sólo soy una fuente de lágrimas verdes, y todo se mueve demasiado, hasta el agua del lago que tenemos enfrente.<br />
-¿Dónde está Cato? –pregunto angustiosamente a Marvel, que está a mi lado.<br />
-No lo sé, Clove, pero tenemos que meternos en el agua ya. ¡Corre!<br />
Envuelve mi mano con la suya, en la que una picadura enorme supura un líquido verde como mis lágrimas. Tira de mí, pero yo recuerdo entonces que no quiero ir al lago, no quiero porque no sé nadar, y no llevo el salvavidas bien ajustado, y tengo catorce años y no sé nadar Pasper, no sé nadar, no sé nadar...<br />
¡Plas! El agua se mete en mi boca, en mi nariz, por todo mi cuerpo, me lleva de un lado para otro sin que yo pueda controlarlo. Oigo que Marvel me pide que me tranquilice, pero no puedo tranquilizarme: estoy en medio de unos rápidos que me mueven como una muñeca, y Marvel tarda poco en ponerse a llamar a un chico al que no conozco, demasiado lejos para poder ayudarme. Y lo único que puede hacer es desgañitarme gritando el nombre de Cato, una y otra vez , y otra, y otra, esperando que me salve otra vez del agua, de mis lágrimas verdes, que lo invaden todo, que me ahogan cada vez que intento tomar aire...<br />
-Clove, estoy aquí. Todo va a salir bien –me susurra.<br />
Entonces pierdo el conocimiento.<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">FIN DEL CAPÍTULO 44</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: center;">
***</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
Yyyy... ¡Por fin! Aquí está la esperadísima escena de las rastrevíspulas. ¿Os ha gustado? ¿Os la esperabais así? ¿Queríais otra cosa? ¿Qué os ha parecido la representación de las alucinaciones en este capítulo? Ya sabéis que cualquier cosilla que dejéis en un comentario será bienvenida. Hasta entonces, ¡un besazo!</div>
<div>
<br /></div>
Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-50024294148850895512016-10-31T10:12:00.001-07:002016-10-31T10:12:33.301-07:00Capítulo 43: Things are better if I stay¡Hola, hola, tributos, y feliz Halloween! Pues nada, mientras las calles se llenan de calabazas, chiquillos con la cara pintada, fantasmas y variantes del mismo disfraz (sí, todos sabemos cuál es), ¡aquí tenéis otro capítulo más! Espero que os guste ;).<br />
<br />
<a name='more'></a><br /><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9f1_sDryauSW-US_vKIde46UzSFWYa0wg2FjYbc-cyUlfLtzNKiS7sKNGr_ss_qSrVGiTDlKMFBxQ2pppTJ3FotRgMsTPCaHjy2CIJPQBaWbfh1F3ZIo_XS32Jti9lAIb-Ivj46KmidE/s1600/Fire.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9f1_sDryauSW-US_vKIde46UzSFWYa0wg2FjYbc-cyUlfLtzNKiS7sKNGr_ss_qSrVGiTDlKMFBxQ2pppTJ3FotRgMsTPCaHjy2CIJPQBaWbfh1F3ZIo_XS32Jti9lAIb-Ivj46KmidE/s320/Fire.jpg" width="320" /></a></div>
<span style="font-size: x-small;"><i>Burning on</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>Just like a match you strike to incinerate</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>The lives of everyone you know</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i> Helena, My Chemical Romance</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i><br /></i></span>
<span style="font-size: large;">CLOVE</span><br />
El muy capullo ha conseguido hacer algo útil.<br />
En un mundo perfecto, claro está, ese “algo” habría sido encontrar a su novia para que Cato volviese a parecer una persona normal; incluso me habría contentado con que le hubiese dado una puñalada a la señorita “puede que muera si me separo un metro de un tributo masculino”, que está aún más pesada desde que entramos en la Arena...<br />
Pero a quién quiero engañar: aunque no haya logrado llevar a cabo ninguna de los dos, Peeta ha resuelto, para bien o para mal, uno de nuestros mayores problemas: el tema de las guardias.<br />
Resulta que mientras nosotros nos dedicábamos a montar jaleo con todo el arsenal de armas del Centro de Entrenamiento, la niñata combustible arrastraba a nuestro querido chico amoroso a los puestos más inusitados, a saber: plantas comestibles, nudos, hogueras... Consecuencia: con un poco de cuerda y otro tanto de alambre, Peeta ha dedicado el resto de nuestra guardia, a rodear la pirámide de recursos con todo tipo de trampas.<br />
Las trampas no estaban consideradas como una de las cosas que era necesario enseñarnos en el Distrito 2. ¿Para qué? Los profesionales tienen siempre comida y armas en abundancia; no necesitan hacer trucos con una soga. Así que mientras Peeta trabaja, yo, sintiéndome la mayor inútil de la Arena, me dedico a observarlo y, posteriormente, a explicar a los demás qué se supone que está haciendo.<br />
Cuando el sol ya se está poniendo, él se levanta por fin, aprovechando para estirar los brazos y flexionar repetidamente los dedos entumecidos.<br />
-Ya está: he dejado un camino para que accedamos a los suministros, pero no debería apreciarse a simple vista.<br />
-Enséñanoslo –demanda Cato.<br />
A regañadientes, Peeta vuelve junto a la pirámide para mostrarnos la manera de llegar con seguridad hasta nuestros recursos, aprovechando para sacar algo de cena. Cuando todos lo hemos memorizado, arquea una ceja, preguntándonos sin palabras por nuestro visto bueno.<br />
Por supuesto, los demás saben tanto o menos de trampas que yo, así que no hay mucho que rechistar. Nos limitamos a coger la comida que nos tiende y a preparar un fuego con ayuda del único y preciado barril de queroseno que tenemos.<br />
Con una mejora notable en nuestro humor por habernos librado de las tediosas guardias, ultimamos los detalles del plan para esta noche: por primera vez, vamos a ser capaces de salir a cazar los seis a la vez, con lo que nuestras posibilidades de ataque se encuentran al fin maximizadas; sin embargo, todos (bueno, todos menos Cato, parece ser) estamos cansados por la búsqueda infructuosa de los últimos dos días; y, además, sólo hay dos gafas de visión nocturna en nuestras reservas. Más personas implican más antorchas, ruidosas y peligrosas, o más linternas, que tienen un número de pilas limitado. Así pues, decidimos dormir por turnos lo suficiente como para renovar energías, antes de lanzarnos a la búsqueda de más tributos.<br />
Unas horas más tarde, Peeta me despierta con suavidad, las primeras luces del alba empezando a pintar el cielo. Indiferente a su delicadeza, sin embargo, yo gruño, y cuando vuelve a sacudirme ligeramente, estoy a poco de clavarle un cuchillo en la cara.<br />
-Vale, vale, lo he pillado. –dice.<br />
Saliendo de mi saco de dormir, tardo un par de minutos en desperezarme y que mis sentidos se encuentren completamente alerta de nuevo. Parpadeo varias veces, girando la daga con la que he dormido entre mis dedos, para desentumecerlos. Estoy terminando de preparar mi mochila, cuando oigo la voz de Peeta.<br />
-Mira hacia arriba –me pide.<br />
Pienso en devolverle un comentario desagradable, pero me freno en el último momento. Conteniendo una sonrisa sarcástica, hago como él dice.<br />
El Distrito 2 está lleno de humo y edificios; además, durante la mayor parte del año, yo ya estoy dentro del colegio o el Centro de Entrenamiento para cuando el sol comienza a asomar. Me permito un minuto para observar la belleza con la que los amarillos, los naranjas y los rosas se entremezclan en jirones perezosos para dar paso a un azul teñido aún, ligeramente, de añil. Las cosas bellas nunca me han importado demasiado; no he tenido tiempo para deleitarme en ellas, pese a que creo que soy capaz de apreciarlas. Pero ver algo así me conmueve ligeramente, porque, de alguna manera me recuerda a Bethany: a su creatividad tan fuera de lugar en el mundo en el que vivimos, a la forma en la que junta trozos de tela para crear sus vestidos... Es bonito, como ella.<br />
“Muy bonito.”<br />
Y cuando en mi cabeza resuena esa palabra, no puedo evitar mirar a Cato, para animarle a que se fije él también en esta rara belleza; sin embargo, la expresión plácida se me agría en un segundo.<br />
A su lado, como viene siendo normal, está Glimmer, que ya desde estas horas de la mañana parece dedicada a su misión de volverse más pegajosa que una cucharada de miel. Frunciendo el ceño sin poder evitarlo, bajo la vista, fingiendo entretenerme con la pulsera que me regaló Hayden...<br />
-Y luego pretenderás que no note lo que sientes por él.<br />
Los músculos se me tensan sin yo poder controlarlo. Dirijo una mirada asesina al chico amoroso que, aunque no le quita la razón, es suficiente para callarle. Estoy harta de que todo el mundo parezca darse cuenta de lo que ha habido entre Cato y yo, sobre todo tras... Bueno, eso que nunca pasó.<br />
Me obligo a respirar, a adoptar mi máscara de frialdad absoluta mientras termino mi mochila; sin embargo, no soy capaz de disimular el humor de perros que me ha dejado este despertar tan agradable. Cuando todos estamos preparados para salir, las palabras surgen de mi boca como una sentencia:<br />
-Quiero ir yo por delante.<br />
Conseguirlo me cuesta una pelea de unos quince minutos con Cato, hasta que Glimmer le coge del brazo, le dice algo que no alcanzo a oír con una sonrisa empalagosa, y él parece ceder. Intento que mi expresión no varíe mientras apaciguo el fuego que crece dentro de mí al ver la influencia que es capaz de ejercer sobre él (se lo hemos advertido todos, así que si le mata, se lo habrá buscado él solo.). El chico amoroso esconde una sonrisa antes de tenderme mi mochila.<br />
-Pesa bastante –comenta, extrañado.<br />
-Es porque llevo una colección de cuchillos con el nombre de tu novia escrito en cada mango.<br />
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***</div>
Todavía es mediodía cuando nosotros ya nos encontramos en lo más profundo del bosque. Hemos caminado a buen paso hasta aquí, aprovechando el descanso y la buena comida de los últimos días; sólo nos hemos parado de vez en cuando para que el chico amoroso ponga más trampas, como las de los suministros.<br />
-Para estar seguros de que no se no escape nada –le explico con una sonrisa sarcástica y cruel.<br />
Tengo la certeza de que esta expedición no va a ser como las otras: han pasado demasiados días desde la última muerte, y a los Vigilantes no les gustan unos Juegos lentos y tediosos; me extrañaría mucho que no mandasen a un tributo a las fauces del lobo (nosotros) con sus trucos. Seguro que una persecución y una lucha sangrienta hacen las delicias de la audiencia en el Capitolio. Espero que, si eso pasa, tenga un papel lo suficientemente importante como para ganarme un puñado de patrocinadores.<br />
-¿Alguno ha visto algo? –Pregunto, girándome.<br />
Todos niegan con la cabeza, incluso Glimmer y Cato, desde el fondo. Parece que por fin se han dejado de estupideces para centrarse en la cacería, porque sus cuerpos, aunque dolorosamente cerca, ya no se tocan.<br />
-Está bien –suspiro, -tienen que estar por aquí cerca.<br />
Paramos a comer poco después, sin que nadie tenga mucho que decir. Sé que los demás (al menos los que le hayan dado una vuelta) piensan como yo; pero resulta frustrante andar y rastrear tanto tiempo sin encontrar absolutamente nada...<br />
Aunque es mucho peor horas después, cuando empieza a caer la tarde y seguimos en la misma situación.<br />
-Quizá –sugiere Peeta –deberíamos ir pensando en volver.<br />
Ni me preocupo en lanzarle una mirada asesina; no creo que le afecte después de tantas.<br />
-Si hace falta, acamparemos en medio del bosque; pero no me iré de aquí sin haber descargado un poco de adrenalina.<br />
Creo que mi comentario le recuerda a la primera conversación que tuvimos, porque se calla inmediatamente. Yo me limpio el sudor de la frente (odio sudar) y continúo andando, dispuesta a matar a cualquier bicho que se me cruce por delante, tributo o animal, con tal de que todo este paseo haya servido para algo. Inspiro profundamente...<br />
Y sé que algo va mal en cuanto me pongo a toser incontrolablemente.<br />
Espero a que se me pase para tomar un poco más de aire: el olor es acre, pero no parece veneno sino, simplemente, el humo que acompaña a un fuego. Recordando un cursillo de los que nos impartían los agentes de la paz sobre cómo actuar en caso de incendio, me tiro al suelo, donde el aire está más limpio.<br />
-¡Echaos abajo, todos! –grito. -¡Es un incendio!<br />
Sin embargo, cuando miro atrás, no soy capaz de ver a más de cuatro metros de mí. Oigo pisadas, cerca, incluso voces que gritan, pero soy incapaz de localizar a ninguno de mis aliados. Otro arranque de tos empieza a formarse en mi pecho, imparable, y me cubro la cara con la manga para ahogar el sonido seco de mis propios carraspeos, arañando mi garganta. Me empieza asustar la posibilidad de ahogarme, lo que sería la muerte más patética de un profesional en años, cuando noto que alguien tira de mi brazo.<br />
<br />
<span style="font-size: large;">CATO</span><br />
-¿Nos falta alguien? –pregunto entre toses.<br />
El humo nos ha pillado desprevenidos, y para cuando nos hemos querido dar cuenta, estábamos atrapados en un embudo donde la vegetación espesa ha hecho que se acumule hasta el punto de ser peligroso.<br />
-Sólo Clove –responde Tamina con dificultad.<br />
Al oírlo, siento cómo mi corazón se acelera. Ella iba delante, claro; sabía que era una maldita mala idea. Empiezo a dar vueltas de un lado para otro, tratando en vano de contener la angustia que empieza a formarse en mi pecho...<br />
-¡La tengo!<br />
Esta vez es Marvel el que habla. Impulsivamente, recorro las dos zancadas que me separan de él para comprobar por mí mismo que es verdad.<br />
Efectivamente, Clove está en el suelo, todavía tosiendo, pero aparentemente intacta. Pienso en tenderle una mano para ayudarla a levantarse antes de recordarme que eso es más insulto que una prueba de compañerismo.<br />
Sin embargo, no puedo controlar las palabras que salen a trompicones de mi boca.<br />
-¿Estás bien?<br />
Clove se levanta del suelo, aprovechando para sacudirse el polvo y escupir.<br />
-Perfectamente –contesta, aunque su voz es ronca y tiene que parar a toser. -¿Seguimos ya?<br />
-¿De verdad sigues pensando que eso es buena idea?<br />
El chico amoroso respira fatigosamente, con las manos sobre sus rodillas. La cojera con la que llegó el primer día todavía no se ha curado del todo, y si a eso le añadimos que en lo que quede de camino seguiremos encontrándonos con nuevos restos de lo que parece ser un incendio, puedo llegar hasta a entender su pregunta.<br />
Lo que no implica que me importe lo más mínimo lo que piense.<br />
-Si te rajas, mi espada se encarga de que tu chica te vea esta noche en el cielo, chico amoroso.<br />
Oigo las risas crueles de Glimmer y Marvel tras de mí, antes de sentir el peso de las manos de ella sobre mis hombros.<br />
Tengo que admitirlo: a veces resulta insufriblemente pegajosa.<br />
-Clove no va a poder seguir –comenta desdeñosa. –Quizás el chico amoroso debería acompañarla de vuelta al campamento.<br />
No me da tiempo siquiera a abrir la boca antes de que la voz fría y ronca de Clove se me adelante.<br />
-Y una mierda.<br />
Así que seguimos caminando, aunque esta vez Clove cede y se pone a la cola del grupo; tampoco es que fuera capaz de seguir delante, de cualquier manera. No puedo evitar echar miradas furtivas de cuando en cuando, y lo que veo me gusta menos que poco. Anda pesadamente, la mitad de las veces que habla, tose, y cuando nos encontramos al borde de otra zona donde el humo es más denso, juraría que le oigo cagarse en todos los muertos de los Vigilantes.<br />
-Allí hay algo –dice entonces Tamina. -Más allá del humo. Hay más vegetación y menos quemada, así que como mínimo, conseguiremos alejarnos de lo peor.<br />
Nadie le lleva la contraria, pese a que Clove vuelve a escupir al suelo.<br />
-Cogeos todos de la mano –ordeno.<br />
Por suerte, la zona de humo más espeso acaba pronto y, al salir, Tamina tiene razón: parece otro lugar, un bosque diferente, verde y donde el aire es respirable. Incluso se ve un estanque con agua limpia a lo lejos y...<br />
Un bulto de color naranja en la orilla.<br />
Soy incapaz de contener la sonrisa.<br />
-¡Hemos encontrado algo! –bramo al aire.<br />
Y esta sólo se acrecienta cuando, poco después, el tributo del estanque se gira para desvelar la cara de la mismísima chica en llamas.<br />
Parece que es mi día de suerte.<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">FIN DEL CAPÍTULO 43</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
¡Y hasta aquí podemos leer! Cada vez pilla más cerca la famosa escena de las rastrevíspulas... Pero mientras tanto, ¿qué os ha parecido? ¿Cómo veis la relación entre Clove y Peeta? ¿Y entre Glimmer y Cato? ¿Créeis que habrá alguna sorpresa reservada para el capítulo siguiente? Ya sabéis que todo me lo podéis dejar en un comentario. ¡Un beso!</div>
<div>
<br /></div>
Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-51192812202456218312016-09-25T12:41:00.004-07:002016-09-25T12:41:52.596-07:00Capítulo 42: Ain't got your back¡Buenas noches, tributos! Aquí vengo otra vez con un nuevo capítulo que espero os guste y os haga desear más :D. Personalmente, este es uno de mis capítulos favoritos, pese a que la acción es casi nula; pero es que es tan divertido hacer interactuar a estos dos personajes...<br />
En fin, no os desvelo más. ¡Dentro capítulo!<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZ7wMQje9d0fST8KsKWeCPsKSbNPQbnNhABj6S4RR3JwET8j5fqrIAYngT7eI8fi3WAMlUL9PKSzZXbyIgTrhookNI67s5CcXDk5vyYjOpbjrlko7nyBeQSl-UkHJ1ZTwrCM6scf57kY8/s1600/forest.png" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="168" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZ7wMQje9d0fST8KsKWeCPsKSbNPQbnNhABj6S4RR3JwET8j5fqrIAYngT7eI8fi3WAMlUL9PKSzZXbyIgTrhookNI67s5CcXDk5vyYjOpbjrlko7nyBeQSl-UkHJ1ZTwrCM6scf57kY8/s400/forest.png" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://thehungergames.wikia.com/wiki/Arena" target="_blank">Fuente</a></td></tr>
</tbody></table>
<div>
<span style="font-size: x-small;"><i>What me a traitor?</i></span></div>
<div>
<span style="font-size: x-small;"><i>Ain't got your back?</i></span></div>
<div>
<span style="font-size: x-small;"><i>Are we not friends?</i></span></div>
<div>
<span style="font-size: x-small;"><i>What's up with that?</i></span></div>
<span style="font-size: x-small;"><i>Rotten to the core, Descendants OST</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i><br /></i></span>
<span style="font-size: large;">CLOVE</span><br />
Cuando los demás llegan por fin, a mí se me caen los ojos de sueño. En silencio, agradezco que ningún tributo haya aparecido durante mi guardia, porque mi forma de luchar en las condiciones en que me encuentro habría dejado mucho que desear.<br />
-¿Cómo ha ido la caza? –pregunto, cuando llegan a mi lado.<br />
-Uno menos, esta noche sabremos quién –responde Marvel –. Debió de ser una víctima dura, ¿no Cato? –Añade después en tono de burla-. La chica que nunca muere.<br />
Yo miro de una a otro sucesivamente, sin comprender de qué están hablando. Abro la boca con intención de interrogarles; pero la cara de mala leche de Cato me disuade de ello rápidamente.<br />
-Bueno, algo es algo. ¿Y tu noviecita? –digo para cambiar de tema.<br />
No tengo ni tan siquiera que fingir la sonrisa sarcástica; me sale sola en cuanto me dirijo al chico amoroso, que ahora mismo parece más muerto que vivo.<br />
-No la hemos visto. –contesta con sequedad.<br />
-Ya. Tú sigue siendo así de útil, por favor.<br />
Me levanto de mi puesto de guardia, hacia la pirámide en la que están guardados todos nuestros recursos. Echando una ojeada, decido sacar unas latas de alubias con tomate y unas galletitas saladas para que todos desayunemos.<br />
-También hay unas siete u ocho lagartijas clavadas por el suelo. Por si alguien quiere variar la dieta –comento, mientras lanzo al centro del círculo en el que estamos las latas que he cogido.<br />
Después de oír eso, nadie parece disgustado por tomar el desayuno de las latas. Por primera vez desde que nos conocemos, comemos en silencio: estamos todos demasiado cansados para dedicarnos a bravuconear, ni siquiera a trazar un plan. Establecemos dos turnos de sueño: a mí me toca el segundo por regla, ya que se supone que la guardia es más descansada que la caza; pero, por suerte, Cato, que está todavía rebosante de energía (y que cede a regañadientes a hacer los turnos) me cambia el puesto. Nunca ha sido una persona que necesitase muchas horas de sueño diarias; todo su agotamiento lo suple con ingentes cantidades de comida. Yo, por el contrario, como poco para la forma física que tengo y lo que entreno; pero, y pese a la facilidad con la que me desvelo, necesito unas cuantas horas para descansar, a ser posible, seguidas.<br />
Así que me hago un hueco en el tenderete que montamos ayer para los primeros auxilios (la zona mejor resguardada del sol, que ya está lo suficientemente alto como para resultar molesto) y caigo rendida a los pocos minutos.<br />
A partir de ese momento, la vida en los Juegos se vuelve increíblemente rutinaria: durante los dos siguientes días, salgo de caza cuatro veces, me quedo de guardia otras dos, y entre medias, mato lagartijas, tomo comida enlatada que sin embargo, está casi mejor que la que cocina mi madre, hago una competición de lanzamiento contra Marvel (pierde miserablemente), y evito a Tamina y Glimmer siempre que puedo permitírmelo, lo que implica, por ende, evitar también a Cato la mayoría de las veces. Mientras tanto, no hay ni una sola muerte; ni a nuestras manos ni a las de nadie.<br />
Lo cual no hace más que dar razones para no cruzarme con Cato: a él, al miedo hacia una inminente triquiñuela de los Vigilantes que sentimos todos, se le une a la furia de no haber encontrado a nadie en ninguna de sus incursiones. Cato es impaciente, le gusta acabar las cosas rápido; estos parones le ponen histérico.<br />
A mí, sin embargo hay cosas que me preocupan más: por ejemplo, el tema de las guardias. Desde que Marvel se quedara dormido ayer en su turno, por la mañana, somos dos personas las que perdemos horas dando vueltas alrededor de la pila de recursos, vigilando para que los otros tributos no nos arrebaten nada. Y ahora que somos seis, eso no nos supone ningún gran problema (más allá de la amenaza de morir de aburrimiento); pero cuando, tarde o temprano, alguno de nosotros caiga, no podremos permitirnos perder a la mitad de nuestra capacidad de ataque para proteger un maldito saco de manzanas.<br />
Estoy dándole vueltas a ello, cuando la voz de Cato interrumpe mis pensamientos.<br />
-Chico amoroso, ¿alguna pista?<br />
Peeta, que está sentado jugueteando con un cuchillo a unos pocos metros, levanta la cabeza. Piensa la respuesta un minuto.<br />
-Buscad restos de hogueras. –dice finalmente. -Se mueve rápido, pero por las noches debe de tener frío.<br />
-¿Qué pasa? –comenta Marvel con una sonrisa irónica -¿La chica en llamas no tiene suficiente fuego por sí misma?<br />
Se ríe de su propia broma, mientras ajusta el cabezal de la lanza, y pasa otro a Cato para que haga lo mismo. Detrás de ellos, Glimmer se carga una ballesta a la espalda, y Tamina mete un par de cuchillos por debajo de su cinturón; no se me escapa que también lleva un látigo corto que nadie sabe de dónde ha salido. Cuando ya están preparados, van hacia el campo de cereales que hay cerca del lago, mientras yo me preparo para otra mortal espera; esta tarde es la segunda en la que Peeta y yo compartimos guardia.<br />
He de admitir que no es tan insoportable como pensé que resultaría en un principio. Sí, su historia con la niñata combustible es insufrible, y sí, sus aspiraciones de ejemplo moral a pesar de haberse aliado con el maldito grupo profesional resultan inaguantables; pero dejando todo ello a un lado, no deja de ser un chaval normal, menos pagado de sí mismo que cualquier otro de los que estamos aquí y bastante más inteligente que la mayoría. Además, no es del todo malo con los cuchillos, lo cual siempre es un punto a favor.<br />
Eso me da una idea. El subidón de adrenalina que me dio al destrozar a Marvel ha sido lo más emocionante de los últimos días; quizás sea hora de repetirlo.<br />
-Eh, chico amoroso –le llamo. En cuanto levanta la cabeza, saco un cuchillo que refleja la luz blanca del sol. -¿Tienes algo importante que hacer?<br />
Es una pregunta retórica, por supuesto: no hay nada importante que hacer aquí, más que comerse la cabeza acerca de cuál será la siguiente estratagema de los Vigilantes, o cuántos patrocinadores habremos atraído; o, si su historia de amor es real (cosa que dudo), en qué estado se encontrará su querida chica en llamas.<br />
Peeta niega con la cabeza, como espero que haga; sin embargo, no se me escapa que se le tensan los músculos al ver el cuchillo. Esbozo una sonrisa torcida. Bien, me encanta meterle el miedo en el cuerpo.<br />
-No te preocupes, no quiero usarte de maniquí... Por ahora. ¿Te apetece ver lo malo que eres con los cuchillos?<br />
Eso parece relajarlo un poco. Casi nada, a decir verdad; pero consciente de que soy la única que hace algo más que insultarle durante las guardias, coge el set que le lanzo, dispuesto a dejarse humillar un rato.<br />
-¿Por qué no hacemos un poco de combate cuerpo a cuerpo? –propone, sin muchas esperanzas. –O podrías enseñarme a usar algún arma que no domine.<br />
Yo me rio.<br />
-No. Lo primero –contesto, dando vueltas mientras busco una diana adecuada -porque sólo a un idiota se le ocurriría lesionarse sin necesidad durante los Juegos.<br />
-¿Y lo segundo?<br />
Me paro para mirarle a los ojos, con la ceja arqueada y la sonrisa destilando tanto sarcasmo que es casi visible.<br />
-Y lo segundo, porque no me fío un pelo de ti, chico amoroso. Recuerda que si por mí fuera, ya estarías muerto.<br />
Parece que eso es suficiente para convencerle. Encuentro por fin un grupo de árboles que me gusta, con nudos y suficientemente separados como para que cada uno pueda ser una diana independiente e inconfundible, pero no demasiado lejos de los suministros. Colocándome a una distancia respetable del primero de ellos, cojo posición: una pierna ligeramente adelantada, postura activa, y el cuchillo en mi mano derecha, preparado para ir directo al objetivo.<br />
Por desgracia, es imposible hacer cualquier cosa con Peeta sin que este sienta la necesidad de iniciar una conversación.<br />
-Oye, ¿tú crees que Cato ha encontrado algún bote con café? Porque mat... haría cualquier cosa por conseguir una taza ahora mismo.<br />
El cuchillo silba antes de clavarse en el centro de un árbol que empieza a supurar savia poco después. Suspiro con orgullo antes de girarme hacia el chico amoroso.<br />
-A Cato no le gusta el café. ¿Por qué dices eso?<br />
-No sé, creo que es el que menos duerme y el que más energía tiene –dice mientras prepara un cuchillo.<br />
Su lanzamiento se queda a un par de centímetros del centro del nudo al que estaba apuntando, la mejor marca de Marvel el otro día; alzo las cejas casi imperceptiblemente por la sorpresa.<br />
-Cato siempre ha dormido poco y trabajado mucho, físicamente. Las ganas de matar no hacen más que acentuarlo. Yo vigilaría mi espalda, o puede que las sacie contigo.<br />
Lanzo otro cuchillo, esta vez sin ni siquiera preocuparme de que la postura sea la correcta, ni tan siquiera de que Peeta esté suficientemente lejos como para que no le dé. El filo pasa cerca de él antes de clavarse otra vez en el blanco, y veo cómo se lleva instintivamente la mano a la venda que aún rodea su brazo.<br />
Sin embargo, cuando contesta, lo hace ignorando deliberadamente mi pulla.<br />
-Le conoces bien, ¿verdad?<br />
Me quedo congelada un instante al oír esas palabras. Y cuando mi corazón vuelva a bombear sangre al resto de mi cuerpo, lo hace acompañado de un calor imparable.<br />
Quiere jugar sucio, ¿no? Pues está en clara desventaja.<br />
-No tanto como tú a tu chica en llamas, supongo.<br />
Mi comentario enfría el ambiente, hasta entonces distendido, entre nosotros. Noto cómo las ganas de hablar del chico amoroso han desaparecido; pero yo no he terminado con él todavía.<br />
-No me lo trago, ¿sabes?<br />
Peeta arquea la ceja.<br />
-¿Perdona?<br />
Mi mueca irónica se transforma en una sonrisa con un punto de maldad, mientras dirijo la vista al cielo.<br />
-Que no me lo trago, chico amoroso. No me trago tu amor trágico por la niña quemada, no me trago que estés enamorado de ella y, sin embargo, no tengas nada mejor que hace que aliarte con el grupo profesional, donde sabes que lo único que te mantiene vivo es que la conoces mejor de lo que la conocemos nosotros. ESO no es amar. Y no hay que ser muy listo para darse cuenta.<br />
Omito que la gran mayoría de los patrocinadores son, con toda probabilidad, lo suficientemente imbéciles como para haberse creído todo su melodrama; las cámaras no andarán lejos, y yo no quiero problemas por meterme con los del Capitolio. Por el contrario, me centro en el silencio: un silencio largo, que se prolonga tanto como para reconocerlo como una victoria sobre el chico que nunca calla, el chico carismático, el chico con el don de la palabra...<br />
-A lo mejor es que tu idea del amor y la mía son diferentes. –dice al final.<br />
¿He dicho que no era tan insoportable como pensaba? Lo retiro.<br />
-O a lo mejor –continúa -es que soy más listo de lo que tú crees. Piénsalo: no sabes si me lo he inventado todo, si de verdad la quiero, si sólo era una estrategia, o incluso si es el amor de mi vida pero soy tan cobarde como para preferir mi propia supervivencia a la suya. Ahora mismo, da igual: estáis en un callejón sin salida. Sea como sea, vuestra única arma para alcanzarla soy yo, así que me necesitáis aquí para que os dé pistas. Y para mí, eso es un seguro de vida.<br />
-Hasta que la encontremos y la matemos –respondo a bocajarro.<br />
Peeta se toma un segundo para contestar.<br />
-Cuando eso suceda, verás si de verdad la quiero o no.<br />
Ya no tengo fuerzas ni para sonreír con ironía. Noto que algo, algo similar a la furia, se apodera de mí y me empuja a contestar sin apenas pensar lo que digo.<br />
-Lo siento, chico amoroso, pero no es tan fácil como eso. ¿Quieres que te cuente cómo es, lo que sentirías si de verdad estuvieses enamorado de esa chica? Te lo voy a decir: cuando estás enamorado de alguien, de verdad, en una situación como esta, lo que más quieres en el mundo es que no se entere nadie, para que nadie sea capaz de usarlo como un arma, ni contra ti ni contra esa persona. No vas soltándolo a los cuatro vientos en la televisión nacional, no: si no que haces lo posible, realmente y no como se supone que estás haciendo tú, para que sea invisible. Y que de ninguna manera, sobretodo la persona a la que quieres, se dé cuenta de lo mucho que te importa…<br />
-Como tú con Cato, ¿no?<br />
En el blanco.<br />
Ya no soy sólo yo, sino que el mundo entero se queda paralizado un instante. Rezo porque en la otra punta de la Arena alguien esté a punto de morir de la manera más sangrienta y cruel posible, para que ni una sola cámara, ni el más mínimo micrófono, hayan grabado esta conversación. Mierda, mierda, mierda. ¡Joder! Lo ha conseguido. El muy capullo ha conseguido sacar a la chica de hielo de su propio disfraz y aquí estoy, desnuda emocionalmente delante de todo el que haya podido escucharlo. Genial, simplemente genial.<br />
Abro y cierro los dedos, rápido, pensando en algo que hacer, que decir, algo que borre toda esta conversación, pero dentro de mí sólo encuentro una cosa: ira. Ira y desorden, un caos absoluto. Esto debe de ser lo que Cato siente siempre. Con un rugido, lanzo otro cuchillo, que se clava con tanta fuerza en un árbol como para que la punta asome por el otro lado.<br />
Me dirijo hacia el chico amoroso a trompicones, hasta agarrarle de la pechera de la camiseta.<br />
-Llevas dos días aquí –escupo. –Te recuerdo que tu novia todavía no ha aparecido, y yo no soy la única que se está aburriendo de esta situación. Haz algo útil dentro de poco, o te juro que yo misma me encargaré de abrirte las tripas y arrancártelas poco a poco hasta que ya no quede nada de ti.<br />
Peeta me mira a los ojos, pero ya no hay miedo en ellos; no. Hasta eso lo he perdido. En su lugar aparece otra cosa, algo con un punto de compasión...<br />
“No me tengas lástima, chico amoroso” pienso. “De todas las personas que hay aquí, tú no eres quién para tenerme lástima.”<br />
-¿Me has entendido? –digo con un tono peligroso.<br />
El miedo sigue sin aparecer. Joder.<br />
-Sí, te he entendido. Haré algo útil.<br />
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<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">FIN DEL CAPÍTULO 42</span></div>
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***</div>
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Pues, ¡aquí está! Como ya dije, tengo muchos capítulos preparados, lo único que me falta es encontrar el momento para publicarlos. Espero que os haya gustado y que dejéis vuestra opinión, como siempre, en un comentario. ¡Besos!</div>
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Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-45333766549545067302016-09-07T06:29:00.001-07:002016-09-07T06:29:16.251-07:00Capítulo 41: Sucker for pain¡Hola, hola, tributos! Se acerca ya el final del verano (y por desgracia, con ello el principio de curso), pero para aprovechar estos últimos días, traigo otro capitulillo :D. Por fin, por fin, por fin, estamos metidos en los Juegos, y aunque hoy la acción no sea la gran protagonista, a partir de ahora ya sólo quedan emociones fuertes, jejej. En fin, sin más dilación, ¡aquí lo tenéis!<br />
PD: Me alegra decir que este verano me he puesto bastante las pilas, y he escrito más capítulos que ningún otro año, ni siquiera el primero. Si no he podido publicar por regularidad es por dos razones:<br />
-En primer lugar, suelo pasar un verano movidito, yendo de un lado para otro, y no siempre con internet o con el tiempo necesario para, además de escribir, dedicarme a editar, buscar las imágenes e incluso en ocasiones la canción, para publicar un capítulo como Dios manda.<br />
-En segundo lugar, llevo bastante tiempo sin hablar de mi edad por estos lares, pero para quien no lo sepa, este año empiezo segundo de bachillerato. Sí, segundo. Con todo lo que ello implica. Así que, como este curso me va a ser duro encontrar tiempo libre, prefiero dedicarlo a editar y publicar todo lo que he podido escribir este verano, y no encontrarme como me pasa siempre: con el culo al aire y sin suficientes capítulos escritos en la recámara. Pretendo terminar la historia antes de cerrar el 2016, aunque luego tarde más en publicar, con lo que espero que, igualmente, pueda traer por lo menos un capítulo al mes a partir de ahora.<br />
<a name='more'></a><br />
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWbPEKN_nezd2SZieb_mSsMRNXpFhnDCJ_OyR8TuZPM7rqwCxarWnsLxXddXaIlbChNQUgdHV31gnCf9ELgEw09-yOSb7f0NRSSMkOuh_uVT4FPnKcZbxqgctWmBN3RRNkvhHzVpO1yEY/s1600/Eat+you+alive.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="color: black; font-size: x-small;"><i><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWbPEKN_nezd2SZieb_mSsMRNXpFhnDCJ_OyR8TuZPM7rqwCxarWnsLxXddXaIlbChNQUgdHV31gnCf9ELgEw09-yOSb7f0NRSSMkOuh_uVT4FPnKcZbxqgctWmBN3RRNkvhHzVpO1yEY/s400/Eat+you+alive.jpg" width="330" /></i></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="https://es.pinterest.com/pin/297800594082837789/" target="_blank"><span style="color: black; font-size: x-small;"><i>Fuente</i></span></a></td></tr>
</tbody></table>
<span style="font-size: x-small;"><i>I torture you [...]</i></span><br />
<div>
<span style="font-size: x-small;"><i></i></span><br />
<div>
<span style="font-size: x-small;"><i>I'm just a sucker for pain</i></span></div>
<span style="font-size: x-small;"><i>
<div>
I wanna chain you up</div>
<div>
I wanna tie you down</div>
<div>
I'm just a sucker for pain</div>
<div>
Sucker for pain, Suicide Squad OST</div>
</i></span><span style="font-size: large;"><br /></span>
<span style="font-size: large;">CLOVE</span><br />
Verle hace que algo en mi pecho se agite...<br />
Pero no precisamente para bien.<br />
Quizás es por la decepción que ha supuesto la lucha de esta mañana; quizás porque ya se me ha escapado su compañera, y estoy harta de la puñetera pareja combustible; quizás es porque estoy aburrida de hacer inventario; quizás porque en realidad, nunca me gustó como aliado, y tengo una tolerancia a la traición muy baja; o quizás no tiene nada que ver con ninguna de esas cosas; el caso es que, cuando su preciosa cabecita rubia ha asomado por el claro, he sentido una imperiosa necesidad de separarla del resto de su cuerpo...<br />
Y eso es exactamente lo que voy a hacer ahora.<br />
-¡EH! –grito cuando me encuentro a unos veinte metros de él.<br />
Al oírme, el chico amoroso pone la espadita que lleva en posición defensiva, como si así pudiese salvarse de mí. Sin necesidad de pararme, lanzo uno de los cuchillos que llevo en el cinturón con gesto aburrido, atravesando su camiseta y dejándole clavado al árbol más cercano.<br />
Adoro hacer ese truco.<br />
Antes de que le dé tiempo a reaccionar, lanzo otro cuchillo que va a parar a la manga izquierda, esta vez rozando “accidentalmente” su brazo. Disfruto con el gemido de dolor que se escapa instintivamente de entre sus labios y ando tranquilamente la distancia que nos separa sin que a él le dé tiempo a soltarse de su presa.<br />
-¿Qué tal estás, mi amor? –pregunto con ese tono de voz fingidamente dulce que he adoptado para las entrevistas.<br />
Y, sin preocuparme por lo que tenga que contestar, le doy un derechazo con el mango de una daga que hace su nariz sangrar inmediatamente.<br />
-¿Sabes? Estoy segura de que si te viese así, tu amiguita en llamas caería rendida a tus brazos. Yo desde luego te encuentro mucho más atractivo.<br />
-Creía... que teníamos una... Alianza –jadea costosamente.<br />
-Los aliados no salen corriendo en cuanto comienza una pelea. –respondo con frialdad. –Hasta en el Doce os deben de enseñar eso. Se llaman modales.<br />
El chico amoroso levanta la cabeza, los mechones rubios apelmazados contra su frente, y cruza su mirada con la mía.<br />
-¿Me vas... a enseñar... modales? ¿Cuándo, antes o después de abrirme en canal con tu cuchillo?<br />
Suelto una risa hueca, más cruel que animada, para intentar disimular la incomodidad. Hay algo en él que me contraría, aunque no soy capaz de distinguir el qué, exactamente.<br />
-Lo puedo ir decidiendo sobre la marcha. –contesto.<br />
Después, acerco la daga a su cara, que se empieza a amoratar por el golpe, y trazo su perfil con el filo, dejando a mi paso una finísima línea roja que, sin embargo, no llega a sangrar. Oigo cómo el resto de profesionales se acercan a nosotros, pero no les hago caso; estoy demasiado ocupada intentando discernir qué es lo que hace a este chico diferente, por qué puedo pasarle un maldito cuchillo por la cara sin que se inmute sin que...<br />
En sus ojos haya ni una pizca de miedo.<br />
Mierda.<br />
Flexiono y estiro los dedos de la mano que no sostiene el cuchillo, barajando las posibilidades. No aprecio la valentía especialmente, sobretodo porque suele ir asociada con la estupidez; pero en este caso, sé que hay algo más detrás de los ojos limpios del chico amoroso, algo que él sabe y que cambia la situación radicalmente.<br />
-Dime –susurro en su oído –por qué no te estoy matando ahora mismo.<br />
Él, sin embargo, no susurra, sino que habla en voz alta y firme, para que todos le oigan.<br />
-Porque soy la mejor baza que tenéis para encontrarla a ella.<br />
***<br />
Media hora más tarde estoy sentada en una especie de refugio que los demás han montado, con aguja e hilo quirúrgico en mano, cosiendo la herida que yo misma he infligido en el brazo de nuestro nuevo aliado.<br />
-¿Dónde has aprendido a poner puntos? –pregunta, curioso.<br />
Como si no hubiese estado a punto de matarle hace escasos minutos. Como si hubiese sido yo la que hubiese abogado por salvarle la vida y no todo lo contrario, que es lo que ha sucedido.<br />
En silencio, le dirijo una mirada abrasadora, las que siempre me han funcionado para hacer callar a todo el que me molestaba con preguntas innecesarias; sin embargo, él no se inmuta, y deja sus ojos azules clavados en mí, aguardando pacientemente.<br />
-Mi hermana. –concedo finalmente. –Es modista, así que lo de las agujas no es nada nuevo.<br />
-Oh. –responde él.<br />
No dice nada más: parece que por fin se ha dado cuenta de que no tengo ningún interés en hablar con él.<br />
“Porque soy la mejor baza que tenéis para encontrarla a ella.”<br />
En el momento en que lo ha dicho he sabido que se saldría con la suya porque, en el fondo, es verdad: ninguno de nosotros conoce a la chica en llamas tan bien como él, que ha vivido en el mismo Distrito, que ha estado entrenando codo con codo, que, si lo que dijo en las entrevistas es cierto, ha estado enamorado de ella desde que el mundo es mundo. Y ya antes del Desfile, de la nota en el entrenamiento, del puñetero vestido de las entrevistas, Cato había marcado a esa estúpida niñata como un objetivo, con lo que estaría dispuesto a cualquier cosa, incluso a aliarse con un crío enamorado que ya le ha traicionado una vez, para cumplirlo.<br />
Lo que implica, por supuesto, que todos los demás también tenemos que estar dispuestos a ello.<br />
-¡Ay! –exclama cuando clavo la aguja con excesiva fuerza.<br />
-Perdón. –digo alzando la cabeza, sin una pizca de arrepentimiento.<br />
Mirarlo sólo hace que se reafirmen mis ganas de volver a clavarle en el árbol: su cara de niño bueno, que jugase con lo que jugó en la entrevista únicamente para ganar patrocinadores, salir corriendo en lo más intenso de la pelea... Por lo general, trato de matar fríamente, sin prolongar el sufrimiento más de lo necesario; pero en mi mente, imagino la daga todavía en mis manos, hiriéndole, torturándole con las posibilidades más creativas que ofrece un cuchillo, recreándome en el sufrimiento...<br />
Y la cara se me ilumina con una idea; sí, quizás no pueda acabar con él, pero nada me impide jugar un rato.<br />
-Tú no la sientes, ¿verdad, chico amoroso? –digo de repente.<br />
Peeta me mira, entre curioso y confundido porque haya decidido hablarle.<br />
-¿Sentir el qué?<br />
Esbozo una sonrisa canina, con un punto casi delirante. Quiero asustarle, demostrarle que aunque ahora esté protegido por esta mierda de alianza su suerte no durará mucho.<br />
-La adrenalina, chico amoroso. La adrenalina de acabar con otra vida humana, de sentir cómo se escapa sin poder hacer nada, de la sangre caliente corriendo por tus dedos, tiñéndolo todo de rojo. El chute al oír el filo de un cuchillo o la punta de una lanza desgarrar la carne, ver cómo tienes el control sobre los demás para hacerles gritar, y suplicar... Esa adrenalina. A alguien has tenido que matar para conseguir tu espadita, así que dime: ¿la has sentido alguna vez?<br />
Es demasiado divertido. Le mantengo la mirada horrorizada durante unos instantes; sin embargo, su cara de puro espanto me gana y no puedo evitar una sonora carcajada.<br />
-Yo tampoco, en realidad. Sé que Marvel sí, y estoy segura de que a Tamina le va a la vida en ello; pero yo no creo que sea para tanto. ¿Qué vale una vida, sobre todo si es esa persona o tú? A mí me gusta la emoción de la pelea, saber que había un riesgo y he ganado. Lo de matar es sólo una consecuencia inevitable, como dormir lo es del cansancio, ¿no crees?<br />
-¿Te han dicho alguna vez que estás loca, Clove? –responde, huyendo de tener que mirarme.<br />
“Ya no quieres hablar conmigo, ¿verdad?”<br />
Yo vuelvo a esbozar esa sonrisa que destila peligro, cuidadosamente ensayada, y cojo su cara con la mano para obligarle a enfrentarse a mí.<br />
-Yo no estoy loca, Peeta. Yo soy mala. Cruel. Despiadada. No me preocupo por lo que puedan sentir los demás, ni por nada que no sea yo misma. Pero soy plenamente consciente de ello y es más: disfruto sabiéndolo. Porque saber que no tengo ninguna barrera moral me hace el doble de peligrosa.<br />
-O de predecible. –contesta.<br />
Me pilla por sorpresa. Que haya sido capaz de contestarme, quiero decir. Parpadeo, perdiendo la máscara de profesional por un segundo, pero me recompongo rápidamente.<br />
-Pruébame, a ver qué es lo que consigues.<br />
Esta vez se calla, pero no es el silencio sumiso de un perdedor; no, es un silencio que mi hermana dominaba, el silencio de alguien que sabe que tiene razón pero no quiere continuar una pelea, así que te deja creer que has ganado.<br />
Quizás no es tan idiota como yo pensaba.<br />
Ya que parece que he sido nombrada como médico del grupo, en cuanto termino de coser la herida le echo un spray antinflamatorio en el tobillo, que tiene notablemente hinchado; ni él me dice cómo se lo ha hecho ni yo le pregunto, porque no podría interesarme menos: puede que le dé una segunda oportunidad antes de abrirle la garganta mientras duerme, pero sigue sin contar con el honor de mi simpatía.<br />
Aunque, bien pensado, hay poca gente en este grupo que sí la tenga. Hago un repaso mental: con Marvel, si he cruzado alguna palabra, ha sido pura bravuconería; de Tamina prefiero mantenerme lo más alejada posible; Glimmer me saca de mis casillas cada vez que la veo; y Cato...<br />
En Cato prefiero no pensar demasiado.<br />
Así que me centro en otro de los problemas que me preocupa, doblemente si se tienen en cuenta mis relaciones con el resto del grupo: la comida. Sí, es verdad, hay para alimentar a una familia durante medio año (después del tiempo que he pasado haciendo inventario, estoy más que segura); pero si por alguna razón el momento de separarse se adelanta...<br />
Después de echar a Peeta con un gesto de la mano, miro a mi alrededor para comprobar que no me ve nadie y salgo del refugio hacia la pila de comida. Tras sopesar la decisión, cojo unos cuantos paquetes y la botella de agua más grande que puedo llevar sin que resulte sospechoso. Sí, mi mochila pesará más de lo normal, pero estoy segura de que en algún momento lo agradeceré.<br />
Tan sigilosamente como he venido vuelvo a mi lugar en el refugio, entre los botiquines médicos. La mayoría ya han pasado por aquí con diferentes heridas que he curado de mejor o peor grado, dependiendo de la persona, pero ahora no queda mucho por hacer: cada vez hay menos luz, y Glimmer y Marvel se acercan a la pila para decidir qué vamos a cenar. Yo por mi parte me entretengo practicando con los cuchillos, lanzándolos contra los pobres animalillos que reptan por el suelo: como de costumbre, no fallo uno. Me estoy levantando para practicar el tiro a larga distancia (tengo que inspirar hondo al recordar cómo le he regalado un buen cuchillo a la niñata en llamas), cuando siento una presencia a mi izquierda.<br />
-Clove, ¿puedes ayudarme con la herida? –pregunta Cato.<br />
La dulzura con la que lo dice hace que me estremezca inconscientemente, pero mando a mi cuerpo que se calle.<br />
-Podrías habérmelo pedido cuando aún había luz; habría sido más fácil.<br />
Gruñe.<br />
-Cuando aún había luz no parecía importante.<br />
Suspiro. Ese es el Cato que yo conozco. Evitando mirarle a los ojos más de lo necesario, le indico que se siente con un gesto, y él se quita la chaqueta. Comienza a refrescar, así que pongo mis escasos conocimientos médicos a funcionar tan rápido como puedo, y saco una linterna para ver mejor el corte que tiene el brazo, similar al de Peeta.<br />
-¿Te has echado algo ya?<br />
-Un poco de antiséptico, hace unas horas.<br />
-¿Y nada más?<br />
-¿Tendría que haberlo hecho?<br />
No puedo evitar echar la vista al cielo.<br />
-Eres un chapuzas, Cato.<br />
Él hace una mueca ante mi comentario, pero no dice nada más; por suerte, el corte no es más que una herida superficial, aunque está claro que si se hubiese tomado la molestia de cambiar la venda no habría tenido ni que venir a mí. Le pongo un poco de pomada, envuelvo su antebrazo con otra venda limpia y lo sello con un trozo de esparadrapo; los lujos que uno se puede permitir al ser profesional.<br />
Me entretengo en cerrar el botiquín tan lentamente como puedo, controlando cada inspiración y espiración. Me propuse volver a ser Clove Ringer, la profesional, ¿no? Pues Clove Ringer, la profesional, siempre aprovechaba para meterse con Cato, preocupándose más de que aquello acabase en una pelea de que lo hiciera en una situación incómoda.<br />
-Te creía más duro que para necesitar mi ayuda por esta mierda. –bromeo, aunque la voz me tiembla un poco al final de la frase.<br />
Cato me mira, sorprendido; parece que no termina de creerse que lo de ayer no pasó nunca.<br />
-Aún con todo el brazo infectado –acaba por seguirme la pulla -seguiría venciéndote, Clove.<br />
Inmediatamente, relajo unos músculos que ni siquiera recuerdo haber contraído. Pero vuelvo a tensarme cuando a mi cabeza viene otra cosa.<br />
-El corte... ¿Te lo hiciste en el baño de sangre?<br />
-Sí.<br />
-¿Contra Xack?<br />
El silencio se prolonga un segundo más de lo necesario. Hostil.<br />
-...Sí.<br />
-Cato, no te estoy juzgando.<br />
-No tendrías ninguna razón para hacerlo, si me conocieras.<br />
-Cato, ya te lo he dicho antes –miro a ambos lados, bajando el volumen –Es por Tamina, ¿vale?<br />
-Mira, Clove, entiendo que eran compañeros de Distrito pero ella tiene que saber que esto es la guerra. Y en la guerra muere gente por muy de casa...<br />
Se calla. A él esta conversación tampoco le suena a nueva, y eso no hace más que demostrarme lo difíciles que van a ser las próximas semanas.<br />
“Soy Clove Ringer. Y soy una profesional” me repito mentalmente. Puedo hacerlo, puedo advertirle como una compañera y no llevarlo a nada más...<br />
Siempre y cuando Glimmer no se acerque moviendo las caderas tanto como es humanamente posible hacia nosotros.<br />
-La cena está lista. –dice poniendo sus manos sobre los hombros de Cato – ¿Venís?<br />
La afectación con la que pronuncia cada palabra me pone frenética, pero hago todo lo que puedo para intentar disimularlo:<br />
-¿Te acuerdas de la clasificación de Hayden, Cato?<br />
Cato, que estaba ya levantándose, se queda paralizado de repente.<br />
-¿La clasificación?<br />
-Sí, la clasificación de armas: cuchillos, espadas... Látigos...<br />
Los ojos de Cato se abren un milímetro más de lo normal. Espero que haya captado el énfasis.<br />
-Ah, ya, claro.<br />
-Estaba bien, ¿verdad?<br />
Ante mis ojos, veo cómo Cato se debate por qué contestación dar para salir de esta situación tan embarazosa...<br />
-¡Venga, que se enfría! –exclama Glimmer, tirando de él para que se levante.<br />
Por mucho que me hierva la sangre cuando la veo, hay algo que no puedo negar de ella: en este tipo de ocasiones, sus ansias de protagonismo son tan irritantes como útiles.<br />
Veinte minutos más tarde, los restos de unas latas de estofado de ternera sirven de combustible para el fuego que Tamina ha encendido. Su cara sigue dando más miedo que otra cosa, pero por lo menos ahora responde con monosílabos a algunas preguntas; anoto mentalmente que debería evitar quedarme con ella a solas. Después de soltar las correspondientes bravuconerías, el himno de Panem resuena a nuestro alrededor, y el cielo se ilumina con la cara de los tributos muertos: once. Conforme aparecen nuestras víctimas, nos dedicamos a detallar a todo volumen las sangrientas muertes que hemos provocado cada uno (ni que los posibles patrocinadores no lo supieran ya), y maldecimos por aquellos tributos que se nos escaparon: yo me deleito en las expresiones de espanto que el chico amoroso intenta ocultar, en vano. Finalmente, cuando ya a nadie se le ocurre más que decir, nos organizamos para esta noche.<br />
El plan es simple: estamos cansados, pero nuestros adversarios también, y ellos no estarán ni mucho menos igual de bien equipados. Decidimos dormir dos o tres horas, antes de que una patrulla salga a explorar; por si la sesión de enfermería no hubiese sido suficientemente aburrida, me toca a mí quedarme de guardia para proteger los suministros mientras el resto se va de caza. Así pues, aprovecho mi corto descanso, antes de que el chico amoroso me despierte para indicarme que se van.<br />
Permanezco junto al fuego, aún encendido, en tanto que los demás se aseguran de que llevan todo lo necesario en sus mochilas, y tardo poco en quedarme a solas con las llamas. Sin saber qué más hacer, vuelvo a usar los animalillos nocturnos como objetivos durante lo que parece una eternidad. Media hora. Una hora. El reloj que llevo en la muñeca y que encontré entre los suministros es más un martirio que un consuelo. Una hora y media. Dos...<br />
Va a ser una noche larga.<br />
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<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">FIN DEL CAPÍTULO 41</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: center;">
***</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
¡Y hasta aquí por hoy! ¿Qué os ha parecido? ¿Os ha gustado? ¿No? ¿Cómo veis la dinámica entre Clove y Peeta? Cualquier cosilla que queráis decirme, sois libres de dejarla en un comentario :D.</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
</div>
Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-77241841531508609572016-08-13T04:04:00.001-07:002016-08-13T04:04:43.084-07:00Capítulo 40: Blood¡Hola, tributos! ¿Qué tal os está tratando el verano? Parece que, por lo menos por aquí, está haciendo un poco menos de calor, lo cual siempre es de agradecer. En fin, espero que estéis disfrutando de unas merecidísimas vacaciones y, para hacerlas un poco más entretenidas, ¡aquí está el esperadísimo capíutlo 40! Por fin, por fin, por fin, nos metemos de lleno en la Arena, así que, hoy más que nunca, ¡espero que os guste!<br />
<br />
<a name='more'></a><br /><br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><img src="https://atomicfangirl.files.wordpress.com/2012/03/cornucopia.jpg?w=500&h=212" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" /></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="https://atomicfangirl.com/2012/03/23/my-thoughts-on-hunger-games/" target="_blank">Fuente</a></td></tr>
</tbody></table>
<br /><div>
<div>
<span style="font-size: x-small;"><i>I can't control myself because I don't know how,</i></span></div>
<div>
<span style="font-size: x-small;"><i>And they love me for it honestly, I'll be here for a while.</i></span></div>
<div>
<span style="font-size: x-small;"><i>So give them blood, blood, gallons of the stuff!</i></span></div>
<div>
<span style="font-size: x-small;"><i>Give them all that they can drink and it will never be enough.</i></span></div>
<div>
<span style="font-size: x-small;"><i>So give them blood, blood, blood.</i></span></div>
<div>
<span style="font-size: x-small;"><i>Grab a glass because there's going to be a flood!</i></span></div>
</div>
<div>
<span style="font-size: x-small;"><i> Blood, My Chemical Romance</i></span></div>
<div>
<span style="font-size: x-small;"><i><br /></i></span></div>
<div>
<span style="font-size: x-small;"><i><br /></i></span></div>
<div>
<div>
<span style="font-size: large;">CATO</span></div>
<div>
Sesenta segundos.</div>
<div>
Lo primero en lo que pienso es que la chica en llamas está demasiado lejos de mí como para que la alcance antes de que salga a correr; incluso si no lo hace, seguro que algún otro de los profesionales se encargará de ella antes de que yo pueda reclamar mi derecho. Suspiro exasperado; es una pena que los Vigilantes no hayan visto la oportunidad del espectáculo que supondría su muerte a mis manos, pero ya no puedo hacer nada. Con cuidado de no salirme de la plataforma para no volar en pedazos, fijo la vista en la entrada a la Cornucopia más cercana y adopto la posición de correr. Dentro habrá armamento de todo tipo, y cajas enteras de comida que nos mantengan durante todo el tiempo que dure la competición; sin embargo, primero tengo que llegar a ellas. Rastreo el prado en el que nos encontramos con la mirada hasta que localizo, relativamente cerca de mí, una pareja de cuchillos sobre un juego de mantas. Preferiría una espada o una lanza, pero tendrá que servirme en caso de que mis manos no basten.</div>
<div>
Menos de treinta segundos. Justo a mi lado, una chica delgaducha parece dispuesta a lanzarse al baño de sangre. Observo su mirada clavada en los mismos cuchillos en los que ya me he fijado yo, y sonrío para mis adentros: ya puede correr, o todo apunta a que será la primera víctima. Veo una espada de mango mate y filo reluciente un poco más allá, apuntándome ir a por ella en cuanto pueda.</div>
<div>
Diez segundos. Al otro lado de la Arena, Clove debe de estar tamborileando con los dedos sobre su pierna, como hace siempre que está nerviosa. Nueve. ¿Y eso a mí que más me dará? Ocho. Su reacción ayer fue completamente excesiva. Siete. Pero espero que haya podido dormir bien, igualmente. Seis. No, me tiene que resbalar cómo coño haya dormido. Cinco. Cato, céntrate, joder.</div>
<div>
Cuatro. Tres. Dos. Uno.</div>
<div>
¡GONG!</div>
<div>
Poniendo hasta la última fibra de mi cuerpo en el empeño, salgo disparado hacia los dos cuchillos que se encuentran a quince metros de mí. La chica delgaducha es suficientemente estúpida como para no cejar en su empeño, y su cara incluso se ilumina cuando llega un segundo antes que yo; qué ilusa. Aprovechando el impulso de la carrera me lanzo con todo mi peso sobre ella, y utilizo el instante de confusión que la asola para arrebatarle el cuchillo y pasárselo por la garganta. En menos de un segundo, el hilo de sangre se convierte en cascada y ella cae al suelo, convulsionándose. No me detengo a observar lo grotesco del espectáculo: me esperan cosas más importantes que hacer. Apartando de mi camino a otro chico medio muerto que se aferra a mi rodilla como si pudiera salvarle, corro hasta que la espada de mango mate está en mis manos. Guardo el cuchillo (es de los que le gustan a Clove) y disfruto de la oleada de energía que supone un arma de verdad, pesada y poderosa, para mi cuerpo. A lo lejos, veo que Marvel ya está empuñando una lanza con la punta teñida de rojo, y del hombro de Glimmer cuelga algo que lanza destellos plateados. Antes de que alguno de los dos se me adelante, me adentro en la Cornucopia, ahuyentando a los pocos tributos vivos que quedan.</div>
<div>
Una vez en su interior, es imposible sacarme la sonrisa del rostro. Espadas curvas, mazas, mandobles, lanzas de todos los tamaños y unas dos decenas de sets de cuchillos aguardan a ser cogidos entre cajas llenas de (presumiblemente) comida y medicamentos. Observo detenidamente un grupo de lanzas colgadas del techo, cuyos cabezales de repuesto se encuentran ordenados en el suelo. Me deleito en la tranquilidad del momento, aun con el corazón bombeando a mil por hora de pura adrenalina, y estoy sacando una espada de su funda para comprobar el balance y el filo... Cuando oigo un ruido tras una caja.</div>
<div>
Instintivamente, adopto una postura de ataque y me lanzo a la carga con la espada en alto, pero un grito me frena a pocos segundos de hundir el arma en una cabeza rizada... Que ya conozco.</div>
<div>
-¿Xack?</div>
<div>
Con una expresión de puro pánico en su cara, mi aliado asoma tras la caja.</div>
<div>
-Cato. –suspira aliviado en cuanto me reconoce.</div>
<div>
-¿Qué haces ahí, inútil? Un segundo más y te habría atravesado la cabeza.</div>
<div>
-Tamina me dijo que me escondiese aquí hasta que hubiese terminado el baño de sangre. Dijo que nadie que no fuese de nuestro grupo entraría...</div>
<div>
-Lo que Tamina no comentó es que no estamos aquí como niñeras. –le corto con voz amenazante -Sal y haz algo práctico antes de que me arrepienta de no haber acabado contigo.</div>
<div>
Los ojos de Xack siguen llenos de miedo pero parece que, más que por lo que pueda quedar de lucha, es por mí. Coge la espada que yo he tirado antes al suelo (“es demasiado pesada para ti, idiota”) y se dispone a salir cuando de repente, su boca se abre en una “o” perfecta y queda paralizado.</div>
<div>
-¿Y ahora q...</div>
<div>
No me da tiempo a acabar la frase. Oigo un silbido a mi espalda y sin pararme a pensar en lo que hago, giro con la espada en alto para encontrar en su recorrido el cuerpo de un tributo con una ballesta lanzadardos a medio cargar. Antes de darle tiempo a reaccionar, clavo el arma en su abdomen, y de una patada en el brazo, mando la ballesta lejos de nosotros, donde no hiera a nadie en una descarga accidental. El tributo cae al suelo en cuanto saco la espada, no sin cierto esfuerzo, salpicando gotitas rojas y tosiendo compulsivamente; está claro que le quedan pocos segundos de vida, así que me permito el lujo de despreocuparme de él por completo. </div>
<div>
Siento un nuevo chute de adrenalina recorrerme ante la cercanía de la muerte y sonrío; pero la euforia se me pasa nada más girarme.</div>
<div>
Xack también está en el suelo, gimiendo de forma casi inaudible mientras una mancha roja se extiende por su camiseta. El imbécil de la ballesta tenía una puntería de mierda y no ha acertado donde debería haberlo hecho para causar una muerte rápida, pero en cuanto me acerco y levanto la tela queda claro que no hay nada que pueda hacer para salvarle: el dardo iba con fuerza, y la herida es demasiado profunda para repararla sin asistencia médica.</div>
<div>
Así que, tomando aire, hago lo mejor que puedo hacer, dadas las circunstancias: miro a Xack a los ojos, llenos de lágrimas, y de un espadazo, limpio y certero, acabo con su sufrimiento. Suelta un último gemido, y la mirada se le apaga para siempre.</div>
<div>
Suspiro pesadamente.</div>
<div>
-Joder. –digo, casi por inercia.</div>
<div>
Me paso la mano para limpiarme el sudor y la sangre de la frente e, inconscientemente, la llevo a mi brazo izquierdo. No es hasta que veo la palma manchada que soy consciente de los hilos rojos que caen desde mi bíceps hasta gotear en el suelo. El maldito dardo me ha rozado a mí también; espero que no tuviese veneno. Localizo rápidamente un kit de primeros auxilios y, preocupándome sólo de echar un poco de antiséptico antes, tapo la herida con una venda.</div>
<div>
Tendré tiempo de sobra de curármela una vez que todo se haya calmado, pero por ahora tengo que ver cómo está la situación fuera: salgo de la Cornucopia para encontrarme, frente a mí, con que Glimmer está acabando con el último tributo no profesional que queda vivo... O quedaba, al menos, unos segundos atrás. A lo lejos, el gigante del 11 corre con una mochilaza al hombro, pero nadie tiene fuerzas para perseguirle; con suerte, se matará él solo.</div>
<div>
En cuanto me ve, Tamina se acerca corriendo hasta mí, cansada, pero seria como una tumba.</div>
<div>
-¿Dónde está Xack?</div>
<div>
-Muerto. Dentro.</div>
<div>
Sus ojos se abren y pasan de mi cara hasta mi espada manchada de sangre y de vuelta a mi cara en un segundo. Una sombra de puro odio y resentimiento le nubla la mirada antes de apartarme de un empujón para ir a ver por sí misma el cadáver.</div>
<div>
Que piense lo que quiera: si su compañero ha muerto es por su culpa, no por la mía.</div>
<div>
-Vámonos de aquí para que limpien todo esto; en cuanto volvamos, haremos recuento de lo que tenemos. –digo, escupiendo al suelo.</div>
<div>
Como viene siendo habitual, los demás me hacen caso, incluso Tamina, en cuanto sale de la Cornucopia, igual de seria que antes y con una mirada que invita a alejarse de ella. Nos dirigimos hacia el lago cercano a la pradera, y allí contamos a voces nuestras victorias durante la lucha de sangre. Siento una oleada de ira dentro de mí cuando me entero de que, al parecer, nadie se ha encargado de acabar con la chica en llamas; sin embargo, me calmo ante la oportunidad que se me plantea: si sigue por ahí, correteando y huyendo, es muy probable que vuelva a encontrarse con nosotros... Y entonces yo la mate con mis propias manos.</div>
<div>
-¿Cuántos, Cato? –pregunta Glimmer, sacándome de mis pensamientos. </div>
<div>
En cuanto ha podido, se ha limpiado la cara en el agua del lago, pero aún no le ha dado tiempo a rehacerse las coletas que, despeinadas, le restan parte del encanto tan detalladamente confeccionado del que ha hecho gala hasta ahora. Viéndola así, acercándose a mí en cuanto puede, es imposible no darse cuenta de que no hay nada fresco ni espontáneo en ella, por muy buena que esté.</div>
<div>
Dejo una pausa demasiado larga antes contestar, y miro sin poder controlarlo a Tamina una fracción de segundo.</div>
<div>
-Tres. –digo finalmente. </div>
<div>
Técnicamente, he sido yo quien ha matado a Xack, y necesito fortalecer mi posición de líder sobre el grupo, ¿no?</div>
<div>
-Vaya, yo sólo uno. –contesta Glimmer con un puchero, apoyando su cabeza en mi hombro.</div>
<div>
Incómodo, aprovecho para cambiar de tema.</div>
<div>
-¿Y el chico amoroso, dónde está?</div>
<div>
-Salió corriendo hacia el bosque. Saca las implicaciones que quieras de ello.</div>
<div>
Es la primera vez que Clove habla desde que nos hemos parado, con voz seca y sin mirarme a la cara en ningún momento. Me quedo callado, sin saber muy bien qué contestar ni si sus palabras tendrán un doble sentido más allá de lo obvio; por suerte, los cañonazos que marcan las muertes de hoy empiezan a sonar en ese preciso momento. </div>
<div>
“Salvado por la campana.” Me digo a mí mismo.</div>
<div>
Todos permanecemos atentos hasta que se oye el último. Uno, dos, tres, cuatro... Hasta once. Quedan trece para jugar, doce vidas antes de que esto se acabe. </div>
<div>
Parece increíble que todo quede reducido a eso.</div>
<div>
-Volvamos antes de que nos roben algo. –dice Clove.</div>
<div>
Aunque sigue sin mirarme abiertamente, su expresión ha cambiado un poco después de oír los cañonazos.</div>
<div>
“Espero que no sea nada malo” pienso mientras nos levantamos y comenzamos a caminar nuevamente.</div>
<div>
“Espero que no sea nada malo para el grupo.” Me obligo a corregirme dos segundos más tarde. Para nuestra supervivencia en general y para la... Mía, en particular.</div>
<div>
Necesito ocupar la cabeza en algo ya, joder.</div>
<div>
Por desgracia, hacer inventario no es la manera más entretenida de conseguirlo. Pasamos al menos dos horas abriendo cajas y más cajas, clasificando en comida, medicamentos, útiles de refugio y armas, y estas así mismo en lanzas, espadas (Marvel y yo), cuchillos (Clove), y todo lo demás (Tamina y Glimmer).</div>
<div>
Estoy guardando lo que parecen ser unos diez kilos de manzanas a un saco de arpillera, cuando oigo una voz conocida a mi espalda.</div>
<div>
-Necesito hablar contigo. –dice Clove casi en susurros.</div>
<div>
Me doy la vuelta, dispuesto a preguntarle qué quiere; pero la pelea de ayer vuelve a mi cabeza, disuadiéndome de ello.</div>
<div>
-No es el momento ni el lugar.</div>
<div>
Ella suelta un bufido.</div>
<div>
-Venga, Cato, no seas infantil.</div>
<div>
-Los dos dijimos todo lo que teníamos que decir ayer, ¿no? Y si no recuerdo mal, la que se fue corriendo fuiste tú.</div>
<div>
-Lo de ayer –responde con tono glacial –no ocurrió nunca. Fue un momento de... Yo qué sé, los nervios el cansancio... Olvídate de ello, no estaba siendo yo. Pero esto es importante.</div>
<div>
-¿Qué pasa? –pregunto.</div>
<div>
-¿Has matado tú a Xack?</div>
<div>
Firme y directa al grano, como es Clove. Clava su mirada, dura e imbatible en mí, esperando una contestación... Que no llega.</div>
<div>
-Cato, ¿le has matado o no?</div>
<div>
-¿Y a ti qué más te da?</div>
<div>
-Por Dios, ¿puedes comportarte como un adulto?</div>
<div>
-Pero, ¿por qué te importa tanto? ¿Te llevarías otra decepción al saber que también soy capaz de matar niños? ¡Pues sí, Clove, lo soy, lo he matado, soy un puto asesino que hará lo que sea por ganar estos malditos Juegos, por mucho que eso te duela a ti...</div>
<div>
-Creo haber dejado muy claro que NO mencionaras nada ni remotamente relacionado con lo de anoche. –aunque trata de controlar su cuerpo, la ceja de Clove está tan arqueada que resulta casi cómico. –No tiene nada que ver con eso, idiota. Lo digo por Tamina.</div>
<div>
-¿Qué pasa, ahora sois las súper amigas? </div>
<div>
Clove gruñe, algo muy poco frecuente en ella.</div>
<div>
-Bueno, se acabó. Mira, Cato, te estoy intentando ayudar, pero si prefieres hacerlo todo tú solo, estupendo. Me largo.</div>
<div>
Da media vuelta, dispuesta a irse con su parte del inventario; sin embargo, antes de que le dé tiempo a dar dos pasos, mi mano está agarrando su brazo de forma casi posesiva, y las palabras salen de mi boca sin que yo pueda controlarlas.</div>
<div>
-No, quédate. ¿Qué tienes que decirme?</div>
<div>
Ella permanece callada unos segundos, esperando a que me disculpe. Bueno, no, esperando a que me disculpe, no: me conoce lo suficiente para saber que no lo haré. Lo que hace es valorar si merezco que comparta su información conmigo. Finalmente, suspira y comienza a hablar.</div>
<div>
-Xack es... –pero se calla abruptamente. </div>
<div>
-Niñato de mierda... –es lo siguiente que dice entre dientes.</div>
<div>
Ya no me está mirando a mí, sino más allá, tras mi espalda. Me doy la vuelta para ver una mancha de pelo rubio que cojea un poco mientras sale del bosquecillo de pinos y no puedo evitar reírme: el chico amoroso.</div>
<div>
Doy un paso adelante, dispuesto a acabar con él, pero Clove me para.</div>
<div>
-Tú llevarás tres, pero a mí se me ha escapado ya una antorcha humana y sólo he matado a uno; déjamelo a mí.</div>
<div>
No suelo obedecer órdenes, vengan de Clove o vengan de quién sea; pero ese tono de voz frío, esa cara de tenerlo todo controlado aun cuando está a punto de matar a alguien...</div>
<div>
Me pone. Y me recuerda demasiado a casa.</div>
<div>
-Todo tuyo.</div>
<div>
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">FIN DEL CAPÍTULO 40</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: center;">
***</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
¡Taráaaaan! Ya está aquí, ya llegó, ¡ya podemos hablar de ello! ¿Os ha gustado la lucha? ¿Os esperabais más? ¿Menos? ¿Habríais hecho algo diferente? Como siempre, cada comentario vale oro, así que, ¡no dudéis en dejarlos! Un besazo, y nos vemos pronto ;).</div>
<div style="font-style: italic;">
<br /></div>
</div>
Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-25545010717970738662016-07-21T16:36:00.001-07:002016-07-21T16:36:53.087-07:00Capítulo 39: Shattered¡Hola, hola, tributos! ¿Qué tal os está tratando el verano por ahora? Yo acabo de volver de unas merecidas vacaciones en la playa con un capitulico listo y preparado para vosotros. Así que, sin más dilación, ¡aquí lo tenéis! Como siempre, espero que os guste ^^.<br />
<br />
<br />
<a name='more'></a><br /><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjptyRnx5yTWjTGBKD5bMVx_V7Vl27PM-GyWnErFrYeSqy25zJABA-Xob96bFE0ByPF5G8VXUMpz5Fgib4uL1qaa82OOxNK4v9VjzTC8bxXqMZmMGlwxDIdqRIu6XxlsiFg9AmMz3DUxLE/s1600/maquillaje+2.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjptyRnx5yTWjTGBKD5bMVx_V7Vl27PM-GyWnErFrYeSqy25zJABA-Xob96bFE0ByPF5G8VXUMpz5Fgib4uL1qaa82OOxNK4v9VjzTC8bxXqMZmMGlwxDIdqRIu6XxlsiFg9AmMz3DUxLE/s320/maquillaje+2.png" width="286" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both;">
<span style="font-size: x-small;"><i><br /></i></span></div>
<div class="separator" style="clear: both;">
<span style="font-size: x-small;"><i>And I've lost who I am, and I can't understand. </i></span></div>
<div class="separator" style="clear: both;">
<span style="font-size: x-small;"><i>Why my heart is so broken, rejecting your </i></span></div>
<div class="separator" style="clear: both;">
<span style="font-size: x-small;"><i>love, without, love gone wrong, lifeless words carry on. </i></span></div>
<div class="separator" style="clear: both;">
<span style="font-size: x-small;"><i>But I know, all I know, is that the end's beginning. </i></span></div>
<div class="separator" style="clear: both;">
<span style="font-size: x-small;"><i>Who I am from the start, take me home to my heart.</i></span></div>
<div class="separator" style="clear: both;">
<span style="font-size: x-small;"><i> Shattered, Trading yesterday</i></span></div>
<div class="separator" style="clear: both;">
<span style="font-size: x-small;"><i><br /></i></span></div>
<div class="separator" style="clear: both;">
<span style="font-size: large;">CLOVE</span></div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Cuando me despierto, mi mesilla de noche señala que son las 3:37 de la madrugada.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Sin recordar siquiera en qué momento me he quedado dormida, hago amago de levantarme y un punzante dolor de cabeza me perfora el cráneo. Suelto una maldición por lo bajo, notando la boca reseca y la cara pegajosa…</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Y entonces me viene todo a la cabeza.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
La entrevista. La conversación. Los gritos. Mi cara bañada en lágrimas. Pensar en ello no hace más que aumentar mis ganas de volver a llorar, de ahogar mis sollozos entre las sábanas hasta volver a quedarme dormida, como parece que ha sucedido. Sin embargo, haciendo acopio de una fuerza que no siento, me obligo a arrastrarme fuera de la cama y, para reafirmarme ante mí misma, quito el pestillo de la puerta. Con cuidado, controlando la intensidad con un mando, enciendo la luz hasta que consigo una iluminación lo suficientemente tenue como para que no afecte a mi dolor de cabeza; la imagen del cuarto, por otro lado, hace que sienta ganas de apagarla otra vez.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Los zapatos de tacón están tirados en el suelo, cada uno mirando a una punta de la habitación y la cama, ni hecha ni deshecha, tiene un manchurrón entre negro y parduzco en el lugar en el que he apoyado la cabeza al dormir. Voy al cuarto de baño, entre curiosa y asustada de lo que pueda encontrarme… Y la vista no decepciona mis expectativas.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Rota.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Si tuviese que describirme con una palabra, sería esa. La cantidad industrial de rímel que Regina ha empleado conmigo está extendida ahora por prácticamente toda mi cara, como la huella negra de unas lágrimas que no puedo olvidar. Mi piel es un lienzo de manchas blancas y rosas, y el pintalabios se ha corrido, dejando toda la zona circundante a mi boca teñida con restos de color.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Patética.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
También podría decirlo así, la verdad. Ahora mismo, doy más pena de la que he llegado a dar nunca. Más que cuando era pequeña. Más que cuando me emborraché con una maldita cerveza. Más, más, más, muchísima más. Las ganas de llorar otra vez me vuelven a asolar, y soy incapaz de evitar que se me escapen dos pequeñas lágrimas, teñidas igualmente de negro, como todas las demás. Sigo su recorrido en el espejo, haciendo pucheros con la boca, hasta que mueren en la línea de mi mandíbula…</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
“¿En qué te diferencias ahora de tu madre, del niñato del 12?”</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Eso, ¿en qué me diferencio? Aquí, viendo cómo desaparezco, como me convierto en el espectro de una persona y todo, ¿por qué? Por Cato, siempre por Cato, porque él tiene claras sus ideas y sus convicciones y yo actúo como una idiota, como la muñeca que una niña de ocho años tiró una vez por la ventana y se quedó allí, destrozada y sin hacer nada después de que hubiesen dejado de jugar con ella.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
-¿Cuál es la diferencia, eh? –grito con voz cascada al espejo. -¿CUÁL ES LA PUTA DIFERENCIA?</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Otras dos lágrimas se escapan, una por cada lado… Y mi reflejo me responde antes de que mi propio cuerpo lo sienta.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Es algo en los ojos, en la mirada, una especie de dureza que permanece allí por mucho maquillaje corrido. Poco a poco, la dureza se transfiere al resto de mis facciones: a la boca, que deja de sollozar; a la barbilla que se eleva unos milímetros casi insignificantes; a las cejas, que se fruncen y levantan de una manera diferente. Un extraño calor me recorre desde las puntas de los dedos hasta el centro de mi cuerpo y, cuando me quiero dar cuenta, toda la desesperación, toda la tristeza, todo aquello que no es Clove Ringer… Desaparece.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Y en su lugar sólo queda furia.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Contra Cato. Contra los Juegos. Contra todo lo que ha colaborado para convertirme en un fantasma de mí misma.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
-Soy Clove Ringer –susurro. –Soy una profesional.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Y nada ni nadie me va a hundir, por muchos sentimientos que haya habido de por medio.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
-Soy Clove Ringer –repito. –Soy una profesional.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Cojo unas almohadillas de algodón y me las restriego por la cara, arrancándome los restos de maquillaje de la piel.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
-Soy Clove Ringer. Soy una profesional.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
En cuanto termino, me suelto el pelo y comienzo a cepillarlo rabiosamente, hasta que se convierte en un halo, oscuro y perfecto, alrededor de mi cabeza.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
-Soy Clove Ringer. Soy una profesional.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Y por fin, no queda ni un rastro de esa versión patética y rota que miraba al espejo hace unos segundos. Aprieto las manos, repitiendo el gesto instintivo de lanzar cuchillos con una y con otra, varias veces.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
-Soy Clove Ringer. Soy una profesional.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Sigo sin sentirme capaz de matar a Cato. Desde los doce años me han dicho que soy fría y calculadora, y probablemente él sea la única parte de mí que se escape a esa definición; pero por el Capitolio que el resto va a actuar en consecuencia con la persona que he querido llegar a ser. Sin excusas, sin ampararme en unos sentimientos que sólo me limitan. Voy a ganar estos Juegos.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Porque soy Clove Ringer. Y soy una profesional.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
***</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
CATO</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
No veo a Clove por la mañana. Lo cual, teniendo en cuenta cómo acabaron las cosas ayer, es un alivio; lo único que necesito es otra bronca al comienzo del día más importante de mi vida.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Por el contrario, al que sí veo (muy a mi pesar) es a Quio. Mi estilista me acompaña hasta la azotea del edificio, donde un aerodeslizador pasa a recogernos. Una vez subidos, una encargada del Capitolio me pide que esté quieto mientras me introduce un localizador en la piel. Aprieto las manos para evitar revolverme cuando un dolor agudo me perfora el antebrazo, y después nos vamos a desayunar.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Con los nervios por la expectación, las tripas me rujen más aún de lo habitual, así que me lanzo sobre el desayuno con ganas, mientras Quio permanece callado, sin atreverse a decir nada. Evito tomar los alimentos más golosos, con miedo a que me sienten mal en la Arena, pero eso no me priva de asegurarme la mejor comida que voy a tomar en las próximas semanas. Huyendo de un silencio incómodo que nos obligue a conversar o, peor aún, que me permita pensar en cosas que no van a hacer más que distraerme, trato de extenderme hasta que los treinta minutos del viaje se acaban y nos dejan en las catacumbas de la nueva Arena.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Entramos en una habitación individual, perfectamente equipada y con una especie de plataforma circular que nos pondrá en contacto con el escenario de arriba. Me ducho, tratando de aprovechar al máximo los minutos de agua caliente para dirigir todo mi cuerpo y mente hacia lo que me espera: localizar las espadas, matar a todo tributo que se cruce por mi camino, encontrar a Clove, que ayer declaró todo lo que sentía por mí...</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
No. Eso no forma parte de lo que va a pasar arriba; y sin embargo, cuanto más tiempo me quedo parado, más difícil me resulta dejarlo a un lado. Pego un puñetazo a la pared de la ducha y salgo rápido y enfadado, envuelto en una toalla. Fuera, Quio espera con la ropa que me han dado.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
-No tengo mucho que contarte: supongo que ya estarás familiarizado con los materiales...</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
-Cuéntame cualquier idiotez, por estúpida que sea; por una vez, haz el favor de no callarte.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Mi estilista se queda perplejo un segundo, pero basta una única mirada mía para que reaccione.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
-Bueno, la chaqueta es fina, pero el material es impermeable, diseñado para conservar el calor: seguramente te esperen noches frías. Las botas son buenas, de cuero, con suela de goma para correr con más facilidad, pero eso no es nada raro por aquí. No es un vestuario muy específico, así que no me decantaría por un entorno muy exótico, ¿sabes?...</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Hago un esfuerzo por mantener todos los sentidos en lo que me está diciendo, en captar la información útil que me está dando y adaptarla a mi esquema de acción en vez de divagar otra vez sobre la pelea de ayer, y la sensación de incomodidad en el estómago...</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
-Ah, por cierto –dice de repente Quio, rebuscando en sus bolsillos –Tengo que devolverte esto. Es el símbolo de tu Distrito, ¿no?</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Me tiende la cadena de Hayden, que ayer di a Brutus para que pasasen por la junta de revisión.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
-Sí. Gracias –me obligo a añadir.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
-No hay de qué. Tú no sabrás por qué está hueca, ¿verdad?</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Alzo una ceja.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
-¿Hueca?</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
-Sí, hay algo entre las dos láminas de piedra que la junta no pudo determinar; casi no te la pasan por eso. En fin, ya la tienes.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Asiento, aunque no muy convencido. ¿Algo dentro de la cadena? Hayden no me dijo nada, pero no creo que sea casual; hay muy pocas cosas que Hayden haga de forma casual.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Sin embargo, no merece la pena comerse la cabeza con eso ahora, igual que no merece la pena hacerlo con la pelea de ayer. Me siento a esperar en el sofá que hay en la habitación, y Quio me ofrece pedir algo más de comer. Acepto, sólo por evitar un nuevo silencio que me termine de ponerme de los nervios, y bebo mucha agua. Al terminar, me muevo por la sala practicando sin espada diferentes estocadas, giros y fintas. En un intento desesperado de no quedarme quieto, incluso comienzo una nueva conversación con mi estilista, tan trivial y absurda que soy incapaz de mantenerla durante más de dos minutos, hasta que una voz femenina nos anuncia que ha llegado el momento del lanzamiento.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Suspirando aliviado, me dirijo a la plataforma circular, y allí sacudo las manos, enderezo un poco la espalda y estiro el cuello, levantando después el mentón para que, nada más salir, a todo el mundo le quede claro quién manda aquí.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
-Que la suerte esté de tu parte, Cato –dice Quio un poco a regañadientes mientras las paredes de cristal se cierran a mi alrededor.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
No tengo fuerzas para responder con más educación que esbozando una mueca con aspiraciones a sonrisa. Con los nervios a flor de piel, suelto aire mientras el cilindro asciende, lentamente, y me saca del cuarto para llevarme al último paso antes de coronarme como vencedor.</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
Todo se vuelve negro un segundo y, al siguiente, noto el sol en mi cara, obligándome a achinar los ojos. Aspiro y el olor a naturaleza, a un bosque mucho más rico que el páramo que rodea el Distrito 2, me llena, traído por el fuerte viento. De un solo vistazo localizo al resto de profesionales: a mi izquierda, Glimmer y Xack, y un poco más lejos, Marvel, Tamina, el chico amoroso y Clove, cuya mirada de acero veo desde aquí; pienso a toda velocidad en las posibles estrategias que esta colocación nos ofrece, cuando la voz inconfundible de Claudius Templesmith resuena por todas partes:</div>
<div class="separator" style="clear: both;">
-Damas y caballeros, ¡que empiecen los Septuagésimo Cuartos Juegos del Hambre!</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both;">
<span style="font-size: large;"></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-size: large;">FIN DEL CAPÍTULO 39</span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
***<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
Y una vez os pregunto, ¿qué os ha parecido? Sé que este capítulo tiene muy poquita acción, pero se trata más bien de un paso transitorio antes de desembocar de lleno en los Juegos (ya veréis, ya veréis...). Mientras tanto, sólo me queda daros un besazo y desearos un feliz verano :D.</div>
<div>
<br /></div>
Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-32743464502308493172016-06-30T14:10:00.000-07:002016-06-30T15:01:38.681-07:00Capítulo 38: I'm not okay¡Hola, tributos! ¿Qué tal las vacaciones? ¿Os ha tratado bien el curso? Aquí, para cerrar este caluroso mes de junio, traigo otro capitulillo, de los últimos antes de que entremos en la acción de la Arena (¡qué ganas!).<br />
He de decir que a este capítulo le tengo un cariño especial porque (aunque muy, muy adaptado) fue lo primero que escribí jamás sobre Cato y Clove, allá por cuando yo era una mozuela de 13 añitos. Quién me iba a decir que me iba a costar cuatro años que viera por fin la luz xD.<br />
En fin, ¡espero que lo disfrutéis!<br />
<br />
<a name='more'></a><br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://pre10.deviantart.net/4210/th/pre/i/2013/293/6/2/broken_by_matthias_haker-d6r5psj.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="265" src="https://pre10.deviantart.net/4210/th/pre/i/2013/293/6/2/broken_by_matthias_haker-d6r5psj.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://www.deviantart.com/art/Broken-408413395" target="_blank">Fuente</a></td></tr>
</tbody></table>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<i><span style="font-size: x-small;">Well If you wanted honesty</span></i></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<i><span style="font-size: x-small;">That's all you had to say</span></i></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<i><span style="font-size: x-small;">I never wanted to let you down</span></i></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<i><span style="font-size: x-small;">Or have you go it's better off this way!</span></i></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<i><span style="font-size: x-small;"> I'm not okay (I Promise), My Chemical Romance</span></i></div>
<span style="font-size: large;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span>
<span style="font-size: large;">CLOVE</span><br />
“-Porque… Ella está aquí conmigo.”<br />
El silencio es tan absoluto que resulta casi tangible.<br />
-Vaya, eso sí que es mala suerte –dice Caesar Flickerman tras unos segundos.<br />
La multitud le da razón entre murmullos, pero yo soy incapaz de reparar en ellos: sólo veo la cara de Katniss Everdeen, la maldita niñata, reflejada en todas las pantallas a nuestro alrededor…<br />
Y el cuadro de emociones cambiantes en que se ha convertido Cato.<br />
-No es bueno, no –coincide el chico del 12.<br />
-En fin, nadie puede culparte por ello, es difícil no enamorare de esa jovencita. –por favor, me están entrando náuseas -¿Ella no lo sabía?<br />
-Hasta ahora, no. –responde.<br />
Por suerte para él, tampoco nosotros lo sabíamos, o estoy segura de que ni se nos habría pasado por la cabeza hablar con él, en primer lugar.<br />
Qué quieres que te diga: para empezar, no me trago ni de lejos su supuesto y repentino amor. Si realmente estuviese enamorado de esa niñata, ¿a cuento de qué acepta aliarse con nosotros y dejarla a ella sola, eh? Su declaración grita sensacionalismo barato por los cuatro costados y, por razones obvias, no me hace ninguna gracia que se juegue con un tema tan serio y delicado como baza para tratar de conseguir patrocinadores.<br />
Pero cuando el himno de Panem comienza a sonar, soy consciente de que tendré que reservar mi recién inaugurado odio a nuestro nuevo aliado para otro momento, porque hay otro problema más apremiante: lograr que Cato no se lance a su cuello mientras nos levantamos en fila para volver al vestíbulo del Centro de Entrenamiento.<br />
Así que, antes de que le dé tiempo a separarse demasiado de mí y nos encontremos con una muchedumbre de estilistas, mentores y acompañantes entre nosotros, le cojo del brazo y me acerco todo lo que puedo a su oído.<br />
-¡Ni se te ocurra ir a por él! –grito para que me oiga entre el ruido.<br />
Él se gira, enfrentándose a mí cara a cara, y veo la furia irradiar por cada poro de su cuerpo.<br />
-¡Yo fui quien dijo que le metiésemos en el grupo, Clove! ¡A él! ¡A un crío que va a estar más centrado en buscar novia que en sobrevivir! ¡Si no voy a por él hoy, te juro que lo primero que haré mañana cuando suene el gong será abrirle la cabeza!<br />
-¡Pues mañana, hazlo! –exclamo. Inspiro hondo para tratar de mantener la calma -Pero primero, mira el lado positivo: sí, nos habrá borrado a todos del mapa de las entrevistas, pero tampoco necesitamos esa publicidad, ¿vale? Y él puede ser tanto una carga como una ayuda, una manera de acercarnos más a ella. Lo hacemos así: le dejamos en prueba un día, y si no nos sirve, le matamos. No creo que pueda más que con Xack por separado, imagínate todos juntos.<br />
La respiración de Cato se va acompasando conforme yo hablo, hasta que parece volver a un ritmo normal. Asiente.<br />
-Un día. Si no, yo mismo le clavo la espada.<br />
Dicho esto, nos sumergimos entre la multitud hasta que conseguimos llegar a un ascensor con otros cinco tributos y un estilista. Suspiro para mí: en realidad, yo también pienso que el “chico amoroso” va a ser más lastre que ayuda, y que nos haríamos un gran favor deshaciéndonos de él cuanto antes; pero lo que Cato necesita ahora no es alimentar su furia y cometer otra locura más, como la del entrenamiento de hace unos días… Sino dejarse reconfortar por alguien que le diga que no se ha equivocado.<br />
A veces, es sorprendente lo mucho que se parece a un niño pequeño.<br />
Cuando la puerta del ascensor se abre, Lunnette, Brutus y Lyme ya están esperándonos, con sus miradas mostrando diferentes grados de preocupación y enfado. Regina y Quio han vuelto a destacar por su ausencia, supongo que viéndose venir otra escena después de la experiencia tras el Desfile.<br />
-Bueno, –dice Lunnette con su vocecilla aguda –vamos a disfrutar de la cena, ¿no?<br />
Nuestros mentores asienten.<br />
-Sí, la cena es lo que más me apetece en este momento –comenta Lyme, lanzándome una mirada significativa.<br />
¿Y eso a qué ha ven…? ¡Ah, es verdad! Con todo lo que ha pasado en la última hora se me había ido de la cabeza por completo; pero al acabar la cenar tendré por fin un momento para hablar con Cato y dejar las cosas claras, esta vez sin prórrogas ni segundas oportunidades como las que llevamos dándonos desde que nos conocemos. Sólo de pensar en ello noto cómo una gota de sudor comienza a formarse en mi nuca y la respiración se me acelera, hasta el punto de que tengo que contar los segundos que pasan entre una inspiración y otra para no ponerme a hiperventilar.<br />
Una vez en la mesa, Lunnette tarda poco en iniciar una conversación banal acerca de estadísticas, expectativas, y posiciones en las casas de apuestas. Vale, sí, sé que eso no tiene nada de banal, y que debería prestar más atención porque mi supervivencia en las próximas semanas estará marcada por ello; pero estoy demasiado concentrada en evitar que el temblor de mi mano haga que se me derrame la sopa como para atender a sus palabras. Los siguientes platos pasan sin que pruebe apenas una pizca de cada uno, y para cuando me quiero dar cuenta, todos están terminando su postre y yo me he quedado con la mirada clavada en el pedazo de tarta que hay frente a mí como una tonta.<br />
-La repetición de las entrevistas está a punto de empezar, chicos –dice súbitamente Lyme. –Nosotros vamos a ir a analizarlas y si encontramos algo interesante, os lo diremos mañana por la mañana; pero a vosotros os quedan unos días muy duros por delante y lo mejor sería que os fueseis a dormir en cuanto terminaseis la cena. En fin, -concluye –buenas noches.<br />
-Y que la suerte esté siempre, siempre de vuestra parte –canturrea Lunnette.<br />
Antes de irse, Brutus se acerca a mí con una sonrisa socarrona que, para variar, no hace más que aumentar mis ganas de extirpársela a cuchilladas. Contengo un escalofrío de repulsión al sentir su aliento en mi oreja.<br />
-Buena suerte con tu novio, sobrinita –susurra antes de alejarse -¡Chico! –exclama, esta vez en voz alta -Si mañana en vez de despertarte yo lo hace Quio, intenta guardarte los impulsos asesinos unas horas.<br />
Cato se ríe del comentario, pero yo sólo puedo notar el rubor que se extiende incontrolablemente por mis mejillas. No sé qué me daría más rabia: que Lyme le haya contado mis intenciones a Brutus o que él haya sido capaz de descubrirlo con sólo mirarme.<br />
De todas maneras, ahora eso da igual; Cato acaba de dejar su plato de postre en la mesa con lo que, antes de que sea demasiado tarde, me obligo a mí misma a dejar de jugar con el pastel y aclaro la voz.<br />
-Eh… ¿Cato?<br />
Él se queda paralizado a mitad levantarse. Lentamente, vuelve a tomar asiento y alza la vista hacia mí.<br />
-¿Sí?<br />
Suspiro. Allá vamos.<br />
-Has pensado en… bueno, en lo que pasará en la Arena. Quiero decir… -venga, Clove, ordena tus pensamientos, tú puedes…<br />
-En la Arena quiero ganar, Clove.<br />
-¿Cueste lo que cueste? –contesto con mayor desesperación de la que debo.<br />
“Cálmate.”<br />
Él me dirige una mirada franca en la que sólo cabe el orgullo.<br />
-Cueste lo que cueste.<br />
-Es decir, tú…<br />
Vale, me he hartado. Vamos a ver: ¿de verdad esta soy yo? ¿Una chica que se muerde el labio, a la que le tiembla la voz mientras habla? No, claro que no: soy Clove Ringer, la profesional, la lanzadora de cuchillos. Así que recojo energía y fuerza de donde no la hay, y planteo, por fin, la pregunta que resuelve todas las dudas que he tenido estos meses.<br />
-¿Tú me matarías?<br />
Tan pronto como termino de pronunciar esas palabras, parece que el tiempo se ralentiza hasta alcanzar un ritmo insoportable. Las facciones de Cato se congelan un segundo…<br />
Y luego sonríe.<br />
Sonríe. ¿Por qué narices sonríe? ¡Es un tema serio, no algo que tomarse a broma…<br />
-Si fuera necesario, sí.<br />
Au. Mientras él se levanta, dando por concluida la conversación, yo soy casi capaz de oír los miles de diminutos pedazos en que me acaba de romper la puñalada más dolorosa que me han lanzado en mi vida. De golpe, ya no me parece que sea Clove Ringer, la profesional, sino un patético reflejo de mí misma que cada vez está más cerca de empezar a hablar sin que a mi cabeza le dé tiempo antes de analizar lo que digo.<br />
-¿Cómo… que si fuera necesario? –una nota de histeria tiñe mi voz.<br />
Cato se gira y suspira, como un entrenador harto de explicar el mismo movimiento cincuenta veces.<br />
-Bueno, Clove, ya sabemos que entre nosotros han pasado muchas cosas y estoy seguro de que no disfrutaría con ello, pero como tú, siempre he tenido unas prioridades y la primera es ganar.<br />
-¡¿Ganar?!<br />
Se acabó, esta vez no puedo reprimir el grito: de rabia, de desesperación, de furia, de la tristeza más absoluta. Parpadeo varias veces para contener el líquido salado que se está acumulando en mis ojos, dispuesta sobre todo a no dejarlo salir; sin embargo, no puedo hacer lo mismo con las palabras.<br />
-¿¡Y ha pensado realmente el señor prioridades en TODAS esas “muchas cosas entre nosotros”, antes de la maldita cosecha!? ¿¡En lo que sucedió ayer, sin ir más lejos!? ¿¡Eso no es ni mínimamente importante!?<br />
-Eh, eh, cálmate, ¿vale? –él también está empezando a subir el tono –Precisamente porque he pensado en ello más de lo que debería tengo claro qué es lo más importante, ¿estamos? Y respecto a lo de ayer… ¡Venga, no me jodas, Clove! Creía que ambos teníamos claro que no influiría nada en lo que suceda a partir de mañana, así que no sé qué coño te enfada tanto.<br />
Noto cómo se le tensan los músculos. Claro, yo he trabajado años en ser fría como el hielo, pero Cato ya está tardando en explotar: que le griten le pone nervioso, lo sé; pero por una vez, estoy demasiado alterada como para cuidar de él y de que su humor sea el adecuado.<br />
-¿¡Que qué me enfada!? ¿¡Tú eres tonto Cato o tienes un problema!? ¡Ya sé qué dijiste que no influiría nada…<br />
-¡Y en el momento, a ti te dio bastante igual!<br />
-¡Pero una cosa –continúo, gritando aún más tras su interrupción –es que no vayas tras de mí como un gilipollas y otra MUY diferente, es que estemos hablando de que me asesines y tú te lo tomes como si estuviésemos discutiendo sobre el menú de la cena! ¡Cato, he perdido mi virginidad contigo, te conozco como nadie, he sido más que una amiga durante cuatro años y hablas de acabar conmigo como si fuese el niñato del 12! Que por cierto –añado con sarcasmo. Una vocecilla en mi cabeza me dice que me calle, que la situación empieza a ponerse peliaguda, pero la rabia me hace ignorarla deliberadamente –es un reclutamiento excelente. ¡El chico amoroso ni más ni menos! ¡Un maldito enamorado! De verdad Cato, una puntería increíble.<br />
-Ya, claro, estabas tardando mucho. Te encanta recriminar las cosas cuando es demasiado tarde y echar la culpa de las consecuencias a los demás, ¿verdad, Clove? Pero, ¿sabes qué te digo? ¡Que tú cada vez te pareces más a él!<br />
Se le ha puesto la cara literalmente roja de ira, y tiene los puños cerrados y tan apretados que le noto cada vena de las manos. Cuando vuelve a hablar, ya no pronuncia, si no que escupe las palabras casi con asco.<br />
-¡Una puñetera niña caprichosa! –pone una voz ridícula –Cato, ¿me matarías? Oh no, Cato yo te quiero. Oh, Cato por favor, necesito importarte. Cato por favor, arriesga tu vida por mí. ¡Creía que tenías claro que querías ser fuerte, que querías ser la mejor a toda costa! Y mírate, ¿en qué te diferencias ahora de tu madre, del niñato del 12, eh? ¡Morirás en un instante por estúpida!<br />
La poca razón que queda en mi mente me está gritando que pare, que si siempre hago tantos esfuerzos por evitar estas situaciones es porque Cato ya no es un ser coherente, y en un ataque de locura puede matarme…<br />
Pero, sinceramente, ¿qué más da? Total, ya ha dicho que está dispuesto a acabar conmigo, así que no haría más que adelantar el momento. En un acto reflejo, cojo el cuchillo de cortar pan que ha quedado sobre la mesa y lo empuño con todas mis fuerzas.<br />
-¡No me compares con ese niñato enamorado! – rujo. Me lanzo contra él, pero hasta furioso, Cato es suficientemente rápido para esquivarme. Pasa por detrás de mí, y me aparto un segundo antes de que su mano consiga cernirse donde antes estaba mi brazo. Soy una luchadora fría, y sé que pierdo facultades frente a él en este estado; sin embargo, la emoción pura me da mayor impulsividad con lo que, en poco tiempo, y tras varios amagos de ataque, Cato queda todo lo arrinconado que puede quedar un chico de su tamaño por una chica del mío.<br />
-¡Yo también podría matarte, ¿sabes?! – ladro.<br />
-Pero no lo harás, ¿no? –dice con ironía envuelta en su sonrisa maniaca, inconsciente mientras las pronuncia de la fuerza de sus palabras.<br />
Pero no pasa lo mismo conmigo; me quedo parada un segundo más que él, con el recuerdo del día en que lo conocí tan vívido en mi mente como si hubiese sucedido ayer… Y eso es todo lo que necesita. Hace un movimiento rápido que asimilo un instante demasiado tarde, y cuando me quiero dar cuenta mi espalda ha chocado contra la pared. Cato usa una de sus manos como cepo para las mías y me sujeta la cabeza con la otra, tan fuerte que empieza a doler. Resopla cabreado, y mirándole a los ojos siento una pizca de algo parecido al miedo; sin embargo, no aparto la mirada y, al cabo de unos segundos, noto como su furia se calma, la presa sobre mis muñecas se relaja y la sonrisa maniaca pasa lentamente a tomar un matiz más natural, menos psicópata.<br />
-“Podría matarte” – repite él –Tiene gracia, ¿no? Como cuando nos conocimos.<br />
Finalmente, Cato suelta mi cabeza, y yo me masajeo las sienes en un acto reflejo. Entre la pelea y el cansancio acumulado por el estrés, estoy agotada. No, no agotada: agotada es como me siento después de entrenar, incapaz de mover un solo músculo pero tan llena de endorfinas que resulta casi placentero. Ahora es como si me hubiesen drenado a toda velocidad, no ya de energía, sino de todo lo que tengo en mi interior, todo lo que me hacer ser yo. Las manos me tiemblan ligeramente y el vacío ha acabado con todas mis ganas de luchar…<br />
Sin embargo, quiero que lo sepa, que lo sepa de verdad. Y solo se me ocurre una manera.<br />
-La tendría, Cato –suelto con un hilo de voz, al borde de quebrarse por las lágrimas –Si no fuese porque tú sí que lo harás. Buenas noches; nos vemos mañana.<br />
Dejo el cuchillo en la mesa y camino hacia mi cuarto. De reojo, veo la mirada aún confusa de Cato, que suspira y termina de descargar la adrenalina de la pelea clavando la hoja en la mesa. Justo en ese momento, alertados por fin por el ruido, aparecen Lunnette, Lyme y Brutus, esta primera chillando como un ratón.<br />
-Pero, ¿¡qué ha pasado aquí!? Cato, ¿qué haces con ese cuchillo? –no responde -pero, ¿¡qué os pasa!? ¿¡Clove!?<br />
Doy un portazo como respuesta. Fuera, Lunnette sigue gritando pero ya no la hago caso: el ruido se pierde entre los extraños sonidos que estoy emitiendo y que tardo un rato en reconocer: sollozos. Hacía años que no lloraba, desde el día del funeral de Dock, y darme cuenta no consigue más que hacerme romper en nuevas lágrimas, en las que se juntan tantos sentimientos que apenas puedo distinguirlos. Da igual lo que yo me haya dicho a mí misma desde la Cosecha porque ahora, Cato tiene razón: estoy siendo una débil, un desecho sin más fuerza que el maldito niñato del 12; pero no puedo hacer nada por evitarlo, y eso es lo peor de todo. Así que echo el pestillo antes de que a nadie se le ocurra venir a por mí, y me arrojo a la cama, dispuesta a ahogar mis lágrimas contra las sábanas…<br />
Hasta que soy dolorosamente consciente de que eso no va a servir de nada.<br />
Porque hasta mis sábanas huelen a él.<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">FIN DEL CAPÍTULO 38</span></div>
<br />
<div style="text-align: center;">
***</div>
<div style="text-align: left;">
Y, ¿bien? ¿Qué os ha parecido? ¿Demasiado dramático? ¿Apropiado para los personajes? ¿Cómo creéis que afectará esta conversación a la relación de Cato y Clove durante los Juegos? ¡Un besazo, y nos vemos pronto!</div>
<div>
<br /></div>
Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-68122975498802247372016-05-14T08:54:00.000-07:002016-05-14T08:55:03.332-07:00Capítulo 37: It's death or victory<div class="MsoNormal">
¡Hola, hola, tributos! Estos dos últimos meses han sido de locos, pero no hay excusas par ano subir un capítulo en dos meses así que no me voy a molestar en ponerlas. ¡Espero que lo disfrutéis, igualmente :D!</div>
<div class="MsoNormal">
PD: ¡Por fin, por fin, por fin las entrevistas! No sabéis qué ganas tengo de llegar ya a la acción!</div>
<div class="MsoNormal">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhobcLfeM4w-OfltwB1Y3Gwr2gNQ2jss5rzha4gymu3kKn1TfXHtH8wct10EvMgBiAzQh-AJbutDZZ70GUrRiDH0qpA7Z0sND8tb0PrSYjCSIGytzpHPerDvrCxaenepkvDjkZA_urv2f0/s1600/Careers.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhobcLfeM4w-OfltwB1Y3Gwr2gNQ2jss5rzha4gymu3kKn1TfXHtH8wct10EvMgBiAzQh-AJbutDZZ70GUrRiDH0qpA7Z0sND8tb0PrSYjCSIGytzpHPerDvrCxaenepkvDjkZA_urv2f0/s320/Careers.png" width="266" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: x-small;"><span style="line-height: 18.4px;"><i>Love [..] </i></span></span><i style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: small; line-height: 18.4px;">I don't need it, but I'll take what I want from your heart</i></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: x-small;"><span style="line-height: 18.4px;"><i>And I'll keep it in a bag, in a box [...]</i></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: x-small;"><span style="line-height: 18.4px;"><i>Gimme more, gimme more, gimme more</i></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
</div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: x-small;"><span style="line-height: 18.4px;"><i>Shut up and sing it with me</i></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: x-small;"><span style="line-height: 18.4px;"><i> Na Na Na, My Chemical Romance</i></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;"><span style="font-size: large;">CLOVE<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Para
cualquier tributo profesional, o al menos para cualquiera que venga del
Distrito 2, el día anterior a los Juegos es un día aburridamente fácil.
Mientras que en los pisos superiores puedo imaginarme a mis rivales peleándose
por calzar tacones, o tratando de no tropezarse con las largas faldas de los
vestidos de gala, nosotros llevamos practicando todo ello desde mucho antes,
con aquellos insufribles entrenamientos de protocolo invernales. En mi caso
particular, no sólo cuento con la experiencia que me proporcionó el Centro (y
que ya me ha evitado tener que trazarme un perfil de cara al público); sino que
además, llevo a mi espalda años y años de convivencia con una hermana como
Bethany, obsesionada por los vestidos, la belleza, y todo aquello que el resto
de gente a nuestro alrededor (yo la primera), considera intrascendente hasta
decir basta. El baile que practiqué de pequeña me dio suficiente gracilidad
para no parecer torpe, hay preguntas que he ensayado hasta aprender de memoria,
domino a la perfección la sonrisa de niña buena con una pizca de sarcasmo...<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Pero,
en primer lugar, ni en mil años me habría esperado llegar a este día con una
incomodidad tan irritante en la cara interna de los muslos; y sobretodo, jamás
habría sido capaz de imaginar que mi mentora se quedaría mirándome fijamente
sin decir palabra desde el momento en que Lunnette salió de la sala.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Hace
quince minutos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Por
tercera vez, trato de devolverle la mirada esperando a que reaccione, pero hoy
la implacabilidad de sus ojos de hielo es superior a mis fuerzas. Aburrida,
enfadada, y sintiendo pinchazos cada vez que intento recolocarme en mi asiento,
suspiro por fin.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-No
vamos a hacer nada hasta que te lo diga, ¿verdad?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Ella
se encoge de hombros sin dejar de observarme.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-Es
por tu propio beneficio. –responde con un tono peligrosamente calmado. Suspiro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-Lyme...<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-No
puedo proteger a alguien sin saber qué mierda le mueve a acostarse con un chico
que en una semana podría estar clavándole una espada en el estómago.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Un
segundo… ¿Qué?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-Espera,
¿tú..? Pero…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-Mira,
Clove, voy a hacerte una confesión con la intención de asentar un precedente en
el resto de la conversación, ¿vale? Soy insomne desde que gané mis Juegos, así
que te puedes imaginar mi no tan grande sorpresa cuando ayer, al salir de mi
cuarto para dar una vuelta, empecé a oír los gemidos muy poco contenidos de dos
adolescentes hormonados… ¡Surgiendo de la puerta de mi tributo, la que asegura
que entre ella y su compañero de Distrito no hay ni ha habido nada! –concluye
con sarcasmo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Yo
permanezco callada, más que nada porque, por una vez, no sé qué decir; pero
está claro que Lyme lleva deseando hacer esto desde que nos conocimos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">–Oye,
que quizá el chico del Distrito 1 tiene un deslumbrante atractivo que yo no he
encontrado, o puede que estuvieses ensayando un número de imitación del ritual
de apareamiento de algún muto como estrategia defensiva, aunque hay algo,
llámalo sexto sentido, que me dice que no es así. ¿Me equivoco?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Desvío
la mirada al suelo, apelando a toda mi fuerza de voluntad para no levantarme
ahora mismo y pegarle un puñetazo; sin embargo, por poco que me apetezca hablar
de ello, está claro que, al menos a mi mentora, ya no puedo ocultárselo por más
tiempo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-Está
bien, sí; ayer lo hicimos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-¡No!
¿En serio? –exclama, echando la vista al cielo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Yo
la fulmino con la mirada, pero ella, como toda reacción, modera ligeramente el
sarcasmo de su voz.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-¿Fue
la primera vez?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-Sí.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Lyme
parpadea una milésima de segundo más despacio de lo normal.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-Vaya,
pues tal y como sois y con vuestra edad… En fin, voy a decir que te traigan una
pastilla, debes de estar bastante molesta con el dolor. ¿Él también era…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-A
no ser que en los últimos tres meses haya conocido a alguna –me muerdo el labio
para evitar decir la palabra que se me pasa por la mente -…chica dispuesta, de
la que yo no haya sabido, sí.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Es
entonces cuando mi mentora pierde, por primera vez en toda la mañana, su
actitud de conocedora de la verdad absoluta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-¿Tres
meses?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Y
se lo cuento todo. Bueno, no, todo no; me ahorro los detalles cursis, las
partes más íntimas o las más escabrosas, como el día en que Dock murió y yo
lloré por primera vez en mucho tiempo, o que su padre intentó matarme, por
ejemplo. Le digo que hemos sido muy amigos desde que yo entré en el Centro,
hace cuatro años, y que en ese tiempo hemos tenido una relación en la que tan
pronto somos inseparables, como dejamos de hablarnos durante meses, de
“desintoxicarnos del otro”. Hablo de que me salvó la vida, de que luego me la
“quitó” en el entrenamiento de campo, de nuestra vuelta juntos pero evitando
ante todo cualquier cariño excesivo, cualquier gesto que hiciese nuestra
relación más íntima, en el sentido menos físico de la palabra, y que consiguió
durar un año entero…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-Hasta
que hace tres meses, casi que… De repente, sucedió algo. Él dijo lo que me
volvió a decir anoche: que nuestra relación es peligrosa, que es dañina y
destructiva aunque… -trato de mantener el tono sereno, pese a que por dentro
noto cómo mi voz pide a gritos quebrarse -Bueno, quizás es que se cansó,
simplemente. Me dejó de hablar. Se cambió de grupo de entrenamiento. Cortó
todos los lazos que le unían conmigo y la siguiente vez que me dirigió la
palabra fue en el momento en que los dos salimos elegidos. “Felices Juegos,
Clove” –repito con ironía.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Por
suerte, Lyme ha vuelto a ser la mentora que ha sido todo este tiempo, fría,
seria, objetiva, no sarcástica ni irritada por tener que lidiar con una
adolescente que dificulta su propia supervivencia. Se queda callada un minuto,
por respeto, ya que las dos sabemos cuál es la pregunta que va hacer ahora; sin
embargo, yo ya he soltado la peor parte, la que me atormenta desde el día en
que me dejó, así que, si he sido capaz de contarle esto, puedo contárselo todo
sin miedo en cuanto su minuto de silencio concluye.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-Y
entonces, ¿qué pasó ayer?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-Cato
nunca ha sido una persona tranquila.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">“Estuvo
a punto de ahogarme el día que le conocí.”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-Le
dan ataques de rabia con facilidad, y el éxito que está consiguiendo la niñata
del Distrito 12 le pone histérico. Pero desde que entreno con él, siempre que
ha pasado estaba yo, o al menos Hayden…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-¿La
hija de Dart y Pansy?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Asiento.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-Nos
encargamos de calmarle, siempre, y ayer no fue una excepción: vino a mi cuarto,
me dijo que necesitaba tranquilizarse y… Bueno, el resto ya lo oíste.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Lo
veo venir en su mirada, pero eso no hace menos humillante el chaparrón.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-¿Me
estás diciendo que perdiste la virginidad para evitar que un chico rompiese un
puñado de cristales?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-¡No!
–grito enseguida -Bueno, puede… No, ¡no! –bufo –Mira, en primer lugar, el
concepto de la virginidad está muy sobrevalorado, ¿vale?; en segundo lugar, no
habría sido “un puñado de cristales” sino un brazo o si hubiese podido,
probablemente un cuello; y en tercer lugar… <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Claro,
en tercer lugar, está el problema. Que él decidió que se olvidaría de mí: “no
va a significar nada”, lo dejó muy claro. Pero yo también decidí que no puedo
dejar atrás todo lo que hemos vivido, porque es algo tan propio de mí como
lanzar cuchillos y, en cierto modo, hay algo que se resiste a creer que Cato sí.
Y me da vergüenza admitirlo delante de mi mentora, de cualquiera que no sea yo
misma, porque va en contra de todo lo que significa ser profesional, pero si
sigo dándole vueltas, sin saber ni siquiera la respuesta a esa pregunta que he
querido hacerle a él, y que estoy entendiendo cómo formular, va a acabar
conmigo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-Créeme,
Lyme, yo también veo que esto no es natural, que es raro, que te perjudica a ti
en tu trabajo y a mí en mi objetivo de ganar los Juegos. Así que tengo que
hablarlo con él, a solas, para poder dejar de dudar y centrarme, y saber qué
significa para los dos todo lo que nos ha pasado. ¿Puedes ayudarme?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Lyme
cruza los brazos, meditativa. Frunce el ceño, lo que interpreto como un gesto
que señala que, efectivamente, a sus ojos me estoy volviendo una bola de
sentimientos que en nada se parece a esa chica con la que he soñado ser desde
que tenía ocho años, y que tengo que aprender a resolverlo yo solita; sin
embargo, finalmente, ella relaja la expresión y responde:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-Tú
misma lo has dicho: que estés más centrada en tu relación con Cato que en ganar
interfiere con la meta de las dos, y no puedo permitir que eso suceda. Esta
noche, al final de la cena. Aprovecha el tiempo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Suspiro,
nerviosa pero aliviada de haber sacado algo positivo de este rato. Miro la
hora: toca parar para comer, y poco después Regina y el equipo de preparación
llegarán para ponerme todo lo guapa que puedan de cara a las entrevistas; menos
mal que tengo las preguntas de Caesar casi memorizadas. Me levanto, sin poder
contener una mueca de incomodidad (espero que durante la comida llegue la
famosa pastilla) y cojo el pomo de la puerta…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-¿Clove?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Me
giro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-¿Sí?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-Ya
te dije que no sois la primera relación que conocía, así que ten cuidado: a
veces las explicaciones pueden dejar la cosa peor de lo que ya estaba.<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="tab-stops: 157.6pt 294.1pt; text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">***<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="tab-stops: 157.6pt 294.1pt; text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;"><span style="font-size: large;">CATO</span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Es
un traje.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Tampoco
es que me esperase nada diferente, claro, así que por esta vez, me guardo las
ganas de romperle la cara a Quio cuando aparece con mi vestuario de la noche.
Después de horas con el equipo de preparación echándome mil y una cremas,
retocando mis uñas y hasta maquillándome, la verdad es que me alivia poder
deshacerme de la bata de papel que me han hecho llevar y ponerme ropa de
verdad. Como si fuera un niño pequeño, me abotonan la camisa, me ponen el
pantalón y el cinturón, ayudan a calzarme los lustrosos zapatos y, finalmente,
se encargan de que hasta las mangas de la chaqueta plateada queden dobladas
exactamente por el mismo punto. Suelto los dos últimos botones, agobiantes, sin
que me den la orden, pero nadie se atreve a decirme nada; supongo que después
de la escena que monté el día del Desfile, todos han quedado prevenidos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Así
que me observo en el espejo de cuerpo entero que hay frente a mí, satisfecho con
la imagen que me devuelve: para empezar, esta vez no llevo falda, lo cual ya es
un gran avance con respecto al comienzo de la semana; además, el contraste del
vestuario, enteramente negro, con la chaqueta plateada, me hace parecer
amenazador, pero no excesivamente serio. Practico mi mueca de depredador un
segundo y salgo de mi cuarto, seguido de todo el equipo de preparación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Frente
al ascensor, nos encontramos con los dos mentores y Lunnette, quien parece
haber desplegado todo su arsenal de extravagancias para la ocasión. Justo
cuando empiezo a impacientarme, Clove y su equipo de preparación entran en la
sala, y el ascensor se abre para llevarnos directamente al plató de las
entrevistas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">A
ella no le gusta su vestido, lo sé sólo con mirarla. Tampoco es que me extrañe:
armoniza de manera extraña tules, muchas capas de tela, lazos y un color naranja
demasiado cálido para alguien tan frío como la chica de los cuchillos; si Clove
hubiese hecho una lista con las cosas
que no querría en un vestido, estoy seguro de que todas ellas habrían aparecido.
Sin embargo, yo no puede evitar verla guapa. Preciosa, para qué negarlo: tan
preciosa como cuando entrena y su mirada se vuelve casi felina, como cuando
lleva los vestidos de su hermana a las Cosechas, como anoche, con el camisón… y
sin él.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Aunque,
por supuesto, no seré yo quien se lo diga. Ya bastantes errores cometí al ir a
buscarla ayer, y no pienso echar por tierra todos mis esfuerzos en menos de dos
días.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Por
eso, tan sólo le dedico una media sonrisa al verla, y en cuanto las puertas se
abren y Glimmer aparece delante de nosotros, no me corto un pelo en observarla
de arriba abajo, como sé que ella quiere que haga. El vestido es
semi-transparente y tan corto que hace que sus piernas, ya largas de por sí, se
vuelvan kilométricas. El maquillaje de Clove era fácil de ver, pero Glimmer lo
ha llevado a todo un nuevo nivel, con una gruesa línea negra con destellos
dorados enmarcando sus ojos verdes; en cuanto me ve, no pierde un segundo en
acercarse y pasarme el brazo por la cintura, de una manera casi posesiva.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">“El
problema es que te has equivocado de piso: Glimmer está uno más abajo.”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Contengo
un respingo cuando esas palabras vuelven a mi cabeza repentinamente. Echo un
nuevo vistazo, esta vez más sutil, a la bomba de pelo rubio y piernas largas
que tengo a mi lado y mi cuerpo se separa un poco de ella inconscientemente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">“Glimmer
es muy pesada y está buenísima, pero sé ver una estrategia a kilómetros y lo
suyo, claramente lo es. No me importaría pasar un buen rato con ella…”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Tampoco
tuve que fingir ni una palabra al decir eso. Joder, tendría que estar ciego
para que me molestase lo más mínimo tener que pasar una noche con una chica
como ella, pese a que nadie se creería que sus intenciones pegándose tanto a mí
son buenas. Sin embargo, en pleno ataque de rabia, Glimmer ni se me pasó por la
cabeza, mientras que Clove, y su piel blanca, y su cuerpo diminuto, y su pelo
negro e inacabable…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Sacudo
la cabeza, tratando de alejar unos pensamientos que se están acercando
peligrosamente a los recuerdos de ayer por la noche. Las cámaras están a punto
de comenzar a retransmitir y necesito estar centrado en mi pose, no en
controlar que mis hormonas me jueguen una mala pasada, así que, cuando Caesar
entra en el plató, me separo de Glimmer, evito con todas mis fuerzas mirar a
Clove, y tomo el sitio que me corresponde.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">En
cuanto la última maquilladora aplica una capa final de turquesa a los párpados
de Flickerman, el lugar se transforma y el show comienza. El presentador saluda
a la audiencia con su tono animado, todo un despliegue de brillos, sonrisas
blancas y turquesa, turquesa allá donde mires. En apenas un par de minutos ya
está presentando a Glimmer y esta sale al escenario, con su vestido dorado
arrancando “ohs” a todo el público. Echo un rápido vistazo a mi vestuario,
simple y sobrio en comparación: espero que mi actitud brutal sea suficiente
para eclipsarla algo que, claramente, no sucede con Marvel, quien pasa
prácticamente desapercibido hasta que, cuando me quiero dar cuenta, ya es el turno
de Clove.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Sarcasmo
con una pizca de dulzura; lo decidió cuando tenía doce años, y desde entonces
no ha cambiado ese perfil. Responde a las preguntas con una elegancia natural,
fría pero empática al mismo tiempo, y todo lo lejos que se puede estar de la
avasalladora exuberancia de Glimmer. El vestido es largo hasta los pies, pero
al cruzar las piernas deja asomar el taconazo que lleva y parte de su pierna
perfectamente esculpida, con lo que siento una oleada de calor extenderse por
mi cuerpo…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Basta.
Desvío la mirada de Clove, en una lucha con mi propio cuerpo, y me repito
mentalmente las preguntas de Caesar, tratando de olvidar todo lo relativo a
ella hasta que el presentador me llama y tomo el relevo de mi compañera.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Al
pasar junto a Clove, su aliento cálido me roza el cuello, y no puedo evitar
contener un escalofrío; doy la mano a Caesar casi en un sueño, porque el recuerdo
de su piel contra la mía empieza a apoderarse nuevamente de mi mente,
incitándome a perderme justo en el momento menos oportuno, delante de un montón
de gente que podrían ser mis potenciales patrocinadores y que se han quedado
todos en silencio de repente, como, como…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Como
esperando una respuesta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Mierda.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Caesar
me está mirando fijamente, pero parece leer el apuro en mis ojos cuando el
silencio se alarga unos segundos más de lo necesario.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-¡Bueno!
–exclama sin dejar de sonreír – parece que ser uno de los favoritos no hace que
quedes menos deslumbrado por el estupendo look del presentador, ¿verdad, Cato?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">La
tensión del público se relaja, y yo aprovecho la oportunidad que me ha dejado
para reengancharme al ritmo de la entrevista.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-Qué
puedo decirte, Caesar –respondo con humor pese a no abandonar la actitud de
campeón –ha sido sonreírme y no he podido pensar más que en turquesa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Flickerman
se ríe de mi comentario y, desde ese momento, consigo permanecer lo
suficientemente centrado para terminar los tres minutos de entrevista sin
volver a quedarme en blanco, e incluso logrando proyectar la imagen que tanto
tiempo he trabajado. El zumbido suena, y vuelvo a mi sitio sin relajar la
postura hasta que me siento y soy incapaz de no mover las piernas, tan nervioso
como estoy. Si necesitaba alguna prueba más de que hice bien en dejar de hablar
a Clove, y que lo de ayer fue un error garrafal, ha sido esta: me trastorna
tanto que he estado a medio paso de perder una entrevista que supone mi última
baza para avanzar en las apuestas antes de los Juegos, todo, ¿por qué? ¿Por una
noche que no tendría que haber significado nada? ¿Por tenerla delante, aunque
ni siquiera hablemos? No; no merece la pena perderlo todo por algo que a lo
largo de los años nos ha traído más sufrimientos que alegría. Hayden me lo dijo
con catorce años y yo no lo quise creer, pero es verdad: somos profesionales y
los profesionales no quieren. A nadie. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Miro
a Clove con la firme intención de que sea la última vez que lo haga con dudas;
sin embargo, la cara que ella está poniendo en ese momento hace que mi atención
se desvíe por fin de mi monólogo interno y vuelva al público.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">La
“chica en llamas” está haciendo honor a su ridículo nombre mientras da vueltas
como una idiota, rodeada de fuego por todos lados. Yo personalmente sólo deseo
que se incendie de una maldita vez, pero el público no parece opinar lo mismo:
apenas se oye la siguiente pregunta de Caesar entre las ovaciones y, para
cuando mi primera víctima declarada sale del escenario, me rechinan los dientes
inevitablemente. Trato de inspirar hondo, pensando que sólo queda ver al chico
del 12, y esto habrá acabado. Cenaremos, nos iremos a la cama, y mañana por la
mañana atravesaré a la niñata combustible con una espada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">No
puedo evitar una media sonrisa ante esa idea. Por otro lado, parece que a
nuestro aliado le van bien las cosas: ha adoptado una actitud relajada, y el
público no para de reír con sus respuestas, sencillas pero al parecer,
ingeniosas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-¿Un
chico guapo como tú? Tiene que haber una chica especial. Venga, ¿cómo se llama?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-Bueno,
hay una chica –responde él, suspirando.
-Llevo enamorado de ella desde que tengo uso de razón, pero estoy
bastante seguro de que ella no sabía nada de mí hasta la Cosecha.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">No.
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Tiene
que estar de coña. ¿Me estás diciendo que, después de todo lo que he hecho,
después de mi debate interno hace apenas unos segundos, ahora resulta que me he
aliado con un maldito crío enamorado? La rabia que no había terminado de
disiparse vuelve a recorrerme, poco a poco…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-¿Tiene
a otro? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-No
lo sé, aunque les gusta a muchos chicos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-Entonces
te diré lo que tienes que hacer: gana y vuelve a casa. Así no podrá rechazarte,
¿eh?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-Creo
que no funcionaría. –rara vez funciona cuando sabes que vas a acabar muerto, y
espérate que no sea a mis manos -Ganar... no ayudará, en mi caso.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-¿Por
qué no? -pregunta Caesar, perplejo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-Porque...
–empieza a balbucear. Sí, venga lúcete, sólo te faltaría decir que…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">-Porque...
ella está aquí conmigo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Noto
cómo la mandíbula de todos los presentes se desencaja al unísono.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">Venga,
hombre, no me jodas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="tab-stops: 157.6pt 294.1pt; text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;"><span style="font-size: large;">FIN DEL CAPÍTULO 37</span><span style="font-size: 14pt;"><o:p></o:p></span></span></div>
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 14.0pt; line-height: 115%;"><br clear="all" style="mso-special-character: line-break; page-break-before: always;" />
</span>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 14.0pt; line-height: 115%;"> </span><span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;">¡Y esto es todo por hoy, amig@s! ¿Os ha gustado el capítulo? ¿Os imaginabais así las entrevistas? ¿Os hubiese gustado profundizar un poco más en lo que respondieron Cato y Clove? ¡Todo esto me lo podéis dejar en un comentario!</span></div>
Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-44165518221592615142016-03-12T10:56:00.000-08:002016-03-20T12:30:33.155-07:00Capítulo 36: When it's half past five<!--[if gte mso 9]><xml>
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<![endif]--><span style="font-size: small;">¡Hola, hola, tributillos! Un mes más, aquí está otro capitulillo para acercarnos un poco más a los Juegos (se me está haciendo eterno hasta a mí xD). ¡Espero que os guste!</span><br />
<span style="font-size: small;">¡Ah! Aviso para navegantes: este capítulo contiene escenas subiditas de tono, así que si sois especialmente susceptibles a ese respecto, os recomiendo no leerlo :). Anyway, ¡aquí está! </span><br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;"><span style="font-size: x-small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></div>
<a name='more'></a><!--more--><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;"><span style="font-size: x-small;"><span style="font-family: inherit;"></span></span></span></span><br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;"><span style="font-size: x-small;"><span style="font-family: inherit;"></span></span></span></span></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;"><span style="font-size: x-small;"><span style="font-family: inherit;"></span></span></span></span></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;"><span style="font-size: x-small;"><span style="font-family: inherit;"><i></i></span></span></span></span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;"><span style="font-size: x-small;"><span style="font-family: inherit;"><i></i></span></span></span></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;"><span style="font-size: x-small;"><i><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgB_sbFE5o0XDlm-vVGbjpneQ3nDAOXx48Gan9A_KeII30hkiTeIxn6GfJuWnvlfPyR3fnNeg7Ceuo_hg5QPuiTwBW6c29gGLcUPwcT-0QCZvP8_VwKwMPTBqsu1fQbsQd3H4ZJ6SWbY0M/s1600/Lovers+bad+photo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="281" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgB_sbFE5o0XDlm-vVGbjpneQ3nDAOXx48Gan9A_KeII30hkiTeIxn6GfJuWnvlfPyR3fnNeg7Ceuo_hg5QPuiTwBW6c29gGLcUPwcT-0QCZvP8_VwKwMPTBqsu1fQbsQd3H4ZJ6SWbY0M/s320/Lovers+bad+photo.jpg" width="320" /></a></i></span></span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;"><span style="font-size: x-small;"><span style="font-family: inherit;"></span></span></span></span></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><span style="line-height: 27.6px;"><i>I only fuck you when it's half past five</i></span></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><span style="line-height: 27.6px;"><i>The only time I'd ever call you mine</i></span></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><span style="line-height: 27.6px;"><i>I only love it when you touch me, not feel me</i></span></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><span style="line-height: 27.6px;"><i>When I'm fucked up, that's the real me</i></span></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><span style="line-height: 27.6px;"><i>When I'm fucked up, that's the real me, babe</i></span></span><br />
<div>
<i>The Hills, The Weeknd</i></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;">CATO</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">“Un
minuto” me digo a mí mismo. “Sólo un minuto más sentado y se acabó, sacarán las
notas, comprobaré que soy el mejor, que he roto una barrera más en el camino a
ganar los Juegos y podré levantarme de este maldito sillón...”</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Pero
antes de que me dé cuenta vuelvo a estar de pie, dando vueltas alrededor del
comedor para exasperación de Brutus.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Chico,
es la sexta vez que te levantas en los últimos diez minutos. Haz el favor, y
estat…</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-No
puedo, ¿vale? –interrumpo casi a gritos.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">La
mirada de mi mentor se vuelve repentinamente dura.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Controla
ese tono, chico.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Inspiro
con fuerza para evitar contestar. Vale, es verdad: hasta yo mismo he notado
que, desde el bodrio del Desfile, salto con más facilidad de lo que es habitual
al más mínimo comentario pero, ¿acaso se me puede recriminar? Estamos, no sólo
en una competición a vida o muerte, sino viviendo el que ha sido mi sueño desde
que tengo memoria; es normal que trate por todos los medios de dejar claro
quién es el campeón, y que ratos de espera como este me pongan absolutamente de
los nervios.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Ya
la cena se me ha hecho eterna. He engullido la sopa de pescado antes de que los
avox que llevaban la fuente se retirasen de la mesa, con las costillas de cerdo
que han seguido a la sopa ha sucedido exactamente lo mismo y cuando yo ya
estaba a punto de terminar el postre, Clove todavía no se había servido el
segundo plato. He tenido que esperar a que todos los demás acabasen con su
comida, y ni aún eso me ha parecido tan insoportable como los quince minutos
que llevamos en el salón, esperando a que la cuenta atrás que aparece en
nuestra pantalla pase del seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno…</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-¡Bienvenidos,
telespectadores de Panem!</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Oír
la voz de Caesar Flickerman me atrae como un imán al asiento; escucho una
risilla ahogada de Lunnette, pero no le presto atención: mis sentidos están
puestos en la imagen que hay frente a mí.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Bienvenidos
un año más a nuestra segunda toma de contacto con los valientes jóvenes a los
que, dentro de dos días, veremos competir a muerte por el orgullo de llevar a
su Distrito toda la gloria y el honor posibles. Durante el día de hoy, nuestros
capacitados Vigilantes han estado observando, uno a uno y minuciosamente…</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-O
al menos antes de que el vino se les subiera a la cabeza –comenta Brutus.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-…a
los veinticuatro participantes. Como ya saben, el contenido de estas
exhibiciones se mantiene en secreto para favorecer la espectacularidad de los
Juegos, pero eso no significa que no tengamos una valoración a la que
atenernos.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Flickerman
aprovecha el momento en que un avox aparece por el lateral de la pantalla con
un sobre para deslumbrarnos a todos con una sonrisa dolorosamente blanca. Miro
a ambos lados y compruebo que Clove, aunque trata de aparentar tranquilidad, no
puede dejar de tamborilear con los dedos.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-¡Muchas
gracias! Sin más preámbulos, aquí están las puntuaciones:</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Primero
van Marvel y Glimmer que sacan respectivamente un 9 y un 8. Me pregunto qué
clase de artimañas habrá empleado Glimmer, porque si sus capacidades con las
armas se parecen a las que me demostró a mí, un 8 es una nota sorprendentemente
alta.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Mi
puntuación aparece la siguiente, seguida de la de Clove, y puedo relajar los
músculos por primera vez en el día de hoy: 10 los dos. Es una nota buenísima,
aunque por supuesto mi demostración no era para menos, y noto cómo la sonrisa
orgullosa florece en mi cara cuando las puntuaciones de Tamina y Xack (un 9 y
un 5) me revelan como la mejor valoración del grupo profesional y por ende,
probablemente de todos los Juegos; es verdad, Clove ha sacado la misma nota, y
en cierto modo eso me fastidia, pero no nos vamos a engañar: yo sé lo peligrosa
que puede llegar a ser, pero el resto no, y es tan pequeña que a mi lado, casi
desaparecerá…</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Además
de que, en el remoto caso de que no gane esto, estaría bien que lo hiciera
alguien de casa, ¿no?</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">A
partir del Distrito 4, me quedo a ver las puntuaciones más por obligación que
por ganas, con lo que no retengo casi ninguna en mi mente: el chico grandullón
del Distrito 11 saca una nota bastante decente, y me sorprende ver que su
compañera, la cría, no se queda muy atrás; le sigue el tributo del 12, que
iguala la nota de Glimmer con un 8 nada desdeñable…</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-¿Hablaste
con su mentor? –pregunto a Brutus.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Haymitch
es un tipo complicado, pero se lo dijo a su protegido y al final han cedido; yo
me andaría con cuidado por si acaso, pero por ahora es uno de los vuestros.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Sonrío
satisfecho. Todo lo relativo al entrenamiento está saliendo a la perfección: he
impuesto mi autoridad dentro del grupo profesional, tenemos al aliado que yo he
elegido, la nota que me han dado es la más alta hasta ahora y sólo falta por
decir que a la idiota combustible del Doce ha sacado…</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Un
once.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Once.
ON – CE. 11. Los dos números aparecen delante de mí de una forma que parece
irreal. Noto que todos giran la cabeza para mirarme pero yo soy incapaz de moverme,
de reaccionar, pudiendo solamente sentir cómo el fuego crece dentro de mí,
imparable, extendiéndose desde mis vísceras hasta el resto del cuerpo. Se me
nubla la vista y todo se vuelve a ratos blanco, negro, blanco, negro…</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Cato…
-dice Lunnette.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Y
con ello, activa el botón.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-¡PUTA
NIÑATA! –rujo con todas mis fuerzas mientras clavo el puño en la mesa de café
que tengo enfrente. El dolor hace que mi rabia se libere parcialmente, pero no
es suficiente. – ¡La voy a matar, voy a acabar con ella en cuanto uno de sus
putos pies llenos de mierda pise la Arena. ¡LA VOY A MATAR!</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Sigo
pegando puños y patadas al aire y a todos los objetos que me encuentro de por
medio sintiendo, como en otra realidad, que Brutus me empuja hasta mi cuarto
ante la mirado aterrorizada de Lunnette.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Trata
de pegar a las almohadas y no romper nada más, chico. –dice cuando hemos
llegado, cerrando la puerta tras de él de un portazo.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Por
supuesto, no le hago ningún caso. Estrello jarrones contra el espejo del baño y
me lleno las manos de sangre; pego puñetazos a la pared, incansablemente, pero
esta no es como la de mi casa y no se abre un boquete; muerdo la sábanos y
grito tan fuerte como puedo pero, por alguna razón, nada de eso es suficiente.
No es el primer ataque de ira que me entra, y siempre he conseguido calmarme a
base de golpes así que, ¿por qué ahora no? ¿Qué ha habido todas las otras veces
que esta no…?</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Oh,
claro. La respuesta se encuentra en la puerta de al lado.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Así
que ignoro la vocecilla en mi cabeza que me advierte de que me va a mandar a la
mierda y salgo del cuarto con paso firme. Fuera, el pasillo está a oscuras, por
lo que todos han debido de acostarse ya, pero me da igual: aporreo la puerta de
Clove y estoy a punto de ponerme a gritar su nombre cuando abre, en pijama y
con cara de pocos amigos.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Necesito
calmarme.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Arquea
una ceja.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-No
me digas.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Y
para calmarme te necesito a ti.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Vaya.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Suelto
un gruñido exasperado.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Pero,
¿qué coño te pasa?</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Pues
mira, quizás tenga algo que ver con que estaba a punto de quedarme dormida
cuando alguien se ha propuesto echar mi puerta abajo…</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Bah,
la verdad es que no me importa lo más mínimo; en un gesto brusco tiro de ella
hacia mí y la beso descargando toda la rabia
que puedo en el contacto de nuestros labios, cogiendo su cara con una
mano para acercarla más a la mía…</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Y
experimentado una sensación de déja vu cuando oigo la palma de su mano impactar
contra mi cara. Me separa de sí misma con un empujón que apenas me hace
cosquillas, pero que refleja lo mismo que sus ojos llameantes.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-¡Perdóname,
pero la pregunta es qué coño te pasa a ti! –sisea. -¿A qué se supone que ha
venido esto?</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-¡Te
he dicho que necesito relajarme! En el Dos funcionaba, así que no entiendo por
qué no va a funcionar aquí.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Su
cara se llena de incomprensión un milisegundo antes de que el sarcasmo inunde
sus facciones con una fuerza renovada.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Ah,
ya entiendo. El problema es que te has equivocado de piso: Glimmer está uno más
abajo.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Reprimo
las ganas de pegarle un puñetazo. Lo que yo quiero es liberarme de la tensión
que me está comiendo vivo, no empezar una discusión que me ponga más nervioso.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-¿Qué
tiene ella que ver con todo esto?</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Ah,
no lo sé. Pero después de que hayáis pasado todo el tiempo juntos y del beso de
ayer, supongo que ella te vendrá mejor que yo para estos menesteres.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Espera…
¿El beso?</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-¿Lo
dices por eso, en serio? –pongo la vista en blanco, cambiando el peso de un pie
a otro para aliviar la tensión. –Mira, no te voy a mentir: Glimmer es muy
pesada y está buenísima, pero sé ver una estrategia a kilómetros y lo suyo,
claramente lo es. No me importaría pasar un buen rato con ella…</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-No
me interesan lo más mínimo los detalles de vuestra hipotética vida íntima,
gracias.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Oh,
vamos, Clove, está claro que Glimmer te da exactamente igual –inspiro para
tratar de calmar la rabia porque me dé órdenes un minuto más- Mira, sé lo que
pasa.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-¿Ah,
sí?</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Sí.
Lo nuestro era autodestructivo, Clove, malo, para ti y para mí, y ahora estamos
a punto de ir juntos a la Arena; pero no hace falta que te preocupes, ¿vale? Cuando
me fui, lo hice como lo hice para que no se repitiera nunca. Esto no va a
significar nada. Sólo necesito desahogarme, y es la mejor manera que conozco.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">El
sarcasmo desaparece de la cara de Clove a medida que pronuncio esas palabras.
Veo que algo cambia en su mirada, algo casi imperceptible y que, no sé por qué,
me recuerda a la tristeza durante un instante de clara confusión. </span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-¿No
va a significar nada?</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Nada.
Te lo prometo.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Se
queda callada unos segundos, pensativa, mirándome tan seria como sólo ella
puede estarlo.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Está
bien –suspira finalmente. –“Desahógate”.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Hay
algo que no termina de convencerme de la forma en la que me lo dice, pero mi
paciencia ha alcanzado su límite así que no voy a ponerme a evaluar ahora la
validez moral de mis actos.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Dios,
gracias. –murmuro antes de entrar en el cuarto junto a ella y echar el
pestillo.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">En
cuanto los dos estamos completamente solos, la empujo hasta que su espalda
choca contra la pared y empiezo a besarla con toda la dureza de la que soy
capaz. Al principio ella está tensa, como si hiciese esto por pura obligación,
pero no tarda en rendirse a lo inevitable y responder con toda su fuerza a la
rudeza de mi tacto, pasando las manos por mi pelo como hace prácticamente desde
el primer beso de verdad que nos dimos. Absorbido por la rabia, muerdo su labio
hasta hacerlo sangrar, lo que provoca que, al son de un gemido, ella clave las
uñas aún más en mi cuero cabelludo, casi hasta dejarme marca. Se agarra a mí
con las dos manos, tratando de imponer su propio ritmo mientras mis caderas se
mueven, acercándose a ella por un instinto casi animal, y dejando a Clove la
oportunidad de ser quien guíe y reine sobre nosotros; pero yo no soporto perder
el poder, así que tardo décimas de segundo en coger sus dos muñecas con una
mano y llevarlas sobre su cabeza, donde quedan inutilizables.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Eh
–trata de quejarse entre exhalaciones – si el favor te lo hago yo, -jadeo -¿por
qué tienes que mandar tú?</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Porque
por desgracia –respondo con voz ronca –soy el más fuerte y el menos prudente de
los dos.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Y
con esto continúo besándola, pasando mi boca por su cuello y succionando
mientras ella permanece pegada a la pared, jadeando e incapaz de moverse más
allá de lo que yo le permito. Poniéndome a mil al ser tan pequeña, tan
manipulable por la enormidad de mi cuerpo, y haciendo que la puntuación de esa
niña idiota quede en un pasado muy remoto.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">En
un momento dado la aúpo hasta que sus piernas rodean mi cintura, y puedo
detenerme a pasarle la mano por todo el cuerpo sin ningún impedimento. Clove
comienza a morder el lóbulo de mi oreja mientras yo recorro con mis dedos sus
pechos por encima de la ridículamente fina camisa del pijama, recreándome en
las sensaciones, en su aliento caliente en mi cuello y el tacto de su piel por
todas partes…</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Y
ya no puedo aguantar más. La tiro a su cama como si fuese un fardo, y antes de
que a ella le dé tiempo a revolverse, la inmovilizo nuevamente para disfrutar otra
vez de la sensación de control. Trato de volver a cogerle las muñecas por
encima de la cabeza, pero la necesidad de tocarla tarda poco en impedírmelo así
que me conformo con aplastarla con mi peso para limitar sus movimientos a los
que yo quiera. Desde abajo protesta, pero no podría importarme más: a lo largo
de los años me ha demostrado cuánto odia que la traten como a una escultura de
cristal, frágil y necesitada de cuidados; como a mí, si no tiene un componente
primitivo, a Clove no le pone.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Así
que la recorro con las manos una y otra vez, arriba y abajo, sintiendo cómo el
enfado se va convirtiendo en una exigencia física muy diferente y me urge,
imposible contentarme con lo que he obtenido hasta ahora, a pasarle la camisa
de seda por encima de la cabeza con tanta fuerza que oigo desgarrarse la tela.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Un
momento ínfimo de lapsus me asola al darme cuenta de que no lleva sujetador,
momento que Clove aprovecha para arrancarme también la camiseta y tirarla al
suelo. Por supuesto, estaba lista para irse a la cama y el sujetador debe de
ser realmente incómodo a la hora de acostarse, pero no puedo evitar pensar,
mientras vuelvo a besarla, a jugar tentativamente con la cinturilla del
pantalón y ella pega su torso, completamente desnudo, al mío, que lo más cerca
que hemos llegado a estar de esta situación fue el día de su cumpleaños.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">No
quiero que se me malinterprete: tampoco es que ninguno de los dos tuviese un
especial respeto al concepto de la virginidad y, de hecho, encontrábamos otras
formas de pasarlo bien mucho más cuestionables que el sexo sin más. Si no lo
llegamos a hacer fue porque, simplemente, nunca hubo un momento: no teníamos
tiempo ni dinero para buscar un sitio recogido, en mi casa estaba la amenaza constante
de mi padre, o bien borracho o bien de resaca, y en la suya, con su madre sin
empleo y la relación sujeta con pinzas con su padre, la situación era mucho
peor. Además, por supuesto, de que encontrar métodos para prevenir accidentes
que sean legales y sobretodo, seguros en el Dos no es algo fácil...</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Pero
llevo estudiando todo lo relativo a los Juegos desde que tengo memoria, y ya de
bien pequeño se me quedó grabado los múltiples efectos de las pastillas que hacían que los chicos,
por muy mayores que me pareciesen entonces, no tuvieran el más leve rastro de
barba. O que, como me descubrió Hayden en un día no muy agradable, evitaban que
las chicas sangrasen durante la competición, una (palabras textuales) “clara
desventaja para la supervivencia y algo verdaderamente antiestético”.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Así
que me recupero rápidamente del impacto que supone ver a Clove medio desnuda y
tardo poco en terminar la tarea, bajando su pantalón y llevándome la escueta
ropa interior por el camino en un gesto rápido y casi animal. Ella tarda menos
de un instante en comprender mis intenciones y clava sus uñas en mi espalda con
fuerza como señal de asentimiento. Dejo de tocarla un momento para liberarme yo
mismo de la ropa y vuelvo rápidamente sobre ella, huyendo de la extraña
sensación de vacío que me ha recorrido en esos segundos sin notar el tacto, el
calor y el olor de su piel. Clove abre los ojos, expectante, y veo cómo mueve
la mano para guiarme, enviándome con un gesto tan sencillo un millón de
descargas eléctricas al cerebro. Siento un ligero temblor en sus dedos, y las
palabras salen de mi boca sin que yo pueda controlarlas.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Si
te hago daño, avísame.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Me
mira con sus ojos marrones, esos ojos en los que me he perdido demasiadas
veces, y soy incapaz de ignorar la fuerza magnética que surge de ellos y que
trata de decirme algo que las palabras no pueden expresar, algo crucial pero
impronunciable.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Tú
–susurra en su lugar con un hilo de voz –hazlo y ya está.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Así
que empujo y en poco tiempo, a un ritmo que tarda en liberarse de la torpeza,
sólo soy consciente de su cuerpo y del mío y del sudor que nos une hasta que
los dos caemos derrotados encima de su cama.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Debo
de quedarme dormido, porque lo siguiente de lo que soy consciente es de que
Clove está a mi lado, desnuda y arropada por las sábanas, y de que mi brazo
está sobre ella en un ademán inconsciente, entre protector y posesivo. Sacudo
la cabeza, embotada y aturdida, y necesito unos minutos para recordar todo lo
que ha sucedido: por qué estoy aquí, por qué ninguno de los dos lleva ropa y,
sobretodo, por qué debería marcharme ahora mismo. Vuelvo a mirar el brazo que
se cierne sobre mi compañera de Distrito, mi rival a muerte dentro de dos
escasos días, y me recrimino a mí mismo lo idiota que soy por dejar que esto
pase; no el hecho de haberme acostado con ella, porque desde el momento en que
entré dejé claro que esto era sólo físico, que necesitaba relajarme un poco;
sino el que me haya quedado después, dormido, rodeando a Clove como si tuviese
que protegerla, porque eso va en contra de todo lo que he tratado conseguir en
estos últimos meses.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Y
este, por muchas razones, no es el momento para cagarla.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Así
que me levanto tan rápida y silenciosamente como puedo, recogiendo mi ropa
tirada de los diferentes rincones de la habitación y poniéndomela de la mejor
manera posible en estas circunstancias, a oscuras y evitando el más mínimo
ruido porque sé lo mucho que le cuesta dormirse a Clove una vez que ya la han
despertado. Salgo del cuarto de puntillas y me meto en el mío, aún a medio
vestir, y recriminándome lo mucho que me cuesta borrar la impresión de su
cuerpo bajo el mío de mi cabeza.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;">FIN DEL CAPÍTULO 36</span></span></span><br />
<br />
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;"> <span style="font-size: small;">¡Y es<span style="font-family: inherit;">to es <span style="font-family: inherit;">todo! Tengo bastante ca<span style="font-family: inherit;">riño a este capítulo, puesto qu<span style="font-family: inherit;">e no estaba incluido en mi idea inicial de cómo desarrollar <span style="font-family: inherit;">la historia, pero creo q<span style="font-family: inherit;">ue recoge bastante bien la esencia de lo<span style="font-family: inherit;"> que es la relación de Cato y Clove. Y <span style="font-family: inherit;">vosotros, <span style="font-family: inherit;">¿qué opináis? ¿Os ha gustado? ¿No? ¿Que<span style="font-family: inherit;">r<span style="font-family: inherit;">ría<span style="font-family: inherit;">is más escenas a<span style="font-family: inherit;">sí o todo lo contrario? Cualquier cosilla sabéis que me la pod<span style="font-family: inherit;">éis dejar en un comentario. ¡Un beso! :<span style="font-family: inherit;">D.</span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></span></div>
</div>
Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-75397323696674802932016-02-07T10:33:00.002-08:002016-02-07T10:34:16.598-08:00Capítulo 35: Young blood<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;"><span style="font-size: small;">¡Hola, hola, tributos! En primer lugar, me disculpo: querría haber subido el capítulo un poquitín antes, pero llevo unos días bastante resfriada y lo cierto es que lo que menos me apetecía era ponerme a revisar capítulos, jeje. De cualquier modo: ¡aquí está, y espero que os guste!</span></span></span></span><br />
<a name='more'></a><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;"><br /></span></span></span>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNXVMH2EQx8np6qz6t9dj3Sv5pY5HuI4FjAWz-x6bXcmGDgA2QZb6xYriM5IChh5BZVwU5kOf-ccw5Ow8dFCp1ybH8SJI5hpMO539-Rf6gVGqWW_4AcB3KRtm3bXTqNI3_YrEHszZPmdw/s1600/Sharp.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNXVMH2EQx8np6qz6t9dj3Sv5pY5HuI4FjAWz-x6bXcmGDgA2QZb6xYriM5IChh5BZVwU5kOf-ccw5Ow8dFCp1ybH8SJI5hpMO539-Rf6gVGqWW_4AcB3KRtm3bXTqNI3_YrEHszZPmdw/s320/Sharp.jpg" width="298" /> </a></span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;">
</span></span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;"><div class="MsoNormal">
<br />
<i><span style="font-size: x-small;">One maniac at a time we will take it back<br />
You know time crawls on when you're waiting for the song to start<br />
So dance alone to the beat of your heart</span></i></div>
</span></span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<i><span style="font-size: x-small;"> Phoenix, Fall out boy <span style="line-height: 115%;"></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;">CLOVE</span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Es
curioso cómo pasa el tiempo desde ese momento.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">No
sé muy bien cómo explicarlo, pero es como si, de repente, los segundos se
hiciesen horas y las horas se hiciesen segundos. Me supone un mundo esperar
hasta que todos hemos terminado de comer pero, cuando me quiero dar cuenta, es
la hora de la cena, y Lyme y Brutus reparten aún más consejos que durante las
últimas comidas de cara a las demostraciones privadas de mañana por la mañana.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-En
los Centros de Entrenamiento del Distrito, la demostración es lo único que no
se prepara porque es imposible predecir qué innovaciones van a incluir en el
Capitolio cada año; sin embargo, ya habéis visto más o menos cómo funcionan las
cosas en esta edición, y además, contáis con algunas ventajas.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Tenéis
una posición estupenda, recordadlo: no sois los primeros, así que hay un
estándar sobre el que comparar y no serán excesivamente duros, pero estáis
prácticamente al principio, por lo que no les habrá dado tiempo a emborracharse
y perder el interés.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Después
de media hora bombardeándonos soy incapaz de seguir el hilo de la conversación
por más tiempo, y comienzo a escuchar las frases tan solo a medias mientras mi
mente vuela irremediablemente a Cato, Cato, Cato y otra vez Cato. Para cuando
llega el postre ya he tomado la determinación de preguntarle nada más nos
levantemos… Aunque todavía no tengo muy claro exactamente qué es lo que quiero
preguntarle.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Da
igual: en cuanto los avox a nuestro servicio recogen el último plato de la mesa
me llevo la mano a la pulsera de Hayden (no sé por qué, me transmite algo de
calma) y voy directa hacia mi compañero de Distrito; sin embargo, antes de que sea
capaz de alcanzarle, Lyme se pone en medio de mi camino con los brazos cruzados
sobre el pecho.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-¿Estás
preparada para mañana? –pregunta.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Casi
me doy de bruces contra ella al encontrármela de repente frente a mí, pero hago
lo posible para recuperar la compostura lo más sutilmente posible.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Llevo
preparándome desde los ocho años para cada momento que ha pasado desde que
levanté la mano en la Cosecha. Está controlado.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Veo
que Cato ya tiene medio pie puesto en su habitación e intento dirigirme hacia
allí, pero mi mentora no da señales de haber acabado conmigo.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-¿Tienes
algo pensado? </span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Cuchillos,
por supuesto. –respondo rápidamente.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Pero
no lo suficiente. Suspiro exasperada al oír el portazo que me indica que, al
menos esta noche, no conseguiré hablar con él, y miro recriminatoriamente a
Lyme; aunque ella, si se da cuenta, no lo demuestra.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-¿Algo
más concreto? –consulta.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Me
resulta imposible disimular el deje de irritación en mi voz. ¿De verdad piensa
que este es el mejor momento para hablar sobre el entrenamiento?</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-No
lo sé y tampoco me preocupa; improvisaré sobre la marcha. Ahora, si me
disculpas –añado antes de parecer demasiado maleducada –creo que me voy a ir a
la cama. Me conviene descansar.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-¡Estoy
de acuerdo, Clover! –oigo la voz chillona de Lunnette a mi espalda.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">¿Desde
cuándo está allí?</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Clove,
no Clover. –corrijo por inercia, con todo mi mal humor reflejado en mi voz.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Aparto
a Lyme como puedo y estoy ya con la mano en el pomo de mi puerta cuando ella
pone una mano sobre mi hombro.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Clove,
mañana es un día muy importante; tus posibilidades de sobrev… de ganar, están
en gran medida definidas por lo que pase en la sala de entrenamiento, delante
de eso Vigilantes. ¿Estás segura de que no quieres hablar conmigo?</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Dicho
así, pudiera parecer que me está preguntando si quiero hablar acerca de lo que
pretendo demostrar mañana, de las cosas por las que ya me ha interrogado hace
escasos momentos, pero hay algo, quizá en la profundidad con la que me miran
sus ojos de hielo, por la que descubro que su proposición va mucho más allá de
eso. Parece que realmente mi mentora va a ser más perspicaz de lo que yo creía…</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Pero
no por ello yo voy a ser más abierta.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Ya
te lo dije en el tren, Lyme. No hay NADA –subrayo –de lo que hablar. Buenas
noches.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Giro
el pomo y cierro de un portazo para evitar que sus ojos congelados vuelvan a
penetrar dentro de mí.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">La
realidad, haya dicho lo que haya dicho, es que me cuesta una eternidad
conciliar el sueño, demasiadas cosas en mi cabeza como para ser capaz de
desconectar. Doy vueltas y más vueltas en la cama, tratando de acertar a
formular la pregunta exacta que quiero hacerle a Cato, pensando en la
demostración de mañana, en la entrevista que tendrá lugar al día siguiente, en
la sucia estrategia de Glimmer durante la comida…</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">En
algún momento, sin embargo, debo de dormirme, porque lo siguiente que oigo es
el pitidito martilleante de mi mesita de noche incitándome a levantarme. Me
desenredo del lío de sábanas de seda en el que me he tenido que envolver
durante un sueño inquieto, y repito mi rutina de los últimos días: ducha,
secado de pelo instantáneo, la ropa de entrenamiento limpia y pulcra esperando
bien doblada en mi cama, y salir para el desayuno. Otra vez, el tiempo pasa a
un ritmo extraño, porque no veo el momento de acabar el café pero cuando me
quiero dar cuenta, estamos bajando en el ascensor, Cato realizando movimientos
circulares con los hombros, calentando, y yo aún decidiendo qué voy a hacer
para impresionar verdaderamente a los Vigilantes que nos esperan. Una parte
infinitesimal de mi mente se arrepiente de no haber explotado la conversación
con Lyme (por mucho que sus intenciones fuesen ir más allá del entrenamiento)
para que ella compartiese conmigo algunas ideas; en estos momentos, mi
capacidad imaginativa no pasa ni de lejos por una buena racha.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Así
que, mientras yo barajo y descarto posibilidades sistemáticamente, llega el
mediodía y nos obligan a todos a dejar los últimos ejercicios que realizaremos
en el Centro para despejar la sala. Nos sientan en una habitación auxiliar,
llena de banquetas, y piden que esperemos allí hasta que oigamos nuestro
nombre. Por supuesto, los profesionales nos sentamos juntos, aunque por una vez
parece que nadie tiene ganas de hacer mucho ruido; todos estamos concentrados
en los quince minutos que decidirán, en gran medida, si tenemos o no
patrocinadores.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">El
primero en salir es Marvel. Le despedimos con alguna que otra palmadita de
apoyo, como si realmente quisiéramos que sacase buena nota y nos eclipsase, y
volvemos a sumirnos en nuestro silencio particular en cuanto se cierra la
puerta a su espalda. Quince minutos después llaman a Glimmer, quien nos lanza
(o más concretamente, lanza a Cato) una de sus vomitivas sonrisas seductoras
como despedida; esta vez, ni me preocupo en intentar camuflar mi deseo de que
se equivoque de lado lanzando la flecha y se atraviese el cuello…</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Pero
la cosa cambia cuando una voz mecánica
llena la pequeña sala de su nombre: “Cato Underneath. Distrito 2”. Oírlo hace
que se me ericen todos los pelos del cuerpo, y sin poder evitarlo, me giro para
mirarle.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">“¿Sabes
lo que vas a hacer? ¿Estás preparado para esto? ¿Qué va a pasar con nosotros?
¿Estoy en tu maldita cabeza al menos la mitad de veces que tú en la mía?”</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Suerte.
–susurro simplemente.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Él
responde con un gesto de confianza y seguridad, esa cara de orgullo que le sale
por naturaleza, y acude a su demostración. Las mismas preguntas que me han
asaltado en cuanto me he cruzado con su mirada vuelven a aparecer rápidamente,
pero esta vez me es fácil acallarlas; la única ventaja de no tener ni idea de
lo que voy a hacer, es que me mantiene suficientemente entretenida en algo que
no sean mis continuos quebraderos de cabeza.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Vuelvo
a plantearme diferentes opciones una vez más, exprimo al máximo mi memoria para
recordar los ejercicios más efectistas que he realizado alguna vez en el
Centro, y para cuando la voz mecánica pronuncia mi nombre (“Clover no, Clove”
no puedo evitar corregir en mi cabeza), todavía no se me ha ocurrido algo lo
suficientemente impresionante que dure más de cinco minutos.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Sin
embargo, no dejo de ser una profesional, por lo que, cuando entro a la sala de
entrenamiento, mi espalda está perfectamente recta, mi actitud, aunque
fingidamente dulce, tiene un deje desafiante, y hago un esfuerzo sobrehumano
por evitar que mis dedos tamborileen sobre mi pierna.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Clover
Ringer, Distrito 2 –vuelve a repetir la voz mecanizada.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Lo
he repetido tanto a lo largo de mi vida, y más en las últimas veinticuatro
horas, que ha pasado de levemente molesto a mucho más que irritante.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Clover
no, Cl… -comienzo.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Pero
me corto antes de terminar la frase porque una brillante idea acaba de iluminar
mi mente milagrosamente. Noto cómo mi boca esboza una sonrisa astuta
instintivamente, y con más seguridad en mis pasos de la que he sentido en todo
el viaje desde que dejé el Distrito 2, me dirijo directamente al puesto de
cuchillos.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Por
suerte para mí en el Centro de Entrenamiento no escatiman en gastos, así que
encuentro a mi disposición sets y más sets sin una huella encima; Glimmer habrá
ido directa a la única arma que sabe manejar, y Cato y Marvel han demostrado
una clara preferencia por instrumentos más grandes. Sabiendo que el tiempo va
en mi contra, corro a colocar cinco juegos en línea, sacando algunos cuchillos
de ellos de forma aparentemente aleatoria, y tirándolos por el suelo. Desplazo
cinco dianas, de tal manera que formen otra línea horizontal a una cierta
distancia de los sets y queden justo frente al hueco en el que se encuentran
los Vigilantes y, sin perder de vista el tiempo aproximado que he tardado, me
permito un segundo para respirar. Con calma y sutileza, de la forma en que lo
hacía cuando bailaba, años atrás, voy a la primera diana y preparo los primeros
cuchillos entre mis dedos. Apunto, tranquila, sin prisas…</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">¡Zas!
La daga corta el aire y va a parar a la parte superior de la diana, tan arriba
que si se moviese unos pocos milímetros habría acabado estrellada contra la
pared de atrás. Oigo las risas a mi espalda e incluso algún suspiro
decepcionado… Pero esa no es más que la señal que necesito para que comience el
show.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Los
cuchillos a partir de ese momento vuelan tan rápido uno detrás de otro que es
prácticamente imposible distinguir cuándo se clava uno del momento en que el
siguiente sale de mis manos, sin que ninguno de ellos llegue a impactar en el
centro. Cuando acabo con la primera diana, hago una voltereta lateral (una acrobacia
que me enseñó mi hermana y que ahora agradezco), y cojo, con unas de las manos,
los dos puñales que estratégicamente había dejado tirados. Nada más recupero el
apoyo sobre los dos pies, cambio uno de mano y lanzo ambos cuchillos a la vez,
impactando en los extremos de arriba y de abajo de la diana, justo en el
centro. Recojo el set que ha quedado a mis pies y completo el dibujo antes de
seguir hacia la diana de la derecha, y a la siguiente, y a la siguiente…</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Finalmente,
casi homenajeando en secreto el día en que comencé a entrenar en el Centro,
tiro de espaldas y el último cuchillo de mi demostración se clava en el centro
del último objetivo. Me alejo un poco para observar el resultado y la misma
sonrisa con la que he comenzado el entrenamiento se pinta en mi cara
inevitablemente.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">C
L O V E. Mi nombre, no el que me puso mi madre sino el que de verdad me
identifica, grabado con aquello que representa tanto en mi vida; estoy segura
de que los Vigilantes aquí presentes se asegurarán de que todo Panem se entere
de cómo se llama realmente la tributo femenino que balbuceó al tener que
identificarse en la Cosecha.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Así
pues, me doy la vuelta para mirarles, saludo con una inclinación de cabeza y la
sonrisa inmanente, y salgo de la sala para dejar paso al siguiente.</span></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<span style="font-family: inherit;">
</span><br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;">FIN DEL CAPÍTULO 35</span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">¡Y esto es todo! Por fin pasamos de la etapa de los entrenamientos, y prometo que a partir de aquí la cosa se va a poner... Interesante jejej. ¿Qué os ha parecido? ¿Os ha gustado? ¿No? ¿Os imaginabais la sesión privada de Clove de otra manera? Cualquier cosilla podéis dejarla en un comentario; ¡nos vemos!</span></span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">PD: Así para variar, Blogger vuelve a odiarme y hace lo que le da la gana con el formato, así que pido disculpas si veis cambios de letra, tamaño etc, raros. Estoy pensando en simplificarme la vida y pasarme a Wattpad, Fanfic o algo así, ¿qué os parece? </span></span></span></span></div>
Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-71129551941705424302016-01-04T07:57:00.001-08:002016-01-04T07:58:32.304-08:00Capítulo 34: Right beside you<!--[if gte mso 9]><xml>
<o:OfficeDocumentSettings>
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</o:OfficeDocumentSettings>
</xml><![endif]--><span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;">¡</span>Hola,
hola, tributos! Sí, os estaréis preguntando exactamente lo mismo que
yo: ¿cómo puede ser que en menos de un mes desde el último capítulo por
primera vez en por lo menos un año... va a publicar? Pues lo cierto es
que no lo sé, pero supondremos que el espíritu festivo se ha adueñado
también del blog y, ¡por eso traigo este capítulo como regalo de
Navidad! :D. Dicho lo cual, no quiero prolongar la espera así que...
¡Espero que os guste!</span></span></span><br />
<a name='more'></a><span style="font-size: large;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"></span></span></span></span></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJDXwX4ZdRBGs6NgC3BPLZD8fG8cTgA8anuYwv42ory0pdnwNGDz6fcyym3BY3gJnZPuOjNnuyjrJdUSukcq-Fxt3Xauv4YQM7gOZs5wUHN6PeIfEiKcpoJni0sDPHt6-m11b5kK9NB60/s1600/Cato.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJDXwX4ZdRBGs6NgC3BPLZD8fG8cTgA8anuYwv42ory0pdnwNGDz6fcyym3BY3gJnZPuOjNnuyjrJdUSukcq-Fxt3Xauv4YQM7gOZs5wUHN6PeIfEiKcpoJni0sDPHt6-m11b5kK9NB60/s400/Cato.jpg" width="400" /> </a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<span style="font-size: x-small;"><i>If I had to<br />
I would put myself right beside you<br />
So let me ask<br />
Would you like that?<br />
Would you like that?</i></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<span style="font-size: x-small;"><i> The diary of Jane, Breaking Benjamin</i></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<br /></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: inherit;"> </span></span></span><span style="font-size: large; line-height: 115%;">CLOVE</span>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Tío,
de verdad que no sé de qué me estás hablando…</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-¡Estoy
hablándote del cuchillo que hace un minuto estaba en mi mano y que tú me has
quitado, ladrón mentiroso!</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">El
tributo masculino del Distrito 6 parece hacerse más y más diminuto a cada paso
que Cato da hacia él.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Pese
a que al principio ha tratado de retroceder, con las palmas de las manos
levantadas en un patético intento de protegerse, en poco tiempo se ha topado
con una pared a su espalda que le impide cualquier posibilidad de huida de la
inmensa mole que se cierne sobre él. De un rápida ojeada veo que todos los agentes
de la paz situados estratégicamente, de manera que hace un segundo resultaban
imperceptibles, comienzan a mirarse unos a otros, algunos incluso avanzando
hacia el lugar del conflicto…</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Y
mis piernas se mueven antes de que mi cerebro dé la orden. Mis músculos se
ponen en marcha impulsivamente y, cuando me quiero dar cuenta, justo en el
instante en que veo alzarse un puño amenazador, estoy entre Cato y el otro
tributo, con el cuerpo en tensión y una mirada en la que trato de volcar toda
la firmeza que puedo.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Cato
tarda un segundo en asimilar que la persona a la que tiene delante (a la que
está apuntando directamente con el puño) no es la misma a la que pretendía
dirigir este y noto la confusión cruzar su rostro un segundo antes de que sus ojos vuelvan a mostrar una furia
llameante; sin embargo, por dentro, suspiro de alivio al ver que baja la mano.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Evalúo
la situación rápidamente: los guardias siguen observándonos con desconfianza, y
la mayoría ya se mueven en nuestra dirección; he conseguido dejar a Cato
inmóvil un instante, pero sé que esta pausa durará poco, así que antes de que
le dé tiempo a reaccionar, me inclino hacia él para susurrarle como le susurré
en el Desfile, con la voz suave pero sin vacilación que sólo es capaz de
calmarle:</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Los
Vigilantes. Los guardias. No dejes que en un momento se estropee todo por lo
que has luchado.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;"> Me aparto y durante un instante imperceptible,
intercambio mi mirada con la suya, para asegurarme de que, en efecto, lo ha
entendido; después, delicadamente, casi como si se tratase de una invitación,
le empujo levemente hacia atrás, alejándole del conflicto, de los problemas, de
todo lo que pueda hacerle daño, de la manera en que sé que no puedo evitar
hacerlo.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-¡Ya
nos veremos en la Arena! –oigo su voz elevarse por encima de mí. </span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Sigue
gritando al tributo del Distrito 6 durante un rato: le vuelve a amenazar de
cara a la Arena una, dos tres veces, le llama otra vez mentiroso y ladrón, jura
que las cosas no se van a quedar así y que se arrepentirá; pero lo más
importante es que cede a mi leve empujón y, poco a poco, se va alejando,
mientras el resto de tributos vuelven a centrarse en sus respectivos puestos y
los guardias se retiran a sus posiciones semiescondidas de siempre. Cuando por
fin deja de gritar improperios me mira, con una huella de furia aún impresa en
esa mirada y me espero que, en ese momento, empiece a ser a mí a quien insulte…</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Gracias,
Clove. –dice sin embargo en un tono de voz brusco, que no tiene nada de
agradecimiento.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Pero
yo le conozco lo suficientemente bien para saber que eso es todo lo que puedo
conseguir de él en este momento así que ni siquiera me molesto en responder un
“de nada”.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Espadas.
–contesto en su lugar. – Quiero practicar espadas.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Él
capta al mensaje así que, juntos por primera vez desde que empezamos el
entrenamiento, nos dirigimos a ese puesto y, durante una hora, nos dedicamos a
lanzar estocada tras estocada a todos los maniquíes que el instructor nos pone
delante.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">En
realidad, yo odio las espadas; bueno, no, no es que las odie, pero desde luego
no son el tipo de arma que más me gusta ni la que me apetece practicar
en este momento. Las espadas son demasiado pesadas, demasiado
difíciles de manejar como para centrarte en algo más que en lanzar ataques y
protegerte de los del adversario, dejándote muy poco espacio para pensar y
analizar tu situación; sin embargo, en este momento lo único que importa es
conseguir que Cato libere la suficiente tensión como para olvidarse del
incidente, que se relaje, y no hay nada mejor para ello que una sesión capaz de
agotarle físicamente y hacerle reventar.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Así
que no es hasta que ya estamos sudados, hechos un asco, y él raja de un solo
golpe un saco de arpillera del que se escapa una lluvia de paja, que quedo contenta
y decido que, al menos yo, puedo parar. Me siento en una esquina de la zona de
espadas, centrándome en calmar mi respiración acelerada; en poco menos de un
minuto, sin embargo, noto la presencia de otra persona a mi izquierda.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Su
mirada limpia y llena de su orgullo habitual, en la que ya no queda ni un
rastro de la ira de hace un rato, es la que corrobora que no me equivocaba, que
ya ha habido suficiente actividad como para despejarle la mente. Tal y como me
sucede muy a menudo últimamente después de estos tres últimos meses
evitándonos, me quedo observándole en silencio: lleva algo alrededor del
cuello, una cadena finísima que no había visto hasta ahora y de la que cuelga
un objeto escondido bajo la ropa. Supongo que se tratará de un recuerdo del
Distrito 2 preparado por Hayden, como mi pulsera; al fin y al cabo,
ella era tan amiga suya como mía. A mi cabeza vuelven los recuerdos felices de
los entrenamientos en casa, de las veces que reí con los dos, y no soy
consciente de la sonrisa que ha aparecido sin permiso en mi cara hasta que él
se gira y, sorprendido pero contento, me devuelve una llena de satisfacción y
un ligero deje de arrogancia.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Se
acerca a mí, de una manera que, sumida en esos mismos recuerdos, se asemeja
demasiado a las pocas veces en la que se acercaba para darme un beso suave, no
lleno de una pasión sobrecogedora. Con cuidado, se inclina hasta que su boca
roza mi oreja y, muy a mi pesar, el susurro de su aliento en mi oído hace que
se me ponga el vello de punta cuando comienza a hablar:</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-El
chico del 12, en combate cuerpo a cuerpo.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Por
supuesto, en cuanto mi cerebro asimila la frase, todos las evocaciones
abandonan, de una manera que resulta humillantemente dolorosa, mi cuerpo. Tardo
un instante en entender a qué se refiere, pero entonces vuelve a mi cabeza
dónde estamos y la conversación de esta mañana: por supuesto, la búsqueda de
aliados.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Despejo
las absurdas ensoñaciones y observo al tributo que él me ha indicado: se
encuentra a escasos metros de su compañera de Distrito (oh, qué sorpresa),
pero, por una vez, no es el conjunto de los dos unidos irremediablemente lo que
llama la atención, sino sus propias habilidades. </span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Durante
la sesión de espionaje que llevé a cabo en el entrenamiento de ayer vi a un
número indecible de tributos practicar el combate cuerpo a cuerpo y tan solo
Tamina fue capaz de derrotar al instructor. Sin embargo, pese a que sus formas
son mucho más burdas y se encuentran a años luz de la elegancia con la que mi
aliada se desenvuelve, parece que el chico también ha logrado poner a este en
un serio aprieto. Al contrario que Tamina, no necesita realizar fintas, ni
complicados pasos casi volátiles, porque parece capaz de averiguar dónde se
encuentran los puntos débiles de su contrincante de un solo vistazo. Tiene una
fuerza bruta impresionante para su tamaño, por qué negarlo, pero más allá de
eso es observador y empático: debo admitir que estoy de acuerdo con Cato.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Podríamos
arriesgarnos con él –digo yo también en susurros –pero no parece que se vaya a
separar con facilidad de su compañera. La parejita combustible, ¿recuerdas?</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Noto
cómo sus músculos se tensan al mencionar lo sucedido en el Desfile.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-A
ella no quiero verla sino es acompañada de un cañonazo. –escupe.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Me
preparo para un nuevo ataque de ira; sin embargo, tras el comentario, inspira
lentamente una vez y, cuando vuelve a hablar, su tono de voz es totalmente
normal y controlado:</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Está
bien, en cuanto salgamos del entrenamiento hablaremos con Brutus y Lyme y les
diremos que le queremos a él, y únicamente a él, con nosotros; serán todo lo
parejita que quieran, pero si su mentor tiene dos dedos de frente aceptará nuestras condiciones. Si no…</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">-Peor
para él en la Arena –concluyo.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Me
mira y esboza una sonrisa cómplice, la segunda en menos de diez minutos y en
prácticamente tres meses. A pesar de que es una sonrisa segura, confiada,
propia nada más que de un aliado (o, en el mejor de los casos, de un amigo), no
puedo evitar sentirme reconfortada por verla, por poder disfrutar de la
compañía de una persona cuyas mutuas aspiraciones entendemos perfectamente. Por
ello, a pesar de que estoy agotada y de que ya es la hora a la que hemos
quedado para comer, cuando Cato me reta a probar quién de los dos es más hábil
en el circuito de obstáculos no puedo más que aceptar el desafío si, con eso,
este frágil momento de alegría se prolonga un poco más.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span style="line-height: 115%;">Así pues, no me extraña
el que, cuando llegamos a nuestra mesa, </span><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%;">la mayor parte del grupo esté terminando el plato
principal, lo que parecen ser unas finas láminas de pollo a la plancha con
queso gratinado sobre un lecho de verduras asadas. Glimmer, de hecho, cuya
única similitud conmigo parece residir en las raciones pequeñas, ya ha empezado
con el postre: una porción de una tarta como sacada de un cuento, que alterna
capas de galleta y nata helada bañadas
en caramelo, para coronarse con una nube de almendra y brillantes rosas. Rechazo
el recuerdo de la última tarta, mucho más sencilla y aun así similar, que mi
madre compró, mientras Cato y yo nos sentamos; yo al lado de Marvel y él, cómo
no, de Glimmer.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%;">El momento de
fantasía en el que he estado sumida la última hora comienza a desvanecerse,
simplemente, con ese gesto; sin embargo, disfruto de la cara con la que me mira
nuestra aliada que, tras haber comprobado que no posee el monopolio total de
Cato, está que echa humo. Cuando, nada más llegar, me mira con un odio inusitado,
la expresión de falsa inocencia me sale de manera natural.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%;">Pero ella no
tarda en demostrar que no va a permitir que nadie le pise ni un centímetro de
su terreno.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%;">-¿Qué tal
está? –le pregunta Cato ingenuamente, señalando la tarta.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%;">Y no necesita
más empuje que eso. Glimmer echa su cabellera rubia a la espalda, se moja los
labios con la salsa de caramelo y adopta el tono de voz más sensual de su
repertorio.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%;">-Compruébalo
tú mismo – responde, y sin aviso previo, le da el beso más posesivo y
apasionado que he visto en mi vida.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%;">La mandíbula
se me desencaja antes de que pueda hacer nada para evitarlo. Tras unos segundos
que a mí se me hacen eternos, los dos se separan, ella con una engreída sonrisa
pintada y él, ligeramente aturdido.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%;">-Dulce –
balbucea. </span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%;">Tamina y Xack sueltan
una risita incontrolable, y (sorprendentemente) tanto Marvel como yo ponemos
los ojos en blanco. Ahora es Glimmer la que me dirige a mí esa expresión de
fingida inocencia y burla absoluta, con la que consigue que me hierva la sangre
en todo el cuerpo.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%;">¿Debería
esperar a darle una muerte lenta, o acabo con ella nada más pisar la Arena?</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%;">Barajo
diferentes formas de tortura realmente creativas mientras, a mi alrededor,
vuelve a desarrollarse una conversación entre gritos. Me he vuelto consciente de que
ahora mismo estoy demasiado enfadada como para seguir las instrucciones de mi
mentora y hacerme la gallita, en cuanto
Marvel y Cato se han puesto a decir las omnipresentes bravuconadas; pero no
tardo en aburrirme enumerando las partes del cuerpo en las que tendría que
cortar para conseguir un desangramiento lo más lento posible, así que me dedico
a permanecer en silencio y aprender más sobre mis aliados:</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%;">No tardo en
advertir que quien lleva la voz cantante en la mesa (como sin duda sucederá en
la Arena), es Cato. Este intercambia sus puntos de vista con ambos tributos del
1 por igual, mientras que Tamina y Xack se limitan, simplemente, a añadir algún
comentario aquí o allá, sin jugar un papel realmente importante. Me digo a mí
misma que es esa faceta misteriosa, de no dejarse mostrar del todo, lo que ha
hecho que ellos dos me resulten muchísimo más interesante que Glimmer y Marvel,
a los que pude etiquetar prácticamente desde el minuto uno; sin embargo, el
saber ahora los lazos que les unen le da un nuevo enfoque a la situación.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%;">¿Cómo
reaccionaría yo si estuviese en el lugar de Tamina? Si fuese mi vida o la del
hermano de mi mejor amiga, la de un niño al que he visto crecer a mi lado
siempre, ¿qué haría yo? ¿Qué hará ella? Arriesgar, más aún, sacrificar tu vida
por otra persona no es una decisión que puedas tomar a la ligera, pero pensar
en dejarle morir, en ver cómo expira su último aliento mientras tú no haces
nada por evitarlo debe de ser casi igual de terrible. Miro a Cato, pienso en
todo lo que hemos vivido…</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%;">Y un
pensamiento que lleva creciendo en mi interior sin permiso desde que su nombre
salió de la boca de Lunnette en la Cosecha, que alguien puso en boca de otro
ayer por la mañana, eclosiona de repente y explota en mi cabeza. El aire se
escapa de mis pulmones en una exhalación lo suficientemente fuerte como para
llamar la atención de los demás, pero yo ignoro las cinco caras que me miran de
repente, demasiado abrumada por la conclusión en la que han derivado mis
reflexiones.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%;">“Sólo es uno
el que vuelve a casa.” Eso es lo que oí decir a Lyme y que quise ignorar, lo
mismo que me hace sufrir por más que use todas las estrategias que conozco para
que Cato incida en mí lo menos posible.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%;">Porque es
verdad que todas las preguntas que acabo de hacerme dejarán de ser hipotéticas
para pasar a ser reales en muy poco tiempo; y, aunque eso me asusta y angustia
a partes iguales, en el fondo, desde el Desfile, sé cuál es la respuesta.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%;">Lo que no me
había planteado, pese a que me he dicho mil veces que él ha debido de pasar
página, es que Cato también se ha debido de hacer la misma pregunta en algún
momento…</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%;">Y me da miedo
conocer la respuesta.</span></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: small;">
</span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">
</span><br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%;">FIN DEL CAPÍTULO 34</span></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%;"> <span style="font-size: small;">***</span></span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%;">¡Y eso es todo por hoy! Sé que nos es un capítulo especialmente largo y que me eternizo más por minutos (y que digo lo mismo cada vez que publico), pero al menos aquí ha habido un poco más de acción, ¿no? Vosotros, ¿qué pensáis? ¿Os ha gustado? ¿No? Todo lo que creáis conveniente lo podéis dejar en un comentario :D.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit; font-size: small;"><span lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%;">Dicho lo cual, ¡un beso, y hasta la próxima! </span></span></div>
Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-77944044818778237212015-12-16T14:18:00.001-08:002015-12-16T14:29:23.996-08:00Capítulo 33: Making friends<!--[if gte mso 9]><xml>
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<![endif]--><span style="font-family: inherit;">¡Hola, hola, tributos! Hoy, con las Navidades a la vuelta de la esquina <strike>y los exámenes lejos, muy lejos</strike> quería aprovechar para dejaros un nuevo capitulillo, que ya iba siendo hora :D. Sin más demora, ¡espero que os guste!</span><br />
<span style="font-size: large;"></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><a name='more'></a></span><span style="font-family: inherit;"><br /></span><span style="font-family: inherit;">
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</span><br />
<span style="font-family: inherit;">
</span><span style="font-family: inherit;">
</span><span style="font-family: inherit;">
</span><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><span style="font-family: inherit;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkL1HQUpdf5nN0mQtUlENI3T-5y_1BD1uwwqmw0g1cB8v2vZGU9UWmm4CHtm_lXxPywWaxRVVa2AiaXTbALe4DQxXY4DNWm5UknLg8W0b_etq6qtZPY0_L7FYr3li-L_FbXQy_jsFGEDM/s400/Whip.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" width="400" /></span></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: inherit;"><a href="http://www.deviantart.com/art/Waving-fire-whip-181280461" target="_blank">Créditos</a></span></td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><i><span style="font-size: x-small;"><span data-reactid=".19htcvv6iv4.1.2.0.0.0.2.0.1.2.0.0.0.$lyrics-body" id="lyrics-html" style="font-family: inherit;">Making friends is so damn easy </span></span></i></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><i><span style="font-size: x-small;"><span data-reactid=".19htcvv6iv4.1.2.0.0.0.2.0.1.2.0.0.0.$lyrics-body" id="lyrics-html" style="font-family: inherit;">Smile and act real pleasing </span></span></i></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><i><span style="font-size: x-small;"><span data-reactid=".19htcvv6iv4.1.2.0.0.0.2.0.1.2.0.0.0.$lyrics-body" id="lyrics-html" style="font-family: inherit;">Nobody knows, nobody can tell </span></span></i></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><i><span style="font-size: x-small;"><span data-reactid=".19htcvv6iv4.1.2.0.0.0.2.0.1.2.0.0.0.$lyrics-body" id="lyrics-html" style="font-family: inherit;">we do it so well, we're going to Hell </span></span></i></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><span data-reactid=".19htcvv6iv4.1.2.0.0.0.2.0.1.2.0.0.0.$lyrics-body" id="lyrics-html"><i><span style="font-family: inherit; font-size: x-small;"> Making friends, Bishop Allen </span></i></span></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">CLOVE</span></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Hayden
tenía una teoría acerca de cómo un arma define de una u otra manera al tributo
que la emplea.</span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Según
ella, alguien como Cato no sólo se habría decantado desde un primer momento por
la espada debido a su asombrosa fuerza física, que le permitía empuñarla desde bien
pequeño; sino que, de esta manera, el combate se haría mucho más visceral y
pasional, un duelo a sangre caliente que reflejase la impulsiva personalidad
del combatiente. La misma regla explicaba que Marietta, explosiva y divertida,
se hubiese decidido por un arma original y tan arrasadora como lo era ella en
sus días malos: la maza; que Liah, que era toda delicadeza, emplease un arco; o
que yo usase el arma más pequeña y de las más mortíferas del repertorio. La
teoría de Hayden trazaba un perfil, más o menos concreto, para todas las armas que
había visto utilizar, fuera y dentro de nuestro grupo: la honda correspondía a
gente inteligente, pero poco dada a pasar a la acción; el hacha (aparte de a
los tributos del Distrito 7 sin distinción alguna) no se alejaba del perfil de
la espada, pero exigía algo más de cabeza…</span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">Y
el látigo, que es capaz de herir gravemente pero rara vez de matar, que
requiere de un arma complementaria para rematar la tarea y, sin embargo,
prolonga increíblemente el sufrimiento, el látigo que Tamina no quiere revelar
que maneja…</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">El
látigo es propio de gente cruel.</span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">Así
que, pese a su actitud amable y tranquila, decido andarme con mil ojos a su
alrededor desde el instante en el que comienza nuestra segunda jornada de
entrenamiento. A esta llegamos, como ayer, un poco antes de las diez, nos
saludamos entre nosotros tan ruidosamente como podemos, y establecemos el “plan
del día”, que nuestros mentores ya nos han adelantado durante el desayuno:
entrenar cada uno por nuestra cuenta en las disciplinas que queramos, comer
juntos otra vez, seguir entrenando y, sobretodo, centrarnos en una nueva tarea:</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">Buscar
objetivos y aliados.</span></span></span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Así
pues, yo me encamino junto a Xack al puesto de cuchillos, donde esta vez el
entrenador me recibe de una forma mucho más amable; mientras me prepara un
circuito un poco más complicado, y saca un cuchillo de principiante para ir
enseñando lo básico a mi compañero, veo por el rabillo del ojo cómo Glimmer no
tarda en seguir a Cato hasta el puesto de espadas, donde entrenan tan pegados
como les es posible. Me obligo a ignorarlos y respiro profundamente, tratando
de dedicarme por completo al nuevo recorrido que tengo delante.</span></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Sin
embargo, como ayer, vuelve a ser demasiado sencillo para mí por lo que, entre
voltereta y lanzamiento, no puedo evitar divagar: y es que no era ya bastante
que Cato y yo, los dos, saliésemos elegidos para los mismos Juegos pocos meses
después de toda la locura de mi cumpleaños, no; ahora, como guinda, tengo que
hacer frente a su constante tonteo con Miss Estupenda, que no hace más que
romper los lazos que entre nosotros ya estaban bastante maltrechos... </span></span></span></div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">Porque
pese a que yo ya tengo asumido que me es imposible olvidar todo lo sucedido en
los últimos cuatro años, parece que con cada minuto que ellos pasan juntos a él
le resulta más fácil.</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">Ayer
mismo, por ejemplo, sucedió durante la cena, al intentar advertirle de lo que había
averiguado sobre Tamina. Lyme preguntó por los otros tributos, y yo estaba a
punto de señalar todas las pistas que había reunido cuando él, tan arrollador
como siempre, comenzó a hablar de todo lo que Glimmer le había dicho, tanto de
sus impresiones de los demás, como de su forma de luchar (“está totalmente
alucinada” dijo con orgullo) y de alguna de las cosas que esta le había
confesado conocer de Marvel. Y aunque en el fondo sé que sólo pretendía
compartir la información que había recabado, el brillo que creí ver en sus ojos
mientras hablaba, comparado con la dolorosa indiferencia con que me miró cuando
yo dije que tenía algo que añadir, fue suficiente como para que,
repentinamente, todo el ambiente (mi tío, la mirada escrutiñadora de Lyme, los
comentarios chillones de Lunnette) se me hicieran inaguantables y, murmurando
una excusa sin haber llegado a explicar nada, me fuese a mi cuarto tan rápido como
pude. Permanecí allí encerrada sin ser capaz de dormirme, dando vueltas y más
vueltas en la cama…</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">-Excelente
otra vez.</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">Las
palabras del entrenador me sacan de mis pensamientos; sin haberme dado cuenta,
he terminado el circuito, y todos los maniquíes se encuentran perforados por
cuchillos que se clavan justo en el centro de las tres dianas que presentan:
cabeza, pecho y estómago. Recojo las armas y las dejo en el mostrador, a punto
de marcharme para probar en otros puestos… Cuando veo que Xack me observa, aún
con el cuchillo de principiante en la mano, y la boca abierta por el asombro.</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">Una
idea, tan lógica que no sé cómo no se me ha ocurrido antes, asoma a mi mente.
Miro a ambos lados: por primera vez desde que llegamos, Tamina se encuentra en
un puesto diferente al de su compañero de Distrito, suficientemente cerca para
ver lo que hace este, pero no tanto como para oír lo que dice; parece que los
astros, o el destino, o quien quiera que sea se han alineado para brindarme una
nueva oportunidad. Esbozo mi mejor falsa sonrisa de simpatía y me acerco a
nuestro pequeño aliado.</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">-¿Qué
te ha parecido? –le pregunto.</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">Rápidamente,
el chico se vuelve consciente de su cómica expresión y cierra la boca. Con
cierto recelo (no se me escapa cómo él también comprueba de una ojeada que
Tamina anda cerca), contesta:</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">-B…
Bien. Se te da genial –añade.</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">Finjo
una modestia que no siento bajando la vista al suelo.</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">-Gracias;
lo cierto es que los cuchillos son mi favoritos. Mucho más ligeros que una
espada, más manejables, y más fáciles de esconder… ¡Ey! –exclamo, como si de
repente hubiese visto que tiene uno en la mano - ¿Quieres que te ayude?</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">La
duda atraviesa sus ojos.</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">-Eh,
bueno, ya estoy con el monitor, gracias…</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">Pero
la realidad es que el monitor está atendiendo a cinco alumnos a la vez, con lo
que tiene poco tiempo para demostraciones individuales. Adopto una expresión
divertida.</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">-Venga,
Xack: no tienes por qué quedarte parado hasta que él venga.</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">Espero
un segundo y, a falta de una respuesta, me sitúo detrás de él y comienzo a
corregir su postura.</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">-Verás,
hay dos formas –digo a la vez que recoloco su espalda –de emplear un cuchillo:
la primera, que es la más básica y la que está enseñando –señalo al entrenador
-es atacar a alguien con él en la mano; cosa que está muy bien para poder
defenderte pero tarda poco en quedarse corta. Aun así, sólo con usar el
cuchillo de esa manera, ya aprendes la primera lección.</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">Me
callo tras decir eso, y él tarda poco en cumplir inconscientemente con mis
intenciones al preguntar:</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">-¿Cuál?</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">Con
mi actuación de hermana mayor más convincente, sujeto el mango del cuchillo por
encima de su mano y respondo, tan cerca de su oído como si le estuviese
susurrando un secreto:</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">-Se
clava por el extremo afilado.</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">Observo
satisfecha la sonrisilla que curva sin permiso las comisuras de los labios de
Xack y me regodeo mentalmente por mi victoria; a partir de aquí, todo es coser
y cantar.</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">Le
muestro las diferencias entre la posición propia de un combate cuerpo a cuerpo,
en la que no sólo tienes que preocuparte de ser capaz de clavar el cuchillo
sino también de que no te lo claven a ti; y del lanzamiento en un campo
despejado, que se basa en la puntería, en la fuerza del brazo y, sobretodo, en
conocer el cuchillo que estás empleando. No sé si es por la amenaza de la Arena
cernida sobre él o por talento natural, pero el chico tarda poco en captar todo
lo que le enseño, poniéndolo en práctica y repitiendo hasta alcanzar un
resultado decente en cada lección. Haciendo memoria de los tiempos en los que
Dock nos entrenaba, yo le animo con las mismas frases alentadoras que empleaba
él, corrijo los errores y, casi sin darme cuenta, comienzo a enseñarle técnicas
mucho más avanzadas de las que era mi intención mostrar a un chaval al que me
enfrentaré a muerte en pocos días.</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">Un
escalofrío me recorre en el instante en que Xack lanza un cuchillo que, sin
acertar al centro de la diana que tiene en frente, lleva impresa la suficiente
fuerza como para clavarse firmemente en la misma. Vacilo un instante, valorando
si me habré excedido con esto de intimar con el chico… Y en ese momento su
comentario llega a mis oídos:</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">-Para
que luego se riesen de mí Maya y Tamina. –dice, sonriendo con orgullo.</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">La
sola mención del nombre despeja mis dudas en un instante. Hemos estado
charlando durante todo el entrenamiento conjunto, pero ninguno de los había
dicho nada que pudiese sugerir cualquier relación extra-Juegos con su compañero
de Distrito… Hasta ahora.</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">-¿Maya?
–pregunto con fingido desinterés, tanteando el terreno.</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">-Sí,
mi hermana mayor; en casa ya no queda mucha gente que entrene para los Juegos,
pero Tamina y ella pensaban que era importante así que encontraron una manera
de que les enseñasen. Y cuando yo les dije que quería entrenar con ellas, me
respondieron que era muy pequeño, y que no podría ni empuñar un cuchillo; ¡ja!
Pues les va a tocar comerse sus palabras.</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">Me
sorprendo a mí misma sonriendo sin necesidad de fingir cuando veo la mirada
ilusionada de Xack; sin embargo, rápidamente me recuerdo a mí misma por qué
estoy haciendo lo que hago y vuelvo a preguntar:</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">-Entonces…
¿tú ya conocías a Tamina de antes?</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">Asiente.</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">-Si
no he ido a pescar con ella y mi hermana cien veces, es porque he ido
doscientas; mi madre dice que llevan siendo uña y carne desde antes de que yo
naciera. De hecho, creo que nunca he visto llorar más a Maya que cuando los dos
salimos elegidos para la…</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">Se
calla bruscamente y la ilusión se borra de un plumazo de sus ojos, sustituida
por la desconfianza habitual: sabe que ha hablado demasiado, pero ya no tiene
remedio. La última pieza del puzle del Distrito 4 que me quedaba por encajar ha
quedado colocada, así que ahora sería el momento de retirarse, antes de que yo
también cometa el mismo error que él…</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">-Ya,
supongo que entiendo a tu hermana. –respondo amablemente. -Una amiga mía salió
elegida en la Cosecha del año pasado y, aunque todos sabíamos que era lo que
ella quería, nos dolió pensar que quizá nunca la volveríamos a ver; cuando la
mataron…</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">No
tengo que fingir el quiebro de voz al pensar en la cruenta muerte de Liah, pero
una sensación, un tanto agridulce por el dolor de su recuerdo, me recorre
cuando veo que la sombra de desconfianza desaparece parcialmente de los ojos de
Xack al observar que yo también le abro una parte importante de mi vida antes
de los Juegos. Me digo a mí misma que, si he respondido como lo he hecho, sin
atender a las posibles consecuencias se debe a que quizá pueda obtener más
información útil de él si sigue confiando en mí, pero he de admitirlo: quizá
sea que es la única persona a la que soporto del grupo, pero Xack ha conseguido
despertarme cierta simpatía en nuestra breve conversación.</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">Sin
embargo, esa simpatía no obnubila mi capacidad de raciocinio; me recuerdo que,
justo antes de que me revelase la verdad de sus relaciones con Tamina (que
explican sin duda por qué ella se muestra tan protectora con él), me empezaba a
preocupar lo rápido que Xack estaba aprendiendo a dominar MI arma predilecta.
Sin quitarme de la cabeza que en cuestión de pocas semanas nuestra alianza se
romperá y otro tributo capaz de manejar armas pone en un riesgo aún mayor mi
integridad física, decido dejar sutilmente mis lecciones con los cuchillos.</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">-Oye,
aún no he probado el combate cuerpo a cuerpo. ¿Tú quieres venir?</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">En
un principio, el chico parece indeciso; pero la figura de Tamina (que parece
que al fin ha comenzado a sospechar de nuestra recién forjada amistad)
acercándose, le disuade por completo y, eso sí, con una sonrisa, niega con la
cabeza.</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">No
tengo ninguna duda de que le contará con pelos y señales todo lo que hemos
hablado pero no me preocupa: con excepción de lo de Liah, no he ahondado en
recuerdos personales y, lo que es más importante, no he mencionado
absolutamente nada que tenga que ver con Cato y conmigo; ahora que conozco los
lazos que la atan a su compañero de Distrito, está claro que Tamina se
mostraría encantada de descubrir los que me unen al mío.</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">Así
pues, satisfecha con lo que he obtenido, me dirijo al puesto de combate cuerpo
a cuerpo, dispuesta a aprovechar la breve cola que presenta para observar a mi
alrededor y buscar posibles aliados. Cerca de mí se encuentra el puesto de
lanzas, donde dos chicas algo más altas que yo luchan por dominar un arma que está
claro que las sobrepasa. Las descarto mentalmente y sigo mirando: una tributo
pelirroja se pringa el brazo en el puesto de camuflaje, tratando de imitar la
piedra que mantiene en su regazo; un muchacho delgaducho (Distrito 3, leo en su
espalda), está haciendo nudos con unas manos sorprendentemente firmes en
comparación con los ademanes nerviosos que tiene cuando suelta la cuerda;
distingo a la parejita del 12 yendo hacia el mismo panel en el que me oculté yo
ayer…</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">-¿¡DÓNDE
ESTÁ MI CUCHILLO!?</span></span></span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;">
</span></span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: small;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;">Y
entonces, toda la sala de entrenamiento se gira al grito de una voz que conozco
muy bien.</span></span></span></span><span style="font-family: inherit;"><br /></span><br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">FIN DEL CAPÍTULO 33</span></span></span><br />
<br />
***</div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
</div>
<span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; line-height: 115%;"><span style="font-family: inherit;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 16.0pt;"><span style="font-family: inherit;"><div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 16.0pt;"><span style="font-size: small;">Y otro día más os pregunto, ¿qué os ha parecido? ¿Os
ha gustado? Es un poco más corto de lo que suelen ser los capítulos
últimamente, pero es que tampoco quería alargar innecesariamente una escena que
no lo requería... Espero, igualmente, que os haya gustado, y, por si acaso no
me paso por aquí cuando toca, ¡os adelanto que disfrutéis de unas felices y merecidas
vacaciones de Navidad! <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-size: small;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 16.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">PD: Por razones que desconozco, Blogger me torea
y pone una letra y un espaciado que ni me gusta ni es el predeterminado, y que
no me deja cambiar de ninguna manera (no sé si será por usar Firefox de
navegador); si alguien sabe cómo solucionar esto, por favor, que me avise :);
igualmente, pido disculpas por el destrozo estético que está haciendo esto.</span></span></div>
</span><div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-size: small;"></span> </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
</div>
</span><div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
</div>
</span><div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
</div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
</div>
</span><div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
</div>
</span><div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
</div>
</span><div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
</div>
Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-59469684859267007722015-11-08T12:20:00.000-08:002015-11-08T12:22:18.453-08:00Capítulo 32: Trained to kill<!--[if gte mso 9]><xml>
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<![endif]--><span style="font-size: large;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;"><span style="font-size: small;">¡Hola, hola, tributos! Sí, sé que ha pasado más de un mes desde el último capítulo, pero espero que sepáis no tenérmelo en cuenta, porque este que viene es bastante largo :D. ¡Espero que os guste! </span></span></span></span><br />
<a name='more'></a><div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-size: x-small;"><i><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfMdIpDmqWaxPvymZMvlSTBK90YtxGk_0h5HZPLzfvpv5o9ByFkQzBVKbPJm6i2pvimRAI9ezXeqIFMYZooKEkQUoVXYk46zgY4Q5SEQEOUBiMpprcUD30-ED9weQxdQ_Hfprnk0xG-S8/s1600/Training.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfMdIpDmqWaxPvymZMvlSTBK90YtxGk_0h5HZPLzfvpv5o9ByFkQzBVKbPJm6i2pvimRAI9ezXeqIFMYZooKEkQUoVXYk46zgY4Q5SEQEOUBiMpprcUD30-ED9weQxdQ_Hfprnk0xG-S8/s320/Training.jpg" width="312" /></a></i></span></div>
<span style="font-size: x-small;"><i> </i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>You won't survive if you ain't on my side</i></span><br />
<span style="font-size: x-small;"><i>You don't wanna war</i></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="font-size: x-small;"><i>I'm trained to kill</i></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="font-size: x-small;"><i> Trained to kill, Guetts</i></span></span><br />
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">CLOVE</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Cuando
llegamos a la sala de entrenamiento, sólo encontramos a los tributos de los
Distritos 4 y 6 sentados frente a una mujer alta y atlética de piel oscura,
aguardando en medio de un incómodo silencio. Nada más aproximarnos a ellos,
alguien se acerca por nuestra espalda y nos prende de la camiseta el mismo
rectángulo de tela que me ha permitido reconocer a los tributos presentes; me
yergo y estiro, consciente del dorsal con el número 2 que me marca como una
amenaza.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Sin
que nadie tenga que decirnos nada, Cato y yo nos sentamos junto a los chicos
del 4, y con un solo vistazo, recuerdo el motivo por el que nuestros mentores
pretendían aliarnos únicamente con ella: es el chaval escuálido que tanto me
sorprendió ver elegido en su Distrito durante la Cosecha.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">“Cada
vez es más raro que manden profesionales.” Dijo Lyme; aunque si han aceptado
que carguemos con este niño, será que ella tiene algo que merece la pena.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-Soy
Clove, Distrito 2. –me presento.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-Tamina,
Distrito 4. –contesta con una sonrisa amable.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">A
pocos días de que nos lancen a la Arena para matarnos entre nosotros, ese gesto
me hace desconfiar inmediatamente; sin embargo, decido disimular y responder
con una mueca que pretende ser amistosa.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-Xack.
–dice el niño saludando con la mano.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-Cato.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Pocos
segundos después, otra pareja entra en la sala, y rápidamente les prenden sus
números. En menos de cinco minutos sólo echamos en falta tres Distritos, y
cuando el reloj marca las diez menos diez, y ya todos estamos levantados y
esperando en tensión, queda por bajar un único par de tributos.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">El
gruñido de Cato es el que me señala que finalmente han decidido aparecer:</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-Vaya,
hombre, mira qué mona la pareja combustible.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Alzo
la cabeza y contengo la carcajada maliciosa que me nace en la garganta
mientras, cerca de mí, Tamina arquea una ceja burlona. Como siempre, los
últimos, el Distrito 12 entra en la sala y, tratando de no llamar la atención,
busca rápidamente un hueco dentro del círculo que hemos formado, pero eso no
hace su declaración de intenciones menos notable: se dieron la mano ayer
durante el Desfile que monopolizaron y hoy, parece que la cosa continúa al ir
vestidos a juego, los dos únicos tributos que han decidido hacerlo; está claro
que, por su propia iniciativa o por la de su mentor, van como equipo. </span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Una
vez consiguen introducirse en el grupo, y con las miradas cómplices de los
profesionales como telón de fondo, la mujer alta del centro, Atala, da un paso
adelante y nos empieza a explicar algo que yo llevo estudiando desde los ocho
años: el horario de entrenamiento. Presenta los diferentes puestos en los que
podremos practicar nuestras habilidades, tanto de lucha como de supervivencia,
durante los tres próximos días, da unos consejos rápidos y señala que está
prohibido realizar ejercicios de combate con otros tributos; espero que Cato
haya escuchado eso último. Después, se retira a la zona donde los Vigilantes
nos observan…</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Y
empieza la fiesta.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Movidos
por resorte, los Distritos 1, 2 y 4 vamos directamente a la sección de armas. El
Distrito 1 ha tardado bastante más en venir, por lo que aprovechamos el momento
para presentarnos.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-Yo
soy Marvel, y ella es Glimmer –saluda él, mientras su compañera esboza una
mueca sexy que me asquea.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Glimmer;
así que ya le puedo poner nombre mientras piense en cómo arrancarle los
maravillosos bucles rubios de la cabeza.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-¿Tenéis
algún arma predilecta? –pregunta Xack, aunque es una pregunta absurda.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Todos
los profesionales que se precien tienen un arma predilecta, sí o sí; pese a que
tratamos de saber lo básico de las más usuales para manejarnos con soltura con
todas ellas, años y años de entrenamiento hacen que, consciente o
inconscientemente, acabes decantándote por una o, al menos, por algún tipo.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">No;
lo que quiere decir en realidad es:</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">¿Vamos
a destapar nuestras cartas o no?</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">El
primero en responder es Cato que, ni corto ni perezoso, se encamina al puesto
de espadas. Sin apenas saludar el instructor, sopesa varias hasta que encuentra
una que le gusta, se coloca en medio de un grupo de maniquíes situados
estratégicamente y se pierde a lanzar estocadas hasta que no queda ni uno con
los sensores de cabeza, pecho y estómago destrozados.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-También
soy muy bueno con la lanza –concluye, sin disimular el deje de soberbia.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Nunca
le querré más de lo que ya se quiere él a sí mismo.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">El
comentario de la lanza hace que al chico del Distrito 1 se le ilumine la expresión,
y veo nacer en su cara el principio de una sonrisa arrogante que no me deja
otra opción más que alzar la vista al cielo.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-¿Vamos
a comprobarlo? –pregunta.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">No.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-Por
favor –murmullo entre dientes –Duelo de machitos no.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Pero
por supuesto nadie hace caso a mis súplicas, con lo que en menos de medio
minuto ya estamos en el puesto de lanzas y ambos dos sacos de testosterona se
preparan desde la marca de trece metros. Me miro las uñas, aburrida, y comienzo
a tamborilear con los dedos contra mi pierna. Sí, es verdad que nunca he visto
al tal Marvel lanzando y que por una u otra razón puede que me sorprenda; pero
desde luego, si ha reaccionado así ante la mención de las lanzas es porque es
una de sus armas preferidas, con lo que puedo saber sin mirarle que es como
mínimo bastante bueno…</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">O,
en su defecto, un creído. Da igual; estamos en una cuenta atrás hasta llegar a
la Arena, así que no quiero perder más tiempo del necesario. Ignoro
deliberadamente a la rubia nuclear del 1 (que igualmente parece bastante
entretenida observando cómo Cato se agacha a recoger una lanza) y me dirijo a
mis dos nuevos amigos pescadores.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-¿Tenéis
algún arma predilecta? –digo, imitando la expresión amable de Tamina antes de
poner los ojos en blanco. –O aunque no la tengáis, seguro que hay algo más
interesante que hacer que observar a estos dos.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Silencio.
Ambos se miran un segundo, desconfiando de mis intenciones; vaya, parece que ni
me equivocaba ni estoy sola al sospechar de los ademanes simpáticos y
agradables.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-¿No
crees que deberíamos quedarnos a ver qué es lo que pueden hacer? –pregunta
Xack, dubitativo.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Suspiro.
Vale, es verdad: realmente no tengo una razón más lógica para querer alejarme
de la demostración varonil de habilidades de la que tienen ellos para quedarse,
pero aun así me parece una garrafal pérdida de tiempo útil… Especialmente si
tenemos en cuenta que he observado a Cato lanzar tantas veces que sabría
describirlo con los ojos cerrados.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Así
que recurro al único as que me queda: desvelar yo misma aquello que mi
compañero ha decidido no mostrar aún.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-Vale,
mirad: -comienzo -el chico de mi Distrito es capaz de acertar en un blanco del tamaño
de mi mano desde una distancia de quince metros, lo he visto; y sabiendo eso,
podemos suponer lo bueno o malo que es el otro basándonos en su expresión
cuando acaben la “exhibición”, con lo que no hace falta que observemos mucho
más, ¿no? Repito: ¿hay algo que queráis enseñar?</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Está
bien, sé que ha sonado muy amenazante, más como si mi objetivo fuese
analizarles a fondo en lugar de, simplemente, salir de aquí. Pero no espero que
mantengan sus dudas después de que les haya confesado con detalle las habilidades
de uno de nuestros aliados, algo que (me doy cuenta un poco tarde) no beneficia
demasiado a Cato…</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Obviamente,
me equivoco.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-¿Por
qué no empiezas tú? –me pide Tamina.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Debe
de sorprenderse al ver que suspiro de alivio mientras me encamino sin titubear
al puesto de lanzamiento de cuchillos. El entrenador que espera allí,
atendiendo a otros dos tributos escuálidos, me mira con mala cara cuando paso
de largo y voy directamente a activar el sistema de luces que ilumina los
maniquíes a los que tendré que disparar.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-¿No
te parece un poco precipitado nada más empezar? –pregunta, apartando la mirada
un segundo de sus pupilos temblorosos.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Compongo
una falsa sonrisa.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-Me
manejo bien, gracias; sólo necesito la pista despejada para no clavarle nada a
quien no deba.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">A
regañadientes, me ayuda a colocar las vallas que marcan el área de
entrenamiento. Cojo seis cuchillos ligeros, compruebo el filo y me pongo en
posición, esperando a que el sistema de luces haga su magia…</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">¡Pam!
Lanzo a la izquierda una milésima después de que el objetivo se ilumine,
acertándole de lleno en el corazón, y en menos de un segundo giro el cuerpo
para clavar otro cuchillo en la cabeza del maniquí que se encuentra más a la
derecha. La lentitud que me obliga a llevar el sistema me permite presumir un
poco, con lo que a la siguiente lanzo de espaldas, después con la mano
izquierda, y tiro mis dos últimos cuchillos a la vez para concluir el pequeño
circuito. Veo que el entrenador abre ligeramente los ojos, sorprendido, antes
de preguntarme si quiero repetir. Echo una ojeada a Tamina y Xack: por sus
caras, me da la impresión de que ya se han hecho una idea bastante clara, y no
quiero desvelar todo lo que tengo el primer día.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-No,
pero volveré después –respondo.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Al
dirigirme a los tributos del 4, observo con orgullo que ellos no han sido los
únicos en quedarse mirándome; hago lo que puedo por ocultar mi satisfacción y
adoptar otra vez la expresión fría, cuando de repente recibo una palmada por la
espalda que casi me tira al suelo.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-Vaya,
hombre –dice Marvel -¡Y parecía tonta!</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Respiro
hondo para evitar darle un puñetazo en la cara y cuadro la espalda; da la
impresión de que la petulancia es requisito imprescindible para vivir en el
Distrito 1.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-Ya,
sí –digo –Nunca te fíes de las apariencias.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">“Esto
no es nada” pienso para mí; sin embargo, puesto que no veo a ninguno de
nuestros dos compañeros rubios, decido cambiar de tema:</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-¿Dónde
están Cato y la z… Glimmer?</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">El
semblante de Marvel se oscurece repentinamente.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-Ah,
sí; después de las lanzas decidieron irse a ver qué podían hacer en tiro con
arco. A Glimmer no le gusta ningún arma en especial, pero parece que el arco se
le da bastante bien y… Bueno, a Cato no daba la impresión de que le molestase
mostrar sus habilidades ahí también.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">¿Qué
dije antes? “Todo profesional que se precie”. Me reitero en esa parte.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-Bueno,
en tal caso –interviene Tamina –vamos a buscarlos, ¿no?</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">No
se me pasa por alto el hecho de que era el momento de desvelar sus habilidades,
y eso me hace desconfiar de inmediato: soy incapaz de ignorar la sospecha que
me incita su actitud amable y callada en un ambiente lleno de asesinos
despiadados, y no me creo ni por un segundo que toda esta pantomima pretenda
desviar la atención de sus falta de aptitudes, sino más bien todo lo contrario.
La observo de reojo mientras nos encaminamos al puesto de tiro con arco y tardo
poco en localizar las reveladoras señales: el cuerpo fibroso, la espalda recta,
la barbilla ligeramente elevada, la mirada, aún dulce, que vuela de un puesto a
otro, analizando en busca de rivales potenciales… Vuelven a mi cabeza las
palabras de Lyme en el tren: los profesionales no nos caracterizamos por
intentar resultar discretos. ¿Qué hace, entonces, que tenga tantas reservas?</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Sin
embargo, todas las sospechas desaparecen de mi mente en cuanto llegamos al tiro
con arco y los veo.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Pegados
a escasos centímetros.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">En
realidad, no debería alarmarme. Él tan solo está mejorando su posición
corporal, recolocándola en un gesto que, en otro contexto, podría resultar
completamente inocente, simplemente una señal de compañerismo…</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Salvo
porque Cato nunca, jamás, ayuda a alguien en temas de entrenamiento si no le
obligan, ni, en mi humilde conocimiento, creo que sea necesario para mejorar la
trayectoria de la flecha apoyar la cabeza en el pecho de otra persona y soltar
el aliento en su cuello de una forma tan descarada como para que se note a diez
metros. Otra vez, siento ese fuego que me recorre hasta la última fibra del
cuerpo y me muerdo el labio para evitar lanzar un bufido; en su lugar, con un
tono irremediablemente sarcástico, pregunto:</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-¿Habéis
terminado ya?</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Cato
pega un brinco, sobresaltado, cuando es consciente de que estamos delante de
él, e instintivamente se separa unos centímetros; por el contrario, Glimmer no
muestra ningún pudor, e incluso suspira irritada porque hayamos osado
interrumpirla en su gran momento. Vaya, hombre, qué pena me da.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-Cato
me estaba ayudando un poco con el tema del arco. –explica con su tono
empalagoso -Parece que abro demasiado las piernas al disparar, y entonces tengo
mayor probabilidad de que la flecha se desvíe y acabe donde no debe.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-Vaya,
cualquiera diría que después de años de entrenamiento eso ya lo sabrías, ¿no?</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">El
comentario escapa de mis labios sin permiso, y me reprendo mentalmente por no
haber sabido controlarme. Está claro que Glimmer saca lo peor de mí pero, por
naturaleza, huyo del conflicto inútil, sin sentido, y más aún si es por un tema
tan ridículo. Al instante, la chica me fulmina con la mirada (ella a mí tampoco
parece tenerme mucho aprecio) y está abriendo la boca para contestar cuando
Xack, en un tono tímido y conciliador, interviene:</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">-¿No
tenéis hambre? Creo que deberíamos ir a comer.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Tamina
asiente inmediatamente, y Marvel y Cato tardan poco en hacer lo mismo. Veo cómo
Glimmer se traga las palabras que estaba a punto de escupir y, otra vez, esboza
esa sonrisa seductora que me pone mala antes de moverse y quedar nuevamente a
escasos centímetros de mi compañero de Distrito; por alguna razón, siento como
si me clavasen un puñal en la espalda al ver que él no hace nada por evitarlo.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Para
cuando llegamos a comer, la mayoría de tributos ya están sentados en una mesa
con la bandeja a medio terminar frente a ellos. Observo que casi todos se
encuentran solos, ni siquiera acompañados por sus compañeros de Distrito, con
una única excepción, como empieza a ser costumbre, enormemente llamativa: la
parejita del Distrito 12. </span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Sin
embargo, no me detengo a observarlos mucho tiempo, llamada por el olor de la
comida. Aunque no tengo demasiada hambre, cojo unas porciones lo
suficientemente grandes como para cubrir el desgaste energético del
entrenamiento de las bandejas que nos ofrecen, y una vez estamos ya todos sentados,
comenzamos a hablar entre nosotros, muy alto y armando mucho jaleo en contraste
con el silencio atronador que cubre las mesas del resto de tributos. Permanecemos
así media hora, más o menos, en la que yo no quito ojo de las sutiles (y no tan
sutiles) intentonas de Glimmer de pegarse más a Cato, frente a lo que una rabia
que no sabía que podía sentir vuelve a surgir dentro de mí y me pone de un
humor de perros.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Por
suerte, nadie quiere perder demasiado tiempo en comer, con lo que nos
levantamos antes de que me ponga a vociferar y decidimos que, durante el resto
del día, será mejor que aprovechemos y practiquemos solos. Yo me dirijo, cómo
no, al puesto de cuchillos, donde libero mi ira con cada lanzamiento, aunque no
permanezco mucho allí; en cuanto la sangre fría vuelve a templarme la cabeza,
decido aprovechar la oportunidad para resolver el misterio al que he estado
dando vueltas toda la mañana.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Desoyendo
las instrucciones de Lyme, voy a uno de las pocas clases que no domino: plantas
comestibles. En ella no hay instructor que esté pendiente de lo que hago, tan
sólo una pantalla que te presenta fugazmente diferentes imágenes de bayas,
semillas y hierbas que luego tienes que clasificar, y que se pone a parpadear
en rojo con cada error que cometes. Dejo pasar frente a mí las diferentes
fotografías, acompañadas de carteles que indican si son beneficiosas y
perjudiciales pese a que realmente, no podrían interesarme menos. Los tributos
profesionales solemos poder contar con vivir durante nuestra completa estancia
en la Arena de los suministros que encontramos en la Cornucopia; rara es la vez
en la que alguno tiene que buscarse la vida para encontrar comida y agua, con
lo que no pienso perder mucho tiempo decidiendo si esta u otra planta son
venenosas.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">No;
la única razón por la que estoy aquí pulsando botones sin ton ni son es porque
tengo una vista magnífica de la zona de combate cuerpo a cuerpo donde se
encuentran, en plena acción, Tamina y Xack.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Él
no me sorprende demasiado: aguanta quizá un poco más de lo esperado hasta que
el instructor le hace una llave y le tira al suelo, pero por lo demás, cumple
con la imagen de niño sin un entrenamiento completo que me esperaba de él. Se
retira, practica en una esquina los movimientos que ha aprendido, y vuelve a
repetir el combate, durando apenas un minuto más, y así hasta que acaba
agotado. Mi pantalla no deja de parpadear en rojo y comienzo a ponerme
nerviosa, cuando por fin entra al campo de combate la razón de mi presencia
aquí.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Si
me quedaba alguna duda de su naturaleza profesional, queda disipada en cuanto
comienza la pelea. No es sólo su físico o su actitud; Tamina se mueve con la
fuerza y la fluidez de una serpiente, su rival no ha terminado de dar un paso
cuando ella ya se le ha adelantado y está sobre él, desarmándole y
anticipándose a un movimiento que ni siquiera ha sido todavía pensado. Enlaza
pasos como una bailarina, mantiene el equilibrio sin problemas, se agacha,
salta y sólo en una ocasión parece encontrarse en un apuro para deshacerse de
su contrincante, ocasión que me brinda lo que yo quiero saber.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Es
únicamente un acto reflejo, tan efímero que probablemente nadie más lo haya
notado en plena pelea; sin embargo, yo llevo luchando con uno o dos cuchillos
en la cintura desde los ocho años, y reconozco perfectamente el gesto de ir a
buscarlo para atacar con él, pese a que en esta ocasión no haya ninguno.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Se
recupera rápidamente del paso en falso y vuelve a arremeter con sus movimientos
fluidos y ligeros, jugando al despiste con mil fintas, mientras yo me pierdo en
mis cavilaciones: obviamente sabe manejar armas, pero eso ya lo tenía asumido;
si su mejor baza fuese el cuerpo a cuerpo en seco, el secretismo de esta mañana
para mostrarse ahora frente a todos habría sido absurdo. La señal que acabo de
desvelar puede querer decir que, como yo, es lanzadora de cuchillos, pero no lo
creo: sí así fuese, no dominaría de esa manera algo con tanto contacto como
esto. Hago un inventario mental de todas las armas de corta distancia que conozco:
espada, lanza, machete, maza… Ninguna requiere un cuchillo porque ya son
mortíferas por sí solas. Me muerdo el labio: estoy pasando algo por alto. El cuchillo, la destreza en el
cuerpo a cuerpo, la agilidad de una serpiente, serpiente, serpiente…</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Una
serpiente.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Y
llego a la conclusión en el mismo instante en que Tamina tira al instructor al
suelo y le clava la punta de la bota en el cuello con una mirada que ya no
muestra una pizca de dulzura: su arma es el látigo.</span></span></span></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Parece
que la niña agradable del grupo no lo es tanto. </span></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: inherit;">
</span></span><br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">FIN DEL CAPÍTULO 32</span></span></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;"><span style="font-size: small;">¡Y esto es todo por hoy! ¿Qué os ha parecido? ¿Os ha convencido? ¿Decepcionado? Cualquier pensamiento que se os pase por la mente lo podéis dejar en un comentario :D.</span> </span></span></span></div>
Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-82899290217393160692015-09-21T09:55:00.000-07:002015-09-21T09:55:21.950-07:00Capítulo 31: Atlas¡Hola, hola, tributos! ¿Qué tal os está tratando la vuelta a la rutina? Me temo que a mí no me deja mucho tiempo, y entre eso y en que por la zona en la que vivo han empezado las fiestas y cada fin de semana estamos en un pueblo....<br />
Pero, ¡basta de aburriros con mi vida! Aquí os dejo, sin más dilación el capítulo 31; como siempre, ¡espero que os guste!<br />
<br />
<br />
<a name='more'></a><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTUvdSfFlv8vvkV4hvgwsmu6qkrRK7owSCotSn6kXcvkWqJfFbFQbr-FFqkEa6xZr4jaRDomLv9Pq5uLxQlmGm8etJiFKWdXXNKTJ9QqmJt1zN-I3IsiJgtlvisaWjwYo8lhSwlm9mWKI/s1600/Training+center.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="217" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTUvdSfFlv8vvkV4hvgwsmu6qkrRK7owSCotSn6kXcvkWqJfFbFQbr-FFqkEa6xZr4jaRDomLv9Pq5uLxQlmGm8etJiFKWdXXNKTJ9QqmJt1zN-I3IsiJgtlvisaWjwYo8lhSwlm9mWKI/s400/Training+center.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both;">
<span style="font-size: x-small;"><i><br /></i></span></div>
<div class="separator" style="clear: both;">
<span style="font-size: x-small;"><i>Some saw the sun</i></span></div>
<div class="separator" style="clear: both;">
<span style="font-size: x-small;"><i>Some saw the smoke</i></span></div>
<div class="separator" style="clear: both;">
<span style="font-size: x-small;"><i>Some heard the gun</i></span></div>
<div class="separator" style="clear: both;">
<span style="font-size: x-small;"><i>Some bent the bow</i></span></div>
<div class="separator" style="clear: both;">
<span style="font-size: x-small;"><i> Atlas, Coldplay (OST The Hunger Games: Catching fire)</i></span></div>
<br />
<span style="font-size: large;">CATO</span><br />
He pasado la mayor parte de mi vida en el Centro de Entrenamiento: de pequeño, antes de conocer a Hayden, me colaba en cuanto podía para ver las clases, escondido de cualquier manera en algún rincón; más adelante, cuando hice aquel trato con ella para que me pagase la estancia, dediqué cinco años a los grupos de iniciación para más pequeños, de los que mis instructores decidieron sacarme para evitar que, en un arranque de furia, algún niño acabase herido de gravedad; estuve un curso entero con unos chicos algo mayores que yo, hasta que también demostré que era superior a todos ellos y, sin saber qué otra cosa hacer conmigo, me metieron en el grupo especial. Horas y horas diarias hasta el agotamiento, hasta conseguir ser el mejor en todas las disciplinas que practicaba, hasta que nadie, en todo el Distrito, fuese capaz de vencerme, continuamente encerrado entre esas cuatro paredes… Cualquiera pensaría que, al llegar ahora a la versión que los capitolenses llaman por ese nombre, Centro de Entrenamiento, me sentiría por lo menos un poco familiarizado.<br />
Sin embargo, la suntuosidad del edificio en el que nos han metido tras el Desfile no podría resultarme más desconocida. He de admitir que, nada más llegar, no he prestado ningún caso a lo que había a mi alrededor; estaba demasiado furioso por la manera en la que la chica del Doce, esa estúpida niñata combustible, ha eclipsado a todos los demás tributos con una entrada triunfal, que no ha requerido ni pisar la Arena, en esta edición de los Juegos. Pensando en ella, aprieto los puños inconscientemente y siento el impulso incontenible de estrangularla, que he tenido que reservar en todo el camino desde que hemos bajado del carro hasta que el enorme ascensor, más grande que mi cuarto en casa, nos ha dejado en nuestra planta, y me han mandado a mi habitación a descansar.<br />
Pero una vez aquí, y tras haber experimentado con los cien botones del panel de la ducha, de haberme ahorrado el aburrimiento de tener que elegir otra vez un nuevo conjunto gracias al armario programable, y de haber pedido por el interfono algo de comida, he tenido ocasión de ser plenamente consciente de lo extraño que es para mí este sitio. No es que me incomoden sus múltiples lujos, porque llevo toda una vida esperando a la ocasión de poder recibirlos; más bien, es el hecho de que el aire capitolense, lejos de la casa que pensaba que me supondría, no hace más que recordarme a lo diferente que es mi vida en el Dos, y a todas las cosas que he dejado atrás, en las que nunca había pensado hasta ahora.<br />
Espero que mañana, al llegar a la sala de entrenamiento, esa sensación se desvanezca.<br />
Continúo dando vueltas y, justo cuando empiezo a ponerme nervioso por tener que quedarme encerrado aquí más tiempo, Lunnette llama a la puerta diciendo que ya es la hora de cenar. Compruebo en el espejo del baño que he conseguido quitarme hasta el último resto del estúpido maquillaje, y salgo para reunirme con los demás en la mesa.<br />
La cena que nos espera vuelve a ser tan desbordante y apetecible como empieza a ser costumbre. Nada más me siento, un sinfín de platos finos van apareciendo delante de mí, traídos por personas extrañamente silenciosas: avox. En el Distrito 2 no se suelen cometer faltas tan graves como para que alguien acabe condenado a convertirse en uno, pero el castigo es uno de los primeros que nos enseñan en la escuela, como parte de la formación como agentes de la paz. Decido que lo mejor para ellos y para mí es ignorarlos y disfrutar de la cena… Y de la cara casi verde de Clove a mi lado, mientras descubre que la comida del tren no era más que una minucia comparada con la de aquí.<br />
Me río por lo bajo, sin malicia: por alguna razón, las escasas bromas que hemos podido gastar juntos desde que hemos llegado al Capitolio y su intento de tranquilizarme durante el Desfile han hecho que una parte de mí, que ni siquiera había notado hasta ahora, se relajara enormemente. Espero a que ella responda a mi risa de alguna manera, con la camadería propia de dos tributos compañeros; sin embargo, en su lugar me recibe un semblante terriblemente serio, no de la seriedad irritada y sarcástica que Brutus le provoca, sino tan solemne que es como si un muro se irguiera entre nosotros.<br />
Imagino que estos últimos tres meses habrán tenido que ver con esto, sin duda: pero lo cierto es que eso no me tranquiliza. Quiero decir, entiendo perfectamente que en un principio estuviera furiosa, enfadada, que sintiera ganas de matarme nada más verme pero… En el fondo, con el tiempo, ha debido de comprenderlo, ¿no? Debe de saber que lo que hice fue lo correcto para los dos, que como profesionales que somos, el entrenamiento y los Juegos son lo primero. ¡Joder! Incluso sin ello de por medio la cosa se estaba haciendo peligrosa; ¡ataqué a mi propio padre, estuvo un mes hospitalizado por mi culpa, y no es sano pretender que podemos vivir con ello, como si nunca hubiese sucedido! Estoy seguro de que, aunque ahora se muestre distante, quizá por estas mismas razones, en su interior es consciente de que aquello fue lo mejor.<br />
O al menos, eso es lo que espero.<br />
Advirtiendo la tensión Quio, mi estilista, decide tratar de romperla de la peor manera que se le podría haber ocurrido:<br />
-Bueno, chicos, creo que podríamos decir que el Desfile no ha salido tan mal, al fin y al cabo, ¿eh? Ahora mismo, estáis cuarto y séptima en las casas de apuestas; ¡unas posiciones nada desdeñables!<br />
La mesa entera queda en silencio. Hasta Regina le lanza una mirada asesina; pero yo soy incapaz de andarme con esas sutilezas, menos con un hombre tan idiota como este. Me incorporo levemente.<br />
-¿Crees que cuarto –pregunto, pronunciando las palabras con lentitud -es una buena posición? ¿Crees que el tributo que queda cuarto es el vencedor?<br />
Noto que su rostro, bajo los tatuajes y la pintura, palidece.<br />
-Bueno, no, a ver, yo sólo quería decir…<br />
-Mira, no esperaba que fuésemos los más brillantes en el Desfile. –corto, con la voz antinaturalmente controlada, disimulando la nota airada –Sé que el Distrito 1, por ejemplo, tiene más fácil eso de lucir los trajes, o que en el 4 tampoco tienen que ser muy originales para llamar la atención… Pero no creas ni por un segundo que soy tan estúpido como para ignorar el hecho de que un diseñador novato, que trabaja con un Distrito más ruin que la peor cantera del nuestro, os ha superado a todos y, encima, permitir que te eches flores por ello. ¿Me entiendes?<br />
Quio abre la boca varias veces hasta que parece recordar que, en realidad, me saca una quincena de años, y recoge los restos de su orgullo destrozado para intentar responderme:<br />
-Ejem, me gustaría ver lo que harías tú al respecto si tuvieses que ponerte en mi lugar, chico. Ser estilista es mucho más complejo de lo que parece, y poco seríais los niños que os lanzáis a mataros los unos a los otros como bárbaros, sin nuestra ayuda...<br />
-Te aseguro que si el problema está en las habilidades de cada uno, te puedo hacer una demostración ens…<br />
-Basta –sisea Lyme, por segunda vez desde que soy tributo.<br />
La miro un momento, enfadado, pero su expresión no admite réplica. A regañadientes, me siento lentamente de nuevo en mi sitio, aunque no quito el ojo de encima a Quio, y estiro los dedos para tratar de relajarme.<br />
-No os voy a soltar un sermón –habla la vencedora –porque mentiría si dijese que no he visto nada parecido en estos doce años. Ahora –añade, su semblante duro como el hielo –quienes os jugáis la vida sois vosotros dos y creedme: sin la colaboración de todo el equipo, es imposible ganar. Nos tenéis que soportar a todos, por muy infantiles y estúpidos que nos pongamos –dirige una elocuente mirada a Quio –porque somos vuestra única puerta a casa.<br />
Dicho esto, comienza a comer de nuevo. Centro mi atención en los movimientos de su poderosa mandíbula, demasiado hipnotizado por sus palabras, antes de ponerme yo mismo con mi plato; por alguna razón, la voz de esta mujer tiene un efecto autoritario que te incita a obedecerla. Cuando acabamos pasamos al salón, donde vemos juntos la reposición del Desfile. La tensión, tan densa que parece palpable, hace que nuestros estilistas se despidan poco después de que aparezcamos en la pantalla. La única que parece ser ajena a lo que ha sucedido hace apenas unos minutos es Clove, cuyas señales de vida se limitan a un gruñido, coincidiendo con las imágenes de los tributos del Distrito 1. El resto de carros se van sucediendo, uno tras otro, con tributos que defienden mejor o peor su papel, y los comentarios de Caesar Flickerman y Claudius Templesmith halagando o despotricando acerca de su vestuario, su actitud…<br />
Entonces hacen su entrada. Cogidos de la mano, algo que ninguno de los demás Distritos ha hecho, la chica en llamas y su compañerito saludan a las multitudes y vuelven al público loco. Como durante el propio Desfile, se me cierran los puños al verla, y noto las venas marcadas contra mis músculos justo en el momento en que lo recuerdo: en estas mismas condiciones, unas horas atrás, Clove puso su mano sobre mi brazo, me tocó por primera vez en meses, y me susurró un consuelo de forma dulce y calmante, no dándome sus habituales respuestas secas. La observo esperando que la situación se repita, pero esta vez sólo me dirige una mirada de soslayo antes de centrar su atención nuevamente en la pantalla.<br />
Está claro que aquello sólo fue una excepción.<br />
<div style="text-align: center;">
***</div>
<span style="font-size: large;">CLOVE</span><br />
Me despierta el zumbido que emite la mesilla de noche junto a mi cama.<br />
Aún medio adormilada, despego la cabeza de la almohada para ver que, en el mueble, ha surgido una especie de pantallita que me da los buenos días de una forma exasperantemente amable y me ofrece pulsar un botón para que el zumbido cese: seguro que idea de Lunnette. Siento la tentación de apagar la alarma y volver a hundirme en la comodísima cama del Capitolio, donde soy capaz de olvidarme de todos los problemas que me pasan por la cabeza desde hace dos días: mi compañero de Distrito, la impresión ante los patrocinadores, la rubia petarda… Pero me recuerdo a mí misma dónde estoy y, con un soberano esfuerzo, me levanto.<br />
La ducha me ayuda a aclararme las ideas. Al salir, doy gracias a la maravillosa tecnología que permite que mi pelo quede seco, liso y lustroso con una sencilla descarga, en lugar de la pelea que tengo en casa cada vez que me peino. Lo recojo en una coleta que me enseñó a hacer Bethany, retorciendo los mechones laterales para asegurarme de que no se escapen y, cuando vuelvo al cuarto, mi ropa de entrenar me espera sobre la cama perfectamente hecha.<br />
No puedo evitar sonreír por la sensación de familiaridad que me trae al cogerla. De tejidos sé poco más que lo que he oído decir a mi hermana de vez en cuando, pero reconozco con facilidad la tela transpirable y fina, aunque está claro que esta es de mucha mayor calidad que aquella a la que estoy acostumbrada: la camiseta se adapta a mi figura como una segunda piel, y los pantalones siguen la línea de mi pierna sin que tenga que preocuparme por subirlos, bajarlos, o controlar los pliegues que forman al moverme. Calzo las botas de cuero y salgo del cuarto, dispuesta a comenzar la jornada.<br />
No sé de dónde sale ese estúpido cliché de que las mujeres tardan siglos en arreglarse porque, una vez más, cuando llego sólo encuentro a Lyme y a Lunnette (aunque ella ha debido de despertarse con horas de antelación para estar preparada) aguardando. Respondo al efusivo saludo de la segunda con un gesto de mi mano, y observo con una mueca la enorme cantidad de comida que hay sobre la mesa.<br />
Nunca he sido una de esas personas que disfrutan comiendo en exceso; sí, he mantenido una dieta todo lo saludable que he podido a lo largo de mi vida, más para sobrellevar el entrenamiento que con otro fin, pero digamos que mi tamaño, tan poco común dentro de los profesionales, no es de extrañar viendo de lo que me alimento. Los menús capitolenses, por tanto, con sus seis platos como mínimo y las enormes raciones que se sirven tanto Cato como Brutus y Lyme (quien no hace más que mirarme con reprobación cuando ve mis modestas porciones) son superiores a lo que mi estómago soporta.<br />
Así que me contento con servirme un par de tostadas untadas en aceite y mi habitual café solo mientras los demás van llegando al comedor.<br />
Tras la pequeña pelea entre Cato y su estilista anoche, el desayuno comienza silencioso; estaba demasiado sumida en mis pensamientos como para enterarme muy bien de qué fue la cosa, pero sí fui consciente de sus gritos, y del suspiro de alivio de Lunnette cuando Brutus le ha comunicado que Quio y Regina no volverán a aparecer hasta las entrevistas. El silencio, sin embargo, no se prolonga demasiado: nada más acabar con su taza, mi mentora (que se está revelando como una declarada fan de los discursos) comienza a hablar:<br />
-Creo que no hace falta decir que, como profesionales que sois, se espera una determinada imagen de vosotros. Algunos tributos tratarán de disimular sus habilidades, mientras que otros… Bueno, otros no sabrán ni por dónde se coge el cuchillo; me da igual. Vuestro objetivo es intimidar a los demás, con lo que no tengáis vergüenza de luciros en los campos que mejor se os den: Clove, tú cuchillos.<br />
-Y tú, chico, no te alejes de las armas. –añade Brutus.<br />
Parece que cuando se trata de sus funciones como mentor, no quiere quedarse a la zaga de su compañera.<br />
-Si tenéis dudas respecto a vuestras habilidades en una determinada actividad, lo siento pero este no es el momento de limar asperezas. –Lyme nos observa con frialdad. Me pregunto si ha sido capaz de leer mis pensamientos -Si falláis, les mostráis que sois débiles, y perdéis con ello vuestra mejor baza. No os engañéis: talleres como plantas, nudos o camuflaje pueden resultar útiles en según qué casos, pero apenas imponen y ponen de manifiesto vuestros puntos débiles, con lo que no os entretengáis en ellos.<br />
-Hemos pactado alianzas con los tributos del Distrito 1 y del Distrito 4. –continúa mi tío -Pretendíamos coger sólo a la chica de los pescadores, pero Finnick insistió en que ella no querría si no era con su compañero. Es una pista importante pero aún así, tendréis que hablar con ellos para ir observándolos: conviene conocer a los amigos tanto o más que a los enemigos. En las comidas, juntaros con ellos y pretended resultar lo más llamativos posibles, que el resto vea que estáis seguros de vosotros mismos.<br />
-Y en cuanto a vuestra relación con los otros… -finaliza mi mentora, posando su mirada en mí fugazmente –Odio tener que recordaros esto, chicos, pero las cosas son así: mostrar camadería de cara a los demás está bien… Pero al final es sólo uno el que vuelve a casa; tenedlo en mente.<br />
Poco después, vamos al ascensor, acompañados de Lunnette; el entrenamiento no empieza hasta las diez, pero Lyme y Brutus han decidido que, cuanto antes lleguemos, mejor. En nuestro breve camino, como se está convirtiendo en una malsana costumbre, me dedico a observar de reojo a Cato: a diferencia de mi traje, de tirantes y que deja los omóplatos al aire, el suyo es de manga corta, en un tono más oscuro (el mío es gris, con detalles azules), y con una pequeña cremallera a la altura del pecho. El tejido sí que parece el mismo, con lo que cada músculo es más notable aún que con la armadura dorada de ayer; tardo poco en sentir las hormonas bullir dentro de mí, con lo que aparto rápidamente la vista intentando disimular el rubor.<br />
Esto está mal. Está muy mal.<br />
Y es que durante el Desfile comprendí que, por mucho que haya pasado, él me sigue importando demasiado, han sucedido demasiadas cosas en estos cuatro años como para que, al menos yo, sea capaz de borrarlas de un plumazo. No voy a contar con suficiente voluntad como para no socorrerle si le veo en un apuro, como para dejar de sentirme atraída por él cuando esté cerca, pero está claro que para él, no es igual. Y pese a que a mí me encantaría haber sido capaz de pasar página como lo ha hecho él, he entendido que no es posible, que hay algo dentro de mí que me lo impide, con lo que sólo me queda intentar reducir el martirio personal al que me he sometido en la medida de lo posible: mirándole menos, hablándole menos, tratando de contener los impulsos que me asaltan cuando le veo.<br />
Así que dejo que el ascensor me lleve a la planta de abajo, tratando de no pensar demasiado en él y con la incómoda sensación de no haber atendido a algo de vital importancia.<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">FIN DEL CAPÍTULO 31</span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="text-align: center;">
***</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: left;">
¡Y hasta aquí el capítulo de hoy! ¿Qué os ha parecido? ¿Creéis que estoy dando demasiadas vueltas en torno a los sentimientos de Cato y Clove? ¿Echáis de menos algo de acción? ¿U os gusta más esta parte más "detenida" de la historia? ¡Todo lo que queráis dejarme saber, lo podéis hacer, como siempre, en un comentario!</div>
<div style="text-align: left;">
Un besazo :D.</div>
<div>
<br /></div>
Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-5258974422563615174.post-86130749569069932352015-08-29T02:00:00.000-07:002015-08-29T02:00:03.838-07:00Análisis de personajes: Cato y Clove¡Hola tributos! Resulta que rebuscando en los escasos borradores que tengo el blog, me encontré esta entrada a medio terminar que, la verdad, me parece muy interesante.<br />
Hace ya más de un año, y en especial debido a ciertos comentarios que hubo alrededor del capítulo 10 o así (la verdad es que no me acuerdo del número), propuse escribir y compartir con vosotros mi imagen personal de los personajes de esta historia y, especialmente, de Cato y Clove. Han pasado tres años desde que inicié "Qué fue del Distrito 2" y, a pesar de mi inconstancia, de mis idas y venidas y de lo mucho que he cambiado en este periodo, sigue habiendo suficiente gente que se interesa por la historia. Así que esta entrada es mi manera de dar las gracias. Gracias a todos y cada uno de vosotros (¡71!), y más aún a todos los que comentáis cada capítulo, sin saltaros ninguno, por estar siempre ahí para mantener mi ilusión por esta historia :).<br />
Espero que disfrutéis con este pequeño análisis de los personajes principales: Cato y Clove. Si os gusta, dejádmelo saber y trataré de escribir otras entradas como esta para aligerar el largo tiempo de espera que me tomo entre capítulo y capítulo :D.<br />
PD: Este análisis, aunque profundiza en los personajes de manera general, hace referencias a cosas que suceden hasta el capítulo 25 incluido, por lo que recomiendo que no lo leáis hasta que hayáis llegadoa ese punto de la historia.<br />
<br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCHM64nZNDGeR4BjdGLVw90NdXIDGFMZpnGLSNTlFb32J2KpdzeR7cqDKtgoHUFzxvctozDRv4-A0AIUz-qJTVMbUBK9Ch38pkQpmu8fl8ZWcmG_1l0mgjSNzxmSqrAaLWoGIwxDEJ_W4/s1600/District+2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCHM64nZNDGeR4BjdGLVw90NdXIDGFMZpnGLSNTlFb32J2KpdzeR7cqDKtgoHUFzxvctozDRv4-A0AIUz-qJTVMbUBK9Ch38pkQpmu8fl8ZWcmG_1l0mgjSNzxmSqrAaLWoGIwxDEJ_W4/s1600/District+2.jpg" /></a><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span id="goog_1786017221"></span><span id="goog_1786017222"></span></div>
<br />
En primer lugar, he de decir una cosa: para mí, la relación de Cato y Clove no es, ni muchísimo menos, idílica. Es una relación tortuosa, antinatural, imposible de entender para ellos mismos, en la que cada paso avanzado son dos retrocedidos. No es una relación de besarse en cada esquina, de decir "te quiero" a cada instante, en la que ambos se manden regalos demostrándose lo muchísimo que se adoran porque, de hecho, ellos pretenden eliminar ese sentimiento, el amor, tan impropio de un profesional, de sus vidas; neutralizarlo por completo, como bien demuestra Cato a partir del capítulo 10, más o menos.<br />
Ahora bien, esto no quiere decir que lo suyo sea un rollo entre dos adolescente provocado por la acción de un puñado de hormonas inquietas: por muchísimo que les pese a ellos, Cato y Clove están enamorados el uno del otro. Y no sé si a alguien le ha pasado esto de enamorarse de verdad (yo aún no estoy segura de que sea mi caso), pero, cuando ocurre, es algo contra lo que no se puede luchar, lo intentes como lo intentes. Da igual lo que pruebes, porque en lo más hondo de tu ser, siempre te entrarán mariposas en el estómago cuando pienses en esa persona, siempre quedará una espinita clavada que no te podrás sacar. Así que sí: Cato y Clove en este fic son, sin duda, dos personajes que nacieron para estar juntos desde el primerísimo capitulo... Lo cual no significa que a ellos les guste, que no intenten remediar lo que entienden como un DEFECTO, y que vayan a mandarse cartas de amor por San Valentín :).<br />
<br />
Bien, aclarada mi visión de ellos como pareja, pasemos a un nivel individual:<br />
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A pesar de todo esto, y siempre según mi punto de vista, incluso teniendo en cuenta que lo que siente por Cato es un total vuelco en su vida para el que no está ni remotamente preparada, yo sigo creyendo que ella es una adolescente mucho más normal de lo que lo es él. Sí, tiene una vida dura, sin duda, un padre que la ve como una carga y todo lo que quieras, pero bien sea por fuerza de voluntad o por haber podido contar con algún apoyo que a su compañero en los Juegos le ha sido totalmente denegado, ha conseguido salir mejor parada de la locura a la que lleva un gobierno déspota en el Distrito 2.<br />
También he de decir que, en un principio, cuando esta historia contaba con apenas un par de páginas llenas de tachones, y aunque ahora la cosa ya no sea tan así, para mí la protagonista era ella. El por qué es muy simple: me pareció encontrarle una profundidad psicológica en esos pocos segundos que Collins nos muestra en su maravilloso libro, que siento decir, no he encontrado aún en Cato; el tributo masculino del Distrito 2 actuaba como un medio para un fin: el de mostrar cómo puede acabar de destrozada una persona bajo la influencia del Capitolio, y encontrarle un digno antagonista en la Arena a Katniss. Clove, por el contrario, podría haber pasado a ser otra más en la manada profesional, como lo fue esa chica del Distrito 4 de la que ni el nombre sabemos, o como, en menor medida, lo fueron Marvel y Glimmer; sin embargo, Suzanne decidió regalarnos esa escena en la que ella llama, al borde de la muerte, a la única persona que puede salvarla: Cato, dejándonos entrever con ello que, en el fondo, todos los tributos, hasta aquellos que entrenan para ganar, son víctimas.<br />
Tras esta reflexión, vamos a pasar al personaje por el que yo me planteé en primera instancia crear esta entrada, y que es el que produce más controversia: Cato.<br />
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Lo siento mucho por todos aquellos que piensen lo contrario pero, para mí, Cato está loco. Simple y llanamente. No loco por poder, ni por gloria, ni por fama, ni por el hecho de realizar estupideces, si no loco DE VERDAD, de tener un auténtico problema mental, fruto de la difícil vida que ha llevado siempre. No soy muy de la opinión, sinceramente, de que una persona cuyo razonamiento funcione perfectamente, rompa el cuello a un chaval en un ataque de furia. Probablemente, este personaje sea mucho menos cruel y "malvado" que Clove; probablemente, en realidad, la autora original de la saga no lo ideara como una mala persona, cosa que sí creo que sucede en el caso de su compañera, pero eso solo demuestra otra vez que su tendencia violenta no es, ni en el caso de un profesional, normal.<br />
Por otro lado, está el tema de la relación amorosa de ambos; y sí, lo sé, las comparaciones son odiosas, pero necesito explicaros cómo siento que funciona Clove en este aspecto para entender a Cato. En mi opinión, de la misma forma que Peeta con Katniss, Cato quiere más a Clove de lo que ella le podrá querer nunca. ¿El por qué? Pues... Aparte de ese pequeño desequilibrio mental del que ya he hablado.... Que se trata de un ser humano que, en todos sus años de vida, nunca ha tenido la posibilidad de sentir amor, aunque fuese fraternal, hacia ninguna persona; por ello mismo, esta chica es su pedestal, algo que, una vez que lo ha encontrado, necesita para sostenerse en pie, porque constituye el relleno de un hueco que siempre ha estado vacío (por muy cursi que eso suene).<br />
Por estas razones, y aludiendo otra vez a que los dos protagonistas de mi historia entiendan el amor como un defecto, Cato tiene que alejarse de Clove continuamente y prácticamente sin explicación; sucede después del accidente del río, sucede nuevamente el día del cumpleaños de ella, y se debe a que, en momentos de máxima tensión, donde actúa más que nunca por instinto, él es capaz de arriesgarlo TODO (su vida, sus ambiciones, lo que sea) por Clove. Como ya he dicho, no es cuestión de que él no la quiera tanto como ella a él (todo lo contrario), sino que, pese a que intenta disimularlo incluso ante sí mismo, está demasiado implicado.<br />
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Un último detalle a comentar sobre la relación amorosa de estos dos personajes concerniente al capítulo 30 <span style="background-color: red;">(si no lo has leído, no leas esto; contiene spoilers)</span>: este se cierra con Clove admtiéndose a sí misma que, a pesar de todo lo que ha pasado, de que (a sus ojos) él la ignore por completo, ella sigue queriendo irremediablemente a Cato. ¿Y esto qué significa? Pues nada más y nada menos que otra prueba de la madurez extremada que tiene Clove y que a Cato (por las cuestiones que ya he tratado) le falta: ella es capaz de reconocer sus propios sentimientos mil veces mejor que él, y por eso mismo, acaba por darse cuenta de que intentar engañarse a sí misma a pocos días de verse en una situación de vida o muerte no tiene ningún sentido.<br />
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¡Esto es todo por hoy, tributos! ¿Qué os ha parecido? ¿Queréis que continúe esta serie de "análisis de los personajes" (a menor profundidad, claramente) con el resto de secundarios? ¿No? Cualquier comentario al respecto es recibido con una sonrisa :D.<br />
¡Un beso!<br />
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<br />Dillaardihttp://www.blogger.com/profile/05218928739256758025noreply@blogger.com8